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Herón de Alejandría
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Herón de Alejandría Herón (o Hero) de Alejandría (10–70 d.C.) fue un ingeniero y matemático griego, que destacó en Alejandría (en la provincia romana de Egipto). Es considerado uno de los científicos e inventores más grandes de la antigüedad

Herón de Alejandría

Nació : en el año 20, en Egipto Falleció : en el año 62Herón de Alejandría (c. 20-62 d.C.), matemático y científico griego. Su nombre también podría ser Hero (aproximadamente 18 escritores griegos se llamaron Hero ó Herón, creándose cierta dificultad a la hora de su identificación). Herón de Alejandría nació probablemente en Egipto y realizó su trabajo en Alejandría (Egipto).

Escribió al menos 13 obras sobre mecánica, matemáticas y física. Inventó varios instrumentos mecánicos, gran parte de ellos para uso práctico: la aelípila, una máquina a vapor giratoria; la fuente de Herón, un aparato neumático que produce un chorro vertical de agua por la presión del aire y la dioptra, un primitivo instrumento geodésico.

Sin embargo, es conocido sobre todo como matemático tanto en el campo de la geometría como en el de la geodesia (una rama de las matemáticas que se encarga de la determinación del tamaño y configuración de la Tierra, y de la ubicación de áreas concretas de la misma). Herón trató los problemas de las mediciones terrestres con mucho más éxito que cualquier otro de su generación.

También inventó un método de aproximación a las raíces cuadradas y cúbicas de números que no las tienen exactas.

A Herón se le ha atribuido en algunas ocasiones el haber desarrollado la fórmula para hallar el área de un triángulo en función de sus lados, pero esta fórmula, probablemente, había sido desarrollada antes de su época. Inventor y físico francés. En el siglo I d.C. los griegos no daban crédito a lo que veían sus ojos y es que en aquellos templos donde había trabajado Herón de Alenjadría, a quien algunos llamaban “El Mago“ resultaban ser residencia habitual de los dioses.
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Las pruebas de que las divinidades escogían aquellos templos como su morada eran claras y podía verlas cualquiera que por allí pasara. Las puertas se abrían solas y cuando entrabas se escuchaba música celestial. Una vez dentro, en uno de los altares, podías ver una esfera luminosa levitando como por arte de magia y en otro altar podías contemplar con tus propios ojos como los dioses danzaban a su alrededor.

Lo que desconocían la mayoría de la gente de aquella época es que aquello no era más que simple ciencia. La creatividad de Herón de Alejandría llegó a tal extremo que casi se convirtió en un maestro de los efectos especiales. Para lograr que las grandes puertas se abrieran y cerraran solas usó el siguiente mecanismo

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El fuego calienta el aire que se expande aumentando la presión y empuja el agua llenando el contrapeso que acciona el mecanismo para abrir la puerta. Cuando el aire se vuelve a enfriar, la presión disminuye y el agua vuelve a ocupar su lugar, el contrapeso se vacía y las puertas se cierran. En algunos modelos se aprovechaba el aire que escapaba para hacer sonar algún instrumento.

El visitante ofrecía una ofrenda encendiendo un fuego encima del altar, la base del altar se iluminaba y podía ver dentro a varios dioses que danzaban alegremente mientras dan vueltas:

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El altar estaba hecho de cristal y al encender el fuego se iluminaba su interior. Una serie de tubos y el aire caliente lograba que las figuras giraran.

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Se hacían unas libaciones (ritual religioso o ceremonia de la antigüedad que consistía en la aspersión de una bebida en ofrenda a un dios. Los líquidos ofrecidos en las libaciones eran variados, normalmente de vino sin mezclar, leche, miel, aceite y otros líquidos, incluso agua pura, que se vertían en el suelo.) a los dioses principales del templo. Según le explicaba el sacerdote al visitante, debía someterse a la prueba del cuerno. Con esta prueba sabrá que libación será de más agrado para los dioses, si la hecha con agua o con vino. El sacerdote saca un recipiente con forma de cuerno del que, según sea el capricho de los dioses, ha de brotar agua o vino. Lo que no sabía el pobre griego es que el recipiente tenía un mecanismo en el asa con el que se puede escanciar vino o agua a voluntad del sacerdote.

