El Salvador (municipio)

Plantilla:Ciudad

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Zona Montañosa


El Salvador municipio cubano. Surgió de la división política administrativa aplicada en el país en 1976. Le antecede en el tiempo el antiguo y extenso partido territorial de San Anselmo de los Tiguabos y 6 pequeños municipios que total o parcialmente conforman este territorio: Bayate, El Salvador, Realengo 18, 30 de Noviembre, Naranjo Agrio y Bombí, en la etapa 1963-1976.Su nombre, es dado por la Revolución al antiguo Central Soledad, Capital del municipio en solidaridad con la república El Salvador, se encuentra específicamente en el extremo norte de la provincia, limita al norte con el municipio Sagua de Tanamo provincia Holguín, al este con el municipio Guantánamo, al sur con el municipio Niceto Pérez y al oeste con los municipios santiaguero Segundo Frente y Songo la Maya. En su montaña existen ruinas de los cafetales franceses declarados pratimonio de la humanidad.

Geografía y sociedad

Tiene una extensión territorial de 636,5 Km², su clima es tropical, el relieve montañoso en un 75%, llano el 25%, con 12 consejos populares: El Salvador, Sempré, Carrera Larga, Cuneira, Costa Rica, Bayate, Bombí, Limonar, Sabaneta, La Escondida, San Fernando, Palizada y El Lechero, con un total de 68 comunidades bien definidas.

historia

Se conocen asentamientos aborígenes en Santa Fé, Purial, Marianal, Perseverancia, San Felipe de Guayacán, el Jobito, Los Torteros, y Tiguabos. En esta tierra nació el mayor general Pedro Agustín Pérez del Ejercito Libertador, fue Tiguabos escenario del primer combate y la primera victoria de las armas mambisas en Guantánamo, este poblado llegó a convertirse en la capital de la Revolución en la jurisdicción. En 1871, por Ojo de Agua, entró la invasión mambisa a Guantánamo, dirigida por Máximo Gómez, y fue Monte Rus el centro de operaciones. Desde aquí se invadió Baracoa, Yateras y Sagua. Se libraron importantes combates como los deLa Indiana, El Oasis, Dos Amigos y la operación Mariñán-Tiguabos. El General Antonio Maceo en su bregar combativo en suelo guantanamero, recibió cuatro heridas, todas en acciones dentro del territorio. En suelo salvadoreño se produjo la primera gran victoria de las armas cubanas bajo la dirección de Maceo: el Combate del Jobito el 13 de mayo de 1895. A partir de la década del 20 las luchas campesinas del Realengo 18 marcaron la vida de nuestras montañas, destacándose aquí, la férrea resistencia contra los desalojos campesinos, liderados por Lino de las Mercedes Álvarez quien enarboló la consigna "Tierra o Sangre". En Soledad (hoy El Salvador) se fundó la primera célula del Partido Comunista de Cuba en 1931. Fue el Central Ermita, hoy Costa Rica, escenario de unas de las principales acciones del 30 de Noviembre en Guantánamo. En el Aguacate tuvo el Comandante Fidel Castro su primera comandancia y en el Central Soledad, libró su primer combate. En 1983 fue declarado el municipio Modelo Cultural por poseer 10 instituciones básicas para el desarrollo de la cultura, además de poseer un potente movimiento de artistas y aficionados y de promotores culturales.


