Diferencia entre revisiones de «Castillo del Cid»

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''' Castillo del Cid ''' El castillo alcarreño de Jadraque, más conocido como el "Castillo del Cid", se encuentra sobre un cerro del que José Ortega y Gasset aseguró que era "el más perfecto del mundo". Se alza orgulloso sobre el valle que en el que discurre el curso del cercano río Henares. Fue el Cardenal Mendoza quien, a partir de [[1469]], inició la construcción del castillo, como lugar de residencia. Tras no pocas experiencias, en el [[siglo XIX]] pasó a ser propiedad de los duques de Osuna. En [[1899]], el pueblo de Jadraque lo adquirió por 300 pesetas, a la Casa de Osuna y del Infantado. Hoy en día, es un lugar especial con unas vistas espectaculares.
 
==Historia==
 
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Aunque vulgarmente reciba el elocuente nombre de Castillo del Cid, este caballero castellano nunca estuvo ligado directamente a él. Su apelativo se debe a que en él vivió el primer conde del Cid, [[Rodrigo Díaz]] de Vivar y Mendoza.1
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Aunque vulgarmente reciba el elocuente nombre de Castillo del Cid, este caballero castellano nunca estuvo ligado directamente a él. Su apelativo se debe a que en él vivió el primer conde del Cid, Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza.
 
Con unos antecedentes prehistóricos, durante la Alta Edad Media, en época andalusí, fue una posición defensiva de la que restan escasos vestigios; al igual que de los pertenecientes a los posteriores siglos plenomedievales.
 
Con unos antecedentes prehistóricos, durante la Alta Edad Media, en época andalusí, fue una posición defensiva de la que restan escasos vestigios; al igual que de los pertenecientes a los posteriores siglos plenomedievales.
 
En el año [[1469]] el cardenal Pedro González de Mendoza intercambió con Alonso Carrillo, el castillo de Maqueda por el de Jadraque. Pedro González de Mendozapor era entonces obispo de Sigüenza,y miembro del linaje Mendoza; una de las familias nobiliarias que más se distinguieron por su protección a las artes durante el [[Renacimiento]].
 
En el año [[1469]] el cardenal Pedro González de Mendoza intercambió con Alonso Carrillo, el castillo de Maqueda por el de Jadraque. Pedro González de Mendozapor era entonces obispo de Sigüenza,y miembro del linaje Mendoza; una de las familias nobiliarias que más se distinguieron por su protección a las artes durante el [[Renacimiento]].

última versión al 17:04 3 nov 2015

Castillo del Cid
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Castillo)
Burgos-castillo.jpg
Descripción
Tipo:Castillo
Estilo:Medieval - Renacentista
Localización:Bandera de España España
Uso actual:Museo

Castillo del Cid El castillo alcarreño de Jadraque, más conocido como el "Castillo del Cid", se encuentra sobre un cerro del que José Ortega y Gasset aseguró que era "el más perfecto del mundo". Se alza orgulloso sobre el valle que en el que discurre el curso del cercano río Henares. Fue el Cardenal Mendoza quien, a partir de 1469, inició la construcción del castillo, como lugar de residencia. Tras no pocas experiencias, en el siglo XIX pasó a ser propiedad de los duques de Osuna. En 1899, el pueblo de Jadraque lo adquirió por 300 pesetas, a la Casa de Osuna y del Infantado. Hoy en día, es un lugar especial con unas vistas espectaculares.

Historia

Aunque vulgarmente reciba el elocuente nombre de Castillo del Cid, este caballero castellano nunca estuvo ligado directamente a él. Su apelativo se debe a que en él vivió el primer conde del Cid, Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza. Con unos antecedentes prehistóricos, durante la Alta Edad Media, en época andalusí, fue una posición defensiva de la que restan escasos vestigios; al igual que de los pertenecientes a los posteriores siglos plenomedievales. En el año 1469 el cardenal Pedro González de Mendoza intercambió con Alonso Carrillo, el castillo de Maqueda por el de Jadraque. Pedro González de Mendozapor era entonces obispo de Sigüenza,y miembro del linaje Mendoza; una de las familias nobiliarias que más se distinguieron por su protección a las artes durante el Renacimiento. El actual castillo de Jadraque es casi íntegramente obra del último tercio del siglo XV, es decir, del último grupo de castillos-palacio medievales, ya en vías de desaparición en esta época. Su reforma en el siglo XV se debió al maestro de obras Alberto de Caravajal, ayudado por canteros del Norte de España. Este maestro de obras también dirigió la reforma del castillo de Puebla de Almenara (Cuenca). Es probable que las trazas de la reforma fueran dada por el arquitectoJuan Guas, aunque su intervención no está documentada. La obra de reforma afectó en gran manera a casi todo lo que allí hubo con anterioridad, pues incluso se llegó a rebajar el terreno natural del cerro. Sólo la que fue una gran torre pentagonal en proa fue aprovechada en la obra del nuevo castillo bajomedieval (probablemente hacia mediados del siglo XX casi toda esta torre fue desmontada para así servir de cantera). No duró mucho tiempo la etapa de esplendor del castillo. Muerto Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, marqués del Cenete y conde del Cid, su única hija se casó, con el duque del Infantado y, por lo tanto, quedó incluido en el patrimonio de la rama mayor de los Mendoza, que fueron abandonándolo a su suerte. La guerra de Sucesión reactivó su valor como fortaleza, desapareciendo para siempre su carácter señorial. Ya en el siglo XIX, paso a ser propiedad, de los duques de Osuna. En 1899, el ayuntamiento de Jadraque, lo compró por 305 pts., cuando arruinada la Casa Infantado-Osuna, sus bienes fueron subastados. Desde fines del siglo XX, se vienen realizando en él obras de rehabilitación.