Este invento también tuvo un uso doméstico pues el vino que se hacía entonces era muy fuerte y espeso y casi siempre había que rebajarlo con agua. Con sólo este recipiente podían servirse ambos.

El sacerdote podía acompañar al orante hasta un recipiente y explicarle que el vino es más caro que el agua y le costará un dracma. El visitante introduce la moneda por una rendija. Al instante, mágicamente, el vino comienza a fluir de un grifo llenando el vaso de libaciones en su cantidad justa: La moneda se introducía por la parte superior y caía sobre la palanca R levantando el tapón que dejaba salir el líquido. La moneda iba resbalando hasta caer al fondo haciendo que la palanca volviera a su posición inicial dejando de echar. Sin duda es la primera máquina expendedora de la historia. Tendrán que pasar casi 2.000 años para volver a ver algo así.

Contexto histórico y Cultural

Tras el período helenístico, la ciencia helénica destacó en la ciudad de Alejandría, perdurando varios siglos (hasta la caída del Imperio romano), donde surgieron periódicamente destellos de genialidad. Uno de estos genios fue Herón, que demostró una actitud premoderna para la mecánica, descubriendo, aunque de forma arcaica, la ley de acción y reacción. Se basó a menudo en Ctesibio, inventor griego del siglo III antes de nuestra era, de quien se tienen noticias por el propio Herón y por Vitruvio. Describió gran número de máquinas sencillas y generalizó el principio de la palanca de Arquímedes. Ideó múltiples trabajos de inventiva y aportó muchas innovaciones en el campo de los autómatas.

Inventos y descubrimientos

Eolípila de Herón. Su mayor logro fue la invención de la primera máquina de vapor, conocida como eolípila, y la Fuente de Herón. Es autor de numerosos tratados de mecánica, como La neumática donde estudia la hidráulica, y Los autómatas el primer libro de robótica de la historia.[3] En La dioptra describe el funcionamiento de este aparato, similar al actual teodolito, usado en observaciones terrestres y astronómicas durante siglos. También en este libro describe el odómetro, utilizado para medir distancias recorridas por un viandante (o un vehículo). Describió, aunque de forma arcaica, la ley de acción-reacción de Isaac Newton, experimentando con vapor de agua. Generalizó el principio de la palanca de Arquímedes. Además, realizó una descripción detallada del hýdraulis de Ctesibio (un órgano que funcionaba con agua). En óptica, propuso en su Catóptrico que la luz viaja siguiendo el camino geométricamente más corto.

Obras escritas

Herón escribió numerosos libros y tratados en diversas áreas, como la mecánica en el que encontramos sus tratados sobre neumática y autómatas. Sobre la óptica tiene un libro titulado Catóptrico.

Trabajo como matemático

Sin embargo, es conocido sobre todo como matemático, tanto en el campo de la geometría como en el de la geodesia (una rama de las matemáticas que se encarga de la determinación del tamaño y configuración de la Tierra, y de la ubicación de áreas concretas de la misma). Herón trató los problemas de las mediciones terrestres con mucho más acierto que cualquier otro de su época. Como matemático, escribió La Métrica, obra donde estudia las áreas y volúmenes de diversas superficies y cuerpos. Desarrolló también técnicas de cálculo, tomadas de los babilonios y egipcios, como el cálculo de raíces cuadradas mediante iteraciones.

Fórmula de Herón

Su logro más destacado en el campo de la geometría es la denominada fórmula de Herón, donde establece la relación entre el área de un triángulo y la longitud de sus lados: «En un triángulo de lados a, b, c, y semiperímetro s=(a+b+c)/2, su área es igual a la raíz cuadrada de s(s-a)(s-b)(s-c).