Realengo 18

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Lucha Campesina

Todo comenzó cuando una compañía azucarera estadounidense intentó despojar de sus propiedades a los montunos que habitaban el Realengo 18, en la hoy provincia de Guantánamo, en el extremo oriente de Cuba, e inició la construcción de una trocha, primer paso en su plan de desalojo. Corría el año 1934. Desgobernaba entonces en Cuba el régimen Caffery-Batista-Mendieta, la tristemente célebre triada integrada por el embajador yanqui injerencista, el militar golpista ambicioso (capaz de hacer cualquier barbarie con tal de perpetuarse en el poder) y el politiquero títere que siempre soñó con ser presidente y ahora veía hecho realidad su sueño. Los hombres y mujeres del Realengo 18, encabezados por un veterano oficial mambí, Lino Álvarez, detuvieron el trabajo de la trocha. La compañía llamó a las autoridades y las lomas se infestaron de guardias rurales. Lino se puso a la cabeza de 800 campesinos, armados de escopetas, machetes y mucho coraje. Los guardias, que solo "peleaban por la paga", se mostraron cautelosos y prefirieron acampar en las cercanías, "esperando órdenes". Allá en La Habana, Batista fue terminante: "La trocha va…", prometió. Los de Realengo le replicaron con un manifiesto que proclamaba "Tierra o sangre". Batista reiteró su bravuconería: "La trocha se hará, cueste lo que cueste". "Pues mientras haya un montuno, no sigue la Trocha", dijo Lino simplemente: "Esto es de Tierra o sangre", concluyó. Una aclaración necesaria Cuando los españoles colonizaron Cuba, repartieron las tierras en grandes haciendas circulares. En el sitio donde coincidían los linderos de tres grandes fincas, quedaba siempre un espacio libre, semejante a un triángulo. Si los lectores lo dudan, pueden trazar en una hoja en blanco tres circunferencias. Esos "espacios libres" devienen, con el tiempo, tierras no repartidas, en teoría, propiedad de la corona española. A ellas se les llamó "realengos" y en ellos, durante la colonia, se autorizó a blancos pobres, negros y mulatos libres, a establecer sus sitios de labor. Allí se fundaron familias que durante siglos vivieron en esos terrenos. Hasta que, ya en el siglo XX, las compañías latifundistas, fundamentalmente norteamericanas, comenzaron a codiciarlos. Al principio intentaron la intimidación y la compra pero su voluntad se estrelló con el amor de los habitantes de los realengos a su terruño. Algunos de esos campesinos ya habían legalizado su estancia en esas pequeñas fincas e incluso aparecían sus títulos de propiedad en los juzgados. Las compañías yanquis compraron a la Guardia Rural, a alcaldes y jueces y "casualmente", muchos de esos juzgados "sufrían" devastadores incendios con los que desaparecían las pruebas que testificaban la propiedad de los montunos. Entonces los geófagos apelaban a la Guardia Rural nuevamente para desalojar a los habitantes de los realengos que ocupaban tierras en las que "se habían establecido ilegalmente", como dictaminaban jueces vendidos al mejor postor. A los montunos solo les quedó una salida: oponerse por las armas ante tanta injusticia. Fueron tal vez los hombres y mujeres del Realengo 18 quienes desarrollaron la más enérgica y organizada resistencia masiva contra esos intentos de despojo. El liderato de Lino Álvarez desempeñó un papel relevante en esa lucha. Agitador fogoso, según quienes le conocieron, suplía su falta de instrucción con una inteligencia despierta y un seguro poder de razonamiento. Rebeldía montuna Los montunos lograron granjearse con su ejemplo el apoyo de todo el pueblo de Cuba. Los sindicatos olvidaron rencillas antiguas y se reunieron para coordinar acciones. El primer Partido Comunista envió hacia las lomas guantanameras armas, pertrechos y un refuerzo de hombres avezados en el combate. Crecía la movilización popular en apoyo de la justa lucha de los campesinos del Realengo 18. El periodista y revolucionario Pablo de la Torriente Brau se fue allí para reportar la rebeldía heroica de los montunos y mantener informada a la opinión pública. Cuentan que un cabo de la Guardia Rural, desoyendo consejos, con un ingeniero y varios soldados, trató de comenzar una nueva trocha. Lino Álvarez se les presentó personalmente y les dijo que si no se iban, él los sacaría a sombrerazos del lugar. Los guardias apuntaron a Lino con sus armas. El mambí no se inmutó. Movió la cabeza, como si mirara al cielo. El cabo, curioso, también miró en esa dirección, y se percató de que las lomas estaban pobladas de montunos con el rifle al hombro, prestos para disparar. "Lino, por su madre", imploró el cabo. "Dentro de una hora, que no haya campamento ni nadie por aquí", alertó el mambí en voz baja. Solo necesitaron unos minutos para huir despavoridos. Batista movilizó entonces el 9 de noviembre de 1934 tropas con pelotones de ametralladoras y les dio un plazo a los montunos para que entregaran las armas. Los montunos volvieron a replicarle: "Esto es de Tierra o Sangre". Pero a oídos del sargento golpista llegaron noticias alarmantes. El movimiento obrero, en solidaridad, amenazaba con huelgas, sobre todo en empresas de propiedad yanqui, y se pronosticaba un paro general espontáneo en las seis provincias, si el ejército entraba en el Realengo 18. Aparte de que era imposible predecir cuantas bajas tendría la soldadesca en ese enfrentamiento. El 11 de noviembre de 1934, Batista se vio obligado a retirar los guardias y las compañías tuvieron que sentarse a dialogar con los montunos. Los geófagos se vieron obligados a reconocer, al menos por un tiempo, el derecho de los serranos a esas tierras. Aunque continuaron con sus intentos de desalojo. La lucha entre las compañías yanquis y los montunos no terminó hasta el triunfo revolucionario de 1959 cuando la Ley de Reforma Agraria les reconoció a los habitantes de los realengos su legítimo derecho a la tierra donde trabajaban.

