Historia del municipio Plaza de la Revolución (La Habana)

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HISTORIA MUNICIPAL DE PLAZA DE LA REVOLUCIÓN (síntesis) Autor: Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez. Presidente fundador de la Sección de Base Municipal de la Unión de Historiadores de Cuba en Plaza de la Revolución. Septiembre de 2020. A: Marta Rodríguez Díaz (1930-2020), comunitaria y universo del autor. El mayor reto para este texto, es la síntesis demandada, que solo permite asomar algún resultado y para más información, remitir a las fuentes, cuando la urgencia demostrada son monografías mucho más profundas y especializadas en todas cada una de las comunidades que conforman al municipio en sí, en lo que se ha avanzado, como se evidencia en la bibliografía, para actualizar lo más posible, profundizar en aspectos antes tratados pero nunca agotados, y cuando sea menester, rectificarlos o re-dimensionarlos, siempre abiertos a posibles futuras modificaciones, según los avances científicos de cada momento. El que hoy llamamos municipio de Plaza de la Revolución, es el quinto más diminuto entre los quince municipios capitalinos (y por tanto, de toda Cuba), con 11,82 Km2 que representan solo el 1,6 % de toda la superficie de La Habana en el centro occidental de su norte costero: unos 4 Km. de costa (6 Km. de Malecón nos separan del Estrecho de La Florida) y cerca de otros 4 Km. al sur casi como triángulo rectángulo con ángulo recto en la desembocadura del río Almendares, cuya ladera oriental con sus irregularidades naturales ocupa. Al este, mediante la Avenida Infanta (que continúa separando Centro Habana y Cerro), solo el municipio Centro Habana lo separa de Habana Vieja en la bahía, y al oeste allende el rio, solo Playa nos separa de la provincia Artemisa; al sudeste y sur el municipio Cerro se extiende allende las Avenidas Ayestarán (toda) y Boyeros (que continúa al municipio homónimo), toda Avenida 26 y Calzada Real de Puentes Grandes; tradicional punto de tránsito al resto de La Habana y del país, con el transporte como principal renglón económico en el territorio, incluidos la Terminal Nacional de Ómnibus, una ferroviaria y Cubana de Aviación. Su población absoluta ha descendido del cuarto al séptimo lugar de la capital y por ende, del país, de 173,569 residentes (Septiembre 1997), a 14,782 en abril de 2012 (7 % de la población habanera), en lo que se puede inferir resultados de medidas para el control de la inmigración, ya no tan indiscriminada como antes, con todas las secuelas implícitas. La vigente división político–administrativa (en adelante, dpa; 1990, y con ligeras variantes en el tiempo) cada municipio del país se concibió en consejos ; este en seis (6), que son ocho (8) desde 1996, desiguales entre sí e internamente, por implicar cada uno disímiles comunidades. En abril de 2012 (véase: Couceiro, 2014), el consejo más poblado en este municipio era Carmelo (norte-oriental costero, 29,989 habitantes; el único que había aumentado su población, disminuyendo en todos los demás, fundamentalmente en Vedado en el centro municipal) y el menos poblado en el extremo sur, Nuevo Vedado-Puentes Grandes, con 14,037 residentes; hasta el año 2010 solo había disminuido la población en el concejo Rampa, en la costa norte-occidental; en los demás crecía. En todos los consejos predominaba el sexo femenino (como suele identificar en todos los municipios capitalinos), sobre todo en Vedado con un 55,05 %, mientras el más bajo era Nuevo Vedado-Puentes Grandes (53,5 %) en torno al 54,27 % municipal; hasta el año 2010, solo en el consejo Colón-Nuevo Vedado (centro-oriental) era casi igual la población por géneros, y solo en el consejo Plaza (centro-occidental al sur) predominaba la masculina, infiriéndose la inmigración de militares en torno a la Plaza de la Revolución, que ya no es tanta y por otra parte, crece el sector femenino en las fuerzas armadas. Disminuye aún más, por tanto, el índice de masculinidad a 842 cada mil habitantes (el menor de toda La Habana, contra 920 cada mil a nivel de ciudad), tendencia descendente al pasar los años, al menos entonces. Los otros dos consejos son Príncipe (centro-occidental) y Vedado-Malecón, en la costa norte central. Hay índices demográficos típicos de los países desarrollados, pues es el municipio cubano más envejecido: el 26,4% de su población tiene 60 años y más, lo que indica que aproximadamente 1 de cada 4 habitantes. El 12,4 % está entre los 0 y 14 años de edad; 674 en La Habana tenían 100 años y más, de los cuales 67 vivían en este municipio. Este envejecimiento lo sitúa frente a retos más difíciles para mantener la calidad de vida como objetivo, sin la economía requerida. Su decrecimiento natural y mecánico al exterior del país, ya no se amortigua tanto por el crecimiento mecánico intermunicipal y sobre todo, interprovincial, dadas algunas medidas y aun en el contexto de la liberación de la compra y venta de viviendas, en las que aun se demuestra plenamente vigente el tradicional valor de atracción del municipio a nivel nacional, aun cuando no trascienda al imaginario que lo determina. Su tasa de densidad de población (entre las mayores del país, el 5to. municipio habanero) dio un brusco giro en su ritmo ascendente al empezar a disminuir de 14,418.95 hab/Km2, a 12,054.6 hab/Km2, en una ciudad donde la densidad es de 2,892 hab/Km2 con una disminución provincial anual (entre el censo de 2002 y el del 2012) de -0,43, pero municipal de -0,94. En cuanto al grado de escolaridad más alto terminado (sobre población de 6 años de edad o más), supera a los indicadores provinciales con 12,5 como grado promedio frente al 11 provincial, y 25,4 % con nivel superior o universitario, frente al 13,7 provincial. También el técnico medio con 19,8 supera al provincial de 18,1. Son los niveles inferiores los que quedan por debajo en este municipio: 0,7 ante el 0,8 del pedagógico de nivel medio; 22,4 ante el 23,9 con nivel preuniversitario; 0.9 ante el 1,3 de obrero calificado; 15,3 ante el 22,2 con nivel medio elemental (secundaria básica); 9 ante el 11,2 provincial con nivel primario, y 6,5 ante el 8,8 provincial sin ningún nivel concluido. Uno de cada 4 habitantes en el municipio de 6 años y más posee nivel superior. De 141.574 pobladores de 6 años y más, 35.986 son universitarios. Considerando el color de piel, el 41,6 % de la población capitalina clasifica como blancos, el 15,2 % como negros y el 26,4 % como mestizos, mientras que en este municipio, el 66, 6 % clasifica como blancos (superior al provincial), el 12,1 % como negros y el 21,2 % como mestizos (más detalles en Couceiro, 2014). Cuenta con 54,125 unidades de alojamiento (el 7,6 % del total habanero) de las cuales, el 99,9% son viviendas particulares, comportamiento muy similar al provincial. Incluye 15 locales de trabajo con residentes permanentes, y 7 colectividades. El promedio de habitante por vivienda es de 2,73 personas, inferior a la media provincial que es de 2,95, por lo que como municipio, no es de los más hacinados. Predominan los apartamentos (79.9 % frente al 48,3 % provincial) y las casas (18,1 % frente al 49,8 % provincial) aunque también un 1,7 % son habitaciones en cuarterías, ligeramente superior al provincial (1,6 %). Las estadísticas mantienen al municipio como el de mayor población flotante del país, entre 20,000 a 30,000 personas diarias, sin incluir trabajadores y estudiantes no residentes, aumentando en los últimos años (hasta su brusca casi eliminación desde abril de 2020 por la pandemia del covid19) por el mayor turismo, mejorías en el transporte y sus cuentapropistas del sector y la liberación de compra-venta de automóviles, menos visible el peligroso abuso de bicicletas de fines del siglo XX; el bici-taxista ha identificado algunas zonas de la capital y del país, pero no tanto esta. Es el primer municipio en población laboral, estudiantil y flotante, dada la concentración de instituciones de todo tipo en el territorio, lugar que ha mantenido e incrementado por más de un siglo, con la sola competencia de Centro Habana por sus tiendas y el comercio (languidecido en los últimos años) y Habana Vieja por población laboral masculina, al concentrar el Puerto de La Habana. Durante todo el siglo XX, cada vez más y con irregularidades por períodos, la principal característica demográfica ha sido el intenso e indiscriminado movimiento migratorio, lo que agrava la vulnerabilidad al no educar científicamente en los valores locales, que tanto necesita el urgente turismo comunitario y sobre todo, el patrimonio nacional para que la propia comunidad los preserve, lo que se agrava al perderse el Museo Histórico Municipal iniciando el siglo XXI. Carmelo y Vedado continúan como el principal atractivo a residir; La Rampa y las vías rápidas de comunicación se inundan de la más variada población flotante, sean las cadenas hospitalaria y hotelera, la Universidad y otras entidades nacionales, aunque entre los recién llegados los más conservadores comienzan a rechazarla atados a hábitos que tratan de impostar, si bien es cierto el deterioro, que hay instituciones que pierden la medida y a veces, el trabajo comunitario se confunde con el populismo, y la música degenera en agresión sonora. No faltan los que rechazan y agreden otros valores locales como el arbolado, jardinería y áreas verdes. Por el contrario, en las áreas insalubres y en las más alejadas (Puentes Grandes), se quejan de “soledad” y “difícil acceso”, lo cual es muy relativo al comparar con las comunidades vecinas más céntricas: es el caso de Las Canteras, El Fanguito y el aledaño reparto Rebollo con respecto al resto del Carmelo, o El Carmelo con respecto al inmediato Vedado. Ello evidencia nexos en el equilibrio demográfico local e identidades internas en la relación entre identidad interior subjetiva e identidad exterior objetiva, dinámica entre población flotante y residente meta-estable que en otras comunidades de las mismas barriadas, alcanza mucho mayor equilibrio. En ambos extremos, muy pocos (ni por estos ni por ningún otro motivo), han valorado la opción de mudarse de este a otro territorio cubano, excepto en los últimos años por alta suma de dinero, sin economía para enfrentar el deterioro.. Los municipios capitalinos más interrelacionados con este han sido (lógicamente) sus limítrofes Cerro, Playa y Centro Habana, además de La Habana Vieja como casco histórico provincial, y Diez de Octubre, por ser el más poblado municipio capitalino; el decrecimiento se debe más a las menos potencialidades para inmigrar al municipio por ser “buena zona”, que a quienes emigran y en el contexto legal nacional de migración, aprovechan “el lugar” y el tradicional sueño nacional de “vivir en El Vedado” (otrora símbolo de status social aunque transcultura en el nuevo período) como fortaleza a cambio de otras ventajas como supuestamente más grandes y mejores casas (hoy, no más que imaginario), o frente a la gravedad del transporte, acercarse a sus centros de trabajo u otros familiares, todo ello en contrapunteo complementario con la población flotante, a re-evaluar en el nuevo contexto al liberarse la compra-venta de casas, viajar fuera del país, etcétera. No se puede hablar del municipio antes de crearse el 31 de octubre de 1976, heredero del Regional (o Región) de Plaza de la Revolución (dpa de 1963: incluía los Seccionales Rampa, Vedado, Plaza y Príncipe); ni de Plaza de la Revolución antes del 16 de julio de 1961, cuando se llamó así a la hasta entonces Plaza Cívica o de la República José Martí; ni de (La) Plaza antes de 1953, cuando comenzó a construirse dicha Plaza Cívica. Esto genera una imagen municipal de escasa tradición, contra la riquísima tradicionalidad que sí identifica a las diversas comunidades incluidas en la naciente entidad. La Plaza de la Revolución pronto fue símbolo de todo el país, pero no se puede reducir los tantos valores de las restantes comunidades del municipio a la Plaza que le da nombre, pues justo la diversidad es su primera y más rica identidad tradicional metropolitana y cosmopolita, sobre todo en sus barriadas costeras a lo largo del siglo XX, precisamente en la capital de todos los cubanos cuya identidad tradicional ha sido el cosmopolitismo cultural (más que contacto físico) en el cruce e intercambio entre todos los continentes. Comunidades tan complejas (las más complejas de Cuba por su propia historia y su tan rica diversidad, entre tantas otras confrontaciones, se incuban desde la memoria histórica de cada una de ellas con su riquísima tradicionalidad distintiva de cada una, pero también extra-comunitarios, fuertes sentimientos (emotivo) de pertenencia, como de sentidos (racional, cognitivo; por lo mismo comúnmente menor y eminentemente empírico, muy poco científico, pero también suele generar emociones) de pertenencia, por la mayor tradición e inmediatez, más en numerosas de sus comunidades que hereda de siglos, que con el municipio, a veces nacionales por el imaginario expandido, como “vivir en El Vedado” sueño nacional y sobre todo, desde iniciar el siglo XX; efectos del rico imaginario generado y degenerado históricamente, y de tanto extra-comunitario, aunque sean del mismo municipio y comunidades confluentes, pero no la misma; que tampoco todos dentro de la misma comunidad la han percibido ni la sienten igual. La indolencia peor que la ignorancia, sin una política educativa científica sobre el patrimonio y otros valores de identidad local ante las migraciones y sus incidencias en las nuevas generaciones, los regionalismos, localismos y otros males, propician que no pocos creadores de imágenes (dirigentes, artistas y otras figuras públicas e incluso promotores) que tanto identifican al territorio, generen y degeneren imágenes de escaso arraigo tradicional, contra la realidad de cada comunidad. El regionalismo laceraría el rigor científico y traicionaría la identidad esencial de un territorio históricamente conformado por migraciones y visitantes del resto de Cuba y del mundo que si no fuera por la injustamente cuestionada hospitalidad local, no habrían logrado de estas comunidades, sus espacios. Son comunidades distintiva cada una de sus mundos heredados, cada una con su propia periodización (véase: Couceiro, 2002), cuyo conjunto hace considerar al municipio “Capital de la Capital” (sin obviar La Habana Vieja como la capital histórica habanera) por sus atractivos naturales y reunir la mayor cantidad de Organismos de la Administración Central del Estado (la dirección del país y la mayoría de sus ministerios, 123 empresas, 121 unidades presupuestadas, 35 organismos centrales y 10 uniones de empresas), la más importante red hospitalaria del país, hotelera y otras, de la cultura artística, recreativa, patrimonial, y resumir tradicionalmente en su población residente y flotante todas las aristas posibles que indican la universalidad esencial de “lo cubano”, dado su movimiento migratorio, pendular, etc.; trascendente área de comunicación a toda la ciudad y el país, desigual en sus comunidades, y más reciente, la Plaza en tanto área concebida como centro urbano de toda la capital, y La Rampa, como máximo punto tradicional de población flotante del país, cubanos y no cubanos (de ahí en sus inmediaciones las diversas “tribus urbanas”, y quienes aquí trabajan como los artistas buscan residir en las barriadas vecinas para vivir “cerca pero no tanto”); por la absoluta imposibilidad de homogeneizarse sino muy relativamente, y por haber protagonizado múltiples acontecimientos esenciales a la vida de la nación. IDENTIDAD AMBIENTAL EN SU DEVENIR Hace 150,000 años, el río (hoy) Almendares comenzó a separarse de la bahía para su ulterior fama de legendaria salubridad a todo este territorio, y consecuente prosperidad de todo tipo de vida milenaria, cuyo máximo exponente es el Bosque de La Habana con su micantria que aumenta su verdor, famoso aun en el siglo XIX por sus aves canoras y otras especies vigentes y no, del que aun resta flora endémica con la vegetación seminatural de la ya desdibujada isla Josefina (río a la altura de calles 38 y 39) y en la Loma de Taganana, especies de cactus en 12 y 17, entre otros (Muñiz, 1991); de donde se infiere su gran riqueza arqueológica, en particular, arqueología costera, marina, fluvial… e indica su devenir en el tiempo, diverso desde su propia identidad ecológica con “paisaje comestible”. El río (sobre todo al sur se reconoce muy joven, con apenas 200 años) es más bien una cuenca de 52,3 Km de largo y 350 Km2 desde la provincia Mayabeque, a siete municipios capitalinos y los dos últimos kilómetros de Plaza de la Revolución, en cuyas aguas aún con quelonios, se pescaba el sábalo y otras especies en pleno siglo XX y se usaban para el remo y como balneario (véase: Rensoli, 2002) Uno de los cinco yacimientos de monos arañas detectados en Cuba fue en las márgenes de este río, a la altura aproximada del hoy barrio El Fanguito. En estas costas noroccidentales, al este y al oeste habaneros, se hallado restos de foca tropical, almiquí y otras especies, por lo que se infiere su paso por esta área y sus costas. Los expertos han señalado cuatro áreas geológicas en todo el territorio municipal según el relieve, litografía, suelos, precipitaciones, salinidad y biota reliquia o fósil: franjas costeras, cañón del río, terrazas marinas, y colinas y llanuras altas, por lo que a fines del siglo XX, recomendaban medidas para utilizar sus recursos ecológicos en paisajes considerados desde el punto de vista escénico, y áreas verdes en su trascendencia higiénico – ambiental (véase: Muñiz, 1991) En el norte y oeste, pendientes escalonadas corresponden a antiguas terrazas marinas, en el siguiente orden de altura y antigüedad: Loma de Aróstegui (Castillo del Príncipe), seguida por las hoy calles 27, 21, 15 y Línea hacia el litoral, que es la más reciente y baja que aun sufre las inundaciones por los terrenos robados al mar durante el siglo XX. Estas terrazas yacen sobre rocas calizas de las formaciones geológicas Jaimanitas, Vedado y Güines; al ir emergiendo, se iniciaban sobre ellas los procesos de disolución cársica de donde luego se formarían los dientes de perro, suelos rojos y depresiones tipo dolina, como las de 21 y 22 (“el Hueco”), 19 y F (Arcos), 21 y G (Instituto de Periodismo), 23 y O (Hotel Nacional); las