Liceo de Villa Clara
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El Liceo de Villa Clara, originalmente fundado como una sociedad cultural en Santa Clara, Cuba, es una institución histórica cuyo origen se remonta a 1860, a partir de la transformación de la sociedad La Filarmónica (1827). Surgió en el contexto del movimiento de sociedades culturales del siglo XIX en Cuba, que, aunque marcadas por la diferenciación clasista y racial de la época colonial, jugaron un papel crucial en el desarrollo educativo y la radicalización del sentimiento nacional.
A lo largo del siglo XIX, el Liceo fue un centro neurálgico para la instrucción pública, la difusión de las artes y el encubierto apoyo a la causa independentista, lo que llevó a su clausura por las autoridades españolas en 1869. Tras la independencia de Cuba, fue reinaugurado en 1899, retomando su misión cultural y patriótica.
Su última sede, un emblemático edificio de arquitectura ecléctica inaugurado en 1927, fue declarada Monumento Municipal en 1941 y forma parte de un sitio declarado Monumento Nacional en 1999. Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, la sociedad se desintegró y su edificio fue destinado a fines culturales, albergando actualmente la Casa de Cultura Juan Marinello.
Sumario
Antecedentes
En Cuba, desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, fueron surgiendo sociedades cuya actividad fundamental estaba dirigida al desarrollo de la educación y de la cultura. Entre ellas se destacó la Sociedad Económica de Amigos del País, creada por el rey Carlos IV mediante Real Cédula de fecha 15 de diciembre de 1792, quien concedió autorización para establecer en La Habana esta Sociedad.
En el orden cultural, la Sociedad Económica abrió la primera biblioteca pública del país en 1792 y creó, en 1816, la Sección de Educación que impulsó la instrucción pública, ya que la enseñanza primaria siempre había sido la más relegada por el gobierno colonial. En 1813 abrió delegaciones, llamadas Diputaciones, en distintas localidades de la isla. En Santa Clara se fundó en 1829 y tuvo como director al maestro Francisco Anido.
Otras sociedades que, en Santa Clara, aportaron a la educación y a la cultura fueron: La Casa de Sociedad, fundada en 1818, la primera que existió en esta ciudad, agrupaba intelectuales, artistas y literatos de la raza blanca y de “buen linaje”; La Filarmónica, fundada en 1827 y reinaugurada en 1841, 1849 y 1852; a partir de la última fecha cobró mayor importancia con el establecimiento de las sociedades facultativas de Declamación, Literatura y Música, que impulsaban estas manifestaciones artísticas y literarias en las representaciones teatrales y en la creación de una biblioteca, lo que fue de gran significación para la cultura y la educación.
Constitución del Liceo
La Directiva de La Filarmónica, que ocupaba los altos de la casa en la que después estuvo la oficina de Correos y Telégrafos y que presidía el Lcdo. Don Florentino Jiménez, acordó trasladar la sede de esta organización a otro inmueble, que se inauguró el 19 de noviembre de 1860. Es a partir de esa fecha que se comenzó a hablar de la Sociedad El Liceo.
La creación de estas sociedades e instituciones culturales respondía a la gran diferenciación clasista, donde se practicaba todo tipo de discriminación social y racial: entre españoles y criollos (nobleza española y burguesía criolla); blancos y negros; blancos de mayor y menor poder económico; negros y mulatos. La mujer también se incluye porque estaba relegada a ocupar cargos directivos en las mismas. No obstante, dichas sociedades jugaron su papel institucional aportador al desarrollo cultural y educacional, y en la formación y radicalización del sentimiento nacional. Encubiertamente, bajo la apariencia de sociedad de instrucción y recreo, apoyaron a las gestas independentistas de la segunda mitad del siglo XIX.
En 1865, la nueva Directiva de lo que fue La Filarmónica y ahora convertida en El Liceo se pronunció por elevar la cultura y la ilustración de los miembros de su organización y de la ciudad en general. Estuvo conformada por:
Lcdo. Wenceslao García, director; Miguel Jerónimo Gutiérrez, vicedirector; Vocales: Antonio de la Torre, Francisco de Rojas, Tomás José Gómez, Joaquín Anido Ledón, Francisco Montero Raight; Rafael Lubián como tesorero; Antonio Agustín Pegudo, secretario; y Joaquín Morell, vice.