La Comandancia El Aguacate

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Museo Comandancia El Aguacate


El 26 de marzo de 1958, 15 días después de la fundación del Segundo Frente Guerrillero, el Comandante Raúl Castro Ruz establece su primera Comandancia en El Aguacate de Monte Ruz, perteneciente al hoy municipio guantanamero de El Salvador. Allí prácticamente todo era propiedad de dos familias acomodadas, sólo había trabajo durante los meses de zafra cafetalera, los niños desconocían de lápices, libretas, de José Martí y la historia de Cuba, pero sí sabían del hambre y el tiempo muerto. A partir de ese momento, los combatientes de la Columna Seis, al mando de la cual Raúl bajó de la Sierra Maestra, desarrollaron numerosos combates contra miles de efectivos de la tiranía, agrupados en 30 puestos de la Guardia Rural, cinco capitanías, cinco primeras y seis segundas tenencias, todo ello perteneciente a los Regimientos 1 y 7 del Ejército del dictador Fulgencio Batista. A la par que se extendía el Frente guerrillero, Raúl y sus hombres depuraron los diversos grupos de alzados allí existentes llamados “escopeteros”, quienes se habían mezclado con los integrantes del Movimiento 26 de julio y otros luchadores. También organizaron sólidos Comités de Campesinos Revolucionarios, cuyas misiones principales eran de información y abastecimiento. De ese proceso surgieron cinco Compañías nombradas con las letras A hasta la E, bajos los mandos, respectivamente, del Capitán Raúl Menéndez Tomassevich, destinada al área de Alto Songo; Efigenio Ameijeiras y el capitán Demetrio Montseny (Villa), Guantánamo; Julio Pérez Guitián, Sagua y Mayarí; capitán Manuel Fajardo Sotomayor, Yateras; y Ciro Frías Cabrera -quien cayó heroicamente días después dirigiendo el primer combate de Imías-, para operar en el Este de Guantánamo, Sur de Yateras y la Región de Baracoa. Las citadas Compañías se convirtieron después en columnas, ordenadas primeramente con los dígitos del 6 al 10, denominadas respectivamente Juan Manuel Ameijeiras, Abel Santamaría, Antonio López Fernández, José Tey y René Ramos Latour. A esta última le sería cambiado su número por el 20, y el nombre por el de Gustavo Fraga, para diferenciarla con otra columna llamada Daniel (nombre de guerra de René Ramos Latour), constituida en el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy. Otros destacados jefes asumieron tiempo después el mando de algunas de esas fuerzas, como parte de la reorganización llevada a cabo entre los meses de julio y octubre de 1958, cuando el frente vivió su tercera etapa. Antonio Enrique Lussón, Félix Pena Díaz y Belarmino Castilla Mas, asumieron responsabilidades como jefes de columnas. Secundado por las Milicias del 26 de julio y combatientes de la clandestinidad, el Segundo Frente llegó a convertirse en todo un ejército que liberó la totalidad del territorio que hoy abarca la provincia de Guantánamo, una tercera parte de la de Santiago de Cuba, y la mitad de Holguín. En sus dominios también fue creado un eficiente aparato administrativo con las características de un Estado, para dirigir actividades civiles como atención primaria, educación, finanzas, construcción, comunicaciones, propaganda, fábricas talleres y todo tipo de servicios técnicos, no sólo para resolver problemas de las tropas, sino también de los miles de habitantes radicados en esa zona. Allí Raúl creó el Cuerpo de Inteligencia Rebelde, un hospital, una cárcel, una fábrica de explosivos y planificó acciones de apoyo a la Huelga General del 9 de Abril, como la operación Omega y la toma del aeropuerto de Moa, por donde se esperaba la llegada de un cargamento de armas. Igualmente tuvieron lugar, auspiciadas por las fuerzas rebeldes, el Congreso Campesino en Armas –en Soledad de Mayarí-, y las plenarias Azucarera y Regional Obrera. Un ejemplo de lo que ha sido la obra de la Revolución en esta serranía es el hospital Caridad Pérez Pérez, pues sus médicos, enfermeras y técnicos contribuyen a que en El Aguacate y todo el Consejo Popular de La Escondida sean bajísimos los índices de mortalidad infantil, materna, y el bajo peso al nacer, logros que hablan de la alta calidad de vida que alcanzan los pobladores de esas localidades montañosas, donde morían más de 60 niños por cada mil nacidos vivos antes del Primero de Enero de 1959. Desde el 9 de abril de 1983 las instalaciones que acogieron a la Comandancia funcionan como Centro de Pioneros Exploradores, además de escuela, museo y el área destinada a la recreación sana de la comunidad. Hoy sus pobladores también se benefician del desarrollo de diferentes programas de la Revolución, pues allí funcionan una Sala de Televisión que se utilizará próximamente como Sala de Rehabilitación y una escuela primaria electrificada con panel fotovoltaico, dotada de computadora y modernos medios audiovisuales. En saludo a la efemérides, el Gobierno municipal acomete disímiles acciones como la rehabilitación y conservación de 15 viviendas, el mejoramiento del vial de acceso al sitio histórico y la reparación de tarjas y monumentos relacionados con la Columna Seis. Consolidar estos avances y extraerle bien al campo las cuantiosas riquezas que aporta, constituyen el homenaje perenne de los niños, hombres, mujeres y ancianos de la zona a la sangre derramada por los numerosos mártires que en El Aguacate y otros sitios del II Frente Oriental Frank País ofrendaron su vida por este incomparable presente.

El levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956

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Ermita hoy Costa Rica

Es uno de los hechos más heroicos de la última etapa de la lucha de nuestro pueblo por su liberación nacional. Debido a su trascendencia histórica es bastante conocido, pues existen diversos trabajos bibliográficos, periodísticos y testimoniales escritos al respecto; sin embargo, en su mayoría abordan estos hechos de manera muy general y se refieren a las acciones desarrolladas en Santiago de Cuba, y a la labor desplegada por Celia Sánchez en la zona de Manzanillo; se hace preciso ampliar la valoración hecha por Frank País sobre el papel del sector obrero en Guantánamo, al paralizar la ciudad y tomar el central Ermita, a esto se suma la necesidad de incorporar elementos de la historia local en la enseñanza de la historia de Cuba. Con respecto a la bibliografía utilizada, aunque fueron consultados textos que abordan estos hechos de manera muy general, así como valoraciones de destacadas personalidades afín de enjuiciar dicho acontecimiento, la mayor parte de la información fue obtenida de fuentes primarias, fundamentalmente testimoniales, mediante entrevistas realizadas a protagonistas directos de aquellas acciones, a los que insertamos las numerosas investigaciones realizadas por historiadores locales que amplían el horizonte investigativo y aportan nuevos elementos. El levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956 en el territorio del actual municipio El Salvador tiene sus antecedentes más directos en el intento del alzamiento armado del 26 de julio de 1953 en la Sierra Canasta, elevación en los límites de los actuales municipios Guantánamo (por el este), Niceto Pérez (por el sur) y El Salvador (por el norte y oeste). En este antecedente una parte de los comprometidos residían en territorio de este municipio, fundamentalmente en el barrio de Jobito de Camarones, en las inmediaciones de esta sierra, en los límites de El Salvador y Guantánamo. Al producirse el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente, los revolucionarios guantanameros se movilizan y se concentran en el Paso de Cañambú, en las estribaciones de la Sierra Canasta, y una vez conocido los sucesos de Santiago de Cuba y el internamiento de los sobrevivientes en La Gan Piedra deciden marchar al encuentro de éstos para sumarse a ellos. No obstante ese intento resulta infructuoso pues Miguel Bertrán, Felipe Pardo y José Marcheco son detenidos en la ciudad el día 28 cuando intentaban sumar al grupo a los estudiantes comprometidos a través de Serafín Soto. Este intento no fue espontáneo, sino, que ya venía getándose desde el 10 de marzo de 1952 cuando al producirse el golpe de estado, mientras en Guantánamo se realizaban huelgas que paralizaban todo el transporte ferroviario y acciones de sabotaje a la tiranía, en las que juega un papel importante el trabajador ferroviario Julio Camacho Aguilera; en Ermita se desarrolla una resistencia organizada de gran magnitud y concurren de manera unánime al sindicato auténticos, ortodoxos y una representación de la Joven Cuba, y para condenar el golpe cursan un telegrama en apoyo al gobierno constitucional y deciden enviar una comisión a Guantánamo para analizar la situación con la máxima dirección de la ortodoxia y el autenticismo en la ciudad. Ante el quietismo de los caudillos políticos del autenticismo y la ortodoxia la juventud guantanamera comienza, de forma independiente, a reunir armas a fin de prepararse para acciones posteriores, y la vanguardia juvenil y revolucionaria de Ermita, debido a sus relaciones con Julio Camacho, y con el santiaguero Frank País, quien visitaba esta localidad desde su infancia, pasó a formar parte de la organización Acción Revolucionaria Oriental (ARO), la que tras los contactos del joven santiaguero con revolucionarios camagüeyanos devino en Acción Nacional Revolucionaria (ANR), organización cuyos ideales eran derrocar la dictadura de Batista a través de la lucha armada, pero no sabían cómo ni con quién hacerlo.