Canteras al río (calle 28), las Canteras de Aulet (23-25 y J-L) e incluso en Nuevo Vedado (37 e/24 y 26), que contrastan con elevaciones como la Loma de Aróstegui (del Príncipe a la Universidad), y la de Taganana (hoy Hotel Nacional). Al sur y sudeste el relieve es otro: colinas y llanuras altas erosivas sobre rocas margosas arcillosas y arenosas al sur de la Universidad y de la Loma del Príncipe al sudoeste. El clima es tropical húmedo; la precipitación promedio anual oscila entre los 1000 y 1400 mm; las temperaturas medias anuales están entre los 24 ª C y los 25 ª C. Predominan los vientos que provienen fundamentalmente del nordeste, y las corrientes fluviales que bordean el territorio son el río Almendares por el oeste y su afluente el Arroyo Mordazo hacia el sudoeste. Solo en Nuevo Vedado predominan las condiciones ambientales favorables por su origen y formación tan residencial sin tantos centros de trabajo, su cultura raigal y sentido y sentimiento de pertenencia, urbanización más moderna y arquitectura con menos residentes e instituciones a visitar, sus zonas de silencio y de difícil acceso, a 1.5 km de la costa y sus inundaciones (es fluvial pero no costero) mediando edificios que obstruyen la salinidad aunque también la brisa refrescante, y en torno a la Ave. 26 como única vía rápida de comunicación, por tanto menos visitantes y vehículos motores ni tanta contaminación sonora ni por gases de vehículos ni excesiva población flotante. Las restantes barriadas se afectan por la contaminación del río y en las costas por la salinidad y las inundaciones, o por el abandono histórico social al fondo de la Necrópolis Cristóbal Colón (raíces de áreas actualmente insalubres), o por proliferar instituciones de todo tipo incluso con chimeneas y vertederos, y vías rápidas de comunicación, con su agresión sonora y el ruido ambiente, gases a la atmósfera y demás; y por la escasa cultura proteccionista medio ambiental de la población flotante y su deterioro entre los residentes, los cambios climáticos y otros propios y del mundo actual; pero el río, el Bosque, su entorno y no pocos de sus hitos culturales, protagonizan patrimoniales a toda la ciudad y el país, para preservar y proteger toda especies de flora y fauna doméstica y silvestre, pilares insoslayables a la cultura ambiental cubana y con todo orgullo, internacional. RAÍCES INDOAMERICANAS LOCALES Con las dos características ecológicas fundamentales para toda vida (costas y ríos), no extraña los indoamericanos, de quienes los dos hallazgos arqueológicos del Dr. Luis Montané a fines del siglo XIX, son de culturas arwacas (agroalfareras): un cráneo deformado, donde hoy es Malecón y Paseo, y un hacha petaloide en La Chorrera, desembocadura del río Almendares; lógicamente: costa y río. Estas culturas llegaron a fines del siglo XV e inicios del XVI con su yuca amarga, más adaptable al más cálido clima oriental de donde huían ahora de la conquista y colonización española, con sus hachas petaloides y deformándose el cráneo para parecerse a las caguamas, que también venían del mar como su rica mitología, y de las que se consideraban descendientes. Pero 8 ó 12 mil años antes, se puede al menos inferir el tránsito de los primeros humanos en Cuba: los protoarcaicos recolectores, con sus tallas de piedra y enterramientos con pendientes y colgantes de foca tropical, de la que se han hallado restos en las costas cercanas y tras la cual venían como su ente protectora de la cercana Florida a las costas norteñas del occidente cubano, incluidas estas costas tan llenas de vida; a la llegada española a Cuba, no quedaban apenas restos de estos protoarcaicos. Tampoco se descartan las culturas pre-agroalfareras (siboney) que luego, desde Centro América (incluidas las incidencias mayas en Cuba), habitaron el occidente cubano. También es hipótesis que el río al que llamaban Casiguaguas (o Casiguagua, o Casiguaya, nombre que desde esta línea investigativa, se ha generalizado desde fines del siglo XX en proyectos culturales y firmas artísticas), en honor de su compatriota que prefirió ahogarse allí con sus hijos antes que caer bajo el dominio colonial español (probablemente la primera mártir cubana no anónima), era presuntamente, este actual río Almendares. Aun hacia 1840, Cirilo Villaverde recrea la leyenda del indio Taganana hacia 1760 en la loma homónima donde hoy está el Hotel Nacional (que incluye ese nombre a uno sus salones), aunque el consenso lo atribuye a sus ancestros canarios que en efecto, allí se radicaron hacia 1550. A aquellos indoamericanos marineros y pescadores, se remontan las artes navieras que tradicionalmente y sin falta identifican estas costas y río, sobre todo en su desembocadura. Fue sobre ellos que desde 1492 hispanos, africanos y otros pueblos, en la forja de pocos siglos, multiplicarían al infinito el crisol de “la cubanidad”, blasón de “la cubanía” para el orgullo patrio. COLONIA Al detectar este río entonces de agua potable durante el bojeo de 1511, los colonizadores dejaron en su desembocadura una atalaya para avistar los buques, y con ella una primera comunidad de aquella cultura occidental (o sea, sin incluir los previos indoamericanos) en el occidente cubano. Solo después se funda La Habana en la costa sur (1514); tan así fue, que cuando aquella Habana del sur ya se había instalado en la bahía norteña Puerto Carenas (1519, hoy bahía de La Habana) atraídos por las riquezas de la naciente Nueva España (hoy México, en La Florida cercana), desde aquella bahía comenzaron a llamar Pueblo Viejo a esta comunidad a orillas del río que ya se reconocía en 1517 aunque sin este nombre todavía, y que aún existía como Pueblo Viejo al menos, en 1565; y al que iniciaba en la bahía (hoy casco histórico, Habana Vieja), desde aquí se le llamó Pueblo Nuevo. De la desembocadura del río, en los primeros meses de 1519 zarpó Hernán Cortés a La Florida por las riquezas mesoamericanas y la legendaria Fuente de la Juventud (véase: Palacio, Zanetti y col., 1987). Este río protagonizó para aquella incipiente Habana en la bahía (además de inspirar durante siglos en todas las artes y cultura), a la que abastecieron de agua potable mediante chalupas hasta 1592 cuando inicia la Zanja Real desde el río (inducida desde mucho antes por los italianos renacentistas) pero en El Husillo al sur (Puentes Grandes del hoy municipio Cerro), raíz mediante la comunicación por tierra con la bahía, de la que siglos después se definiría como calle Línea de oeste a este, de las más trascendentes vías rápidas de comunicación que delimita barrios (al sur y al norte costero, más afectado por la salinidad e inundaciones), entre los más antiguos caminos extramuros. También se iría definiendo la (hoy calle) Calzada (del Arcabuco o vía del abasto), de este a oeste desde la Calzada de San Lázaro, donde los arcabuceros contribuían a la defensa. Al mismo río los españoles llamaron Chorrera por los chorros que le distinguían y servirle de regadíos para las mercedes otorgadas “hacia la Chorrera” para ganado menor: cabras, hatos, “conucos e aves”, puercos, frutales… a Alonso Rojas (1559), Velázquez (1561), a Mani Congo, al negro horro Juan Gallego (1571), al moreno horro Hernando Salazar (1578) y otros (nótese ya la diversidad étnica); en 1551 se reconoce la comunidad canaria en la Cueva de Oliver, luego re-nombrada Taganana como su homónimo canario de Tenerife. Hubo una salina en la costa (se definía un nuevo paladar y cultura culinaria a la futura nacionalidad, y el azúcar despuntaba al sur en Puentes Grandes, mucho después de la Real Ordenanza del Cabildo de La Habana del 10 de diciembre de 1565 que tras el terrible saqueo de la villa en la bahía por el pirata francés Jacques de Sores (1555; había entrado por la Caleta de Juan Guillén; hoy Centro Habana), prohibía (vetaba) talar el bosque para no abrir paso a los piratas; de donde derivó el popular nombre Vedado a todo ese monte de la hoy Habana Vieja al río y según algunos más allá, a Jaimanitas. A la vez, en el hoy extremo sur municipal, trascendía el naciente Puentes Grandes a ambos lados del río, así llamado por dos puentes a decir de Bachiller y Morales (1841, según Rensoli, en Couceiro, 2006): uno sobre el afluente Mordazo (hoy Cervecería La Polar), el otro sobre el río donde la Calzada Real de Puentes Grandes (hoy calle 44 de La Ceiba) continúa en la hoy Ave. 51 hacia Marianao; ya en 1518, aquí se reconoce la hacienda de Diego Velázquez y el paso del padre fray Bartolomé de las Casas; dado el río, tras 1590, el ingenio San Diego de la canaria Catalina es de los pioneros de los trapiches azucareros, mediando los portugueses negreros y la caña de la India por vía árabe; de 1592, la Zanja Real. Quizás la comunidad más antigua en el actual municipio, protagonizó en aquellos gérmenes capitalinos, consolidada durante siglos como distrito de segunda clase que aún hacia 1860 incluía hasta las áreas costeras, hoy Carmelo y Vedado; no en balde hacia aquí se encaminaría la Calzada del Cerro al iniciar el siglo XIX, que por el otro lado continuaba a la del Monte, comunicando zonas de interés. Tras 1610 cuando el obispo Enrique de Armendáriz curó de gota en el río, este cobró fama de salubridad e higiene y se impuso su actual nombre Almendares, mientras Chorrera quedaría para el torreón (y comunidad consecuente en torno a la soldadesca, así como las artes navieras y pesca, herencias indoamericanas) de 1638-1646, llamado oficialmente Santa Dorotea de la Luna, popularmente Torreón de la Chorrera, eco del Renacimiento italiano en Cuba con el resto del sistema militar defensivo a la boca de la bahía por toda la costa, luego centro represivo de torturas, hoy Patrimonio de la Humanidad y más antigua comunidad vigente al hoy Carmelo, conocida desde aquellos sus inicios, como el caserío de La Chorrera. Aun en el siglo XVII, se prohibía “el paso de personas y animales al oeste del torreón de San Lázaro hasta el río Almendares y el llamado Pueblo Viejo” (Colección Facticia sobre arquitectura cubana, 1964; en Llerena: 2006: 2) y era “una vasta y solitaria playa (…) cubierta de uveros, aromas, hicacos, cactus (…) ruido seco y típico de los barrenos que al explotar desmoronaban para emplear las piedras en las construcciones de La Habana (…) la primera construcción (…) fue un bohío de treinta pies levantado por Ginés de Horta (…) primer vecino que tuvo ese lugar”. A fines del siglo XVII al otrora valle de Mordazo (en Puentes Grandes) lo llamaban valle de San Jerónimo (luego Gerónimo), por un icono de San Agustín aparecido en el río un día de San Jerónimo, y quedaría como santo patrono local. Al paso de la Zanja Real se deben varios de los más antiguos centros históricos locales: el popular nombre Almendares aun vigente a calles de Aldecoa y La Pera; y en el (luego) reparto Hidalgo, al incrementarse la trata negrera para la industria azucarera, data el factor (1713-1716) que durante 30 años tuvo la Compañía Inglesa del Mar del Sur autorizado por la Real Compañía de las Guineas Francesas (desde 1700, la misma Casa Borbón dirigía España y Francia), y Salas de la misma Compañía inglesa, adquiere una estancia que llamó Factor; derivando su propia comunidad y sus actuales calles Factor y Estancia. También por la Zanja Real, de la primera mitad del siglo XVIII es el ingenio San Antonio Chiquito que daría nombre al reparto homónimo y a su calle central actual (su centro histórico), que sigue del otro lado de la necrópolis de Colón. El ingenio se comunicaba con la ciudad en la bahía mediante el Camino de San Antonio, célebre aun a fines del siglo XIX, aunque por el Castillo del Príncipe se llamó Camino Militar y con la Quinta de los Molinos, Paseo de Tacón hoy Carlos III, su principal comunicación entonces con “el campo”; Zanja y río por cuya importancia, fueron atacados por los ingleses al tomar La Habana en 1762, cuando destruyeron la Quinta de Recreo del Marqués de Jústiz de Santa Ana (ya desde el siglo XVII en Puentes Grandes; de ahí Santa Ana, nombre de calle local hasta Nuevo Vedado) que durante muchos años, había enseñoreado en San Antonio al sur, hoy Ayestarán y Boyeros. Defendiendo La Habana aquí se destacaron héroes como Luis de Aguiar en La Chorrera (lo que recogió en sus grabados el francés Dominique Serres que venía con los ingleses) y un ancestro del luego mártir abolicionista José Antonio Aponte. Experiencia de esa toma de La Habana por los ingleses, bajo la corona francesa de los Borbones en el trono español desde 1700 (antes, enemigos) se decide una nueva arquitectura militar defensiva buscando alturas, y se instala en la Loma de Aróstegui el Castillo del Príncipe (1767-1779, aprovechando las aguas de la Zanja Real que le bordeaban, luego triste tradición de centro represivo, torturas y crímenes) que implicará también y hasta la actualidad, la comunidad del Príncipe, variable en el tiempo: entonces miraba al más opulento sur (Puentes Grandes, distrito de 2da. Clase; luego El Cerro 1809-1850; y más cercana, la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales hoy Quinta de los Molinos, 1834) y al oeste (San Antonio) Solo al florecer los repartos Carmelo y Vedado al norte (tras 1860), y sobre todo el más cercano y no menos rutilante reparto Medina (1863), El Príncipe y su Sociedad Cultural, fijarán su mirada a ese norte, para cerrar el sur del ya naciente reparto Vedado. Por la misma toma de La Habana por los ingleses se ubicó la Pirotecnia Miliar en la misma loma pero donde hoy está la Universidad, y la batería militar de Santa Clara (1779), que actuaría en la Guerra de 1898, de la quedan sus cañones en el hotel Nacional en La (actual) Rampa. Aprovechando las aguas del río, en Los Puentes (Puentes Grandes) se habían levantado desde el siglo XVII tres molinos de tabaco de polvo rapé, únicos en Cuba con los de Matanzas y todos propiedad del Marques Jústiz de Santa Ana. Dañados continuamente por las crecidas del río, pasaron a propiedad del Rey de España llamándose popularmente “molinos del Rey”, pero por la insuficiencia de sus mejoras, desde 1796 se trasladan a las faldas del Castillo del Príncipe donde aprovechaban las aguas de la zanja y se abarataba su producción, legando su nombre popular a la ulterior Quinta de los Molinos (1834). Justo por el abandono de esta costa antaño, al cementerio popularmente improvisado que llamaron “El Pudridero” llevaban a quienes se vetaba el derecho de “cristiana sepultura” en el Cementerio de Espada (primer cementerio cubano desde 1803 al no permitirse más entierros en iglesias por razones higiénicas, pero eran cementerios católicos) por no ser católicos papales y en general, todo marginado por aquella sociedad (negros esclavos bozales, sobre todo los no bautizados que por las protestas humanitarias del vecindario, un capellán bautizaba in artículo mortis; se reportan chinos, quizás filipinos o yucatecos confundidos, pues oficialmente los chinos no llegan a Cuba sino hasta 1847, etc.) entre las actuales calles G, H, 5ta. Y 7ma. (desde 1952 Instituto Nacional de Educación Física; desde 1961 parque deportivo José Martí), carroña para los animales. El 13 de noviembre de 1832 se reporta oficialmente inaugurado como Cementerio de los Ingleses (tampoco solían ser católicos papales, en la mejor parte del cementerio), y luego de los Americanos, lo cual demuestra los cambios en la correlación de fuerzas en el país y de sus respectivas influencias en nuestra cultura. El propietario de la hacienda, D. Antonio de Frías (antepasado del Conde de Pozos Dulces), en 1832 cedió legalmente estos terrenos a lo que ya era tradición popular. Al clausurarse (1847), acabó el dantesco espectáculo y deterioro ambiental y moral (véase: Couceiro, 2003). De nuevo al sur (entonces más pujante), entre las hoy calles Clavel, Paradero, Rancho Boyeros, Taller de Ciénaga, Santa Ana, 45, Loma, La Rosa, San Pedro, Comité Central, Ayuntamiento, Segunda y Ayestarán, en 1830 (cuando la vende al Conde de Peñalver y familia, incluido el hermano del conde, también Obispo) ya era popular y tradicionalmente célebre la “Quinta del Obispo”, preparada por el secretario del Obispado como finca veraniega del Obispo de Espada, quien ordenó en ella el famoso Jardín del Obispo que tanto admiraron la sueca Fredika Bremen y el estadounidense Samuel Hazard (sic; en Couceiro, 2006). A ella conducía y originaba su trazado la hoy calle Tulipán, así llamada por los cultivos de holandeses antaño en El (inmediato) Cerro, que aquí llegaba (según Antonio Medina 2002, en Couceiro, 2006) desde el este al actual Nuevo Vedado (donde es calle 41) con sus paralelas como Bellavista, Panorama, etcétera. Insuficiente aún el cementerio de Espada (en el hoy municipio Centro Habana, casi inmediato a nuestra Rampa actual), otro cementerio se improvisa hacia esta zona, lejos de la hacinada ciudad en la bahía: durante dos meses de 1833, por la epidemia de cólera morbo, en el entonces terreno de Catalina Requena, el Cementerio de La Requena, de donde queda la calle Requena (más de medio siglo después será el barrio La Pera), y muy pronto al frente, naciendo la Avenida Infanta (nombre en honor a la Infanta Isabel) que aquí conduce, resplandecerá el primer gran atractivo de población flotante local sobre todo con motivos recreativos, por lo que deviene antecedente a La Rampa más de un siglo después: la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales (1834-1837), llamada popularmente Quinta de los Molinos por aquellos previos, una de las obras en que el gobernador español Tacón blandió las armas neoclásicas de los revolucionarios franceses que usaban los cubanos para una Cuba lejos de la colonia (Templete, Palacio de Aldama, Cerro, pronto Carmelo y Vedado) pero ahora con los símbolos coloniales españoles, incorporando el primer jardín botánico cubano que había creado la Sociedad Económica de Amigos del País en 1817 (hoy el más antiguo jardín botánico que queda en Cuba) y extendiéndolas hacia la ciudad con rotondas por su Paseo de Tacón o Alameda de Carlos III en el hasta entonces Camino Militar antes Camino de San Antonio; población flotante que en 1902 se expandirá al nordeste inmediato con la Universidad de La Habana, y desde 1947 cuaja definitivamente en La Rampa, más al nordeste. Al suroeste, en 1837 se deseca la ciénaga dada por la Zanja Real, para el primer paradero del primer “camino de hierro” o ferrocarril