El 19 de marzo de 1866, el vocal Joaquín Anido Ledón, profesor y periodista, propuso y fue acordado el establecimiento de clases dominicales o nocturnas para los artesanos pobres de la localidad y sus hijos, en las ramas de educación primaria e idiomas. También se acordó la reforma de la Biblioteca, que llegó a ser pública. Otros acuerdos fueron la creación de un teatro en el salón principal, donde funcionó la Sección de Declamación, de la que fue director el actor Don Gonzalo Diez, y la fundación de un periódico de la Sociedad, titulado “El Liceo”, publicado por primera vez el 17 de agosto de 1867, y donde colaboraron poetas y escritores de la ciudad y de otros lugares. Además, se creó una Sección de Literatura, de la que formaron parte los señores Wenceslao Arango, Miguel Jerónimo Gutiérrez, Salvador Domínguez, Joaquín Anido Ledón, Manuel Felipe Ledón, Antonio Vidaurreta Álvarez, Francisco Toymil, Luis Capiró y el sacerdote Doctor Rafael Toymil, que fue nombrado director. Para reconocer su destacada labor en la Sociedad, la Junta Directiva acordó el día 4 de julio felicitarlo y nombrarlo Socio de Mérito, por el gran servicio prestado y el buen éxito de las sesiones públicas nocturnas, científicas y orales, que como Director de la Sección de Literatura ofrecía semanalmente como medio de enseñanza popular.
En la historia del Liceo de la década de los años 60 del siglo XIX se recogen actividades y acontecimientos que reflejan la vida interna activa de esta organización, como eran: veladas, homenajes; una de ellas fue develar el retrato del poeta, maestro y periodista Eligio Eulogio Capiró, donado por el fotógrafo Don Antonio de León, y la cátedra que estuvo en el colegio “Humanidades de Jesús”, entregada al Liceo por Francisco Toymil.
El 27 de marzo de 1867 se propuso el nombre de Liceo Artístico y Literario. Se aprobaron otros cambios como la reorganización de la sección dedicada a la enseñanza con los profesores Manuel Carbonell, que explicaba aritmética; el doctor Antonio Lorda, francés; y Gregorio Masvidal, inglés; Francisco Montero, escritura y caligrafía, esta última impartida por Eduardo Machado Gómez, que ya en ese momento había regresado a Santa Clara.
El primero de enero de 1869 tomó posesión la Directiva electa el 27 de diciembre de 1868, compuesta por: Lcdo. Wenceslao García Arango, ratificado como presidente; Manuel L. Surí, vice; vocales: Joaquín Anido, Eduardo Machado, Francisco de Rojas, Arcadio G. García, Tranquilino Valdés; Tesorero, Rafael Lubián; Secretario, Francisco Montero; vice, Lic. Rafael Fleites.
Esa fue la última directiva porque la mayoría de sus miembros eran conspiradores contra España, por lo que las autoridades españolas ocuparon el local de la sede de esta organización el día 8 de febrero. Ese día, el Secretario de la Sociedad, señor Francisco Montero, fue llamado por el Comandante General y Gobernador Militar de la Plaza para el desalojo del local, que fue entregado a las once de la mañana del día 10 a un funcionario de la policía por los integrantes del Liceo: Surí, Rojas, Anido, Lubián y Fleites. El edificio fue destinado para Hospital de Sangre durante la guerra. Así concluyó la vida de esta organización.
“El 24 de febrero de 1895 llaman a los cubanos a una nueva lucha por la independencia de la nación y el Liceo, que no existe legalmente, pero que se mantiene en el corazón de sus fundadores, aporta al Ejército Libertador un valioso contingente, actuando muchos de sus integrantes a favor de la causa separatista y contribuyen al mayor éxito de la revolución”.
Al año siguiente de haber culminado la dominación española en Cuba, de inmediato se reanudó la vida de esta organización. En la redacción de El Pueblo, en un saloncito donde se escribía el periódico que dirigía José Manuel Berenguer y Sed, se celebró una reunión para tratar sobre la nueva fundación del Liceo. Se acordó pedirle al Casino Español el local, que venía ocupando desde el año 1869 en que estalló la revolución en Las Villas, y en el que antes había existido el primer Liceo.
