Alteraciones de los procesos psiquicos

Alteraciones de los procesos psiquicos
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Concepto:Se llama percepción al reflejo en la conciencia del hombre de los objetos o fenómenos,al actuar directamente sobre los órganos de los sentidos.

Alteraciones de los procesos psiquicos . La calificación psicológica de las alteraciones de la psiquis lo exige la práctica social, tanto para establecer pronósticos, brindar orientación, para realizar trabajo preventivo y psico­terapéutico. Pero para conocer las alteraciones o desviaciones psíquicas se hace necesario el conocimiento de los procesos psíquicos, estados psíquicos y de la personalidad en la normalidad.

Alteraciones de la percepción

Se llama percepción al reflejo en la conciencia del hombre de los objetos o fenómenos, al actuar directamente sobre los órganos de los sentidos, durante cuyo proceso ocurren el ordenamiento y unificación de las sensaciones aisladas en reflejos integrales de cosas y acontecimientos. Las particularidades más importantes de la percepción son la objetividad, la integridad, la constancia y la comprensión. La objetividad se expresa en el denominado acto de objetivación, o sea, en trasladar las informaciones obtenidas del mundo exte­rior, a la conciencia del sujeto. La integridad se refiere no a la suma de sensaciones aisladas sino al reflejo del objeto como un todo, a su imagen integral.

La constancia consiste en la capacidad de percibir los objetos que nos rodean de modo relativamente constante en lo concerniente a la forma, tamaño, color, etc., con independencia de las condi­ciones en que se manifiestan (distancia, iluminación, posición en el espacio), que hacen que estos cambien continuamente sus aspectos. La comprensión o carácter racional de la percepción se refiere a que ésta aunque surge como resultado del efecto directo del estímulo sobre los receptores, siempre se categoriza lo percibi­do, es decir, se clasifica el objeto en un determinado grupo o clase, se conceptualiza mediante palabras.

La percepción humana es siempre generalizada y depende de la orientación de la personalidad. Por esto debe esperarse que la percepción pueda resultar alterada de diversas formas: en la dificultad del reconocimiento, en las deformaciones del material recibido, en los engaños de las sensaciones y los falsos recono­cimientos, en las transformaciones del aspecto motivación al de la actividad perceptiva.

Agnosia

Se denomina agnosia a la dificultad del reconocimiento de los objetos, de los sonidos. Al problema de la agnosia, especialmente la visual, ha sido dedicada una gran cantidad de trabajos. Las agnosias visuales se dividen en:

  1. Agnosia de los objetos, cuando los enfermos no reconocían los objetos ni sus representaciones.
  2. Agnosia al color y a las letras.
  3. Agnosia difusas.

En una serie de enfermos (con afecciones orgánicas del cerebro de diferentes génesis) los fenómenos de agnosia se manifiestan en que ellos separan uno del otro signo del objeto percibido, es decir, no logran la síntesis. Así, la representación de una tachuela la describe un enfermo diciendo: "arriba tiene un gorro, abajo un palillo, que es ésto, no sé"; otro enfermo describe una llave como "un anillo y una varilla".

Alteraciones de la atención

La atención es considerada como la función psíquica que se permite concentrar la actividad en un punto o en una situa­ción determinada que tiene para la personalidad determinada significación (estable o situacional).Carece de contenido propio y se manifiesta en el marco de la percepción y del pensa­miento, aunque más exactamente puede decirse que la atención constituye una faceta de todos los procesos cognoscitivos, preci­samente aquella en que dichos procesos aparecen como una activi­dad orientada hacia el objeto y reflejando la correlación del sujeto y el objeto en el grado de receptividad para los estímulos en un momento dado, lo cual permite y facilita la concentración. Generalmente se habla de atención activa y pasiva o de atención involuntaria y voluntaria.

La tendencia y la concentración de la actividad psíquica puede tomar un carácter involuntario cuando se plantea el fin de prestar atención. Generalmente se debe a causas interrelaciona­das, entre las que están: el carácter del estímulo externo (nove­dad, intensidad, tamaño) y el estado interno del hombre (entretenimiento, distracción, experiencias precedentes, necesi­dades actuales). La atención voluntaria se diferencia de la involuntaria en que se dirige a los objetos bajo la influencia de las decisiones adopta­das y de los fines conscientes establecidos. Este tipo de atención está estrechamente relacionada con los intereses, necesidades y aspiraciones del Hombre.

Constituye un reflejo generalizado y mediatizado de la realidad, íntimamente enlazado con la cognición sensorial del mundo y con la actividad práctica de las personas. El pensamiento es un tipo especial de actividad humana, que se forma en la práctica, cuando ante el hombre aparece la necesidad de resolver algún problema. La actividad del pensamiento consiste, no solo en la capacidad de cognición de los elementos más esenciales de la realidad, sino también en la capacidad de actuar con adecuación al fin propues­to. El proceso del pensamiento es activo, tiende a un fin, está dirigido a la solución de una tarea determinada.