cubano en calle Almendares y Calzada de Puentes Grandes (entonces Calzada Real) Paradero de Ciénaga, llamado “La Ciénaga”, Habana-Bejucal (Guanajay) desde la Estación de Villanueva hoy Parque de la Fraternidad. Salía extramuros paralelo a la Zanja Real, atravesaba la Quinta de los Molinos y continuaba por la ladera sur del Castillo del Príncipe y la hoy barriada de La Plaza, de donde giraba a su izquierda (al sur) hacia esta su primera estación; fruto de la Revolución Industrial inglesa, fue el séptimo ferrocarril del mundo (antes que España; segundo en América) por los intereses ingleses en la ya pujante industria azucarera cubana. Eran 28 kilómetros con tramos muy difíciles, y como suele suceder en estos paraderos, legó al área un inicial foco laboral y en consecuencia, poblacional (1865: la inmediata Aldecoa), centro histórico local. De 1843 es su segundo tramo (hasta Matanzas) y “el Segundo Cementerio del Cerro (también el cementerio colonial de Puentes Grandes) a donde había llegado la quinta del marqués de Santa Ana. Bachiller y Morales (1841, según Rensoli, en Couceiro, 2006) refería al caserío y Calzada de Puentes Grandes, escogido por familias de linaje de La Habana colonial para veraneo y balneario; en 1847 se establece la (industria) Papelera Cubana, hoy Puentes Grandes del municipio Playa que vivía su esplendor, notable por sus temporadas y sus glorietas, situada una en terrenos que ocupan almacenes de la fábrica de papel, en el ángulo que forma el río con el recodo de la carretera frente a la fábrica de fósforo (Real 29) donde se daban brillantes bailes a los que asistía la mejor sociedad habanera, como el del 25 de mayo de 1854 al almirante Duquesne y oficialidad de la escuela francesa que mandaba (Garrido, 2002; en Couceiro, 2006), de lo que quedan ruinas de sus bancos, fuentes, glorietas, puente y parquecito abandonado en pleno bosque (más en Ibídem).Pero también seguían inmigrando los más humildes entre las culturas hispanas, obreros, y la memoria histórica local recoge la Fábrica de Azúcar de Germán Manrique de Rojas, cuyos terrenos se extendían al Cerro, tradición local de ingenios azucareros. La tradición de producción de vinos en el municipio se ha fijado desde 1902, pero Puentes Grandes tiene fuertes antecedentes vinícolas. Tradicionalmente pero cada vez más, el río (también el bosque) ha motivado leyendas y obras de cumbres de las más diversas artes y cultura cubana, sobre todo desde el siglo XIX; una publicación semanal en 1852 y 1853 (resurgirá en 1881) se llamará El Almendares, con varios de los más eminentes intelectuales. En 1858, Jacobo de la Pezuela reconoce en este territorio a Puentes Grandes; en lo que será El Carmelo, reconoce a Bongo y Gavilán, estancia de casitas al sur y a la derecha del caserío La Chorrera (hacia donde hoy está el barrio del Fanguito): el caserío de Gavilán (hoy en Las Canteras) no pasaba de 248 personas. Otra comunidad ancestral era La Chorrera, entonces un pequeño pueblo o aldea marítima a la derecha de la desembocadura del río, con unas 30 viviendas, la mayoría de embarrado y guano y las restantes de tabla, entre ellas algunos barracones para colonos asiáticos; además, el caserío La Chorrera donde incluso había 3 viviendas de mampostería, al unirse con su población perteneciente a la jurisdicción de La Habana. Una tercera comunidad al ulterior Carmelo era el caserío de La Playa (por la que a Calzada la llamaban “Camino de la Playa”) al norte de La Chorrera, donde ya al avanzar el siglo XX estaría el Balneario Municipal (por donde hoy está el Centro Deportivo Recreativo “Camilo Cienfuegos”): sumaban unos 239 habitantes “de toda clase y sexo”, sin incluir el destacamento que guarnecía el Torreón. Al este del Carmelo continuaba poco poblado “El Vedado”, como llamaban al caserío sobre la costa acantilada antes de la arena de La Playa, sin vecindario fijo, escaso, compuesto de chozas donde los peones de las canteras guardaban sus instrumentos y descansaban, que no llegaba a 100 habitantes y como su vecino El Carmelo al norte costero “a medio camino entre San Antonio Chiquito y La Chorrera”, ambos pertenecían al Distrito de 2da. Clase Puentes Grandes. En el barrio del Príncipe se incluía a su antecesor el reparto San Antonio Chiquito (hoy más relacionado con la barriada de La Plaza al sur-occidente del Cementerio de Colón, al que antecedió con su célebre cementerio local de 1850). Sumaban 110 viviendas sin calles regulares, destacándose casas de excelente construcción como la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales, aquí incluida: “Un centenar de viviendas agrupadas en las laderas del Castillo del Príncipe formaban el poblado de San Antonio Chiquito”, importante comunicación por el ya tradicional Paseo de Tacón, que al oeste continuaba por su raigal San Antonio hasta el Paso de la Madama a través del río (tras atravesar la finca del Marqués de Las Torres donde hoy resta el reparto homónimo, al norte de las propiedades de don Federico Kohly, de ascendencia suizo-alemana) por la hoy calle 29 a 37 del Nuevo Vedado. Muy vinculado a San Antonio y aún en formación, señala al reparto del Príncipe. Las viviendas y barracones aquí implícitos abrían un abanico arquitectónico para la gran variedad de clases y sectores sociales con sus más diversas concepciones de estos pobladores primitivos y primeros “criollos” de aquellas comunidades previas a los repartos Carmelo y Vedado que revolucionarían el área, donde dadas sus funciones y la navegación por el río y la costa, proliferaban esclavos, vegueros, calafates, constructores de barcos y otros afines, buscadores de metales preciosos y aventureros, pescadores, leñadores, ganaderos, zapateros, albañiles, plateros, curtidores, escribanos, soldados, músicos, de muy variada procedencia étnica y génesis indiscutible de tradiciones, algunas retomadas y en transculturación desde los precolombinos en su adaptación al entorno ecológico y en el desarrollo gradual de artes y oficios en el territorio. Pasajeros y tripulantes de cuanta navegación llegara a márgenes de La Chorrera, recibía el avituallamiento necesario, e incluso opciones de hospedaje. Había canarios, andaluces, criptojudíos y moriscos, castellanos, gallegos, asturianos, negros africanos y el propio “curro peninsular”, entre otros y sus descendientes criollos. EL CARMELO Y EL VEDADO: UN HITO El 5 de agosto de 1858, el Ayuntamiento de la Habana valoraba la aprobación de los Repartos Carmelo y Medina (este último en El Vedado), de los que en 1885 se aprobará otro plano. El 26 de enero de 1859 José Domingo Trigo y Juan Espino plantean ya definitivamente la fundación del Carmelo (cuya estancia original se extendía entre las calles hoy 11 y 13, y de 2 a 8, que ya así se fijaban antaño), concebido como se aprobaría oficialmente el 5 de mayo de 1859 con 105 manzanas entre el río Almendares y la “calle del Prado” (hoy Avenida Paseo) y entre la “Línea” de la costa (calle Línea) y la actual calle 21; sus primeros solares se vendieron a censo redimible en 500 y 1,000 pesos, obligando al comprador a levantar y concluir en seis meses una fábrica de mampostería o de madera en cada uno (Colección Facticia # 14, en Llerena, 2006: 3). La ermita de la Virgen del Carmen, de la que era devota Carmen Espino, señora de la estancia y hacienda homónima, se ha señalado en la actual calle 16 entre 13 y 15, donde hoy se levanta aun la primitiva Iglesia, aunque la publicación El Porvenir del Carmelo al revitalizarse a fines del siglo XX, la situaba en 18 casi esquina a Línea, donde en 1860 estaba la capilla provisional de las Canteras para sus primeros constructores y pobladores; la antigua cantera hacia el río era un farallón rocoso, y comienzan a construirse las primeras viviendas sobre todo para recreo o veraneo, y las más definitivas proporcionalmente a las condiciones. La Virgen del Carmen queda como su santa patrona local, desde sus raíces en el brevemente previo caserío del Carmelo, que ahora construye una capilla de madera provisional donde había estado la pequeña ermita hasta entonces, y donde el 15 de enero de 1860 se ofrece la primera misa por el párroco interino de Montserrate (de los catalanes en Cuba) Francisco de Paula Gispert en la antes ermita donde ya se proyectaba la actual Iglesia de 16 entre 13 y 15, popular y erróneamente llamada “Iglesia del Derrumbe” por su aspecto ruinoso, pero que en realidad, nunca se acabó de construir. Carmen es nombre español de origen árabe que significa “jardín” (para la Virgen, leer sobre el profeta Elías en el Monte Carmelo, Libro Primero de los Reyes, 8;19-46; Libro Segundo de los Reyes: 2;12, 25), festejada desde el año 1251, muy vinculada con los mares que no por azar identifican al Carmelo, donde hacía su procesión de septiembre en embarcaciones a través de las olas costeras entre La Chorrera y la actual Paseo y Malecón entre el siglo XIX y primeras décadas del XX, la fiesta patronal local por excelencia, a la que se agregaría casi de inmediato, la Fiesta del Niño Jesús de Praga, de raíz checo- española. Hijos legítimos del Cerro (primer barrio extramuros donde la sacarocracia criolla se apartaba de la hacinada hoy Habana Vieja y su poder colonial, con el lenguaje neoclásico de los revolucionarios franceses), El Carmelo lo urbanizó Luis Yboleón Bosquet desde Paseo hacia el río, e introdujo en Cuba el mejor ejemplo de sistema urbano de cuadrícula regular perfecta (100 metros por cada lado) que nos distanciada cada vez más de esa hispanidad colonial, afamando a estas comunidades por su modernidad racionalista científica francesa e inglesa y su higiene medio ambiental: en una ciudad que germinaba del mismo bosque, aportó la jardinería y el arbolado urbanos, y los parterres, y medía el ángulo de 45º de los vientos alisios sobre las nuevas barriadas mediante el tipo de árboles que las identificaría. La brisa costera corría a la par de las calles barriendo la suciedad, mientras París, Londres y las grandes ciudades de entonces, huían de la contaminación a Fontainebleau y a sus respectivas forestas, antecedente al ambientalismo actual. Aquí los carmelitas colaboraron con Finlay en sus experimentos contra el Aedes aegypti; y solo décadas después la orden de los carmelitas entra en Cuba, precedidos ahora por su Virgen y sus fieles en esta comunidad, hacia la que en 1927, abre sus brazos y contempla desde Infanta la Iglesia del Carmen. Del 8 de enero de 1860 hasta 1861 aporta el “periódico industrial, económico, de literatura y bellas artes”, El Porvenir del Carmelo, semanal “solicitada la Redacción del Correo del Barrio (…) para promover los intereses del Carmelo y del Ferrocarril Urbano…”. Como Director y único redactor se reconoce a José de Frías; pero como corresponsales en Europa el mismo Conde de Pozos Dulces y Domingo G. de Arozarena, además de colaboradores como Anselmo Suárez y Romero, Carlos Moisant, Felipe López de Briñas, Antonio Sellén, Juan Clemente Zenea, F(ernando) Pié y Faura, Rafael María de Mendive, José Güell y Renté, Antonio Enrique de Zafra, Carlos Estrada y Zenea, Enrique Piñeiro y Ricardo Zenoz (muchos de gran prestigio y trascendencia para toda la cultura cubana); todo lo cual habla del porvenir que en realidad, en tan pronta época, ya se le reconocía al Carmelo (véase: Couceiro, 2006). No es casual que desde la década de 1860 se aprecian señales de vida “social” en el área sobre todo hacia El Carmelo por su primacía y atractivos para toda Cuba, básicamente la inmediatez del río y del bosque con todas sus bondades fundamentalmente antaño, cuando sus fundadores inician y promueven una serie de actividades en los salones de una instalación llamada “El Carmelo” donde se ofrecían bailes y juegos de salón, en áreas abiertas realizaban carreras de caballos, se alquilaban botes para pasear por el entonces limpio y bello río, con hermosos alrededores boscosos que ya depredaban con la caza de diferentes aves algunas de precioso canto que aún antaño poblaban el lugar y que ellos mismos exterminarían, destruyendo así uno de sus más valiosos atractivos; disfrutaban además excelentes comidas y frescos baños de mar, y en un lugar cercano al tranvía, se celebraban misas dominicales, en la Iglesia de 16 entre 13 y 15, cuya primera piedra se coloca el domingo 4 de agosto de 1872 (con la ayuda económica de sus vecinos Frías Jacott) tras un plano del 29 de abril de 1871 por José de Ocampo con esta manzana para iglesia del Carmelo. Llerena (2006: 3) cita el paradero del ferrocarril urbano como “la primera edificación de cierta importancia (…) en (…) El Carmelo (…) cuyos trabajos se realizaron antes de ser aprobado ese reparto por el ayuntamiento…” (1857-1859). En 1883 los caballos y mulos que tiraban de los tranvías por la calle Línea desde 18, fueron sustituidos por el primer vehículo de tracción no animal que tuvo La Habana: la máquina de vapor que Roig de Leuchsenring llamó “la cucarachita” (que ya patenta el nombre popular Línea por esta línea a seguir), y el 27 de enero de 1901 comienza el primer tranvía eléctrico cubano con la ruta Vedado-San Juan de Dios (actual Habana Vieja), primer ejemplo territorial de este tipo de “ferrocarril urbano” o “caminos de hierro”, por la primera central eléctrica beneficiada por el aledaño río Almendares, que luego sería la Manisería (fábrica de aceites vegetales) El Cocinero, hoy Fábrica de Arte Cubano, cerca del río. De La Punta a La Puntilla, Línea fue la pionera de lo que sería toda una red de “caminos de hierro” urbanos en La Habana: desde el Castillo de la Punta por San Lázaro, la costa, Línea y la actual Puntilla allende el río, el Puente de Ibáñez (o de Pote) desde 1883 cruzaba el río a la altura de la calle Línea, actual Puente de Hierro que se trasladaría hacia 11 a inicios del siglo XX legando su huella directa para el Túnel de Línea y el de Calzada. Es la época de los citados hallazgos arqueológicos de Montané, y del famoso El Rancho de Mariscos en las costas del Vedado, sostenido por sus pescadores y que como plato originario, aportó una especie de caldosa de mariscos, y en el hotel (del español) Arana al lado del torreón de la Chorrera, el “arroz con pollo a la chorrera”. En lo que restó del siglo XIX hasta iniciar el XX, el esplendor del Carmelo anunciaba al del Vedado. El éxito del Carmelo desde su inicio, fue tal que al año siguiente de parcelado, comenzó a extenderse al este hacia la bahía cuando el 11 de abril de 1860 los Frías Jacott, familia del eminente intelectual reformista habanero Francisco, Conde de Pozos Dulces (aun antes que se aportara el vocablo “ecología”, valoraba las relaciones entre flora y fauna; recuérdese el valor ambiental del Carmelo y Vedado), proponen al Ayuntamiento de La Habana parcelar el reparto Vedado, no aprobado entonces por no haber incluido terreno alguno para iglesia (el conde era masón), pero aprobado por el Cabildo el 18 de mayo de 1860. Su raíz era su “quinta del Vedado” entre las hoy calles 11 y 13, y de C a D, donde aún quedan restos de la quinta, desde la cual, los Frías Jacott solicitan parcelar el Prado donde radicaban al este de su precedente inmediato y contiguo El Carmelo, finca con 29 manzanas entre las actuales calles Paseo y G, y de la costa a calle 15, extendiendo aquí los aportes del Carmelo con el mismo urbanista, aunque al prolongar la calle Línea a partir de la calle D, el trazado previo, el terreno y la costa le imponen cuñas por inflexiones de las “vías férreas” o “caminos de hierro” contra su regularidad, igual que a Zapata al extremo sur; aporta otras identidades como la denominación por letras para las calles perpendiculares al mar, pues El Carmelo las había numerado pares desde Paseo al río, mientras las paralelas al mar numeradas nones, simplemente se extenderían al este; visión más científica, moderna y hospitalaria, por facilitar así la orientación a cualquier visitante. Según los Censos de 1861 y 1865, El Carmelo era un moderno caserío entonces perteneciente al Partido de Puentes Grandes, con un escaso vecindario de “toda edad, sexo y color”, apenas a dos años de parcelada la Estancia del Carmelo como proyecto urbanístico, “situado en la orilla derecha del río hacia el sur y no lejos del caserío La Chorrera” y cerca sus primeras construcciones hacia el este fueron creciendo, y se levantaron en la zona “casas de segunda clase” prefabricadas para el campo o alrededores de las poblaciones con cubiertas de hierro corrugado y el interior de planchas o tablas fibrosas sin cimientos de piedras o ladrillos, que más tarde serían sustituidas por otras más duraderas, algunas de las cuales aún se conservan (véase: Izquierdo, 1972); y El Vedado recién parcelado, “un caserío de algunas viviendas sobre la costa acantilada antes de la arena de La Playa, a 2,000 varas al oeste de la batería de Santa Clara” (actual Hotel Nacional). A la sazón se desprendió un ramal de la vía de abasto que era la Calzada del Arcabuco, y que llevaría hacia 13 y C, a un lateral de la quinta de los Frías Jacott, que así demostraba antaño su relevancia. Primero por la crisis económica de los años 1850 y 1860, y por las campañas bélicas después (1868-1878 y 1895-1898), se retarda su poblamiento, pero aún restan casas de los años 1870, 1880 y 1890 elocuentes de aquel esplendor sobre todo en calle Línea (del Carmelo y del Vedado; el torreón de la Chorrera inspiraba al matancero Esteban Chartrand, y sus costas y casas motivan otras obras de arte) y sus inmediatas paralelas, sistema urbanizado trazado y organizado antes de pavimentarse a inicios del siglo XX. Las calles debían tener la amplitud necesaria al menos con 16 metros de ancho, y en las avenidas entre 36 y 56 metros, con aceras amplias plantadas de césped y preparadas para el arbolado, que delinearon parques y plazas para lograr la sensación de amplitud y belleza. Cada solar destinado a la fabricación, debía tener al menos 13,06 metros de frente y 50 metros de fondo, y en cada una de esas parcelas solo debía fabricarse una casa, la cual debía tener jardines al frente, costados y al fondo, o sea, “pulmones”, primer barrio habanero con las condiciones higiénicas y sanitarias entre las más modernas ciudades del mundo. Tenían los materiales de construcción entre sus propias y múltiples canteras, caleras y yeseras, y se planeó atravesada por los tranvías de antaño, aunque inicialmente sin el éxito inmigratorio