Dolores Rondón

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Dolores Rondón
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Tumba de Dolores Rondón

Dolores Rondón era una bella criolla, con gracia y picardía, muy alegre, que llegó a ser orgullo del barrio donde vivía.

La Historia

A pocos metros de la entrada del Cementerio del Santo Cristo del Buen Viaje, de la ciudad de Camagüey, se encuentra una supuesta sepultura en la que aparecen inscriptas estas rimas a modo de epitafio, que según historiadores locales, aparecieron allí en 1833.

De inmediato, y hasta nuestros días, la curiosidad comenzó a tejer la historia, desmentida por recientes investigaciones, pero una vez convertida en leyenda, forma parte de las tradiciones, del patrimonio camagüeyano.

Dicen que Dolores Rondón era hija de un catalán, propietario de una tienda mixta, y una mulata criolla.

Cerca de la casa de Dolores había una barbería que tenía por dueño a un joven mulato, que además de barbero era un polifacético buscador de vidas, quien estaba locamente enamorado de la joven, la que a cambio le prodigó todo tipo de desplantes, desprecios y repulsas.

El barbero se llamaba Agustín Moya y Rondón —todos estos apellidos se mezclan luego y forman parte de la leyenda llegada a nosotros-, firmaba sus versos, dedicados a las principeñas, como Mayo. El periódico "La Luz" hizo mención del epitafio y del establecimiento de este barbero y feblotomiano, llamada "La Filomena", ubicado en la calle Jesús María. La primera alusión de él data de 1835 y es un anuncio publicado en el periódico "Gaceta de Puerto Príncipe", en el que se anuncia su barbería.

Dolores se casó con un oficial español, lo que la hizo elevar su distinción social, cosa que no duró mucho pues el esposo murió tempranamente, quedando la joven prácticamente en el anonimato.

Años después alguien la identifica entre las enfermas de El Carmen, hospital para mujeres existente en la ciudad, y al conocer del grave estado de la amada, el barbero Francisco se hizo cargo de ella hasta el momento de su muerte.

De pobre fue el entierro, de pobre es la sepultura, y los lugareños le achacan las rimas del epitafio al desafortunado galán.

¿Qué motivó al barbero Moya a escribirle este epitafio a aquella mujer? Quedará siempre en el enigma. Puede conjeturarse que lo hizo teniendo en cuenta el contraste de una anodina Dolores, su madre, y otra rumbosa y conocida en todo el Príncipe por sus diferentes amoríos, Dolores, la hija de la mulata Juana Aguilar. Su epitafio contribuyó a su fama y a que su vida, en unas cuantas versiones, haya trascendido hasta llegar a nosotros.

El Epitafio

Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera
ven mortal y considera
las grandezas cuáles son:
el orgullo y presunción,
la opulencia y el poder,
todo llega a fenecer
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer.

Fuente

Portal de los Joven Club en Camaguey