Diferencia entre revisiones de «Ania Toledo»

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El paisaje continúa siendo motivo de creatividad artística en su condición retratista y placentera. No hay otra motivación pictórica más placida y apaciguadora que un buen paisaje rural, espléndidamente detallado. Mejor aún, enmarcado con el flujo del romanticismo auténtico. <br>Esta semana la galería Cernuda Arte se alza con otra gran muestra titulada ¿Paisajes para Siempre?, una selección de veintiocho piezas al óleo sobre tela, realizadas por la pintora cubana residente en la Isla, Ania Toledo, una mujer de pueblo que emplea sus ojos para admirar la naturaleza tropical. Una motivación naturalista que cada día es más popular en [[Cuba|'''Cuba''']]. <br>El estilo aplicado por la pintora no es ajeno a la tradición pictórica de la Isla. De hecho, la pintura paisajística cubana cuenta en sus comienzos de la segunda mitad del siglo XIX con Esteban Chartrand, un pintor que practicó la línea romántica adquirida tras el contacto con Teodoro Rousseau y su escuela de Barbizon en Francia. Sus dos hermanos Philippe y Augusto siguieron un trazado similar. <br>Sin embargo, la obra de Ania conduce a otro origen, aun más refrendado y ampliamente divulgado: el romanticismo ingles que tan vigorosamente materializaron Turner y Constable. Una corriente que incluso cabalgó victoriosamente por tierras ibéricas y el resto del Viejo Continente al encuentro con otras tendencias artísticas que imperaban entonces. Tan distante a nuestra idiosincrasia hispánica pero felizmente representado por el pincel de destacados artistas. <br>Para entender el aspecto tierno de la estampa, e incluso fantástico por ser hermosamente idealizado, habría que considerar primero la motivación primaria de su creación. El merito del pensamiento intrínseco responde por igual a la falta de otras motivaciones comunes, cuando el individuo enarbola los valores en su propio interior. <br>En el arte, la toma de esa postura es altamente comprometedora, arriesgada, ya que cualquier objeto o tema es digno de reflexión artística. Una condición que pone a prueba la sensibilidad del pintor y la capacidad interpretativa del espectador. <br>La obra de Ania Toledo trasluce los sentimientos del autor y el admirador. Esta puede ser dramática, serena, noble o sublime. Los elementos que protagonizan su paisaje son el propio paisaje: la luz y el color que conforman el entorno, cuya presencia define el contenido de los lienzos. <br>Paulatinamente su visión pintoresca da paso a una pintura naturalista y embellecida que se aleja de los estereotipos. <br>La plantea con detalles minuciosos, con agua, tierra y vegetación, dejando fuera cualquier elemento que hiciera recordar la existencia animal, humana, ofreciendo una ilusión óptica donde la [[Naturaleza|'''Naturaleza''']] es protagonista y único elemento de actuación. <br>No es el salto de agua un elemento determinante. Mucho menos un componente prototipito en esta muestra. Pero plantearlo de manera resplandeciente, tranquilamente congruente al entorno, es un logro indiscutiblemente en la pieza titulada El Salto Luminoso. <br>Siguiendo el naturalismo que caracteriza sus composiciones, Ania se interesa por el efecto atmosférico y el juego de claroscuro, mostrando el aire que se respira en la composición de manera difícilmente superable. <br>Son los cielos a veces apacibles, en otras ocasiones tormentosos, perfectamente enlazados con la paleta oscura y la transición de la [[Luz|'''luz''']], siendo el color verde el signo de preponderancia y depuración.<br>  
 