deseado, por la crisis y las guerras, el proyecto de venta de lotes quebró. Si La Habana se había desarrollado urbanísticamente a través de las plazas, El Carmelo y El Vedado combinaban plazas y parques con las arterias. En el territorio que hoy es el municipio Plaza de la Revolución, aquel inicial esplendor local referido en el sur entre Puentes Grandes (a la sazón aún distrito de 2da. Clase al que pertenecía este norte, lo que paulatinamente cesa, sin perder interés) y El Cerro, pasa ahora definitivamente a esta costa norte mediante estos repartos Carmelo y Vedado, que marcan hito para toda Cuba y otros países. Apenas iniciaban, y ambos repartos comenzaron a atomizarse en nuevas comunidades: ya en 1863 en El Vedado hacia el sur, Javier Bossi y la familia de D. Cayetano, Doña Carmen y Don Lázaro Medina (propietarios más al este del Hoyo de los Medina luego Canteras de Aulet donde hoy se proyecta un nuevo hotel en 23 y K hacia 25, y las Canteras y Hornos de Cal de los Medina donde luego la familia Arcos rentará apartamentos sin calle en F entre 19 y 21, y otros negocios en los alrededores), planean el reparto Medina entre D y G y de 19 a 23; esta última nace como la Avenida Medina (todas concebidas de este a oeste, hacia el río original, de ahí su numeración creciente de casas); en 23 y G resta su casona por el arquitecto Francisco Centurión. Fueron célebres sus Bailes (de salón) de Medina con su Sociedad Cultural de Medina en la casona de 21 y D, la sinagoga en 21 y G, el convento Siervas de María en 23 y F (que algunos fechan en 1892; al frente el parque hoy Martin Luther King y el Ministerio de Educación Superior), y se parcela definitivamente en 1883. También despunta el norte costero del Vedado desde 1864 con los baños “El progreso del Vedado” en la costa de la calle E (a la que se le atribuyó el popular nombre de calle Baños por conducir a ellos), y pronto se extienden a calle D “Las Delicias” (para otros “La Playita”), de donde pulularán por toda la costa pocetas privadas y playitas hasta mediar el siglo XX, y se levantan en este nuevo barrio de “Baños del Vedado” entre G y Paseo y Línea hacia la costa, casas de veraneo como la de Villalón en Calzada y D, que daría nombre popular a su parque central al frente (1915), con precedentes como la casa donde murió el Generalísimo Máximo Gómez (1905), que databa de fines del siglo XIX y luego sería de la Legislación alemana en Cuba (véase: Couceiro, 2003). Del otro lado de G, también en 1864 Emilio Sabourín del Villar genera el primer terreno de pelota en Cuba (incluso con gradas) y el Club Habana; Sabourín y su sobrino Louis Vasseur serían desterrados por su intento de liberar a Julio Sanguily y esconder aquí armas para la independencia durante la guerra de 1895, mientras cerca en Calzada de I, Dolores Luz fue detenida por enviar armas de la Pirotecnia Militar (al sur, hoy Universidad de La Habana) al Ejército Libertador. El apogeo en este territorio ha pasado del sur al norte; pero aún en el sur, hay que citar cerca del paradero ferroviario de Ciénaga, un plano del edificio de madera de Zoilo Aldecoa, por donde hoy restan las llamadas “Casitas de los Catalanes” como su centro histórico local, fechado el 28 de diciembre de 1865, aunque hipótesis más recientes consideran sus inicios poco antes. Entre los orígenes de Aldecoa se mencionan gallegos, canarios, africanos, chinos, ingleses y franceses, y muy fuerte raíz catalana. Era un barrio obrero aunque todavía no se llamaran así. De 1887 se fija en el municipio la tradición de producción de las p.p.a. p/locomotoras en La Ciénaga (inician a construirse los Talleres Ciénaga), y en 1890 comienzan hasta la actualidad, las tablillas de acero para conductora y tanques industriales. De sus límites originales desbordados a 17 y Paseo, Medina se extiende por 23 al este, donde se cita el 8 de febrero de 1868 la apertura del hospital de Nuestra Señora de las Mercedes (popularmente, Reina Mercedes; un plano lo ubica el 7 de octubre de 1880) en 23 entre J y K fondo hacia 21, hasta 1954 cuando se trasladó al sur del propio Vedado hoy hospital Fajardo. Iniciativa del médico cubano Emilio Núñez Villavicencio, era un hospital con capital cubano y 300 camas que atendían a cubanos, en tan difícil época de confrontaciones con “la Madre Patria”; cerca en 21 e I, se reconcentrarían las víctimas de Valeriano Weyler (1896). De nuevo al centro norte, en 1867-1868 se realiza una esperanza desde 1854: un nuevo cementerio, el de San Antonio Chiquito aledaño al barrio homónimo, donde en 1870 es enterrada con apenas 5 años de edad, Dolores Eustaquia “Lolita” Martí, la hermana menor de José Martí; y sobre el cual y sobre tierras de (La) Julia –Borges, topónimo de otra comunidad particular con su calle en U de igual nombre como su centro histórico- o La Portuguesa, sobre los caminos irregulares de La Noria y La Campana, comienza al sur inmediato del Carmelo en 1871 la necrópolis “Cristóbal Colón”, y nace la hoy Avenida Zapata para conducir directamente de La Habana en la bahía a este cementerio, el más relevante de Cuba y tercero de su tipo en el mundo, Monumento Nacional desde 1968; así Zapata al extenderse al este, se impone como límite sureño del reparto Vedado. Llerena (2006: 3) cita en 1877 la Estancia de los herederos del Dr. Francisco Medina (al sureste de la propiedad del Conde), que en 1894 se extendía de calle 15 a 29 y del río al litoral; otros repartos colindantes eran La Azotea, (el del Sr.) Bosnio, (el del Sr.) Rodríguez y (el del Dr. Gregorio y Sra.) Vega; incluye a Cavelon Medina y al Sr. Sañudo al este, heredándose; topónimos que se diluían. Durante esta primera gesta independentista (1868-1878), en el Castillo del Príncipe fueron torturados o presos Fermín Valdés Domínguez, Rafael María de Mendive, los hermanos Gaspar y Diego Agüero; Domingo de Goicuría, Luis de Ayestarán y Moliner (primer habanero en unirse a la manigua, con 24 años de edad fue agarrotado en 1870; su nombre se le dará a una calle cercana), los estudiantes de Medicina sobrevivientes al fusilamiento del 27 de noviembre de 1871 condenados a trabajos forzados en la Quinta de Recreo aledaña y en la Alameda de Carlos III…. Y a los Frías Jacott (ausentes por la guerra y no afines al gobierno colonial) en 1873 se les embarga sus inmuebles: 300 solares en El Vedado y otros 1139 en El Carmelo, además de fábricas, hornos, pozos… El poblamiento intensivo de los recientes repartos Carmelo y Vedado ocurrió al finalizar la guerra en febrero de 1878, cuando algunos oficiales del Ejército mambí recientemente disuelto, comenzaron a levantar aquí sus residencias familiares, a partir de las condiciones compra-venta de ideales que proponía la metrópoli española, con una arquitectura históricamente identificativa desde sus primeras casas, casi todas por la calle Línea por ser la más antigua y casi única vía previa de comunicación con La Habana (con ecos en sus paralelas inmediatas Calzada y 11); entre ellas, la del farmacéutico González Turquita en Línea y B, con mucha influencia neoclásica del Cerro (portal corrido, columnas, elementos jerarquizados) y luego el mismo dueño realiza otra muy similar hacia Calzada y B, repitiendo los elementos del cierre: reja que limita el jardín y el portal, elementos ya generalizados en El Cerro a los que El Carmelo y El Vedado aportaban el jardín como novedad, todo lo cual se reitera en toda la República como digno elemento distintivo, como se aprecia en Calzada y G. Mientras tanto, los carros mortuorios entre la necrópolis de Colón y La Habana en la bahía se detenían en Zapata y A para que sus animales de tiro abrevaran, donde un sagaz comerciante español y descendientes, instaló su bodega para vender a los viajeros (pasaje regular) y a las comunidades cerca, pan con guayaba a muy módico precio, guayaba procesada en trenes ingleses marca “Timber”, que por más fácil pronunciación a los anglófonos (aumentaba la impronta de Estados Unidos) se le comenzó a llamar “timba”; y al barrio marginado consecuente al sur aledaño, Pan con Timba o La Timba, que pronto re-condiciona las haciendas previas de San Nicolás, su oriente inmediato. El cementerio heredó el sistema urbano del Carmelo, que aún no llegaba aquí por lo que su trazado no es paralelo al del Carmelo, e impondrá una inflexión local a la calle 23, al llegar aquí. Al oeste inmediato, un plano de 1881 ya reconoce el reparto (Herederos de) (Josefina) Rebollo de calle 11 a 21 y de 16 a 24, con la ulterior iglesia de calle 16 entre sus pocas edificaciones. Como otros, eran propietarios de canteras en explotación, bateyes e instalaciones periféricas de la ciudad. Otro reparto patrimonial se originó desde 1886 con el salón (hotel) teatro (del catalán Buenaenura) Trotcha en Calzada entre Paseo y 2 cerca de las playas costeras, el primero en Cuba con la concepción moderna de hotel y confort, con agua corriente y electricidad en sus habitaciones, con su Sociedad Cultural “Círculo del Vedado”, sus jardines y animales, su famoso restaurante, su mural de Miguel Arias (1889), con las orquestas más afamadas, zarzuelas, bailes, actividades literarias, proyectó por primera vez películas al aire libre, “el hotel de los novios” que tantas personalidades cubanas y de otros países (Sarah Bernard, y muchos más) acogió hasta su declive por la crisis económica hacia 1930, pero generó valiosos edificios en calle 2, y trajo a esta comunidad (de Línea a la costa y de Paseo allende el río hasta La Puntilla, y al Vedado en general) las aguas del Canal de Albear, entre otros servicios, generando un reparto propio. La necrópolis Colón fijaba lo que será el límite centro oriental del ulterior Nuevo Vedado, y al condenar a su fondo a los marginados, propicia en 1887 sobre las fincas Los Zapotes y Las Torres (gestionándose desde 1866) el Cementerio Bautista, que acogió a tanto cubano independentista que había tenido que emigrar a Estados Unidos, donde rompieron con el catolicismo papal de la corona española y ahora regresaban y aquí aportaban entre otros valores, una escuela nocturna y otra para los niños pobres de la comunidad (véase: Guerra, 1991). Soñada desde 1885, en 1888 los catalanes (con fuerza ya en El Trotcha, entre otros ejemplos), colocan la primera piedra para hostales y el Hotel Oriente de Montserrate en la Loma de Tadino o de los Jesuitas, hoy Plaza de la Revolución. También en 1888, pero en el sur puentegrandino cada vez más obrero con sus remanentes campestres, comienza la Cervecería “La Tropical”, propiedades de grandes magnates del azúcar como Cosme Blanco Herrera, residente en El Vedado (Línea y D), que propiciaba el negocio de la fábrica de cervezas. En 1889, la Pirotecnia Militar acogió al Museo Antropológico, primera concepción museográfica en Cuba, que al heredarlo la Universidad de La Habana al ser trasladada aquí en 1902, lo conserva hasta hoy como Museo Montané. Al norte, completan el centro histórico del Vedado, la parroquia del Vedado (calle 11 a Línea con su parque entre C y D) y su fiesta patronal o parroquial del Corpus Christi desde 1892 y tradicional aún durante la Revolución dentro del templo; y la Sociedad Anónima de Instrucción y Recreo del Vedado que inicia el 26 de julio de 1890 y que desde el 1ro. de junio de 1904 sería la Asociación de Propietarios, Industriales y Vecinos del Vedado hasta su declive hacia 1909, en Línea entre A y B hoy teatro Mella. Esta Sociedad tenía su publicación mensual, su Academia de Música dirigida por Ignacio Cervantes, las primeras comparsas (“de señoritas” y “Las Naciones”) de estas comunidades. Lo enmarca también la calle E hacia los baños al norte desde 1864, y al iniciar el siglo XX los primeros cines locales: Vedado, Trianón y Olimpic; el ajedrecista José Raúl Capablanca nació en el Castillo del Príncipe (1888), entre los grandes nombres del Vedado Tennis Club. También Zapata, de la necrópolis de Colón para los carros mortuorios al este, se extenderá ahora al suroeste para el micro-urbanismo del Cementerio Chino (1893, gestionado desde 1872, marginados entonces; como los bautistas, inhuman), único lugar que en Cuba conserva el culto budista a cielo abierto, entre otras identidades chinas, hoy Monumento Nacional (véase: Monterde, 1991). Mucho del material para estas construcciones se obtenía en las canteras y hornos de cal de calle 23 entre 28 y 30 por los hortelanos, areneros y canteros que desde el siglo XIX, poblaban el caserío Pijirigua hacia el río (Bay Sevilla, en Llerena, 2006: 4). Al sudeste, el 25 de enero de 1896 el gobierno colonial genera otro centro histórico local (tras disputarle en vano a los catalanes su cercana ermita en 1895-1896, en la hoy Plaza de la Revolución) al comenzar la edificación del hospital Alfonso XIII (durante la Intervención Norteamericana Hospital Militar # 1, y desde 1914, Calixto García) para atender hasta 2,000 bajas españolas anti-independentistas y por la fiebre amarilla, con su sistema de pabellones que impondrá su peculiar urbanismo y a su alrededor inmediato, su propia comunidad. Ya se heredaban los nombres de calles que aquí llegan, como Jovellar por el Capitán General y la Pirotecnia Militar previa a la Universidad, desde 1903 calle 27 de noviembre por los estudiantes de Medicina fusilados en 1871; Mazón (propietario local); Ronda, por la de los centinelas de la Pirotecnia Militar; y desde la actual Centro Habana, Pocito (por un pozo pequeño), San Miguel (por el propietario de la estancia y el santo, luego Cervantes por el yerno del propietario); Jesús Peregrino (por su retablo que tenía el rebelde Aponte, antes De Interián por el propietario); Salud, por la ermita del Señor de la Salud, luego Parroquia de Guadalupe, hoy de la Caridad del Cobre en calle Manrique; San José, por el Intendente Don José Valiente, hoy calle San Martín en honor al prócer argentino; San Rafael, nombre arbitrario por acuerdo; Neptuno, por la Fuente de Neptuno; y Calzada de San Lázaro por conducir al antiguo Lazareto. La calle Vapor al atravesar Infanta transcultura con El Vedado y se re-denomina 27. En La Plaza, 19 de mayo y Aranguren son nombres de nuestra gesta independentista. REPÚBLICA Apenas se reconocía la independencia de España, regresaban los emigrados, entre los cuales los de menos fortuna que venían de Cayo Hueso en Estados Unidos, legaron ese nombre al barrio hoy centro-habanero inmediato que apenas allende la calle Infanta, llegan al actual pasaje H.Upman (nombre del empresario tabaquero alemán, tabaco al que se dedicaban muchos de los que retornaban no solo de Cayo Hueso, luego sede del Taller de Transformación Integral del Barrio en el consejo Príncipe), el 1 de enero de 1898 como su fecha (a verificar) como centro histórico (tras la Quinta de los Molinos) de ese barrio que pronto sería el de la Universidad (desde cuya altura, el Alma Mater les abre los brazos desde 1927), donde son obvias las influencias urbanísticas, arquitectónicas y otras, de su vecino oriental; influencias que medio siglo después, transculturarán con el rascacielos cubano de la Rampa central. Aun en la costa, quedan “castillitos cottage” de la intervención norteamericana de 1899-1902. La naciente República en el siglo XX, con tantas migraciones, encuentra un campamento gitano hacia la loma de Tadino o Loma de los Jesuitas, cerca de la ermita de Monserrate, donde hoy se encuentra el obelisco a Martí de la Plaza. Poco antes de urbanizarse, se competían carreras de caballos y se estrenaban los primeros automóviles por la hoy Avenida Ayestarán (homenaje al referido Luis de Ayestarán, agarrotado en el cercano Castillo del Príncipe en 1870), barrio que se llamaría oficialmente Alturas de Ayestarán, mientras al barrio al norte sus comunitarios lo comenzaron a llamar La Pera por ver con forma de esa fruta a su parque central, desde 1991 oficialmente Plaza Principado de Asturias. La primera huelga fue la “…de los aprendices”, de los famosos Talleres (Ferroviarios) de La Ciénaga; que duró de cuatro a cinco meses entre 1900 y 1901 (detalles en: García Salazar en Couceiro, 2006). Los manantiales del Puente de Calabazar mucho más al sur (1903, hoy municipio Boyeros), son de los tantos ejemplos que afectan desde antes y cada vez más, la salud del río en, desde y hacia todas sus comunidades aledañas; de entonces ya data la primera propuesta para un parque metropolitano de La Habana para proteger la cuenca, pero sin más durante toda la República. El 23 de mayo de 1902 nace en Mordazo de Puentes Grandes (entonces parte del Cerro, hoy municipio Plaza de la Revolución) el escultor mulato Teodoro Ramos Blanco, entre otros valores nativos o que aquí han residido, aunque mucho menos que en sus vecinos norteños El Vedado y sobre todo El Carmelo, y menos también que en el resto del municipio, por ser una comunidad más intrincada, básicamente de tránsito y más rural o sub-urbana, con el bosque inmediato. El pintor pionero de las vanguardias Víctor Manuel García, en sus paisajes incluyó Puentes Grandes. De entre siglos quedó como célebre tradición las tertulias en la casa de (la familia de) los Borrero (en Puentes Grandes hoy del municipio Playa; detalles en Couceiro, 2019), del Coronel mambí camagüeyano Esteban Borrero Echeverría (1849-1906), médico municipal de Puentes Grandes, y sus hijas. La población flotante en la Quinta de los Molinos, se acerca a La Rampa actual en mayo de 1902 al trasladarse a esta nueva ubicación la Universidad de La Habana (donde antes estuvo la Pirotecnia Militar de la que hereda el Museo Antropológico hoy Montané), ahora con estudiantes, profesores, profesionales, etc., que identifica con sus casas estudiantiles todo el barrio entre San Lázaro, Infanta, la Quinta de los Molinos y la Universidad, como “el barrio de la universidad”. En 1902 otro plano reconoce al reparto Rebollo, El Carmelo, Vedado, Medina, La Azotea, San Antonio y otros, como los planos de 1920 y 1958; los de 1915 y 1929 para turistas y otros extracomunitarios, van relegando sus nombres. Carmelo, Vedado, Medina y Rebollo son los más identificados como barrios. Era un sueño desde 1902, construir un memorial al Héroe Nacional (Plaza Cívica José Martí) para ser el nuevo centro rector urbano de La Habana, gran escenario a macro-nivel urbano; sueño que madura durante décadas. En el colonial Club Habana, en 1905 se celebra la primera competencia nacional de atletismo (la pelota era uno de los