Androcentrismo

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Androcentrismo
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Concepto:Es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas.

Androcentrismo. Es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas.[1]En el discurso lógico tradicional, dicho punto de vista ha venido reflejando la perspectiva privilegiada del varón, aunque no de todos los hombres, sino de aquellos hombres que se han situado en el centro hegemónico de la vida social. [2]

Conceptos

El principal ejemplo de andricentrismo se tiene en el vocablo "hombre", que significa al mismo tiempo: humanidad, varón y adulto, entre otras definiciones. Andros, sin embargo, en griego es el varón dominante. Por eso se usa este prefijo, para precisar que se trata sólo del masculino dominante.[3]

En la década de los setenta se identifica y se define el androcentismo como una tendencia a excluir a las mujeres de los estudios (…) y a acordar una inadecuada atención a las relaciones sociales en las que (éstas) se encuentran (implicadas) (Molyneux, 1977: 9), esta definición expuesta por la antropóloga norteamericana permite además denunciar la ausencia de las mujeres de las páginas de la historia o de la antropología[4]

La antropóloga Maria Lourdes Méndez Pérez, refiere que, en la segunda parte de la definición declarada por Molyneux: la no consideración de las relaciones sociales en las que los agentes mujeres se encuentran implicados significa que ciertas relaciones sociales cruciales son mal definidas y otras no son identificadas. Esto (…) pervierte necesariamente los argumentos propuestos que conciernen a las características generales de la formación (social y económica) que está en causa (Molyneux, 1977: 10), se muestra la necesidad de crear nuevos conceptos dentro de la historia o la antropología. [4]

Desde el punto de vista teórico y del conocimiento, hace invisible las aportaciones y contribuciones de las mujeres a la sociedad. Muestra al ser humano de sexo masculino como único capaz de dictar leyes, imponer justicia, dominar los medios de comunicación, gobernar la sociedad y ser dueño y señor de la ciencia y la técnica.

En el lenguaje

El androcentrismo u otopía del varón, es una de las formas del sexismo sintáctico dentro del sexismo lingüístico - el sexismo lingüístico, consiste en la emisión de un mensaje que debido a su forma, y no a su fondo, es discriminatorio por razón de sexo.[5]- Teniendo en cuenta que el androcentrismo es la forma para que el varón pueda imponerse hegemónicamente sobre las mujeres, se puede poner como ejemplo de la utilización de este concepto en el lenguaje, una de las oraciones de la cansión Libertad sin ira, del grupo español Jarcha:

gente que sólo busca su pan, su hembra, su fiesta en paz....

En esta expresión, la voz gente, a pesar de tratarse de un sustantivo de género común, se identifica con un colectivo de varones.[5] También el investigador Padrón Molina en su publicación Androcentismo en la protomoral civilizatoria, pone ejemplos de la existencia de androcentrismo en términos del lenguaje español o castellano:

Androcéntrico. 1. m. Visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino.
Hombre. (Del lat. homo, -inis). 1. m. Ser animado racional, varón o mujer. 2. m. varón (ser humano del sexo masculino)”

Para oponer al androcéntrico y tener una visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista femenino, propone, durante su escritura en dicho trabajo, utilizar el término: Ginecocéntrico. (Del gr. gineco-mujer y –logía-erstudio).

Aclara además que sin olvidar que la concepción androcéntrica existe, entre otras, en la realidad económica, social, política y religiosa vigente, es una mirada masculina como la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, de allí que el lenguaje, castellano y/o español es androcéntrico.[6]

Otra visión endocéntrica de la lengua dentro de las reglas gramaticales que se muestra como una discriminación lingüística es el uso del género masculino como neutro....el que refuerza la presencia del género/sexo masculino y causa la desaparición del género/sexo femenino. [7]

Bengoechea pone un ejemplo que permite visializar la repercusión del uso de esta regla en el lenguaje:

Primero la niña aprenderá que se dirigen a ella llamándola "niña", por tanto si oye frases como "los niños que terminen pueden ir al recreo", permanecerá sentada en su pupitre contemplando impaciente con la tarea concluida en espera de que una frase en femenino le abra las puertas del ansiado recreo. Pero estas frases no suelen llegar nunca, es más probable que la maestra diga al advertir que ha terminado: "Fulanita, he dicho que los niños que hayan terminado..." y si sigue sin darse por aludida, entonces le explicará que cuando dice "niños" se está refiriendo también a las niñas. Pero si incurre en el error de creer que la palabra "niño" concierne por igual a los dos sexos, pronto verá frustradas sus ilusiones igualitarias. La hilaridad de sus compañeros ante su mano alzada le puede hacer comprender, bruscamente, que hubiera sido mejor no darse por aludida en frases del tipo: "Los niños que quieran formar parte del equipo de fútbol que levanten la mano". En casos como éste, la maestra suele intervenir recordando: "He dicho los niños", ante lo cual la estupefacta niña pensará: "¿Pero no había dicho los niños?".[7]
«La niña debe aprender su identidad sociolingüística para renunciar inmediatamente a ella. Permanecerá toda su vida frente a una ambigüedad de expresión a la que terminará habituándose, con el sentimiento de que ocupa un lugar provisional en el idioma, lugar que deberá ceder inmediatamente cuando aparezca en el horizonte del discurso un individuo del sexo masculino, sea cual sea la especie a la que pertenezca» [8]

Actualidad

Aunque el androcentrismo ha estado decallendo desde finales del siglo XX y ya en el XXI va en franca decadencia, aun se encuentran pensamientos de que existen una subordinación de la mujer al hombre. Si bien es sierto que ya se acepta cierta igualdad de género derechos y deberes, ésto no eliminan el androcentrismo social, cultural, ni religioso.

Referencias