    Julio Camacho Aguilera:

“Yo puedo manifestarles a ustedes, entrando en materia, que en los días en que se ataca el cuartel Moncada en 1953, ya en la ciudad de Guantánamo se encontraba la juventud movilizada, organizada en grupos de resistencia a la tiranía que padecía nuestro país, y algunos grupos de éstos tuvieron el gesto de marchar al monte en solidaridad con los sucesos que venían acaeciendo en la ciudad de Santiago de Cuba”. Hacia fines de 1955, Frank País deja organizado y estructurado el M 26 – 7 en Guantánamo, proceso en el que juegan un papel importante el estudiante Enrique Soto y el trabajador ferroviario Julio Camacho Aguilera, éste último elegido como miembro de la dirección provincial de dicho movimiento y alrededor del cual se adhieren incondicionalmente los jóvenes del central Ermita, por lo que puede afirmarse que las células de este poblado se fundaron casi al unísono a la de la ciudad de Guantánamo, las que creadas y dirigidas personalmente por Julio Camacho Aguilera, crecieron rápidamente en números y vinculada a ellas, existía otra que agrupaba a compañeros de La Lima, Rancho Grande, Cuneira y Baltony, cuyos vínculos estaban dados en prácticas de tiro y otros preparativos. En este mismo periodo se crea también la del antiguo central Soledad y sus colonias cañeras, cuyo núcleo radicaba en El Congrí abarcando, San José y Sempré.

La creación de células se extendió a otras zonas del territorio del actual municipio, entre ellas:

- Una en Jobito de Camarones. - Una en Cuneira – Rancho Grande – Marcos Sánchez. - Una en Bayate. - Una en La Hembrita. - Una en Sabaneta. - Dos en el Realengo 18.

Como se puede apreciar, este territorio aportó mucho al M 26 –7 pues en él existían diez células, las antes mencionadas unidas a la de Soledad y a las dos de Ermita.
Entre fines de 1955 y principios de 1956, los revolucionarios de este territorio entran en contacto con el documento " La Historia me Absolverá", aunque al valorar por testimonios de algunos combatientes, éste no tuvo gran trascendencia debido al bajo nivel escolar y poco hábito de lectura existente entre los miembros. El mayor comentario se hacía entre los más letrados.