valores que importaban los exiliados cubanos de Estados Unidos), donde de 1930 data el hospital Maternidad América Arias (primera mujer en postularse a la presidencia en Cuba, 1912) o de Línea, ejemplo del art decó cubano con obras de Teodoro Ramos Blanco. En junio de 1905 murió el Generalísimo Máximo Gómez en su casa de D entre Calzada y 5ta. En La Habana desde septiembre de 1905, los pedagogos franceses ubicarían el colegio de idiomas y comercio San Juan Bautista de La Salle del Vedado en Línea # 60 esquina D hasta 1910, y luego en calle 13 entre B y C donde floreció con el padre Leon, en las ciencias, los deportes y mucho más, hoy politécnico José Ramón Rodríguez López (véase: Molina, 2006); tradición escolar e institucional en que destacan el Instituto Cubano Americano hoy Casa de las Américas y luego la Abraham Lincoln (la más importante escuela de idiomas de nivel medio en Cuba), el Colegio Baldor en G entre 15 y 17, el Trelles en 23 y B, el del Apostolado en Paseo y 21, el teresiano luego primaria Arenado y secundaria Guiteras en 17 y 12, la Alianza Francesa, la hoy Fructuoso Rodríguez… la Comunidad Hebrea de Cuba (sinagoga asquenazi, 1953) en 13 e I, y la sefardí en 17 y E desde 1957; clínicas como Asclepio y Antonetti (hoy Cardiología) en 17 y A, o la privada mutualista Cardona en 19 y 8 (hoy Clodomira Acosta); la funeraria Rivero (Calzada y K), etc. Al sur, según Esperanza García (1999; en Couceiro, 2006) en 1905 aún había muy pocas casas construidas y ninguna calle hecha en Aldecoa, y a su extremo sur (frente a donde en 1945 se construirá la Fuente Luminosa) sería el área (marginada) de los chinos, cuyo cementerio de chinos en La Ciénaga ya no existe. Ya desde entonces existía hasta hoy La Casona en la Calzada Real entre Ulloa y Gravina que era un Paradero o Apeadero de Coches que iban a Pinar del Río; luego fue una granja llamada Conde de Pozos Dulces, luego la Escuela Juana Luisa Mesa, nombre de una maestra destacada y querida por toda esta comunidad, y al triunfo de la Revolución se le llamó José Luis Tassende, y por su mal estado fue remozada y convertida en albergue, donde ya hacia 2006 se construían casas de bajo costo por el plan municipal de micro-brigadas. En las calles hoy Almendares y Reforma estaba el Convento El Reformatorio de Aldecoa para mujeres que encerraban por algún delito o a señoritas adineradas que quedaban embarazadas, en cuyos pisos y paredes al triunfo de la Revolución se halló fetos enterrados, hoy unidad militar que pertenece a las FAR Grito de Baire. Entre 1909 y 1912 la calle Gravina (principal en Aldecoa, sur antecedente de la hoy Ave. 26) se prolonga por Aldecoa hasta la Calzada de Puentes Grandes. En el norte, aún iniciando el siglo XX, pervivía el esplendor del Carmelo superior al del Vedado (aún en la memoria histórica local), aunque luego quedara invisible ante la avalancha inmigratoria de extracomunitarios sin conocimiento local, y el topónimo Vedado, mucho más famoso por más tradicional y generalizado (desde 1565, todo el monte extramuros al río más). Aun en Línea entre 16 y 18 un edificio conserva el nombre Carmelo, ya deteriorado; la cafetería El Paradero al lado de los tranvías en Línea y 18 antes del cine Carmelo (en 18 entre 11 y casi esquina a Línea, al lado de una cafetería homónima) desde 1925, cuyo dueño aportará al vecino Vedado las (célebres) cafeterías El Carmelo de 23 al lado también del cine Riviera, y El Carmelo de Calzada frente al Teatro Auditorium, ambas con múltiples aportes a la culinaria cubana; también el cine El Renacimiento en 15 y 14 (precedido desde los años 1930 por el Hollywood al aire libre en 15 entre 14 y 16 en el parque al frente), luego cine Ambar con matinées dominicales para la grey infantil; en Línea y 18 ya estaba la fonda El Niágara (vigente), la Sociedad del Carmelo con su Academia de bailes (sobre todo del folklore español) y una barra española. Se reconocía el origen del reparto Vedado, y al Conde: el edificio de 11 y C conserva el nombre Pozos Dulces donde estaba su quinta raigal; igual lo ostenta en El Carmelo un edificio en Línea y 4, al sur en La Pera una logia masónica y una calle, en Aldecoa una granja, y su estatua (1916-1917, por el italiano Domenico Boni) nombra al parque de Línea y K, no por azar donde detectamos su frontera con La Rampa, da la bienvenida al Vedado a quien llegue del este. El 1ro. de junio de 1904, la Sociedad Anónima de Instrucción y Recreo del Vedado (de 1890), pasa a ser la Asociación de Propietarios, Industriales y Vecinos del Vedado, pero aun aporta a Cuba el Día del Árbol desde el 10 de octubre de 1904 (revitalizado aquí desde 1999 dado este proceso investigativo), y múltiples otros valores hasta su declive hacia 1909, luego arrendada hasta demolerse en Línea entre A y B, luego cine Rody, desde 1961 teatro Mella. Proliferaron los primeros cines locales: los extintos cine Vedado en Paseo entre Calzada y Línea, y el cine Baños en C y la costa; y los hoy más dedicados al teatro, el Trianón (Línea entre Paseo y A) y el Olimpic (Línea y B, en el siglo XXI, teatro “Raquel Revuelta”), que ratifican de Paseo a E y de Línea a 15 este centro histórico del Vedado (luego a G y 17), pavimentado con adoquines belgas que aún conservan sus calles A, B, C… sobre todo de 13 a Línea y luego en 17 y E para la mansión de la Condesa de Revilla Camargo (1927). En 1904 se coloca el portón que el mulato José Vilalta y Saavedra había esculpido en Roma, y que ahora abre a calle 12 el cementerio de Colón, heredero del mismo sistema urbano del Carmelo, que se va extendiendo hasta aquí y no se había concebido paralelo; de ahí la inflexión local a la calle 23 entre 12 y 20, sobre todo cuando tras el viejo puente de barcas, y luego otros dos con vistas a los tranvías entre 1908 y 1910, en 1909 se logra el primer puente de hormigón armado en Cuba (oficialmente puente Asbert por el entonces Gobernador de La Habana, General Ernesto Asbert; los anteriores eran de acero), tercero de su clase en el mundo entonces, para comunicar 23 allende el río al ya prometedor Miramar, que todo el pueblo llama afectuosamente “puente de 23”, tan funcional al unir ágilmente ambos lados del río incluso para tranvías, un arco principal con 58 metros de luz y con acceso al bosque; abierto al público en 1911. De tal suerte, 12 queda privilegiada por la necrópolis de Colón, potencia de leyendas y valores de toda clase, al punto de contar con tranvía eléctrico a pesar de su brevedad (menos de 1.5 Km) pues en calle 23 (por donde se venía del oeste allende el río, del cabaret La Verbena y tras 1939, Tropicana) y en 17 desde el este (El Vedado y más), encaminaba al cementerio al sur, y al norte a otro hito nacional e internacional, no solo en los diversos deportes que introdujo e impulsó en Cuba: el Vedado Yatch Tennis Club (en adelante, VTC). A esta entrada de la necrópolis de Colón en calle 12 de Zapata a 23 y sus inmediaciones, pronto emigrarían los hispanos y sus descendientes (y luego los chinos) estableciendo florerías, marmolerías y otros negocios fúnebres, para devenir con el tiempo una comunidad comercial: 12 y 23, nombre original dado por sus comunitarios pues antaño aquí, 12 era más importante que 23; con el ulterior apogeo de 23 y los extracomunitarios con negocios aquí, le empiezan a llamar 23 y 12, nombre que promueven en marquesinas a la vía pública, segunda fuerza de población flotante en todo el municipio, tras La Rampa. Según Bianchi (2017) una sociedad obrera llamada Crecherie quiso comprar parcelas para construir viviendas a sus asociados en 1908, negadas luego accedidas: es el pasaje homónimo de calle 21 a 23 entre 10 y 8. Había familias de ascendencia haitiana y anglocaribeñas y se cuidaban niños; labor del francés creche. El 2 de noviembre de 1910 en terreno cedido por Mercedes “Mita” Muñoz madre de los Loynaz (detalles en Couceiro, 2006), devota de la Virgen del Carmen, se erige canónicamente la Comunidad de Padres Carmelitas Descalzos en calle Línea esquina a 16 que antes tenía el número 146, con la categoría de Vicariato y para descanso de los padres residentes en el convento de San Felipe Neri, cuya festividad introducen también en el territorio; además de que el río y la costa reciben tradicionalmente ofrendas de los devotos de Oshún (Virgen de la Caridad del Cobre, santa patrona de Cuba oficialmente desde 1916) y de Yemayá (Virgen de Regla) sobre todo en la desembocadura, donde convergen “las dos aguas”, cultos para los que también se adecua lo que resta del bosque, fuente de leyendas y escenario de acciones ambientalistas, deportivas, artísticas, otras recreativas, religiosas, romances y sexo sin espacio, escoger arbolitos para la Navidad, aunque también delictivas, todo ello extensivo a cualquier parque, esquina, etcétera; el bosque incluso ha sido citado en los ya prohibidos duelos, y refugio de cimarrones los siglos precedentes. En el sureño Puentes Grandes (hoy del Cerro) en 1911 se funda la Cervecería “La Polar”, había fábricas de hielo, de chocolate, tejares y hornos de cal, ya como importante barriada industrial. El que se considera primer barrio obrero de América Latina, Pogolotti, data de entonces en el Puentes Grandes que hoy pertenece al municipio Marianao. De 1912 datan los Jardines de La Tropical, en Rizo y Baire, donde la Cervecería homónima estimulaba su vida social. El VTC empezó a construirse en 12 y Calzada, el 11 de enero de 1912 con antecedentes al sur (hoy barriada de La Plaza, 1889-1890) por el cónsul alemán, y en 1902 en la hoy Habana Vieja pero practicándose en distintos puntos de estas costas desde 13 y H, Paseo y 3ra., y aquí aporta su revista VTC, sus comparsas y espectáculos, su ética vedadista, sus féminas entusiastas desde el Lyceum del Vedado que fundaron en 1928 en Calzada entre A y B (donde en 1925 se había fundado el Partido Comunista de Cuba y luego se instalaría el Conservatorio Hubert de Blanck y el teatro homónimo) y desde 1942 en Calzada y 8 hoy Casa de Cultura Municipal con su revista Lyceum y su biblioteca riquísima en arte donada por los Henríquez Ureña, entre otros valores; VTC de Calzada y 12 a 16 y 3ra robando terrenos al mar, comparte el barrio de La Chorrera al otro extremo. De 1912 es el parque Eloy Alfaro (Infanta y O), por tal presidente ecuatoriano, centro histórico local de esta que será Rampa central; imperaban las furnias como aquella donde según Eduardo Robreño, se ahogó una familia en el ciclón de 1919 (hoy Servicentro). De 1921 es la casa de N y 25 (décadas después Palacio Municipal de los Matrimonios), al estilo innovador de las coetáneas “casas de la pradera” del estadounidense Frank Lloyd Wright, adaptada majestuosa al promontorio rocoso, buscando lo que ya llamaban, un “nuevo Vedado” con su arquitectura distintiva, solo que en lo que sería La Rampa; pero que con otros modernos, luego definirá al Nuevo Vedado. A la vaquería Los Hornos sucedió un cinódromo cuyo dueño se suicidó, y frente al reconocido terreno de pelota en El Hoyo donde hubo campeonatos de menor categoría, fue sustituido hasta los años 60 por el patrimonial cabaret Montmartre en P entre 23 y 25. Hacia 1913 se conciben la Avenida de los Alcaldes y la de los Presidentes (Paseo y G) para conducir a la gran plaza proyectada al sur en homenaje a Martí, y sobre todo se definen hacia 1930 con el urbanista francés Forestier y sus áreas verdes, y monumentos como los del italiano Giovanni Nicolini: el del primer alcalde (Alejandro Rodríguez Velazco, 1919, en Paseo de Línea a Calzada) y la rotonda del presidente José Miguel Gómez (1936, G y 29); ya entre milenios, G se dedicaría a los presidentes progresistas latinoamericanos. La planificación del 18 de febrero de 1914 (luego la de 1918) de calle 15 a 29 y de Infanta y Malecón al río, hace que la calle 17 en el sur cercano desplace a Línea y llega al apogeo con su propio tranvía; es la época en que inspira las novelas de Miguel de Carrión Las Honradas y Las Impuras, desde 1915 el cine Mascota en calle 2 entre 17 y 19, y el cine Gris (había una orquesta homónima, recuérdese el cine silente ambientado por músicos) en 17 y E (calle Baños, donde se cambiaba de tranvía para ir a los baños costeros), apogeo de 17 entre B y J, aunque con ecos por toda la calle 17 (incluso al Carmelo, donde predominan edificios de no más de tres pisos para clases medias y humildes), con hitos como la mansión de la Condesa de Revilla Camargo (1927, desde 1961 Museo de Artes Decorativas; al frente aún vivían descendientes del célebre ajedrecista José Raúl Capablanca). Un plano del 25 de enero de 1915 ubica al reparto Rebollo de calle 4 a 32 y de 17 a 29 (centro-sur del Carmelo) y aprueba el proyecto de la finca La Campana como reparto Rebollo, que luego se fue parcelando y comenzó el negocio de ventas de solares, pagando los terrenos a plazo por 15 pesos el metro que cobraba Junco del Pandar en hoy calle 30 entre 15 y 17, y el Sr. Martí en calle 32, donde los únicos propietarios negros eran Francisco Pedroso de Jovellanos y su familia. Mientras tanto hacia la costa, en 1915 el que deviene parque centro histórico local del barrio de los Baños del Vedado, hereda popularmente el apellido de la notable familia vecina Villalón en Calzada y D a 5ta y C, llamado también parque de Neptuno por esta escultura en su fuente, aunque oficialmente, parque Gonzalo de Quesada, albacea de Martí. Y en nuestra costa oriental, se proyecta la rotonda del Maine (1915-1925) que en 1949 se extiende en su homenaje a Henry Reeves “El inglesito”, el intrépido mambí estadounidense muerto en campaña. En el sur, con la efervescencia social entre 1917 y 1920, entre los terrenos de (los Talleres Ferroviarios de) La Ciénaga y Puentes Grandes, se instalaron diversas industrias y talleres, con luchas proletarias en dichos centros, calles y casas. Ya en 1917, como parte de la urbanización local que el propio vecindario se estimuló a acometer al ser arreglada la Calzada Real de Puentes Grandes (la Calzada del Cerro al este, y al oeste la Ave. 51 de Marianao), podría hablarse de un “urbanismo vernáculo” bien peculiar que distingue a Puentes Grandes según cada una de sus comunidades urbanizadas, pero sin mayor integración al resto del contexto capitalino, del que la separan vastas extensiones de su otrora Bosque y que aun evidencia sus raíces rurales en muchos sentidos. También en 1917 se levanta en su actual ubicación la Iglesia (Diocesana) de San Jerónimo de Puentes Grandes, y desde 1918 ininterrumpidamente hasta 1960, todo Puentes Grandes y desde muchos puntos de La Habana y otros, acudían a celebrar su fiesta patronal de San Jerónimo de Puentes Grandes el 30 de septiembre, durante todo el fin de semana inmediato, con sus romerías, café carretero para los viajantes, encuentros entre los equipos locales de fútbol (incluso fútbol femenino, comunidad pionera en este deporte en Cuba con los terrenos de fútbol con que contaba más al sur en La Gomera), muy diversos juegos como las competencias de batea y el palo encebado (ambos en el río), todo tras el toque de la diana (detalles en Couceiro, 2019). En su Club (deportivo) Cosmopolita de Puentes Grandes en la Calzada Real de Puentes Grandes, hoy Zona 20 de los CDR hasta 1952, no se permitía la entrada a los pobladores “de color” pues su presidente era racista. Ese año el nuevo presidente Jesús Minsal Cotarelo, a fin de acabar con el racismo, permite la entrada a toda la población (incluidos los llamados “de color”) mientras él baila toda la noche con una mulata. Al unirse en 1917 la Calzada del Cerro con la Calzada Real de Puentes Grandes, queda esta última dividiendo su vecina Aldecoa al noroeste y al sudeste. En 1918 los catalanes fundan la fábrica de toallas Algodonera Cubana, con esplendor en los años 1940 y 1950 ya reconocida como (Toallas) Telva (o Fábrica de Toallas Telva, hoy Fábrica de Calzado) con todas sus tradiciones de identidad local, en Calzada Real de Puentes Grandes (donde tiene su entrada principal) entre Ave.26 (donde tiene otro acceso) y Diego Velázquez; y otro acceso restringido por Santa Rosa (detalles en Ibídem). De nuevo al norte, en 1918 en Calzada entre A y B, se funda la Sociedad Pro-Arte Musical, que entre otros muchos aportes, en 1928 levanta y desarrolla el teatro Auditorium, hoy Amadeo Roldán, donde entre tantísimos valores, en 1931 sembró lo que es hoy el Ballet Nacional de Cuba, con los hermanos Fernando y Alberto Alonso, nacidos en Calzada y E. El Censo de 1919 reconoce Medina y El Vedado cada uno con 14,000 habitantes, incluso en la dpa hasta 1963. Como Puentes Grandes, eran de los “43 barrios de La Habana” que por intereses electorales ignoraron tanta otros ya entonces existentes. Desde 1919 en su estancia original del Carmelo, data la mansión de Julio Lobo y la de Ernesto Sarrá, desde 1976 Ministerio de Cultura. El hotel Oriente de Montserrate, pasó en 1922 a la Sociedad Anónima Ensanche del Vedado y luego, a la Beneficencia Catalana; ya en 1921 habían inaugurado la Ermita de Montserrate donde comerían la escudilla típica catalana de sus romerías, cabalgatas y festejos de todo tipo que tipificaban el área, y a donde venían catalanes, simpatizantes y curiosos de los más diversos lugares; ermita que pintó aquí Esteban Domenech, antes que fuera trasladada a Río Cristal (Boyeros, donde se conserva) para en 1953 empezar a construir aquí la Plaza Cívica “José Martí”, hoy Plaza de la Revolución “José Martí”. Mientras tanto, el reparto San Antonio Chiquito al este de la necrópolis de Colón, se mantenía exclusivo de españoles y sus descendientes, con una escuela pública en Zapata entre 2 y 4 (ya estaba en 1915; en 1920 se trasladó a 39 entre 6 y 8 llamada popularmente “Las Tres Palmas” por estos árboles), donde desayunaban gratis manioca (chocolate con leche y galleticas de sal); en 1920 aún estaba la vaquería del español Jesús en calles 2 y 35, y la de los señores Conejo, Paredes y Hernández, en 6 hacia el Cementerio de Colón (detalles en Couceiro, 2019). Ya desde los años 20 el barrio de “Las Canteras” (de Rebollo hacia el río) era de trabajadores para las construcciones en Rebollo con sus romerías (Bay Sevilla, en Llerena, 2006: 4), que rellenaron las furnias para el puente de 23, donde al iniciar el siglo según Méndez (1990: 22) “anidaban las iguanas, los hurones y las ratas. Los gatos jíbaros salían de noche y todavía al amanecer y poco antes de llegar la