Palenque de esclavos
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Palenque de esclavos. Asentamientos donde se establecían los negros esclavos cimarrones, generalmente en lo más profundo de los montes, y que contaban con organización propia, garantizando su subsistencia con cultivos, la caza y el rancheo. En Brasil se les llamó quilombos.
Sumario
La explotación de los esclavos
En Cuba, como en otros países de América los colonialistas españoles esclavizaron primero a los indígenas, y cuando éstos fueron prácticamente exterminados introdujeron esclavos negros, que constituyeron la gran mayoría, aunque también trajeron centenares de nativos procedentes de Yucatán y de culíes chinos.
Algunos amos trataban relativamente bien a sus esclavos, sobre todos los domésticos, pero la enorme mayoría los sometía a una explotación despiadada y ausencia total de derechos, que hacía que éstos mostraran diversas formas de resistencia como las huidas convirtiéndose en cimarrones y la creación de palenques, o incluso diversos casos de insurrecciones armadas y ataques a las plantaciones.
Cimarronaje y apalencamiento
Se consideraba cimarrón al esclavo que se fugaba de su hacienda, pernoctaba fuera de la casa del amo y deambulaba no muy lejos de la hacienda, sin formar grupos ni haberse asentado en ninguna región.
Recibía el nombre de palenque a los lugares donde se establecían permanentemente grupos de esclavos fugitivos.
Los palenques
Características. Los palenques se construían en lo más profundo de los montes, en lugares intrincados de difícil acceso. Allí los fugados edificaban sus chozas y por lo general constituían familias. Era muy necesario tener agua cerca, algunas tierras para cultivo y disponer de machetes, guatacas y otras herramientas. Si había cuevas, eran utilizadas también como almacenes.
Medios de subsistencia. Se practicaba una economía de subsistencia. Los apalencados fomentaban pequeñas parcelas de tierra o conucos donde cultivaban viandas y granos, y criaban animales, especialmente cerdos y aves. También practicaban la caza de aves, jutías y otras especies, así como la recogida de frutos silvestres. Como excepción adquirían de contrabando en las costas víveres, herramientas, armas de fuego y municiones. Cueros, cera y miel eran el medio de pago más común en dichas transacciones.
Incursiones. A veces hacían incursiones nocturnas a los ingenios y haciendas más cercanos para acopiar productos alimenticios y herramientas, y en ocasiones aprovechaban para liberar a sus compañeros de infortunio, entre ellos a mujeres, con las cuales formaban familia. En esos golpes de mano muchas veces ajusticiaban a mayorales y rancheadores.
Defensa. El término “palenque” proviene precisamente de las empalizadas que solían construir alrededor de sus asentamientos para protegerse de las incursiones de los rancheadores y de los soldados. Los apalencados muy pocas veces poseyeron algunas armas de fuego, sino que realizaban su defensa con machetes, lanzas, cuchillos y piedras. La posición de los palenques en lugares altos les daba buena visibilidad, pero también podían poner avanzadas de vigilancia y aviso.
Organización. Practicaban una vida comunitaria, semejante a las aldeas africanas, con un jefe elegido por consenso entre los hombres que más se destacaban, aunque la vida común respondía a la organización familiar. No fueron remisos a admitir en su seno a chinos evadidos de su contratación, así como a contrabandistas y a fugitivos de la justicia colonial, sin importar el color de la piel.
Cooperación. Siempre había algún tipo de cooperación e intercambio entre palenques cercanos y con las dotaciones de esclavos de las plantaciones ubicadas en la zona. Durante la Guerra de los Diez Años, los palenques prestaron una valiosa cooperación al Ejército Libertador en lo tocante al cuidado de heridos y enfermos, el abastecimiento con víveres y el descanso seguro de las tropas.
Palenques cubanos famosos
Desde Oriente hasta Vuelta Abajo hubo palenques famosos, algunos de los cuales supervivieron durante varias décadas a pesar de repetidos ataques de las autoridades coloniales. Muchas localidades cubanas llevan el nombre de Palenque como reminiscencia de que ahí o en sus inmediaciones radicaron estos asentamientos de esclavos. Se encuentran en Yateras, Majibacoa, Bayamo, Moa, La Lisa, Imías, Baracoa, etc.
Alcanzaron notoriedad los palenques El Frijol, Sigua, Bumba y Maluala en Oriente; El Espinal, en la loma del Palenque, entre Ceiba Mocha y Matanzas; los de la Siguanea, cerca de Manicaragua; los de loma del Cuzco, en Pinar del Río; el de la Ciénaga de Zapata, y muchos otros.
La persecución de los apalencados
Un rancheador era un individuo que, por su cuenta, con la ayuda de las autoridades o al servicio de éstas, buscaban y perseguían a los cimarrones para devolverlos a sus amos a cambio del pago del rescate. También las fuerzas coloniales realizaron verdaderas campañas militares contra los palenques, con el apoyo de cuadrillas capitaneadas por rancheadores.
Hacia 1814, el palenque El Frijol, en las montañas de Moa, con una población de casi 400 personas, tuvo que ser asaltado dos veces por las autoridades del Departamento Oriental, pues el primer ataque fue rechazado por los rebeldes.
En 1819, el régimen organizó verdaderas campañas contra los palenques pinareños, que se extendieron hasta 1828, como la que, bajo el mando del brigadier Joaquín de Miranda Madariaga, emprendió el alférez de Dragones Gaspar Antonio Rodríguez, con el apoyo de cuadrillas capitaneadas por rancheadores famosos como José Pérez Sánchez, contra una serie de agresivos palenques que se extendían desde la Sierra del Cuzco, pasando por las Ánimas, Manantiales, Peña Blanca, lomas del Rubí, Guajaibón y Sumidero, hasta Guane del Este, donde numerosos apalencados campeaban por sus respetos. Después de varios meses de infructuosas operaciones, Rodríguez tuvo que confesar su fracaso.
También entre 1832 y 1834 el gobernador de Santiago de Cuba, José Santos de la Hera, tuvo que organizar tropas selectas y gruesas partidas de paisanos para ponerles coto a las correrías de los apalencados, quienes resistieron esos y otros embates.
Fuentes
- Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
- FAR. Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510-1898). Tomo III. Centro de Historia Militar de las FAR. La Habana, 2006.