El paisaje continúa siendo motivo de creatividad artística en su condición retratista y placentera. No hay otra motivación pictórica más placida y apaciguadora que un buen paisaje rural, espléndidamente detallado. Mejor aún, enmarcado con el flujo del romanticismo auténtico. <br>Esta semana la galería Cernuda Arte se alza con otra gran muestra titulada ¿Paisajes para Siempre?, una selección de veintiocho piezas al óleo sobre tela, realizadas por la pintora cubana residente en la Isla, Ania Toledo, una mujer de pueblo que emplea sus ojos para admirar la naturaleza tropical. Una motivación naturalista que cada día es más popular en [[Cuba|'''Cuba''']]. <br>El estilo aplicado por la pintora no es ajeno a la tradición pictórica de la Isla. De hecho, la pintura paisajística cubana cuenta en sus comienzos de la segunda mitad del siglo XIX con Esteban Chartrand, un pintor que practicó la línea romántica adquirida tras el contacto con Teodoro Rousseau y su escuela de Barbizon en Francia. Sus dos hermanos Philippe y Augusto siguieron un trazado similar. <br>Sin embargo, la obra de Ania conduce a otro origen, aun más refrendado y ampliamente divulgado: el romanticismo ingles que tan vigorosamente materializaron Turner y Constable. Una corriente que incluso cabalgó victoriosamente por tierras ibéricas y el resto del Viejo Continente al encuentro con otras tendencias artísticas que imperaban entonces. Tan distante a nuestra idiosincrasia hispánica pero felizmente representado por el pincel de destacados artistas. <br>Para entender el aspecto tierno de la estampa, e incluso fantástico por ser hermosamente idealizado, habría que considerar primero la motivación primaria de su creación. El merito del pensamiento intrínseco responde por igual a la falta de otras motivaciones comunes, cuando el individuo enarbola los valores en su propio interior. <br>En el arte, la toma de esa postura es altamente comprometedora, arriesgada, ya que cualquier objeto o tema es digno de reflexión artística. Una condición que pone a prueba la sensibilidad del pintor y la capacidad interpretativa del espectador. <br>La obra de Ania Toledo trasluce los sentimientos del autor y el admirador. Esta puede ser dramática, serena, noble o sublime. Los elementos que protagonizan su paisaje son el propio paisaje: la luz y el color que conforman el entorno, cuya presencia define el contenido de los lienzos. <br>Paulatinamente su visión pintoresca da paso a una pintura naturalista y embellecida que se aleja de los estereotipos. <br>La plantea con detalles minuciosos, con agua, tierra y vegetación, dejando fuera cualquier elemento que hiciera recordar la existencia animal, humana, ofreciendo una ilusión óptica donde la [[Naturaleza|'''Naturaleza''']] es protagonista y único elemento de actuación. <br>No es el salto de agua un elemento determinante. Mucho menos un componente prototipito en esta muestra. Pero plantearlo de manera resplandeciente, tranquilamente congruente al entorno, es un logro indiscutiblemente en la pieza titulada El Salto Luminoso. <br>Siguiendo el naturalismo que caracteriza sus composiciones, Ania se interesa por el efecto atmosférico y el juego de claroscuro, mostrando el aire que se respira en la composición de manera difícilmente superable. <br>Son los cielos a veces apacibles, en otras ocasiones tormentosos, perfectamente enlazados con la paleta oscura y la transición de la [[Luz|'''luz''']], siendo el color verde el signo de preponderancia y depuración.<br>  
  
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*[http://www.hero.cult.cu/municipios/cabaiguan/ania_toledo.htm Artista Ania Toledo]  
 
*[http://www.hero.cult.cu/municipios/cabaiguan/ania_toledo.htm Artista Ania Toledo]  

Revisión del 09:08 13 sep 2010

Plantilla:Personaje artístico


 

El paisaje cubano ha sido siempre motivo de inspiración de grandes maestros de la pintura, extranjeros y cubanos, entre estos nombres tan representativos como Barreras, Reinoso, Esteban y Felipe Chartrand, Melero, José Joaquín Tejada, Rodríguez Morey y otros que a partir del siglo XIX se entregaron a cultivar una de las ramas del arte pictórico cubano en el cual se manifiesta, con singular relieve,la sensibilidad y destreza con que hoy lo hace Ania Toledo, cuyo currículum, integrado por celebradas exposiciones en Cuba, Europa, América Latina y Estados Unidos, demuestra la importancia de esta consagrada artista que Cernuda Arte seleccionó para exhibir sus obras.