noche, atravesaban por el cielo bandadas de palomas rabiches y por el norte aparecían en invierno bandos de patos de La Florida”. De 1925 data el Conservatorio Internacional de Música (arquitectura estilo Tudor) en F entre 27 y 29 por la relevante española María Jones de Castro (desde 1971 Escuela Elemental de Música “Manuel Saumell”, y de 1925-1926 la iglesia y convento de Santa Catalina de Siena de 23 y Paseo a 25 y A; y de 1927 en Paseo entre 17 y 19 la mansión de Catalina Lasa y Juan Pedro Baró, llena de valores diversos y emblemática historia de amor, hasta la necrópolis de Colón; de las villas renacentistas italianas como Villa Lita (Paseo y 13, hoy Museo Servando Cabrera Moreno), precursora al art-decó en Cuba. Extendiéndose al este (de lo que da fe Las Delicias de Medina, nombre de la hoy pizzería Vita Nuova en L y 21) El Vedado ya apuntaba al edificio en altura como demuestra el hotel Presidente (1927, Calzada y G), y ya en L se elevan definiendo la ulterior Rampa, el edificio López Serrano (1932, temprano ejemplo del art-decó cubano y primer “rascacielos cubano”, donde vivirían grandes personalidades de todas las manifestaciones culturales, como Antonio Guiteras, Eduardo Chibás antes en 17 y H, y el padre de la danza moderna cubana, Ramiro Guerra) y el obelisco a los chinos que lucharon por la independencia de Cuba (1931-1946); más a la costa el Hotel de Nación u Hotel Nacional de Cuba (1930, antes negocio de estiércol para jardineros; Monumento Nacional desde 1998) y atípico desde 1924 el edificio Alaska (23 y M, desmoronado en 2003, hoy parqueo) y al frente poco después, la funeraria Caballero de las más importantes en Cuba, del arquitecto español Joaquín Rallo, hoy Dibujos Animados de la televisión. Por esa misma extensión de la calle 23 casi al Malecón, los inmuebles de Habana Autos, Ministerio de Agricultura y cabaret Hollywood en la azotea, hoy Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y luego el impar cabaret Montmartre hasta iniciar los años 60, luego restaurante Moscú incendiado en 1989; eran los antecedentes inmediatos a La Rampa, cuyos “rascacielos” se devuelven más puntuales en los años 50 por las avenidas rápidas de comunicación a los barrios cercanos: por 23 el Capi en I, el Hermanas Giralt en E, por Línea el Retiro Radial y el Ireluc en F, por Malecón en A, y aun en 1967 el de F, más reciente Galerías Paseo; son menos en El (más alejado) Carmelo: en 12 luego para becados, en Paseo el hotel Habana Riviera (1957) y el Cohíba (años 1990); y a fines del siglo XX los edificios de micro-brigadas, que suelen romper la identidad local de menos altura, como en 17 y 24 del Icrt, y en 15 y 26 de la Pesca. Dos iglesias de 1927 también buscan altura (identidad de la arquitectura religiosa) en la periferia de la futura Rampa: al sureste en Infanta entre Concordia y Neptuno, la de Nuestra Señora del Carmen abre sus brazos al lejano Carmelo, allende La Rampa y El Vedado, con esa escultura tan difícil a esa altura, del italiano Guido da Michel; y al norte, en 19 entre J e I, la de San Juan de Letrán “iglesia de la Universidad” (de los dominicos que fundaron la Universidad de La Habana, ahora en estas áreas; diagonal al parque de H a I y de 19 a 21 que desde 1937 se dedica al eminente escritor francés Víctor Hugo, y casi a la par y después, a otros emblemas de progreso y cultura de otros países), desde donde atendían sus otras instalaciones en El Vedado y entre ellas, el fraile dominico español, Padre Reginaldo Pastor Sánchez Pastor y Herrera (1889, en Cuba desde 1907-25 de enero de 1952), se esforzó en vano por concluir la construcción de la original del Carmelo (llamada popular y erróneamente “Iglesia del Derrumbe”) que ya no era de los carmelitas quienes tenían en El Carmelo el convento en 13 y 24 y la iglesia de Línea y 16, sino de los dominicos, hoy con la parroquia del Rosario. Al padre Reginaldo se le dedica un busto en el parque centro histórico local (que tanto defendió de intereses comercialistas, frente a esta iglesia del Carmelo en 15 y 16), tras fallecer en la de San Juan de Letrán; pero del padre Reginaldo y hasta la Revolución se mantuvo la fiesta popular más concurrida y relevante del Carmelo: la tradicional “Procesión del Santo Entierro” los Viernes Santos, desde los más diversos y remotos rincones de toda la ciudad, con el descendimiento de Jesús de la cruz y su colocación en una urna que hacía las veces de féretro (de ahí el nombre de Santo Entierro) y en la procesión desfilaban en una carroza figuras que representaban la Pasión de Jesús, de 16 y 15 por 17 hasta E (calle Baños) y G, a regresar por Línea con una banda de música, famosa por la belleza de sus imágenes de tamaño natural y su orden y recogimiento. Esta “Iglesia del Derrumbe” entre otros valores patrimoniales, aun atesora el recinto, un altar neoclásico de 1859, vidrieras alemanas con motivos dominicos de gran belleza y calidad, y las imágenes de San Blas y Santa Lucía que atraían en sus respectivas fechas, a todos sus devotos de toda la ciudad y de otras regiones del país, con sus rogativas respectivas por la garganta y la vista. También en 1927 pero al sur, se fundó la Sociedad Cultural Deportiva Obrera en los Talleres Ferroviarios de La Ciénaga, que penetró en la conciencia de la clase obrera con muchos obreros y comunistas de esta, reconocida ya popularmente como La Ciénaga; sociedad disuelta por la represión machadista. Y en la inmediata Aldecoa, ese mismo año 1927 se construyen las Casitas de los Catalanes, entre las calles Santa Rosa, Santa María y Diego Velázquez. En una de ellas una tarja reza: “Rosa Llanseda, propiedad de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña. 1927.”; se dice que estas calles Santa Rosa, Santa María, Santa Teresa, descienden del fundador Zoilo; casitas modificadas, solo una conserva su estructura original y está en muy malas condiciones; otra que hace esquina a Santa Rosa fue demolida por sus inquilinos y en su lugar construyeron una vivienda moderna. La Sociedad Cultural de Aldecoa hacía sus bailables en su sede inmediata al luego Jardín Zoológico de La Habana (coexistieron) y las Noches de San Juan cada 23 al 24 de junio con la quema del muñecón en Aldecoa hacia sus afueras; gustaban mucho de ir al cercano Bosque (de Puentes Grandes) por los árboles frutales y sobre todo, “para comer mangos”. De 1928 en San Miguel y Ronda es la mansión de Orestes Ferrara (desde 1961 Museo Napoleónico con su Jardín de la Malmaison, al aprovechar las colecciones de Julio Lobo y tantos valores de todo tipo que atesora); cerca, están la Escuela Anexa (a la Universidad) Felipe Poey (Zapata entre Basarrate y Mazón) y el parque local Carlitos Aguirre (1946, muerto en accidente en corrida de toros en España, nieto del mambí Serafín Sánchez) en Mazón entre San José y Valle, donde estuvo el Rincón de Varona 1933-1934 y se reunían los inquietos jóvenes. En la lucha contra el Machadato (1925-1933), al margen de la crisis económica nacional e internacional que laceró al menos temporalmente no pocas instituciones, como el Hotel Presidente y el VTC, el hotel Trotcha deviene casa de inquilinato; se citan atentados como al Capitán Calvo frente al Hotel Nacional; son detenidos o asesinados, entre otros, Félix Ernesto Alpízar, Pío Alvarez, Carlos Fuentes Blandino, el profesor Gonzalo Freyre de Andrade junto a sus hermanos Leopoldo y Guillermo en su residencia de B # 153 e/Línea y 7ma.; José A. Valdés Daussá; Miguel Ángel Hernández; Manuel García González; el mártir de las libertades públicas Mariano González Gutiérrez (1911-1933); se destacaron entre otros muchos, Rafael Montoro y César Escalante Dellunde, la Universidad… Desde el Hotel Nacional Benjamin Summer Welles, embajador de Estados Unidos, mediaba entre los machadistas y la oposición burguesa. Entre otras, se asaltó Villa Miramar, residencia del Ministro Carlos Manuel de Céspedes y Quesada hoy Restaurante 1830, y el elegante prostíbulo de lujo (propiedad de un rico catalán bajo el celo de un mayordomo célebre muy amanerado) de famosas orgías con toda comida y bebida, con que hipócritamente contaba en 39 entre Paseo y 2 el seudo-elitismo del Reparto San Antonio Chiquito, ocupado ahora por la Sociedad Cultural y Deportiva del (vecino reparto) Príncipe (hasta 1990), con el que se mantenía una relación tradicional: aquí se afamaron sus bailes de salón Los Comandos y La Cremita, sus comidas y bebidas; el cine “de barrio” de San Antonio en calle 2 hacia 35 también se llamó Príncipe (atribuido a la familia Hart Dávalos) y en él se ensañó el humor popular con sus coplas por chinches y malas condiciones. Tenían su capilla a Santa Rosa de Lima y no pocas personalidades aquí nacieron, vivieron o visitaron: el músico Ernesto Lecuona, el célebre rumbero Chano Pozo (que sin embargo se confirma desde el hoy Centro Habana vecino), el sabio Albert Einstein. Allende Paseo La Timba, acunaba zonas y focos insalubres hasta la actualidad con rica y vasta cultura popular: solares como La Mierdita o el 44 por sus 44 entradas y salidas; bordeado por el edificio del Pentágono (Zapata y C) y al frente la 9na. Estación de policía para vigilar al barrio. San Antonio comenzó a relegar su exclusivismo, al comenzar a aceptar viviendo en el mismo barrio a sus amantes mestizas y luego negras; después los chinos con sus lavanderías, tintorerías y sus fiambres como las frituras de pan dulce, en casas obviamente más humildes, en el extremo oriental del reparto en la que luego sería la calle Paseo, del otro lado de la cual llegaban de La Timba y su vecina sur-oriental La Pelusa, otro barrio marginado entre la ermita de los catalanes hoy Plaza de la Revolución, y el Castillo del Príncipe, donde habitaba todo color de piel, que al venir aquí seguían llamándose Timba, lo que ha errado la superposición de este sobre el topónimo San Antonio, desdibujándose Timba de su raíz local: afectaciones al patrimonio de ambas comunidades. Con estas migraciones, de 1939 a iniciar los años 40, en La Pera (frente a la Quinta de los Molinos) fue célebre la comparsa Los Mosqueteros del Rey con sus personajes y ambientes de la conocida historia francesa, en La Pelusa la comparsa Los Embajadores (burla a los sectores acaudalados), y los que de La Timba se extendían a San Antonio ensayaban en calle 2 entre 35 y 37, la comparsa Los Payasos, con ambiente de los circos ambulantes que les permitió trascender y el luego municipio Plaza de la Revolución escogería como su comparsa tradicional, para ganar varios premios en el Carnaval de La Habana, así como su versión infantil Los Payasitos, dado el papel de los niños en ella, que mucho ayudó a la tradición y al avanzar el nuevo milenio, perdería atención. Otra comparsa pero en la costa norte, sería Los Cocineros del Vedado. Al desalojar el barrio marginado La Pelusa para construir la Plaza (lo que propició una de los primeras y más famosas defensas de los humildes, por el entonces joven abogado Fidel Castro) hubo más migración a San Antonio, de donde más españoles y descendientes que preferían la antigua exclusividad o simplemente, por los atractivos negocios, enriquecieron la cercana 12 y 23, y luego los chinos, de quienes aún queda el restaurante Pekín. De 1937 data el Instituto de Segunda Enseñanza del Vedado (hoy Pre-Universitario del Vedado) en 25 entre C y D, donde a inicios de siglo estuvo la escuela pública # 51 para los niños pobres del Vedado, con profesores como el intelectual Salvador García Agüero y donde estudió el poeta Marcelino Arozarena (ambos mulatos) que vivía en el solar La Finquita en 23 de E a D; el parque Medina al frente, se llama Mariana Grajales desde que recibió (1931-1933) esta estatua hecha en Roma (1928, a partir de ensayos sobre El Beso) por el mulato Teodoro Ramos Blanco, que así se afamó. En junio de 1937 y por decreto presidencial fue creada la Comisión Central Pro-monumento a José Martí, que convoca a su primer concurso internacional pero queda desierto el primer lugar; lo que se repite entre 1939 y 1940. Desde el hospital “Calixto García” se origina la más importante cadena hospitalaria del país en el reparto Príncipe allende G por Zapata al oeste y en torno al Castillo del Príncipe y Zapata, desde 1930 con el Hospital Municipal Infantil (luego Pedro Borrás Astorga), el Instituto Curie (hoy Oncológico, 1947), el Centro Médico Quirúrgico (hoy Neurológico, 1948), cerrando el sur del Vedado. Proliferaba 12 y 23 su consecuente vida comercial y de servicios, incluido el cine Astor en 1941 (desde 1953, cine 23 y 12), y compitiéndole, el edificio (de oficinas) Atlantic (calle 23 # 1155 entre 10 y 12, 1955), tuvo su cine homónimo (hoy cine Chaplin) de 500 asientos; y el restaurante Pekín donde de los bajos de la oficina de los Sañudo se había fomentado un fuerte negocio de alquiler de carros para bodas, bautizos y entierros. Otro hito de esta comunidad fue el hotel de Juan Fonellar luego edificio (de apartamentos) Sarrá (1925). Ya 12 y 23 era por tanto un punto tradicional de población flotante y comunicación popularmente llamado “esquina caliente”, se debate si por su célebre chocolate con churro (también en sus inmediaciones se señala una de las raíces hacia 1951 al sándwich “medianoche” con cerveza Cabeza de Lobo en 23 y 18), los ulteriores debates públicos televisados sobre pelota, o los encuentros para amores y sexos prohibidos, sobre todo a las oscuridades cercanas de la calle Zapata y otras en los tantos establecimientos de la comunidad que se expandía desde esta esquina. Al oeste, la fábrica de tabacos Partagás buscará casas inmediatas a sus trabajadores, y el Jalisco Park hará el recreo infantil más relevante y tradicional, al que el cantautor Carlos Valera dedicaría una canción. A la misma orilla del río (calle 32 entre 19 y 21) ya en 1935 se comienza a poblar lo que el 16 de diciembre de 1956 un aguacero esperando San Lázaro les hizo reconocer el fango en que vivían y desde entonces su nombre: El Fanguito, comunidad antes marginada hoy insalubre cuya escalera de madera en calle 17 es sustituida por la actual de piedra en 1952 (véase: Rensoli, 2002). De 1936 data en calle 27 entre 28 y 30 la tintorería La Comercial que surgida en Infanta, había pasado al Vedado y ahora aquí, y que desde 1945 se llamaría La Cubana, con sus tradiciones laborales y de luchas sindicales; en 1938 había estudios de cine cerca del Cementerio Chino, donde presumiblemente Ramón Peón filmó “Una aventura peligrosa”, en la que debutó al cine la naciente estrella Rosita Fornés; aporte local ya entonces al patrimonio cinematográfico cubano. De antaño, en calle 26 entre 29 y 27, perviven hoy los humildes pasajes Kohly, que heredan el apellido ya tradicional local, del propietario de estos terrenos desde el siglo XIX que del sur había extendido aquí, donde indicó construir estas casitas. Entre 1939 y mediados de 1958, El Carmelo tuvo su más importante centro gastronómico en Calzada frente al Torreón de la Chorrera: Las Culebrinas; y de 1946 data la Catedral Episcopal en 13 y 6, antecedida por el consulado británico en Paseo y 15 en una mansión de 1918, entonces residencia de Pablo González de Mendoza y Pedroso. Dos hitos de 1939 se pueden considerar antecedentes inmediatos al Nuevo Vedado, al que anuncian: al fondo marginado de la necrópolis de Colón, La Dionisia (hoy el mayor barrio insalubre en este municipio; nombre por la compañía dedicada a estas parcelaciones para los humildes) sobre la antigua finca y vaquerías de Los Paredes, con su calle Protestantes, como llamaban a todo cristiano no católico papal, por construirse sobre parte del Cementerio Bautista, heredando un imaginario de poltergeist y ouijas, ultratumba, espiritismo, cultos sincréticos y toda la religiosidad y parasicología de muchas otras fuentes a todo Nuevo Vedado. Inició con bodegas de hispanos y sus descendientes e inmigrarían anglo-caribeños y otros, con su iglesia de Santo Domingo de Guzmán al lado del hoy Círculo infantil, semilla de marginación de la que cual paradoja, en tan paradigmático contexto de confluencias nacionales e internacionales contra el nazismo florecerá el ¿exclusivo? distintivo Nuevo Vedado metropolitano, legítimamente orgulloso, pero nunca soberbio, al que servirían y por donde se expandirían puestos, fondas, ferreterías, quincallas y otros comercios no solo para las elites, pero siempre para los locales, con productos y servicios de alta calidad, mientras el humor del imaginario comunitario sentenciaba que en La Dionisia se discutía en la calle, y en Nuevo Vedado por teléfono. El otro hito de 1939 (30 de octubre) mientras la moda mundial era remodelar las capitales, sobre todo americanas (este más aún tras el ciclón de 1944), fue el Parque (Jardín) Zoológico Tropical de La Habana con su parque infantil “La Edad de Oro”, hoy Jardín Zoológico de La Habana, entre la calle Gravina (hoy Ave. 26), Santa Teresa, Aldecoa y calle 47; primer zoológico cubano de altos valores ambientalistas y patrimoniales que se sistematiza, y tercero mejor del mundo entonces, que limitó el norte del precedente barrio Aldecoa, y abriría al casi inmediato ulterior Nuevo Vedado al norte como su centro histórico (1947) con sus antecedentes de cultura zoológica institucional cubana, entre ellos el local en calle Gravina y Santa Teresa: “Parque de los Chivos” a donde los llevaban a pastar, único lugar de esparcimiento local entonces conversando las tardes de sábados y domingos en aquella Aldecoa, que acotada ahora por el Zoológico, perdió su banda oriental para extenderse al oeste. De lo anterior restó la famosa y tradicional panadería-dulcería limitando al Zoológico, no por azar llamada Bambi, nombre que se infiere por el cercano grupo escultórico de venados en bronce de Rita Longa sobre promontorio de piedra que ella hizo en el mismo parque (1948), colocada a la entrada e identifica al Zoológico hacia la céntrica Ave. 26. Entonces el venado macho se puso mirando hacia la entrada, pero al ampliarse la calle Gravina hoy Ave. 26, hubo que cambiarlos y ponerlos como están hoy. Aún en los años 70, al menos de todo el oeste municipal incluso costero y también de otras localidades distantes, en Bambi se hacían largas colas para comprar golosinas que llevarle a los estudiantes en las escuelas al campo. Entre otros múltiples valores sobre todo por su flora y fauna, ese Zoológico logró reproducir en cautiverio