Para la ejecución exitosa de la tarea es necesario mantener constante el fin, desarrollar el programa, comparar el transcurso de la ejecución con el resultado esperado. Estas tesis fundamentales con respecto a la naturaleza del pensa­miento deben ser colocadas en la base del análisis de las distin­tas formas de alteraciones o desviación del pensamiento nor­mal. Las alteraciones del pensamiento son variadas y aparecen con mucha frecuencia en las enfermedades psíquicas, siendo algunas de ellos típicas para una u otra enfermedad.Resulta difícil enmarcarlas en un esquema rígido, aunque se pueden establecer tres tipos de alteraciones fundamentales:

  1. Alteraciones del aspecto operacional del pensamiento.
  2. Alteraciones de la dinámica de la actividad del pensamiento.
  3. Alteraciones del componente motivacional del pensamiento.

Alteraciones de los estados psiquicos

El estado psíquico caracteriza a la actividad psíquica durante un período de tiempo determinado, influyendo en el decursar de los procesos psíquicos y de la propia personalidad. Por ejemplo, que cuando existe un estado de depresión,la idea­ción y conducta se lentifica y varía en su expresión, cambian las aspiraciones y la propia autoestima. Aunque no es posible reducir los estados psíquicos a las viven­cias, ellas ocupan en éstos un significativo lugar.En el campo de los estados psíquicos, como en el de los procesos, se mantiene la clasificación universalmente admitida en estados cognosciti­vos, emocionales y volitivos.

También se puede hacer otras consideraciones:

  1. Estados personales y situacionales.
  2. Estados más profundos y más superficiales: por ejemplo, el estado de pasión y el estado de ánimo.
  3. Estados que actúan sobre el hombre positiva o negativamente: por ejemplo, la apatía y la inspiración.
  4. Estados prolongados y cortos.
  5. Estados más o menos conscientes: por ejemplo, la distracción y la decisión.

Existen otros estados psíquicos: de tensión, sugestiibilidad, frustración, ansiedad que también se presentan en personas normales.

Alteraciones de la personalidad

Se sabe considerablemente más (aunque fundamentalmente en el plano descriptivo, fenomenológico) sobre las desviaciones patológicas de la personalidad, que sobre aquello que desde el punto de vista psicológico conforma una personalidad normal.

La normalidad se ha entendido por algunos como la ausencia de cualquier síntoma psicológico. Otros criterios muy difundidos son los criterios relativista estadísticos de la normalidad. Ellos se basan en dos premisas:

  1. Sobre la comprensión estadística de lo normal, como "lo promedio" o lo "más común".
  2. Sobre la consideración relativa de lo normal o patológico atendiendo a un grupo social y cultural determinado.

La consideración del término medio y la adaptación a un medio habitual, como base de la normalidad, también se aleja del problema de la personalidad, de su desarrollo. El concepto "personalidad normal" resulta vacío, desprovisto de cualquier contenido positivo, pues se define a partir de criterios exter­nos, ajenos a ella misma. El enfoque relativista estadístico, no obstante su significativa popularidad es antipsicológico, se aleja del problema sobre las características psicológicas positivas de la personalidad normal.

La dificultad fundamental del modelo de Allport es que las cuali­dades personales escogidas, caracterizan sobre todo al hombre excepcional, maduro y no al hombre común. En los neuróticos se encontra una estrechez de motivaciones, que ya se evidencia claramente en la juventud; existe una pobreza de motivaciones sociales, e incluso en comparación con los sujetos normales también hay menos motivaciones individuales (diversión, contacto sexual, etc.). Están orientados básicamente por motivos de tipo individual o íntimo personal, siendo los rectores, la familia (pareja, hijos) y el sí mismo (la salud, el equilibrio psíquico).

Técnicas para determinar las alteraciones psíquicas

El análisis de los fenómenos psicopatológicos se ha realizado tradicionalmente por el método de la observación y la entrevista a los enfermos y es que la naturaleza de la psiquis es tal que se consigue establecerla ante todo con estos métodos. Pero ha llegado el momento que en el análisis de los fenómenos psicopa­tológicos, los métodos de interrogatorio y observación sean complementados con el experimento, que da la posibilidad de ir de la descripción del fenómeno (constatación de la alteración) al análisis de las causas y mecanismos de las formación de síntomas (o sea, su explicación).

Claro está: la descripción exacta y detallada de los síntomas psicopatológicos ha sido una etapa completamente imprescindible del devenir de los conocimientos psiquiátricos. Pero en el tránsito hacia el conocimiento de la esencia y de las causas de uno u otros síntomas no son suficiente las descripciones; es necesario "examinar" el fenómeno psicopatológico, ejercer in­fluencia sobre él, esclarecer en qué condiciones él puede ser eliminado, incrementado o provocado. Esto significa que es nece­sario, imprescindible, investigar experimentalmente cada síntoma.

Algunos psiquiatras han intentado esquivar esta etapa y buscan las causas de los síntomas psicopatológicos solamente fuera de los psíquico, en aquellos niveles de estructura y funciones del organismo que son objeto de otras ciencias (bioquímica, patomor­fología, patofisiología, etc).