Ania Toledo

Nacida en Cabaiguán, provincia de Las Villas, en 1957, es poseedora de una exitosa trayectoria, iniciada en 1990, en la que por reconocimiento a sus méritos ha recibido altas distinciones y figurar en importantes colecciones privadas y en instituciones que han apreciado la temática, excelente calidad de su pintura y, además, el cautivador encanto que emana de sus cuadros, expresivos del entorno campestre que le es familiar, en los que describe la campiña criolla en su impresionante belleza, gracias a su talento, dominio de la técnica y gran emotividad poética

El hecho de haber podido admirar sus creaciones con antelación al vernissage, es lo que permite compartir la opinión de quienes, con acertado juicio, han destacado la valía de esta notable paisajista que mucho contribuye a enaltecer la pintura latinoamericana contemporánea, con una obra que sobresale por la excelente labor dedicada a describir la exuberante flora cubana, que en medio del follaje espeso y cálido, sin estridencia de colores, aparece ora el espejo de aguas sosegadas o de las que rumorosas se precipitan en saltos y cascadas, ora la visión de airosas palmeras y otras especies arbóreas, y lejanas serranías propias de la región, todo lo cual nos transporta a un mundo idílico propicio a la serenidad y la paz, tan urgentes en el tiempo que nos ha tocado vivir, lo que hace recomendable visitar este oportuno y magnífico ejemplo del mejor arte actual.

Sentimientos

El paisaje continúa siendo motivo de creatividad artística en su condición retratista y placentera. No hay otra motivación pictórica más placida y apaciguadora que un buen paisaje rural, espléndidamente detallado. Mejor aún, enmarcado con el flujo del romanticismo auténtico.
Esta semana la galería Cernuda Arte se alza con otra gran muestra titulada ¿Paisajes para Siempre?, una selección de veintiocho piezas al óleo sobre tela, realizadas por la pintora cubana residente en la Isla, Ania Toledo, una mujer de pueblo que emplea sus ojos para admirar la naturaleza tropical. Una motivación naturalista que cada día es más popular en Cuba.
El estilo aplicado por la pintora no es ajeno a la tradición pictórica de la Isla. De hecho, la pintura paisajística cubana cuenta en sus comienzos de la segunda mitad del siglo XIX con Esteban Chartrand, un pintor que practicó la línea romántica adquirida tras el contacto con Teodoro Rousseau y su escuela de Barbizon en Francia. Sus dos hermanos Philippe y Augusto siguieron un trazado similar.
Sin embargo, la obra de Ania conduce a otro origen, aun más refrendado y ampliamente divulgado: el romanticismo ingles que tan vigorosamente materializaron Turner y Constable. Una corriente que incluso cabalgó victoriosamente por tierras ibéricas y el resto del Viejo Continente al encuentro con otras tendencias artísticas que imperaban entonces. Tan distante a nuestra idiosincrasia hispánica pero felizmente representado por el pincel de destacados artistas.
Para entender el aspecto tierno de la estampa, e incluso fantástico por ser hermosamente idealizado, habría que considerar primero la motivación primaria de su creación. El merito del pensamiento intrínseco responde por igual a la falta de otras motivaciones comunes, cuando el individuo enarbola los valores en su propio interior.
En el arte, la toma de esa postura es altamente comprometedora, arriesgada, ya que cualquier objeto o tema es digno de reflexión artística. Una condición que pone a prueba la sensibilidad del pintor y la capacidad interpretativa del espectador.
La obra de Ania Toledo trasluce los sentimientos del autor y el admirador. Esta puede ser dramática, serena, noble o sublime. Los elementos que protagonizan su paisaje son el propio paisaje: la luz y el color que conforman el entorno, cuya presencia define el contenido de los lienzos.
Paulatinamente su visión pintoresca da paso a una pintura naturalista y embellecida que se aleja de los estereotipos.
La plantea con detalles minuciosos, con agua, tierra y vegetación, dejando fuera cualquier elemento que hiciera recordar la existencia animal, humana, ofreciendo una ilusión óptica donde la Naturaleza es protagonista y único elemento de actuación.
No es el salto de agua un elemento determinante. Mucho menos un componente prototipito en esta muestra. Pero plantearlo de manera resplandeciente, tranquilamente congruente al entorno, es un logro indiscutiblemente en la pieza titulada El Salto Luminoso.
Siguiendo el naturalismo que caracteriza sus composiciones, Ania se interesa por el efecto atmosférico y el juego de claroscuro, mostrando el aire que se respira en la composición de manera difícilmente superable.
Son los cielos a veces apacibles, en otras ocasiones tormentosos, perfectamente enlazados con la paleta oscura y la transición de la luz, siendo el color verde el signo de preponderancia y depuración.

Fuente.