Descripción

Castillo del Cid

Corona el castillo de Jadraque un cerro de proporciones perfectas. Su alargada meseta, que corre de norte a sur estrecha y prominente, se cubre con las construcciones pétreas de este edificio que hoy nos muestra su aspecto decadente a pesar de las restauraciones progresivas en él efectuadas. La altura y el viento suponen una agresión continua a estas viejas paredes medievales. El acceso lo tiene por el sur, al final del estrecho y empinado camino que entre olivos asciende desde la basamenta del cerro. Se encuentra una entrada entre dos semicirculares y fuer¬tes torreones, uno de los cuales, el izquierdo, se ha venido al suelo derrumbado no hace muchos inviernos. La silueta o perímetro de este castillo es muy uniforme. Se constituye de altos muros, muy gruesos, reforzados a trechos por torreones semicirculares y algunos otros de planta rectangular, adosados al muro principal. No existe torre del homenaje ni estructura alguna que destaque sobre el resto. Los murallones de cierre tienen su adarve almenado, y las torres esquineras o de los comedios de los muros presentan terrazas también almenadas, con algunas saeteras. El interior, completamente vacío, muestra algunas particularidades de interés. Al entrar a la fortaleza, tras el paso del portón escoltado como hemos dicho por sendos torreones fortísimos, se accede a un empinado patio de armas que siempre estuvo despejado, y que se encuentra en una cuestuda terraza de nivel inferior al resto del edificio. Por un portón lateral abierto en el grueso muro que define al castillo propiamente dicho, se accede a un primer ámbito, de forma rectangular, con algibe pequeño central, que fue sede de la edificación castrense propiamente dicha. Más adelante, hoy circuído por los altos murallones almenados, se encuentra el ancho receptáculo de lo que fue castillo palacio levantado por el Cardenal Mendoza. En el suelo aparece un enorme foso cuadrado, hoy cubierto con maderamen para evitar caídas accidentales, y que bien pudo servir de sótanos y almacenamiento de provisiones y bastimentos. Más adelante, ya en el fondo del edificio, se ven los restos, en varios niveles, de lo que fuera el palacio propiamente dicho. A través de una escalera incrustada en el propio muro del norte, se asciende al adarve que puede recorrerse en toda su longitud. En el seno de la torre mayor, de planta rectangular, que ocupa el comedio del muro del mediodía, se ha puesto hoy una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora de Castejón, patrona del pueblo. El castillo poseyó un recinto exterior del que quedan algunos notables restos, como la basamenta de la torre esquinera del norte. Se trataba de una barbacana de escasa altura, probablemente almenada y provista de adarves con saeteras e incluso troneras para contrarrestar posibles ataques. Su planta reproducía con exactitud la del castillo interior, y venía a cerrarse en el extremo meridional del castillo sobre las torres que flanquean el acceso al primer patio de armas. La amplitud del interior, la homogeneidad de su silueta, y una serie de detalles en la distribución de los ámbitos destinados a lo castrense y a lo residencial, nos muestran al castillo de Jadraque como una pieza netamente renacentista y ya moderna. Entre sus medio derruidos muros, sobre el vacío silencio de sus patios, resuenan aún los ecos de los personajes ilustres que allí habitaron, desde el Cid Campeador, que en calor de un verano subió a golpe de espada, hasta el marqués del Zenete, don Rodrigo que allá en la altura tuvo su corte de amor y sueños.

Sugerencias para la visita

Ruta del Castillo

Para visitar el castillo jadraqueño, debe dejarse el automóvil aparcado en la cuneta de la carretera que, describiendo curvas múltiples, baja desde la meseta de Miralrío hacia el valle del río Henares. A pie, y entre olivos, por un empinado y polvoriento camino, se llega fácilmente y en poco más de diez minutos hasta el castillo, cuya visita detenida no ofrece dificultades de ningún tipo. También puede subirse andando desde el pueblo, por caminos que indican las gentes de Jadraque.

Fuentes