Bienal Internacional de Sao Paulo

Bienal Internacional de Sao Paulo
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PaísBandera de Brasil Brasil

La Bienal de São Paulo es una exposición internacional de arte moderno creada en 1951 y celebrada cada dos años en el Pabellón Ciccillo Matarazzo​ ubicado en el Parque do Ibirapuera de la ciudad de São Paulo, Brasil Está considerada una de las principales exhibiciones de arte moderno latinoamericano.

Descripción

Con el nombre de Bienal de Sao Paulo se conoce a la Exposición internacional de arte contemporáneo que se celebra en Sao Paulo, Brasil desde 1951 y que como su nombre indica, al igual que la Bienal de Venecia cuyo modelo sigue, se celebra cada dos años. La bienal fue inagurada el 20 de octubre de 1951.

Historia

Tras la creación del Museo de Arte Moderno y el Museo de Arte de la ciudad de Sao Paulo, Cecilio Matarazzo, inspirado en la muestra de la Bienal de Venecia y con el objetivo inicial de difundir el arte moderno brasileño, proyectó en 1951, una exposición internacional de arte moderno.

Después de más de medio siglo de la iniciativa de Cecilio Matarazzo, siguiendo el modelo de las instituciones culturales de estadosunidos, se constata que, el panorama artístico de Sao Paulo ha experimentado una regeneración canalizada a través de la iniciativa y el apoyo de empresas privadas.

Hubo que realizar un gran trabajo para lograr convencer a los artistas que fueran hasta Sudamérica a participar en la mencionada exposición, y así conseguir reflejar su amplia vocación internacional. Participaron 23 paises que aportaron 1854 obras. En 1957 la bienal se celebra en el edificio diseñado por Oscar Niemeyer, convirtiéndose desde ese momento en su sede definitiva.

El pabellón del Parque de Ibiraupuera es fiel a los conceptos de su maestro: priorizar que el hombre experimente el edificio, posibilitando una arquitectura por la que se pueda caminar; unir la arquitectura con las raíces locales, potenciar la comunicación con el paisaje y el dar preferencia al uso del cemento.

El resultado es un mundo de curvas, contra curvas y sombras imposibles. Unos 30.000 m2 repartidos en tres plantas diáfanas que se comunican por una gran rampa sinuosa. Totalmente abierto al parque que le rodea, el edificio se convierte en si mismo en un espacio de contemplación y, tal y como quería Oscar Niemeyer, un edificio que reivindica “la belleza prevaleciendo sobre las limitaciones de la lógica constructiva”.

Fuentes