Los síntomas de los trastornos psíquicos no están siempre direc­tamente condicionados por la etiología de la enfermedad. La an­siedad como síntoma central de un trastorno neurótico puede estar condicionada por factores tan disímiles, que resultaría difícil concebirlos como patógenos de un mismo sindrome ansioso.

Por la especificidad de la clínica psiquiátrica, el experimento debe ser peculiarmente diferente al del hombre sano:

  • Las instrucciones deben ser muy sencillas y "elaboradas" acorde al objetivo específico que el experimento que cumple.
  • Debe considerar siempre la actitud del enfermo hacia la prueba (recelo, timidez, etc.), así como los síntomas (nega­tivismo, depresión, alucinación, etc.), que pueden obstaculi­zar la expresión de un fenómeno psíquico que se pretende modelar; se caracteriza por la multitud, por la gran cantidad de metódicas a aplicar, ya que con una sola metódica resulta imposible juzgar plenamente sobre una u otra forma o nivel de la alteración. El proceso de disolución de la psiquis no transcurre en un solo estrato.

Técnicas para evaluar la esfera perceptual y la atención

  • Observaciones metodológicas introductorias
  • Percepciones auditivas
  • Búsqueda de los números
  • Conteo
  • Pruebas de conmutación
  • Prueba de simultaneidad de los signos

La descripción de cada metódica constará de 4 partes. En la primera parte se señala la tendencia predominante de la técnica o metódi­ca, la posibilidad del enfoque complementario de sus datos y breves informaciones sobre las fuentes de su surgimiento (se llamará convencionalmente a esta parte "caracterización general". La segunda parte contiene los señalamientos acerca de los apara­tos o medios audiovisuales necesarios para la realización de la experiencia, lo que debe preparar el experimentador antes de comenzar el experimento y también las indicaciones que limitan la aplicación de una metódica dada ("material"). En la tercera parte está la descripción del orden de realización del experimento, las instrucciones y algunas orientaciones acerca de cómo hay que llevar el protocolo del experimento ("procedimiento y registro"). En la última y cuarta parte se dan las indicacio­nes que se refieren a la interpretación de los datos experimenta­les ("interpretación").

En la realización del trabajo experimental hay que tener en cuenta algunos consejos metodológicos:

  1. Protocolización: los protocolos de las experiencias deben ser llenados en el momento de su realización; no se debe aplazar esto. Quizás no queden así tan completos y cuidadosos como se quisiera, pero en cambio serán mucho más veraces y exactos. Con la adquisición gradual del hábito se perfecciona este trabajo.
  2. Formas de ayuda. En el proceso de ejecución de las tareas experimentales el experimentador formula preguntas y le ayuda al sujeto a ejecutar correctamente la tarea. Las formas de esta ayuda pueden ser muy diversas y suelen agruparse en 3 tipos o fases.

Ayudar es incluso volver a preguntar, es decir, la petición de repetir una u otra palabra, ya que esto llama la atención del enfermo hacia lo dicho o hecho. Otro tipo de ayuda es la aprobación de las acciones del enfermo y la estimulación, por ejemplo, con las palabras "bien, adelante". Ayuda pueden ser las preguntas acerca de por qué el enfermo hizo una u otra acción, ya que tales preguntas ayudan al enfermo a precisar las propias ideas. La ayuda más significativa la cons­tituyen las preguntas alusivas o las objecciones críticas del experimentador (a un primer nivel). El siguiente nivel de ayuda es la sugerencia, el consejo para que actúe de uno u otro modo. El experimentador puede mostrar al enfermo como actuar y pedirle que repita individualmente esa acción (segundo nivel). Y por último, se puede recurrir a una prolongada enseñanza al enfermo acerca de cómo hay que realizar la tarea (tercer o último nivel de ayuda).

En la descripción de las distintas técnicas que se estudiarán se citan las indicaciones de los tipos de ayuda que son convenientes en esta tarea. La elección de los procedimientos adecuados de ayuda es una de las partes más difíciles del trabajo experimen­tal, esto requiere gran experiencia y calificación. Las reglas generales por las que hay que guiarse aquí consisten en lo si­guiente:

  • Antes de recurrir a la demostración y la enseñanza hay que cerciorarse si resultan suficientes los tipos más fáciles de ayuda.
  • El psicólogo no debe ser hablador o ser en general extraordinariamente activo; su injerencia en el curso del experimento, es decir, en el trabajo del enfermo tiene que ser reflexiva, limitada, no frecuente.
  • Cada acto de injerencia (ayuda) debe ser introducido en el protocolo (al igual que las reacciones de respuesta y las manifestaciones del sujeto).

Fuente

  • Alonso A.: Papel del desarrollo anómalo de la personalidad en el origen de la neurosis y de sus diversas formas clínicas. Tesis de Doctor en ciencias Psicológicas, Univer­sidad Habana, 1989.
  • Alonso A. y R. Rodríguez: Diagnóstico y tratamiento de la neurosis a partir de un enfoque personológico. Trabajo presentado en la Conferencia Internacional del Hospital Psiquiátrico de La Habana, 1994.
  • Alonso, A.; Valcárcel, E.; Rojas, R.; Selección de Lecturas de Psicodiagnóstico. Ed- Félix Vareña.La Habana, 2003.