Cueva de El Castillo
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En Puente Viesgo, a orillas del río Pas, se localiza el Monte Castillo, una elevación caliza que alberga en su interior un complejo laberinto de cuevas visitadas por el hombre durante los últimos 150.000 años. Entre las distintas cuevas con expresiones rupestres paleolíticas del Monte Castillo destaca la Cueva de El Castillo, la cual, contiene muchísimas evidencias de actividad humana. Es una de las más distinguidas, no solo por la antigüedad con respecto a las pinturas que alberga, sino también por sus elementos.
Se debe señalar su nivel de estratificación, ya que cuenta con 25 niveles diferentes. A través de su registro arqueológico, es posible tener conocimiento de las condiciones ambientales, la flora y fauna, de la anatomía humana, el desarrollo tecnológico, las actividades económicas y el comportamiento social y simbólico de los últimos 150.000 años. Las numerosas figuras que prevalecen en el interior de este sitio arqueológico, simbolizan un viaje subterráneo por los orígenes del pensamiento, la mente y la expresión artística de los primeros hombres.
Descubrimiento y excavación
Fue descubierta en el año 1903 por Hermilio Alcalde del Río, uno de los primeros arqueólogos en el estudio de las primeras expresiones rupestres de Cantabria. La excavación estuvo a cargo de Hugo Obermaier y Paul Wernert, y la misma duró entre 1910 y 1914. Antiguamente, la entrada a la cueva era de menor tamaño que hoy en día, ya que fue ampliada a causa de las primeras excavaciones arqueológicas. Las excavaciones iniciales durarían 4 años, revelando una gran infinidad de materiales y pinturas rupestres. Las investigaciones se verían afectadas a causa de la primera Guerra Mundial, sin embargo, hasta ese momento ya se habían descubierto diferentes niveles estratigráficos que indicaban la existencia de actividad humana. Una vez concluida la primera Guerra Mundial, las excavaciones volvieron a iniciarse en 1980.
Hallazgos Arqueológicos
En el interior de la caverna, se localiza uno de los conjuntos rupestres más singulares e importantes de la Prehistoria de Europa. Los descubrimientos realizados en la cueva, parecen demostrar la convivencia de ambos Homo: el neandertal y el sapiens hace unos 30 000 años, milenios antes de las primeras pinturas de la propia cueva de Altamira.
En la cueva se han localizado más de 150 figuras que ya se encuentran catalogadas, entre las que sobresalen los grabados de varias ciervas en omóplatos con acabados rayados a modo de sombreado. Por otra parte, una de las figuras que resalta es la de la constelación Corona Borealis, que estaría entre las más antiguas representaciones estelares conocidas. Entre las distintas pinturas encontradas en este yacimiento arqueológico, se encuentran las pinturas representando a la fauna que convivió con los sucesivos grupos humanos que habitaron la cueva.
Caballos, bisontes, ciervos y ciervas, uros, cabras, un mamut, entre otros; forman parte del catálogo de figuras de animales que se encuentran representados artísticamente en esta cueva. Además, sobresalen también los diferentes símbolos de significado desconocido, entre los cuales destacan el conjunto de manos en negativo, más de cincuenta.
Según el arqueólogo Dean R. Snow, la mayoría de las manos corresponden a mujeres, lo cual discute la suposición tradicional de que los artistas de las cavernas eran varones. Estas pinturas podrían ser las más antiguas conocidas, pudiendo ser superiores a los 40 000 años.
Restos Paleontológicos
En esta cueva se han encontrado fragmentos de huesos que demuestran rituales relacionados con la muerte, o señales de haber sido depredados. Uno de los pocos restos humanos del Pleistoceno de Cantabria fue hallado en esta cueva, estos restos pertenecieron a un neandertal.