La casa fue entregada a los cubanos por sus dueños, que era la familia de Berenguer y Sed; la acondicionaron para que se pudiera instalar la nueva directiva de El Liceo. A las doce del día 30 de abril de 1899, se volvieron a abrir las puertas de esta organización, se izó la bandera cubana por el doctor Antonio Berenguer, se escuchó el Himno Nacional y “el pueblo aplaudía y daba vivas a Cuba Libre. El acto fue eminentemente sensacional, emocionante”.
La primera directiva del nuevo Liceo la formaron: José Manuel Berenguer y Sed, presidente; Antonio Berenguer y Sed, vice; Eugenio Ledón Pairol, secretario; Justiniano A. Pedraza, vice; Rubén Montero Baldarraín, tesorero; y vocales: Carlos Quirós, Orestes Ferrara, José M. Quero, Eudaldo Gómez, Serafín Espinosa, Silvio Lubián, Enrique del Cañal, Diego Velasco y Pelayo García.
La Sociedad comenzó a desarrollar su programa de actividades culturales que comprendía todas las manifestaciones del arte. En diciembre de 1899 celebró el Liceo un Certamen Escolar y de Industria, de carácter local, de muy notable éxito, por ser el primer impulso que recibía entonces la instrucción pública y la reconstrucción del país. También en ese mes, el día 23, publicó una Memoria donde agradecían a Marta Abreu y a Luis Estévez la donación de libros a la biblioteca del mismo, que había sido inaugurada el 10 de octubre, además del alumbrado para las lecturas nocturnas.
En el año 1902, organizó la Feria Exposición Regional Agrícola-Industrial, a la que asistió el primer Presidente de la República, Don Tomás Estrada Palma, y se expresó de este modo: “Este es el mejor arco de triunfo levantado en mi camino”.
En 1906, José Manuel Berenguer y Sed proyectó crear una Orquesta Sinfónica con elementos de la Banda Municipal, pero carecía de recursos económicos para la compra de los instrumentos musicales; se utilizó la colecta mediante alcancías y en menos de un mes ya se completó la cantidad necesaria. En su seno se constituyó el Patronato de la Orquesta Sinfónica de Las Villas, la que se presentó en los salones del Liceo el 16 de febrero de 1941 para ofrecer su primer concierto.
En 1910, la Institución convocó a un Certamen literario sobre varios temas con valiosos premios. El Jurado estaba integrado por: Dr. Pedro Camps y Camps, Justiniano A. Pedraza, Dr. José B. Cornide, Manuel García Garófalo y Julio Jover Anido. Este Jurado adjudicó el primer premio al trabajo titulado La Leyenda de la Cruz del Puente, obra del ilustre poeta villaclareño Florentino Martínez Rodríguez.
En la celebración de efemérides de carácter patriótico se destacó esta Sociedad, entre las actividades creadas al efecto. En 1904 colocó una tarja en el Parque Vidal para mantener el recuerdo de uno de los episodios de la guerra: la caída del Coronel Leoncio Vidal en la noche del 23 de marzo de 1896, la que después debió ser sustituida por el busto que existe actualmente.
También conmemoró por vez primera en Cuba el alzamiento en Manicaragua, que fue capitaneado por Miguel Jerónimo Gutiérrez, y se le ha dado el nombre de “El Grito de Manicaragua”, trascendental hecho histórico que dio inicio a la Guerra de los Diez Años en la región villareña el 7 de febrero de 1869 en la finca Cafetal González. Con tal fin, se celebró una velada homenaje a la memoria de los patriotas fundadores del Liceo.
Otro aporte estuvo en el momento de la demolición del “antiguo Cuartel Tarragona, para emplazar en el mismo lugar el actual Palacio de Justicia; el Liceo gestionó en unión de los Veteranos que no se derribara el fragmento de pared frente al que eran fusilados los patriotas cubanos y donde ya existía una lápida conmemorativa”.
Instauraron el culto a Martí. En este Centro se celebró por primera vez la noche del 27 de enero en espera del 28 de 1936, la Cena Martiana con toda la solemnidad requerida. Fueron invitadas de honor las mujeres que integraron el Club Hermanas de Juan Bruno Zayas. Este banquete patriótico lo presidió, hasta su muerte, el Coronel del Ejército Libertador Sr. Honorato S. Rubens, amigo fraternal de Martí y Abogado de la Junta Revolucionaria Cubana en New York.