En el caso específico de Ermita, llegó mimeografiado en papel blanco, se entregaba un ejemplar para leerlo y después rotarlo. No se precisa cómo ni quién lo introduce, aunque según algunos testimonios y versiones, plantea Piti García, joven estudiante de aquel entonces en Santiago de Cuba, con estrecha amistad con Vilma Espín y otros revolucionarios santiagueros, parte de este documento que se distribuyó en la región se tiró en el mimeógrafo del central por Pepín Soriano. La actividad fundamental de estos jóvenes en los primeros momentos consistió en aglutinar a todas las fuerzas revolucionarias que se oponían a la tiranía, la recolección de armas, parques, preparación de los combatientes para la acción, recaudación de fondos, propagandas contra el tirano, etcétera. En la labor de propaganda se destaca la desarrollada por Soledad, a través de un mimeógrafo clandestino ubicado en El Congrí en casa de Francisco Rodríguez (comunista), el que era operado por el combatiente Francisco Amaro, y la desarrollada por las de Ermita a través de una pequeña planta transmisora clandestina creada por el combatiente Pedro Marina y operada por combatientes como Juan Rodríguez, Luis Felipe Guerra, Manuel Martínez y Orlando Fulgencio Zaldívar y Batista quienes ejercían como locutores. Esta se escuchaba a tres kilómetros a la redonda y mediante ella se difundían las informaciones del M 26-7 y del estudiantado. No tenía punto fijo, pues para garantizar su seguridad se movía colocándola en el cine al lado del cuartel, en la escuela y hasta en la casa del norteamericano administrador del central. La labor de recaudación de fondos fue amplia, buena parte de ella se hacía en efectivo a través de la venta de bonos del M 26-7 con diferentes precios, según las posibilidades de los cooperantes, otras veces los propios integrantes de las células entregaban días de haber y conformaban un fondo para la adquisición de armas; en ocasiones, pequeños propietarios y comerciantes, a solicitud del M 26-7 hacían donativos importantes, de los cuales se levantaban actas para dejar constancia. Muchos colonos cañeros hicieron donativos en especie y de las más disímiles variedades: armas, parques, medicinas, alimentos, ropas, informaciones, etc., e incluso varios comerciantes y propietarios se convirtieron en combatientes clandestinos y de la sierra en el curso de la lucha. En Ermita fue asaltado el polvorín del central, de donde se extrajeron setecientos kilogramos de T.N.T., trasladados a la Sierra de Canasta donde existía una fábrica clandestina de bombas. Gran parte de las cuales, unidas a las que se producían dentro del taller del central (20 diarias), por Arnoldo García y Rafael Sedeño fueron utilizadas en la acción del 30 de noviembre de 1956 en las calles de Santiago de Cuba. Julio Camacho Aguilera. “... nuestras granadas fueron confeccionadas por el indio Leonides, quien con un clavo hizo el disparador. La dinamita empleada fue tomada del asalto al polvorín del central Ermita.” “... por ese mismo año nosotros asaltamos un polvorín del propio central Ermita, y en ese polvorín se hacían labores de preparar bombas y se regó ese material explosivo por todo el país en pequeñas cajas.” “Cuando llegaban a Santiago de Cuba, Frank las distribuía al resto del país”


UN DÍA DE ACCIÓN

  Las células de Ermita quedaron organizadas y estructuradas de la siguiente manera:


Célula Número 1

  1. José Pearce Doroshing Jefe de la Célula
  2. Eriberto Iribar Barzaga miembro
  3. Luis Mustelier Iribar “
  4. Elmo Luis Moro Rovira “
  5. Victor Ojea Buscareli “
  6. Reinaldo Morry Cárter “
  7. Freddy Catá Rodríguez “
  8. Orlando F. Zaldívar Batista “
  9. Omar Moreno Moreira “
  10. Lorenzo Moreno Moreira “
  11. Arnoldo García Morales “
  12. Juan G. Estévez Lambert “
  13. Olmido Tamayo Pérez "
  14. Juan Rodríguez Tamayo "
  15. Arcerio Iribar Andía "


Célula Número 2

  1. Manuel Martínez González Jefe de Célula
  2. Luis Vizcay Turcaz Miembro
  3. Rafael Cedeño Herrera “
  4. Grafiro Cedeño Herrera “
  5. Beder Cedeño Herrera “
  6. Reinaldo Turcaz Mendoza “
  7. Gilberto Mengana Pérez “
  8. Julio Pico San Jorge “
  9. Rafael Pico San Jorge “
  10. Evelio Aguilar Martínez “
  11. Agustín Tito Torres “
  12. Luis Felipe Guerra Muñoz “
  13. José Tito Barzaga “
  14. Conrado Turcaz Mendoza


    La célula Nro. 1 abarcaba la zona del central y la Nro. 2 el batey, Rancho  Grande y el central Baltony (hoy Los Reynaldos). Los miembros de una célula no conocían la relación de la otra y para su identificación utilizaban la palabra JUVÖM (Iniciales de Juntos, Unidos Vencer o Morir.) .
    Después de organizado el M 26-7  en la localidad, Frank realizó otras visitas, pero la última la hizo acompañado de Pedro Miret  con el objetivo de ultimar los detalles de los preparativos para apoyar el desembarco del Granma ya que debido a la tradición patriótica de los jóvenes de esta localidad y a la posición geográfica del lugar, pues la línea del ferrocarril que une a Guantánamo con San Luis pasa por un costado del central (parte norte), y a ocho kilómetros, por la parte sur, la carretera Guantánamo- Santiago de Cuba, de la que se desprende un desvío que conduce directamente al batey del central, - éste fue escogido como punto estratégico para desarrollar acciones revolucionarias con este fin.
    Con vista a estas acciones, el grupo comenzó a preparar y a madurar un plan que los llevaría a enfrentar la dictadura batistiana representada en la persona de la 

guardia rural del cuartel en el batey. El plan constaba de tres partes: 1. Apoyar el desembarco del Granma no permitiendo el apoyo del Escuadrón 16 de Guantánamo al regimiento Moncada de Santiago de Cuba. 2. Incomunicar por vía telefónica la ciudad de Guantánamo con Santiago de Cuba y otras zonas del país. 3. Recolectar armas, municiones y poner en jaque al ejército batistiano.

