Casa de Pedroso

Casa del capitán Pablo Pedroso
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Obra Arquitectónica
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Edificación familiar de lujosa y elegante arquitectura, fachada hacia Obrapía.
Descripción
Localización:La Habana
Uso inicial:Edificación familiar casa don Pablo de Pedroso

La casa de Don Pablo de Pedroso. Conocida como casa de Pedroso se considera una de las más antiguas que existen en la ciudad de La Habana con fecha fijada documentalmente. Consta, en efecto, en las actas del Cabildo, que el 24 de abril de 1626 éste hizo merced a Don Pablo de Pedroso de un solar en el camino que va a la punta, frontero a la bahía del puerto; éste era el solar Baratillo esquina Obrapía, a un costado de la antigua Aduana.

Arquitectura de la vivienda

El arquitecto Joaquín Weiss, en su obra La Arquitectura Colonial Cubana, siglos XVI-XVII, igual considera esta casa una de las más antiguas que existen en la ciudad. Weiss, tomando las Actas Capitulares del 24 de abril de 1626 expresó que el cabildo hizo merced a Don Pablo de Pedroso de un solar en el camino que va a la Punta, frontero a la bahía del puerto, asegurando que este era el solar de la esquina de Baratillo y Obrapía ubicado a un costado de la antigua Aduana.

La casa de Pedroso, según el doctor Pérez Beato, tenía en lo antiguo su puerta principal a la calle de San Pedro , lo que explicaría el trazado general de la planta en esta parte, en la cual las dos crujías centrales paralelas pudieron corresponder al zaguán; posteriormente, creemos que en la segunda mitad del siglo XVIII, se la hizo la entrada por Baratillo, donde se conserva un arco mixtilíneo, característico de dicha época, en lo que fuera el nuevo zaguán, y se situó la escalera en la parte posterior de la galería; así estuvo la casa hasta las primeras décadas del presente siglo, según testimonio del último propietario, señor Ignacio Pedroso. Al separarse los bajos de los altos a fin de dedicar aquellos a comercio y Almacén y éstos a casa de vecindad, se le dio entrada a la casa por la calle de Obrapía, conservando el tramo superior de la antigua escalera y construyendo uno nuevo inferior hacia dicha calle, que es como se encuentra en la actualidad.

Es evidente que en el transcurso de más de tres siglos esta casa ha sufrido muchas alteraciones, y que ha perdido la mayor parte de sus elementos originales. Se conservan pocos de los techos de alfarjes que originalmente tuvo; actualmente gran parte de la casa tiene cielos rasos de madera mientras que otros techos son de azotea. Aparte el tramo antiguo de la escalera, de algunos pies derechos y barandas en la galería del piso superior y de alguna que otra reja de madera, lo más interesante de la casa son las anchas jambas molduradas de madera que enmarcan las puertas de los principales aposentos de la planta alta, aplicadas seguramente en el siglo XIX. Exteriormente se destaca el mirador, tan frecuente en nuestras casas coloniales más antiguas, y las ventanas laterales con rejas de hierro voladizas, que primitivamente debieron ser, como las barandas de los balcones, de madera. Por la calle de San Pero, en la parte central del piso alto, sobre el presunto zaguán primitivo, se acusa, por dentro y por fuera, la existencia de un gran arco, a través del cual se iluminaría ampliamente la galería.

Actualidad

Archivo:Casa Pablo Pedroso.png
casa capitan don Pablo de Pedroso

Durante largo tiempo la casa compartió los usos de vivienda con el de comercio en planta baja, desde los primeros años del siglo XX y con mayor intensidad en la década de los cincuenta. Como bien apunta el arquitecto antes mencionado, los bajos se separaron de los altos, utilizándose los bajos como almacén, además de comercio, y los altos a casa de vecindad, después de haber sido abandonada por su familia original. Es así como se le dio entrada a la casa por la entrada de Obrapía, conservando el tramo superior de la antigua escalera y construyéndose uno nuevo inferior hacia dicha calle En el transcurso de varios siglos, la casa ha sido objeto de muchas transformaciones, perdiendo la mayoría de sus elementos primitivos.

Originalmente tuvo hermosos techos de armadura, de estos aún se conservan algunos en diferentes tramos de la planta alta, posteriormente, siendo una vivienda multifamiliar, tuvo cielos rasos de madera, mientras que otros tramos son de azotea. En la época en que Joaquín Weiss realizó el estudio sobre esta casa, años sesenta del siglo XX, la misma mantenía, parte del tramo antiguo de la escalera, de algunos pie derechos y barandas en la galería del piso superior y de alguna que otra reja de madera, lo más interesante de la casa, son las anchas jambas molduradas de madera que enmarcan las puertas de los principales aposentos de la planta alta, aplicados seguramente en el siglo XIX. Lamentablemente, la mayoría de estos elementos no llegaron a la actualidad.

La casa tiene un mirador que se destaca visiblemente desde el exterior, elemento este frecuente en las casas coloniales más antiguas, especialmente en aquellas que se encontraban próximas al mar. Las ventanas laterales con rejas de hierro voladizas que llegaron a nuestros días, debieron ser inicialmente de madera, como algunos de sus balcones. Este cambio de material fue muy frecuente durante el siglo XIX, no solo por una razón de moda, sino por la seguridad y durabilidad que ofrecía el nuevo material, el cual se extendería no solo a la vivienda, sino también a establecimientos comerciales, almacenes, entre otros.

La superposición de sus capas denota el gusto por este tipo de decoración en diferentes épocas. La casa Pedroso, como se le conoce, llena de interrogantes aún para arquitectos y arqueólogos, y de leyendas para historiadores, quienes no pocas veces se han dejado fascinar por aquella fábula que une esta casa con el tráfico de esclavos, constituye uno de los ejemplos más importantes, por su antigüedad y significación, conservado en La Habana Vieja.

Fuentes

  • Weiss .Joaquín. La Arquitectura Colonial Cubana. Editorial letras cubanas, ciudad de La Habana, Cuba, 1979