Cuando surgió la idea de fundar la Universidad Central, fueron los miembros del Liceo sus propagadores fervientes.
El Liceo, con apego a una esfera de la sociedad, siempre de las clases más elevadas, en ese ámbito ayudaba y estimulaba a la juventud que se destacaba en las ciencias, en las letras y en las artes, organizando exposiciones de sus obras y celebrando actos en su honor, y siempre presto a fortalecer el sentimiento colectivo y la solidaridad villaclareña y a difundir la fraternidad, la cultura, el amor a Cuba y a Villaclara. Marchó a tono con todo adelanto, sin dejar de mantener encendida la llama del amor a las tradiciones de la ciudad y de la Patria.
Como premio a esta fecunda actuación, el Ayuntamiento de Santa Clara lo declaró Monumento Municipal en la solemne sesión del 15 de julio de 1941.
Pasados los primeros años del siglo XX, comenzó la preocupación por mejorar las condiciones de la sede de lo que era una elegante sociedad, por lo que la idea de adquirir la casa tuvo efecto en 1917; contribuyó a ello el Lcdo. Juan Cardoso Estupiñán, al facilitar el dinero para adquirir la casa, cuyo costo era de $17 000.
El proyecto para construir un edificio para El Liceo quedó aprobado por unanimidad en Junta General de Asociados el 27 de enero de 1924.
Luego de un largo período de proyectos y construcciones, se inauguró en 1927. “Este edificio es uno de los mejores exponentes de la arquitectura ecléctica en Santa Clara, reflejando el auge constructivo de la época en la ciudad y el país. Representante de la arquitectura de su tiempo, imprimiéndole una distinción de cubanía por el uso de balcones, portal y patio interior. Es significativo el uso, en sus exteriores, de sillares desprovistos de recubrimiento con una espléndida decoración.
Valorado por sus salones principales, que se destacan por la profusa decoración de sus techos y paredes en molduras de yeso. La escalera, sus pasamanos y el piso son de mármol, característicos de este tipo de edificación.
Se ubica dentro del sitio declarado Monumento Nacional por la Resolución Nº156 del 24 de junio de 1999.
En el pretil tiene un frontón semicircular con el escudo de Villa Clara y guirnaldas. Friso muy decorado con flores. Cornisa apoyada sobre ménsulas. Balcón corrido con balaustres de cemento y coronados en las esquinas por grandes copas. Los balcones están apoyados en ménsulas decoradas. Portal con arcadas apoyadas en voluminosas columnas cuadradas. Pilastras con capitel jónico. Puertas-ventanas en ambos niveles coronadas por arcos de medio punto con la luz ornamentada por el escudo de Villa Clara y decoración”.
Construcción del parque recreativo Cubanacán
Una vez instalados en el nuevo edificio, comenzaron el proyecto de construir un parque campestre, a 9 km de la ciudad, actualmente situado en la carretera Central, banda Placeta, con las condiciones apropiadas para la práctica del deporte y la recreación.
En el área se construyó un edificio que le llamaban Casa de Fiestas, con salones para bailes, espacio para biblioteca, rincones y retiros que evocaban las figuras cubanas de mayor relieve en las ciencias, las artes, las letras y en las luchas por la independencia de Cuba; un anfiteatro, una piscina, campo de tiro, condiciones para practicar la equitación y otros deportes, jardines y avenidas señalizadas con nombres históricos; y crearon una insignia alegórica a la Conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar por ser la primera en Cuba que abogó por la independencia.
Actualmente, el Parque Cubanacán se utiliza para el ecoturismo y está considerado como un área protegida.
Desintegración del Liceo
Con el triunfo de la Revolución el 1º de enero de 1959 y ante los objetivos trazados en el plano cultural, los miembros de esta y otras Sociedades de carácter burgués solamente sobrevivieron a los primeros años de la Revolución, pues se fueron desintegrando con el tiempo ante el empuje de los nuevos proyectos socioculturales que desarrollaba la Revolución, y sus locales se utilizaron con esos fines. El edificio fue ocupado por el Consejo Provincial de Cultura hasta la creación de la Casa de Cultura Juan Marinello, inaugurada el 27 de diciembre de 1978.
Fuentes
- Juan Manuel Fernández Triana
(Patrimonio Provincial Villa Clara)