    Para el cumplimiento de éste se contaba con jóvenes humildes, dispuestos a darlo todo por liberar a Cuba del caos, la corrupción y los crímenes que estaba cometiendo el ejército de Batista, éstos con una posición definida y firme, gozaban de prestigio en su zona, y sin vacilación, acataron el llamado a integrarse a las filas del M 26-7. Para accionar en función de lograr la misión a ellos encomendada contaban con recursos tales como:

* Una pistola 32 * Una pistola 38 * Una pistola 45 * Una pistola de 9 mm * Un revólver 38 * Un revólver 45 * Un rifle calibre 32 * Un rifle Mendoza * Algunos fusiles de caza * $ 495.00 pesos adquiridos por concepto de fondo del Comité Sindical y por cuotas voluntarias de tres a cinco pesos.

   El día 28, Camacho, quien era el jefe de Acción y Sabotaje en Guantánamo y jefe de las dos células de dicha localidad, recibe a través de Demetrio Montseny (Villa)la orden de Frank País, para el levantamiento armado al amanecer del día 30, acción que estaría unida a un movimiento en huelga que  organizado y dirigirido por Octavio Louit y Antonio Torres dentro de la ciudad de Guantánamo y a acciones similares a la de Ermita que se desarrollarían en Jamaica y Caimanera

dirigidas por Montseny y Luis Lara, Enrique Soto y Felipe Preval respectivamente. Tres localidades limítrofes con esta ciudad.

    El 29 en la mañana, fueron enviadas las granadas comprometidas para las acciones a desarrollar en Santiago de Cuba y se continuó ultimando los detalles 

para la acción en dicha localidad.

    Aproximadamente a las 8 de la noche, se acuartelan en la casa comandancia en espera de las orientaciones precisas. De diez a diez y treinta llega Camacho procedente de Guantánamo, explicó lo relacionado con la acción a desarrollar y sus objetivos y decidió dividir el grupo en dos:
  • uno dirigido por él, tenía la misión de:
  • recoger unos petardos en la casa de Álvaro Sierra en Baltony.
  • Cortar las comunicaciones entre Guantánamo y Santiago de Cuba
  • Incendiar el puente del ferrocarril de Belona
  • Requisar armas.
  • Ocupar la camioneta del comerciante del central y el aeropuerto del dueño del mismo.


    El otro grupo dirigido por Beto Iribar y Luis Vizcay,  tenía la misión de:
  • ocupar el cuartel de la guardia rural
  • desarmar el guardajurado del central
  • ocupar el jeep del dueño del central
  • requisar armas en la farmacia y en casas particulares.

Casa comandancia A las cinco de la mañana del día 30, Camacho decide iniciar la acción y ambos grupos proceden según lo acordado.

    El grupo dirigido por él se desplaza hacia Baltony en una chispa, utilizando como pretexto el traslado de una gasolina, pero no fue posible recoger los petardos debido al movimiento de guardias que había en la estación del ferrocarril de dicha localidad. De regreso a Ermita, y ya en el puente de Belona, pequeño pueblecito ubicado a unos cuatro o cinco kilómetros de Ermita, se riega la gasolina y se le prende candela.  Mientras se realizaba esta acción, el combatiente Arnoldo García se sube en un poste telefónico próximo al puente y corta los cables, interrumpiendo las comunicaciones entre Guantánamo y Santiago de Cuba.
    Luego continúan hacia Ermita y una vez allí,  conociendo de la ubicación de un tren de carga en la parte este del central, entre Ermita y Manantial, más próximo al primero que al segundo, se dirigen al lugar y preparan las condiciones para su descarrilamiento. Esta acción impidió definitivamente el paso hacia San Luis por vía férrea porque el puente no se quemó ya que amaneció mojado por el rocío.
    Luego se ocupa la camioneta del comerciante del central, se toma el aeropuerto del dueño de éste y se hacen prisioneros a los dos pilotos que allí se encontraban en aquel momento.
    El otro grupo hizo prisionero al soldado que se encontraba en el cuartel ocupó las armas que habían, ocupan el jeep y luego se trasladan a la casa de Pedro Louit (Vitalí) guardajurado del central, lo desarman y le ocupan un rifle, un revólver, un machete antiguo y una canana llena de balas, al mismo tiempo que se le pidió que permaneciera tranquilo en su casa.