especies en peligro de extinción, la educación ambiental tradicional más científica y áreas de recreo y gastronomía, el arte de Rita Longa, Gilma Madera y otros. Se le han contado hasta unas 1,200 especies animales y sus obras culminaron en 1961 en función del Zoológico Nacional logrado décadas después en Boyeros con los animales libres cada uno en su medio relativo. El 15 de agosto de 1940, es asesinado por elementos gansteriles en Mazón entre San Miguel y Neptuno, Ramiro Valdés Daussá, joven profesor comunista de la Universidad donde dirigía la lucha contra el bonche y el fraude. Se fija en 1943 el inicio en este municipio de la tradición de producción de café: la Torrefactora de Café Pilón (1942) es coloso fabril protagonista, en calle Santa Rosa donde tiene su entrada principal # 54 entre Diego Velázquez y Aldecoa, con accesos por calles Diego Velázquez y Santa María, construcción industrial con uso de almacén (detalles en Couceiro, 2019). Al viabilizar la comunicación desde el sur por el aeropuerto nacional e internacional que así nos contactó al mundo (1930, a 18 kilómetros) en Boyeros, se extiende hasta aquí la Avenida Rancho Boyeros, y de 1945 datan el Archivo Nacional por Luis Dalmau y su vecina la Fuente Luminosa (en el humor popular Bidette –Bidel- de Paulina, gruesa dama de antaño) generando una rotonda de comunicación a los diversos puntos de la ciudad. Rancho Boyeros continúa a la futura Plaza como Avenida Boyeros y como Avenida Independencia a Carlos III y G, mientras Ayestarán corta camino de Boyeros a Carlos III e Infanta, donde en 1944 Manuel Tapia Ruano construye en estilo monumental moderno la Escuela de (y Clínica) Veterinaria, la más relevante y casi única hasta la actualidad. DEL NUEVO VEDADO Y LA RAMPA A LA PLAZA: NUEVOS HITOS En 1947 en este municipio se definen dos barriadas de suma importancia, ambas hijas del Vedado y víctimas de prejuicios aunque distintivos entre sí, cada una con sus antecedentes, ya referidos: al suroeste allende la necrópolis de Colón, Nuevo Vedado o El Nuevo Vedado (indistintamente de ambas formas) eminentemente residencial sin tantas instituciones, rodeando a la Avenida 26 su única vía rápida de comunicación (algunos focos de silencio, más bien silenciada hasta discriminada con escaso transporte interno, de donde emigran sobre todo los jóvenes, pero por lo que es la única barriada del municipio donde predominan las condiciones ambientales favorables), de la que se subvalora su cultura doméstica que le identifica y los peligrosos y dañinos reduccionismos de “lo cubano” se mal interpreta como elitista, poco y mal atendida y promovida, “nuevo” pero tradicional y en verdad, ambicionado; y al este inmediato, La Rampa, rebosante de instituciones de las más diversas maneras de recreación (aunque no solo) que mantiene la principal población flotante del país (máxima diversidad nacional con toda su riqueza), sobre todo aquella de intereses recreativos, tradicional emblema de la moda actual para toda Cuba en constante choque contra los prejuicios de intolerantes que en sus contradicciones excluyentes también le inundan, y la mal interpretan como frivolidad, tan poco como sobre y mal atendida. No por pertenecer a otro municipio (Playa), podemos descartar quizás su primogénita del Vedado: Miramar al oeste, allende el río Almendares. Enfrentando los prejuicios, este proceso investigativo logró que se reconociera oficialmente el topónimo Nuevo Vedado aunque no fue sino hasta 1996, y aun hoy se mantiene dividido el sur del norte en dos consejos populares hacia las calles Norte, 35 y 37, y los mitos todavía confunden sus fronteras más allá de la calle Loma al este-sudeste por la barriada de La Plaza. Mediante la Avenida Rancho Boyeros, los viajeros de y a los aeropuertos ya se habían acercado en 1945 a la Fuente Luminosa; pero para llegar a repartos como Miramar al noroeste, que ya comenzaba a florecer con los más adinerados, en 1947 se amplía la calle Gravina que atravesaba Aldecoa y el Zoológico, para convertirla en Ave. 26. Ya en Ave. 26 y Kohly estaban las oficinas y almacenes de la pasta dental Gravi (no la fábrica, que está donde hoy se halla la pasta dental Perla), hoy edificio de la Empresa de Arquitectura, a lo que debía su nombre la calle Gravina y al parque hoy Acapulco le llamaban “el parque de la Gravi”. Esculturas en el Zoológico se citan con direcciones de Aldecoa, como la escultura ambiental del hongo (un niño juega con un pelícano sobre un gran hongo, 1939-1945) en Ave.26 entre 47 y Santa Teresa, bien conservada. También en 1947 se construye en Aldecoa cerca al Nuevo Vedado, la calle Ullóa. Existían algunas casas y bodegas como Los Tres Hermanos y La Agricultura, en Gravina y Calzada Real; después fueron parcelados los terrenos y comenzaron las ventas. El reparto Aldecoa comenzaba en Calzada Real hasta la calle Empíreo y desde Mazarredo hasta la calle Aldecoa, límites que se ampliarían entre el Nuevo Vedado al norte, Boyeros al sur, Cerro al este y Puentes Grandes al oeste. La gran mayoría de sus calles fueron construidas por la Sociedad de Propietarios de Aldecoa, de intensa vida (detalles en Couceiro, 2019). Nace así 26 como una nueva y resplandeciente avenida que hereda del Carmelo su cuadrícula regular perfecta (irregular al sur por sus precedentes Zoológico, Bosque, río); aporta topónimos (Herradura, Norte, Edison…), el sistema de nombrar calles (la calle Gravina es ahora la Avenida 26, y otras); y de numerar las edificaciones, y con más éxito su jardinería, sobre todo privada, luego en deterioro hasta reducirse ocasionalmente a pasto de los chivos. Dado el antecedente del puente de 23, la esquina de 23 y 26 deviene hasta hoy foco comercial gastronómico, transferencia de rutas y población flotante, majestuosa entrada al Nuevo Vedado. Alejándose de los desfavorecidos, varios de los pudientes sobre todo del Vedado deciden construir novedosas mansiones en las inmediaciones de esta Avenida 26 entre el aeropuerto y el floreciente Miramar. Cuando aún un automóvil entre tanto terreno yermo era todo un espectáculo (indispensable para vivir en el Reparto Kohly y el Bosque del Nuevo Vedado, los más apartados al extremo sur, donde la Sociedad Cultural de Aldecoa aún se extendía), despega Nuevo Vedado (detalles en Couceiro, 2018). Tras las fastuosas residencias en la Avenida Kohly y su mansión familiar (hoy escuela Josué País, Ave. 41 y 36), inmigran reconocidos artistas y otros profesionales, no tantos como en barriadas cercanas mucho más pobladas, pero sí muchos más que en otros municipios y provincias. En torno a la Avenida Kohly hacia 1950 se urbanizaba al sur-suroeste el Reparto Kohly hacia la Avenida del Zoológico. A la par, por la costa El Vedado se extendía al este a la ya inminente Rampa que le hereda su sistema urbanístico y de numerar casas, reconfigurado de este a oeste; y en 1947 se levanta en 23 (hoy # 258) y L, el edificio Radiocentro S.A. (pionero ejemplar a la arquitectura racionalista polifuncional cubana que luego distinguirá a La Rampa que así inaugura, con el más importante conjunto nacional de dicha arquitectura funcionalista), con el cine Warner (desde 1953 Radiocentro, desde 1968 Yara, siempre incorporando lo más novedoso del mundo y marcando desde ya la moda mundial); conserva al lado en L un edificio previo, como profeta de su valor de armonizar tradición y actualidad, contra todo dogma simplista. Acoge desde sus gérmenes a la naciente televisión cubana desde y con otros focos ramperos (Mazón y San Miguel, P y 23, el Focsa también para emisoras radiales). Lógicamente, atrae artistas y sus seguidores, y a todo inconforme con las convenciones e interesado por la actualidad. En el área más elevada, por la avenida 23 (que entonces sustituye definitivamente en el protagonismo local a la calle 17), el terreno empieza a descender hacia el mar, rampita que da nombre popular a la barriada, que ha atesorado desde entonces la vida nocturna y la vida bohuemia más patrimoniales para la cultura cubana, con auténticos hitos de valor e interés internacional, además de su intensa vida diurna, no menos bohemia. Apunta desde entonces a las dos identidades ramperas esenciales: la máxima población flotante en Cuba, y el llamado "rascacielos cubano" (era la cuarta elevación habanera), sobre todo en esta Rampa costera por L y por 23 hacia Malecón, que impactó a la Rampa central de L y 23 a San Lázaro e Infanta, hasta el barrio de la Universidad. Sus artistas afamarían las instalaciones inmediatas con su vida bohemia: el café exterior La Arcada, la cafetería del edificio Alaska al lado, el club Las Vegas en Infanta # 104 con un cafetín al lado, sobre todo desde 1956 al ubicarse al frente el colosal y ya tradicional decano de la radio cubana, Radio Progreso. Todo ello permitió un proyecto de avenidas de recreación según New York con el "turismo de masas" que con sus casinos de juego y "la trata de blancas" (que no solo eran blancas, explotando el erotismo y sensualidad naturales locales) sostenía aquí la Mafia estadounidense, avalado también por una cadena hotelera protagonista en Cuba, desde el Hotel Nacional con sus cabarets, personalidades de todo el orbe, eventos internacionales de todo tipo, aportes en la culinaria, las artes y en todas las manifestaciones de la cultura y mucho más identidad rampera y patrimonio de todos y cada uno de ellos, exitosos y célebres: el hotel Victoria (antes Vedado), el Colina (frente a la Colina Universitaria), el Vedado, St. John´s, el Flamingo, el Capri (1957) y el Habana Hilton, luego Habana Libre (1958, en 23 y L, máxima altura local al frente del pionero Radiocentro), antaño el edificio más alto de América Latina: aún se divisa desde cualquier parte de la ciudad; en su esquina (cafetería L y 23) estuvo la sala Tespis y el Teatro Universitario. Lo demás eran furnias aun en 1947. Donde estaba el cabaret Montmartre, en 1946 hubo el primer ensayo para la televisión cubana, y en 1953 comienza el Canal 2, hoy sede del ballet de la televisión y de sus canales Educativo y Educativo 2, edificio del Ambar Motors con el banco Atlántico, hoy del Ministerio del Comercio Exterior, área de diversas acciones revolucionarias contra Batista; en Mazón y San Miguel nace la televisión cubana (1950), que en el Focsa tendrá estudios. Entre otros antecedentes locales, hacia 1945 en 23 entre O y P el club Toyo tenía la única bolera reconocida entonces por la Asociación Nacional del Deporte, y en sus afueras, una cafetería tenía mesas, vitrola y bares al aire libre (Couceiro & Hernández, 2013). De 1947 es el Colegio de Arquitectos en Humboldt e Infanta, hoy sede de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba, comunidad que también ha acogido al Club de Ajedrez y al gimnasio América, entre tantos ministerios e instituciones. Proliferaban las casas de huéspedes y residencias estudiantiles; la Universidad tendrá el Centro Deportivo Universitario (CEDER) y sus Juegos Caribes e Inter-años con su patrimonio de personalidades sobre todo deportivas, las Marchas de las Antorchas desde 1953 mientras se fragua en el 6to. piso del edificio de 25 y O (hoy Museo Casa de Abel Santamaría que aportó sus eventos nacionales “De 25 y O al Moncada”), el asalto al Moncada para el 26 de julio, y se devela el busto a Mella en su obelisco frente a su escalinata para colocar sus cenizas. De 1947 es el cine Astral (Infanta y San José, hoy de la Unión de Jóvenes Comunistas y espectáculos televisuales), que al igual que el cine Infanta y el Florencia hoy Pionero, retroalimentan allende Infanta La Rampa y Cayo Hueso; Avifauna y la filial capitalina de la Asociación Ornitológica de Cuba, la Federación de Filatelistas, pizzerías como El Italiano y El Viki, luego restaurante vegetariano hoy paladar (Infanta y San Lázaro, donde había radicado un circo), el parque 27 de Noviembre o de los Mártires Universitarios; la fonda china Hou-Youen. El Centro Comercial La Rampa (23 y P) incluía numerosas entidades, hoy Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba; en su galería en 1953 nació el Grupo de los Once, pioneros del arte abstracto cubano (tachistas e informalistas); gran hito de las artes visuales cubanas que logra actualizarnos al unísono con el arte universal. Conectarnos con los aeropuertos mediante la Ave. Boyeros, no se limitó a la Ave. 26 y El Nuevo Vedado; su ramal como Ave. Independencia comunicaba con la Terminal Nacional de Ómnibus que conduce a y desde el resto de Cuba, construida por Moenck y Quintana en 1949 en el barrio La Pera, y donde en 1960 Florencio Gelabert instalará su alegórica estatua de La Velocidad con su fuente, foco de población flotante; cercano y afín, el hotel Bruzón en la calle homónima tiene El Pampero, Rincón del Tango; entre otros. En el argot cinematográfico ese barrio será conocido como “barrio de La Corea”, pues durante la guerra de Corea por Estados Unidos (1950-1953) se almacenan filmes en Almendares y Bruzón, Centro Fílmico que en 1951 ya estaba entre Desagüe, 19 de mayo y Almendares. En 1953 se comienza a construir la Plaza Cívica José Martí, proyecto del francés Jean Labatut, Enrique Luis Varela y Raúl Otero, con la escultura por Juan José Sicre, pionero de las vanguardias en Cuba, ante propuestas como una biblioteca nacional con su nombre, un monumento donde se le pudiera rendir homenaje, o ambos; su primer edificio (Tribunal de Cuentas) concluyó en 1962, Premio Anual Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos (1954 de Aquiles Capablanca y José Fornés), con nueve pisos estilo ultramoderno que en la Revolución será Ministerio de Industrias dirigido por Ernesto “Che” Guevara, hoy Ministerio del Interior con pequeño museo en la que fue oficina del Che; conserva en sus bajos una muy interesante escultura de Domingo Ravenet, injustamente inadvertida. Y el Ministerio de Comunicaciones (1954 de Ernesto Gómez Sampera, el mismo del Focsa rampero en 1956), frente a la Terminal Nacional de Ómnibus a toda Cuba. En 1954 el ajefismo cubano reconoce con tarja a Fernando Suárez Núñez en 17 y 8 (parque Menocal), mientras el hospital colonial Nuestra Señora de las Mercedes de 23 entre J y K, se trasladó al hoy hospital Fajardo, monobloque moderno de ocho pisos de Víctor Morales, donde se fundía Medina con el reparto Príncipe, y completa aquí la principal cadena hospitalaria de Cuba, frontera sur del Vedado. Al frente allende la Avenida Zapata, La Timba, a menudo matizada por los esquemas y el pintoresquismo casi habitual para estos barrios marginados, aún carecía de alcantarillado ni acueducto que ya eran tradición en sus alrededores; en algunas esquinas había sifas de agua para casos de incendio, donde se cargaba el agua en recipientes para su consumo, y un bebedero para los mulos y caballos en la Quinta La Integridad antes colonial casa de salud en Carlos III y la hoy Ave. Carlos Manuel de Céspedes, nombre dado por la estatua republicana de este patriota a los pies del Castillo del Príncipe donde comienza esta breve calle que separaría La Timba de La Pelusa. Abundaban vaquerías, jardinería y carbonerías, y los coloniales molinos de sal seguían triturando la sal que luego vendían, por la Zanja Real hacia la Quinta de los Molinos. Su fiesta más representativa ha sido la Quema del Muñecón (o de San Juan, del 23 al 24 de junio) como fiesta de competencia lúdica entre dos bandos a ambos lados de lo que sería luego la calle Paseo, sobre todo al extenderse a San Antonio (detalles en Couceiro, 2006); por Casilda, española de difícil carácter con una florería que se abastecía de los antiguos jardines locales, se llamó su zona en torno a la ceiba de 29 y B que acogió estas fiestas, según Arruebarrena y Hernández, 1994 (en Ibídem); autoras que revalidaron estas fiestas a partir de su debate en el III Stec (1993). A la par en el ya floreciente Nuevo Vedado, varias construcciones harán a los expertos considerar al Nuevo Vedado “todo un museo (al aire libre) de arquitectura moderna” (véase: Couceiro, 2013), década constructiva, cosmopolita, en que se urbanizó Las Torres, entonces llamada oficial y casi exclusivamente Nuevo Vedado de 26 al Cementerio de Colón, calles 35-41 esta última sin urbanizar, límite con la entonces La Rosa; y el parque La Bandera (calle 30-Ave. Loma-Ave. Kohly-43-sur boscoso, con el puente de la Avenida del Zoológico al río). Estaba urbanizado el Reparto Kohly (calle 36-28 con Avenida Kohly como calle 34, y 39-47); Alturas del Vedado (26-36 y Avenida Kohly-47); el barrio del Cementerio Chino al río (calle Herradura o en U con su micro-urbanismo) con el parque y calles 33-37, y 30, Norte, Avenida Loma y Avenida (del) Parque; desde 1914 todo su norte liminal al Carmelo, 23-29 y 26 y 30 (28 no salía a 23 aun); el Zoológico y su barrio norte oriental; sin urbanizar, La Dionisia se extendía al este por el sur marginado del Cementerio de Colón hasta 6 (hoy barriada de La Plaza) al sur de Las Torres y nordeste del Zoológico (Loma y 26 a 45, 41 y Aldecoa), y el fondo del Zoológico, que pertenecían a La Rosa, o Conill (Rojo, 1951). Todo ello se enriquecía por diversas instituciones hasta hoy (detalles en Couceiro, 2018), como la iglesia de Santa Catalina (Panorama # 672), la del Perpetuo Socorro (dominicos, herencia vedadense) y la capilla de Conill y 41 (iglesia inconclusa), aunque (¿otra paradoja?) muchos locales prefieren la Iglesia de Jesús Obrero, en el norteño y marginado hoy insalubre, barrio El Fanguito del Carmelo. En su periferia anuncia al este el entonces Ensanche del Vedado y reparto Hidalgo (terrenos de Hidalgo Gato que surcaba Gravina luego 26 al buscar conectar la Calzada del Cerro o de Puentes Grandes con 23), la escuela La Salle (Bellavista # 715, donde ya trasgredía hacia el reparto Hidalgo en La futura Plaza), proyectada para estudios primarios hasta la Universidad, hoy José Luis Arrruñada, la más patrimonial escuela del Nuevo Vedado (detalles en Ibídem), área hacia La Plaza a donde acuden al Nuevo Vedado por su sala de video, el policlínico 19 de abril (fecha de Girón), un popular mercado y el Rincón de los Milagros, con intensa vida social desde los años 50 dada la construcción de la Plaza. El judo cubano nació en 23 y 24 (1951), pronto entre los deportes favoritos al vecino Nuevo Vedado (heredero del vedadismo) con su Sección Judo Club Ferreteros en 24 y 42, y la Sección de Judo del Hogar Industrial Nacional del