Diferencia entre revisiones de «Chittagong»

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Chittagong
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EntidadCiudad
Población 
 • Total2 592 millones (2 011) hab.
Chittagong.jpg

Chittagong la segunda ciudad más grande de Bangladesh, es conocida como uno de los más grandes centros de desmontaje de barcos de acero en el mundo. Los buques son conducidos a este escenario (que recuerda a pelí¬culas tipo Mad Max) cuando terminan su vida útil tras 20-30 años de servicio.

Economía

Esta industria se trasladó de los países industrializados hacia el sur de Asia, donde la mano de obra es más barata y las leyes de protección del medio ambiente son más liberales. Parece ser que todo comenzó en 1964, cuando una tormenta arrastró un carguero a estas playas y los habitantes del lugar lo desmantelaron; desde entonces y hasta hoy, las llamadas “acerías” en Chittagong se han extendido a lo largo de 10km de playa y agua poco profunda. En ellas se introducen los barcos para, tras desmontar lo que aún sea de alguna utilidad, (se llegan a pagar hasta 25000$ por una hélice de un gran buque) cortarlos en pedazos.

A pesar de los medios rudimentarios, en esta industria se llega a producir hasta el 80% del acero que demanda el país; empleando directa o indirectamente a cerca de 100.000 personas.

Al norte de la ciudad de Chittagong, en la zona conocida como Fauzdarhat, la avenida que recorre paralela la bahía de Bengala alberga alrededor de 80 empresas dedicadas al desguace de grandes barcos en una superficie no mayor de veinte kilómetros. El camino es el correcto: medianas, comercios a pie de carretera, incluso los ríos que pasan están llenos de materiales procedentes de los desguaces: las placas de metal, los sillones de los oficiales, las literas de la marinería, las lanchas salvavidas, los farolillos del barco, los largos tubos, las máquinas del motor, bidones oxidados con sabe Dios qué líquido en su interior, monos de trabajo Los obreros empujan grandes bobinas metálicas, arrastran cadenas mugrientas, los charcos de agua del monzón parecen extraterrestres con sus reflejos morados, verdosos, naranjas. Porque aquí los desguaces se hacen a mano, con cargas de dinamita y radiales y cinceles y martillos, sin calzado de seguridad (a veces sin calzado alguno), sumergidos en barro, las condiciones de seguridad ausentes, un ambiente apocalíptico a pie de playa. Un proceso que comienza cuando el empresario se hace con uno de estos monstruos marinos que han dado ya todo lo posible en su vida útil tras veintinueve años de servicio, el máximo que permite la ley internacional. El armador lo pone en venta por unos 230 euros la tonelada, lo adquiere un broker para venderlo en el mercado internacional por unos 400 euros la tonelada, un capitán especializado lo traslada hasta la misma playa y ya está: tenemos el enorme disparate de esta playa de Chittagong. Cuando el barco llega a la playa se convierte en un cerdo: todo se aprovecha. Los líquidos se extraen y los que se pueden revender, se almacenan. Claro que en este proceso son muchos litros, miles diría yo, los que se vierten al mar y nos deja ese aspecto tan poco sano de las aguas y de las arenas de la playa. Y comienza la fiesta: todo se extrae: las placas de metal, los sillones de los oficiales, las lanchas salvavidas, los farolillos del barco, los largos tubos, las máquinas del motor. Los motores terminan vendiéndose como generadores eléctricos, el mobiliario se coloca en tiendas de segunda mano, el acero se funde y cubre el 80% de las necesidades bengalíes al año. El empresario bengalí puede alcanzar un beneficio de alrededor de 2000 euros por tonelada. Todos contentos.

Bibliografía