Lugar donde se encontraba el cuartel de la guardia rural. Hoy Parque infantil Juan Romero Betancourt

    Parecida acción ocurre con la detención de Roberto de Armas, soldado del cuartel a quien llaman y detienen en su casa, lo conducen y encierran en el calabozo. Luego se requisan las armas en la farmacia.  
    Una vez realizadas estas acciones, se dispusieron a esperar la señal que se emitiría por la emisora CMKC, al tiempo que se exhortaba a los trabajadores a la huelga general, solicitando de ellos, su no incorporación al trabajo, muchos de los cuales pedían armas para incorporarse al grupo.
    Al no recibir la señal acordada, decidieron salir al batey portando la bandera del glorioso M 26-7 y gritando consignas alegóricas a la revolución y a Fidel. El poblado permaneció por más de 6 horas bajo el control total de los revolucionarios en espera de la noticia del desembarco.
     Luego Camacho decidió reunirse en la casa comandancia, donde planteó que los objetivos habían sido cumplidos, encargó a Luis Vizcay, Julio Pico y Elmo Luis Moro recoger las armas y orientó internarse en la finca de Los Raposo, Sierra de Canasta, hasta que él regresara de Guantánamo con nuevas orientaciones.
    Entre las diez y diez y treinta de la mañana entran en el batey dos camiones de guardias, disparando sin precisar objetivo alguno, esto aceleró el proceso de internamiento de los revolucionarios, en el punto indicado de la Sierra Canasta y donde se encuentran con Bertrán y otros compañeros, incluso algunos de los que debieron haber ido a la acción de Caimanera. Se conoce entonces que la misma no se desarrolló. Camacho se dirigió hacia Guantánamo y luego para Monte Ruz.

Aproximadamente a las dos de la tarde, llegan al lugar de la Sierra Canasta, los revolucionarios de Guantánamo y unas horas más tarde, al no tener noticias del desembarco de Fidel, y conociendo que en las calles de Santiago de Cuba el ejército iba dominando los combates, muchos decidieron ir abandonando el lugar utilizando algún pretexto, unos incorporándose a sus casas y continuando sus funciones normales y otros dirigiéndose a casa de familiares o amigos en otras partes.

    Mientras esto ocurría en el sitio de Sierra Canasta, en el batey los guardias detenían a familiares y amigos de muchos participantes exigiéndoles su entrega.
    En días posteriores al 30 de noviembre fueron detenidos, y otros entregados por familiares, algunos de los participantes en la acción, trasladados a Guantánamo y luego al vivac de Santiago de Cuba donde fueron procesados y juzgados en la causa 67 condenados:
  • Rafael Pico San Jorge 1 mes de prisión
  • Luis Felipe Guerra Muñoz 1 mes de prisión “
  • Bedel Cedeño Herrera “
  • Grafiro Cedeño Herrera “
  • Omar Moreno Moreira “
  • Reinaldo Turcaz Mendoza “
  • Antonio San Jorge Iribar “
  • Alcerio Iribar Barzaga “
  • Manuel Martínez González 6 meses
  • Elmo Luis Moro Rovira 6 años
  • Jorge Tito Barzaga “
  • Eriberto Iribar Barzaga “
  • Reinaldo Morri Cárter “
  • Freddy Catá Rodríguez “
    Estos cinco últimos fueron trasladados a Isla de Pinos y salieron al triunfo de la revolución, por lo que cumplieron sólo 25 meses.

Hubo otros compañeros como Julio Camacho Aguilera y Luis Vizcay que lograron burlar la persecución y mantenerse actuando desde la clandestinidad. Esta acción desarrollada por este grupo de jóvenes en el antiguo central Ermita formaba parte de la estrategia trazada por el M 26-7 en Guantánamo para apoyar el desembarco del Granma, los cuales, cumplieron disciplinadamente la misión a ellos encomendada.


Fuentes

Radio Guantánamo [[1]] Multimedia El Salvador y su historia