Ciego (1954; detalles en Couceiro, 2013) auspiciado por la Asociación de Propietarios y Vecinos del Nuevo Vedado. En La Rampa, otros hitos locales de antaño serían el Edificio del Seguro Médico (1954, 23 y N, Premio de Arquitectura, hoy Ministerio de Salud Pública, Agencia de Prensa Latina y tienda Indochina), y su muy popular e histórica sala de teatro Arlequín (1957-fines de los años 60); el lujoso cine La Rampa (1955, 23 entre O y P), con su rampita interna que disminuía riesgos en catástrofes y reproducía la rampa que al exterior, daba nombre popular a la calle y de aquí a la barriada a ambos lados de 23; una puerta del cine conducía a la cafetería Wakamba (1956, primera en Cuba con autoservicio anexo), y en su centro nocturno en el sótano, el pintor Manuel Couceiro Prado dirigió la Galería Arte y Cinema La Rampa para el Movimiento 26 de Julio hasta su clausura en la represión del 5 de septiembre de 1957, a cuyos artistas se dedicó como Galería Habana al triunfar la Revolución. La competencia generó igual que los hoteles, otros centros de aportes a la cultura culinaria, sensual, arte cubanos y vida cultural nocturna: el Maraka´s, el Karabalí; La Zorra y El Cuervo, el Club 21 (y N), el Club 23 (entre N y O), La Red (19 y L), el Karachi en J y 17, el Tikoa en Ave. 23, el Amanecer (calle 15), etcétera. De 1956 son el edificio del Retiro Odontológico (L entre 23 y 21), ya desde 1954 era teatro arena (raíz de su hoy sala teatral Talía), luego Facultad Obrero-Campesina y Facultad de Economía de la Universidad (luego de Geografía), Medalla de Oro del Colegio de Arquitectura; y el edificio de la compañía Fomento de Obras de Construcción Sociedad Anónima (Focsa, entre M y N y de 17 a 19) seguía al Radiocentro congregando focos comunitarios y entidades de todo tipo: club Scheherezada (1957), restaurantes El Emperador y La Torre (como La Tour francesa con su mirador y su bar), hoy emisoras provinciales de radio y la Empresa de Música Benny Moré… como tantos otros inmuebles ramperos, enriquecidos por personalidades que los han habitado y visitado, una de las siete maravillas de la ingeniería cubana con forma en Y, otro ejemplo de edificio ciudad. Abundan los edificios administrativos estatales y privados, y los residenciales para otros sectores sociales: el Maco Maco (M e/19 y 21), el Altamira (O e/19 y 21), Los Andes hoy El Caribeño (21 # 63), el Someillán; desde los años 40, en 21 y M el Restaurante (hebreo, también alquilaba fiestas y por encargo) Colony, desde 1953 La Roca; el Monseigneur (O y 21) con su langosta thermidor con mayonesa y las peñas de Ignacio Villa “Bola de Nieve”... casas estudiantiles (en 19 y L “la bombonera”, de universitarias) y las tertulias de José Antonio Echeverría en la cafetería Las Delicias de Medina (hoy pizzería Vita Nuova, L y 21) que muere en 1957 (13 de marzo) tras tomar Radio Reloj; más reciente, el Hotelito Universitario. En 1956 la estadounidense Anna Vaughn Hyatt-Huntington dona al pueblo de Cuba su escultura ecuestre Los portadores de la antorcha, bronce que distingue al parque de 20 de mayo y Ayestarán (autora también del Martí en el Parque Central de New York); y en 1957 al frente, la Ciudad Deportiva (de Arroyo y Menéndez) traerá aquí el hasta entonces Palacio de los Deportes (hasta entonces en Paseo Malecón), con toda una historia de espectáculos deportivos, circenses y aun en el siglo XXI, musicales como el histórico de los Rolling Stones, y Laura Pausini con Gente de Zona, hoy sede del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, y de la Facultad de Deportes y Cultura Física de la Universidad, ya en nuestra frontera del municipio Cerro; rotonda de importantes arterias de comunicación a diversos puntos citadinos, incluida esta prevista Plaza Cívica, y en consecuencia gran foco de servicios y población flotante. En la costa, antecedidos por el colonial Puente de Ibáñez (o de Pote) y el “puente de hierro” hoy en calle 11, la misma Compañía francesa que había aportado el túnel de La Habana (una de las siete maravillas de la ingeniería cubana) construye el Túnel de Línea (1957), paralelo al de Calzada (1955) mientras el Malecón llegaba aquí. En la lucha contra Batista (1952-1958), la Universidad fue un hervidero; en la ya tradicional Revista Bohemia (hoy en Ave. Boyeros y San Pedro, con la revista Verde Olivo y aledaña, la Facultad de Periodismo de la Universidad, a la que se une la de Comunicación Social en 2014), se desarrolla una cédula del M-26-7; en Desagüe # 655 entre Almendares y Ayestarán, es la primera edición de La historia me absolverá, autodefensa de Fidel Castro por asaltar el cuartel Moncada; de 1955 es el Buró de Represión de Actividades Comunistas (B.R.A.C., disuelto en 1959 por Camilo Cienfuegos) vinculado al Buró de Investigaciones con cuartel sede en el (hoy) parque “del Framboyán” e/30 y 32 y de 23 a 25; reuniéndose en una casa del Vedado y en un apartamento en 19 de mayo y Aranguren, surge el Directorio Revolucionario, brazo armado de la Federación de Estudiantes Universitarios, del que un comando en el cabaret Montmartre ajusticia a Antonio Blanco Rico, Jefe del Servicio de Inteligencia Militar de la tiranía, y atentan contra Orlando Piedra, Jefe del Buró de Investigaciones del régimen; al conocer del desembarco del Granma sin saber de los expedicionarios, en un mimeógrafo en una casa de calle 6 entre 19 y 21, editan el periódico Al Combate, cuyo primer número anunció en primera plana: “Fidel está vivo”; incendiaron un lote de carros perseguidoras de la policía en la agencia Ambar Motors en Infanta y 23, y en 19 # 604 e/ B y C gestaron asaltar el Palacio Presidencial y Radio Reloj en La Rampa el 13 de marzo de 1957; secuestran al corredor automovilístico argentino Fangio, quíntuple campeón mundial, al fondo del Cementerio Chino, “barrio de clase media” (Rodríguez, 2005); los Talleres Ciénaga impidieron que el tren blindado evitara el paso rebelde a Occidente. En el Castillo del Príncipe muchos eran torturados y asesinados. Abundan las tarjas por todo el municipio a los mártires del Batistato de, en o vinculados a estas comunidades:Jorge Agostini Villasana; el dominicano Manuel “Pipi” Hernández; los “mártires de la Embajada de Haití”; Daniel Martin Labrandero, José Antonio Echeverría, Abelardo Rodríguez Mederos, Oswaldo Díaz; José Manuel Hernández; Adolfo Delgado Rodríguez, Mártires de Humboldt 7, José Ramírez Casamayor; Saúl Delgado, Huberto de Blanck; José Ramón Rodríguez López (“Patriota Insigne del municipio”); Félix Ernesto Laguardia Tamayo, Raúl Marcuello, Armando Gamboa, José Furnes; Carlos Hernández “Chiqui”; Raúl Plasencia, Rogelio Paredes; Gerardo Abreu Fontán; Pedro Rua Pestana; “Cheché” Alfonso; Sergio González “el Curita”; Marcelo Salado; José Rodríguez Zenity “Conde Sigua”, “Ramón Lorenzo Delgado “El Curro”; Gustavo Pozo; Aurelio Vilela, Luis Morales, Juanito Fernández, Ciro Hidalgo; Enrique Hart Dávalos, Julio Alberto Morales, Carlos García Gil; Oscar Lucero Moya “mártir del silencio”; Julio César González, Jesús de la Cruz, Gregorio Arlee Mañalich, Fulgencio Oroz; Pedro Martínez Brito, José Rodríguez Vedo; las hermanas Lourdes y Cristina Giralt; Pedro Sotto Alba; Reinaldo Gutiérrez, Vincente Ponce Carrasco, Roberto de la Rosa; Rafael Guerra; Clodomira Acosta, Lidia Doce; Mártires de Goicuría; José Luis Arruñada Martin; el 28 de noviembre de 1958 son detenidos Pepito Mendoza y William Darias. En 1957 el fotorreportero Salas fotografió en pleno día un “objeto volador no identificado” (ovni) sobrevolando la construcción de la Plaza, y más al sur en la Ciudad Deportiva, un supuesto platillo volador aterrizó del que, ante el público atónito, salieron Rosita Fornés y otros artistas célebres antaño, al ritmo del chachachá “Los marcianos llegaron ya”, de donde fueron conducidos ante la policía no tan comprensiva de la publicidad, y menos en tan convulsos momentos. La corrupción hizo que el conjunto urbano que era la Plaza no fuera tan consecuente con el premio decidido en su homogeneidad, y algunos le señalan que “brinca” de pronto ante quienes se acercan. Entre 1957 y 1960 Govantes y Cabarrocas levantan (obstruyendo la perspectiva de la Plaza) el Ayuntamiento de La Habana, alta y estrecha estructura recubierta con basamento de mármol negro, en la Revolución edificio Sierra Maestra sede del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra) hoy Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar), que incluye la Sala Universal de las Far con su propia historia y valores artísticos y patrimoniales; y el Ministerio de Obras Públicas, hoy Ministerio de la Construcción, de estilo mucho menos moderno aunque también muy funcional; y de Lorenzo Gómez Fantoli la Renta de la Lotería en Paseo entre Territorial y Ayestarán, luego Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (Inav), después Junta Central de Planificación (Juceplan) y más tarde, Ministerio de Planificación y Economía, también muy moderno y funcional. En 1957 Govantes y Cabarrocas incorporan la Biblioteca Nacional “José Martí”, con dos grandes y bellos cuerpos laterales, dos elevadas plantas y una torre almacén con una atractiva sencillez de 65 metros de altura. Fundada en 1901 en el Castillo de la Real Fuerza (en la hoy Habana Vieja) se inaugura aquí el 21 de febrero de 1958; y José Pérez Benitoa construye el Palacio de Justicia hoy Palacio de la Revolución (detalles en Couceiro, 2019). En cuanto al obelisco, satírica y popularmente reconocido como “la raspadura” por su forma vista desde la base como tal popular dulce cubano, y de forma pentagonal por la estrella solitaria de cinco puntas en la bandera cubana, logra la cima más alta de la ciudad, y en su base, cerámicas venecianas de Enrique Varela que se importaron entonces a Cuba con este fin. En 1958 se coloca al pie del obelisco la estatua de Martí del proyecto Sicre-Maza, terminada a principios de la Revolución, formada por 52 bloques de mármol de la Isla de la Juventud, 18 metros de alto incluida la base, la cabeza pesa 18 toneladas (detalles en Ibídem). Al conjunto urbano se añade en 1958 el Teatro Nacional, de Arroyo y Menéndez, de líneas muy modernas y gran funcionalidad, de las primeras instituciones culturales que el nuevo Gobierno Revolucionario activa desde 1959, sede de Danza Moderna, mirador y café cantante. Al "parque de la Gravi" se le comenzará a llamar "del Acapulco" por este cine, el último construido en La Habana (1958) que deviene corazón cultural y general del Nuevo Vedado en 26 entre 35 y 37: entonces el mejor y más hermoso cine de todo el continente, de las escasas instituciones artísticas locales, así llamado (se dice) para conectar por 26 al aeropuerto y la célebre playa mexicana. REVOLUCIÓN El triunfo revolucionario de 1959 desató migraciones externas e internas indiscriminadas que propiciaron por ejemplo, una nueva zona insalubre bordeando el noreste de la necrópolis de Colón desde Zapata: el Callejón de Colón, y zonas de edificios “Pastorita” (por Pastorita Núñez al frente del plan) para cobijar familias, de tres o cuatro pisos con apartamentos sencillos pero dignos, como se aprecia en La Portuguesa o La Julia, al sureste de dicha necrópolis; así como muchas incomprensiones y prejuicios diversos desde todas las partes que afectaron mucho por ejemplo, la vida religiosa en el país, pero al San Jerónimo de Puentes Grandes, si algún cura se negó a sacarla, los revolucionarios locales al margen de su credo pero amantes de su fiesta, sacaban la procesión “a punta de pistola”, festejando la Revolución, aunque finalmente sobrevivió al interior del templo, no así la fiesta popular, que no se rescató sino hasta 1991. Hereda la Revolución la casa de Loma # 684 entre Colón y Lombillo, habitada entre 1959 y 1977 por Juan Marinello (desde 1990 Biblioteca Memorial homónima con acciones internacionales y comunitarias para su promoción); y la racionalista de calle 47 entre Conill y Tulipán, donde de 1962 a 1967 vivió el Comandante Che Guevara y desde 1983 contiene su archivo personal, hoy Centro de Estudios Che Guevara, como centro científico-comunitario con acciones para su promoción. Con la Revolución desaparecen los casinos y su dinero de La Rampa para la Mafia, y por las presiones contra el nuevo gobierno revolucionario, figuras internacionales en nuestros cabarets, que por ello implantan el slogan de “100% cubano”; se amplió el cosmopolitismo a las culturas eurorientales por el entonces campo socialista en Cuba: surgirán el restaurante Praga al lado de la Casa de la Cultura Checoslovaca (que desde los años 90 al perderse el campo socialista, es Centro de Prensa Internacional), y al frente, el Sofía y el Volga, mientras se erigen esculturas como la de mármol de mujer aborigen, en 25 y L; El Gato Tuerto (1960), en O entre 17 y 19 frente a lo que sería La Piragua (“de Guillermo Trujillo”, según el estribillo de una canción en auge del Carnaval capitalino que aquí hallará sede con su tribuna) conservando el esplendor rampero iniciado la década anterior, con todo lo que ha aportado a la vida artística y bohemia de Cuba y del mundo, y tantos artistas y personalidades al paso de los mosaicos policromos en ambas aceras de 23 entre J y Malecón por más de 20 de los más reconocidos artistas cubanos en los años 60. De 1961 es la Escuela Elemental de Ballet, luego llamada Provincial “Alejo Carpentier”, en L y 19. El edificio N (entre 23 y 21) existía hacía casi diez años fundamentalmente para oficinas, cuando en 1963, con vistas al Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos, el arquitecto Juan Campos erige un gran pabellón de exposiciones, y donde quedaba el diente de perro del montículo rocoso (raíz aun evidente en su feliz integración), levanta el Pabellón Cuba que parecen haberse edificados juntos, inaugurado con gran espectáculo en la calle y la comparsa Los Guaracheros de Regla, y entre otras tantas exposiciones, en 1968 el Salón de Mayo (con tantos artistas y otras personalidades de todo el orbe que acogió), el Salón Nacional de Carteles en 1969, las Ferias Arte en La Rampa y desde 2007, la Jornada contra la Homofobia en Cuba. En 1966 la heladería Coppelia (nombre por la fuerte incidencia raigal del ballet desde y hacia su impacto en sus inmediaciones comunitarias) donde hasta 1954 había estado el colonial hospital Reina Mercedes, extiende al Vedado la población flotante rampera en complicidad con el Instituto Cubano de Radio y Televisión (en adelante Icrt) fundado en 1965 donde ya la televisión acunaba historia hacia toda Cuba, impulsando luego las televisoras locales, y hacia el exterior, y que incorporará la funeraria Caballero (que ya en los años 60 se puso en función de la intensa vida cultural local) para su producción de animados. Atracción nacional de citas y encuentros, a las cercas de Coppelia las llamarían popularmente “tendederas” y con su parada de ómnibus, logran aquí la esquina más céntrica capitalina. A las casas de inquilinato se suman solares y edificios deteriorados como en El Vedado: el Tavel, 17 y H, El Hormiguero en E y 21, la de F y 11, la que llamaron “de los Muchos” en J entre 17 y 19, entre otros; y en El Carmelo: el Govea (13 y 18, se derrumbó antes de 1990), y solares tan tradicionales como en 15 entre 22 y 24 el de los Sopeña (1899), y el del Blumer Caliente (1901), vecinos de otros dos en 24 entre 15 y 17 todos muy distintivos; el del Bifté (10 entre 5ta. Y 7ma.), etcétera; algunos mejorados, otros no. Las tres primeras instituciones culturales de la Revolución están en este municipio: el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (en adelante, Icaic; 24 de marzo de 1959); la Casa de las Américas y el Teatro Nacional. La impronta del neorrealismo italiano con que nació el Icaic en el edificio Atlantic, cuya óptica homónima reubicó en diagonal en 23 # 1206 entre 12 y 14 (al lado del cine 23 y 12, donde hasta entonces había una fonda de fiambres china), propició que El Chalet deviniera desde 1961 la hoy pizzería Cinecittà (como los estudios fílmicos desde 1937 en Roma); el cine Atlantic luego Cinemateca de programación especializada (rentaban películas) hoy Charles Chaplin y luego su sala Charlot y más reciente la sala 3D, y en su esquina a 10 otra galería (Servando Cabrera Moreno), expande al Icaic por sus inmediaciones (y más allá, por ejemplo al establecer su laboratorio a color más al sur hacia calle Tulipán, reparto Hidalgo) y sobre todo desde 1978 con los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano y mucho más (dirige los cines y su política en toda Cuba y cine cubano al exterior), todos y cada uno de sus cines en sus respectivas comunidades, atraen tradicionalmente a toda Cuba y de otros países con filmes y ciclos de cine (a veces por única vez, lo que explica las colas y congestionamientos), presentaciones especiales, premiaciones y homenajes con trascendentes personalidades internacionales, aun cuando no tuviera promoción, hasta tener que repetir funciones de madrugada. De 1960-1980 son el vivero municipal (37 y Río, Nuevo Vedado), económico, medicinal y ecológico; y el parque Recreativo Almendares bajo el puente de 23. En 1961 con la invasión a Playa Girón, se ha dicho que el cura de la iglesia de La Dionisia la cerró y se fue, y el local sería albergue de ciegos y lisiados hasta 1990 cuando pasó al parque de 41 y 24 (hoy de niños con dificultades mentales) y aquí quedó para decoración y tapicerías, arreglando muebles del Estado. Su policlínico será el “19 de abril” (fecha de victoria de Girón) hacia la barriada de La Plaza. El 16 de abril de 1961, en su discurso en 12 y 23 (frente a la necrópolis de Colón) al despedir el duelo por las primeras víctimas de la invasión a Girón (tras exponer sus cuerpos en la Universidad), Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución; quedaba instituido el Día del Miliciano. Ese mismo año nombran Chullima (caballo alado de la miología coreana, por las relaciones con la República Democrática de Corea), a los astilleros en la desembocadura del río. En la rica historia de la Biblioteca Nacional destacan las Palabras a los intelectuales con que Fidel Castro define la política cultural de la Revolución el 30 de junio de 1961, y entre sus proyectos comunitarios el más reciente club circulante Minerva, y ha sido sede en Semanas de la Cultura para homenajear a la Sociedad Cultural “Nuestro Tiempo”, el concurso “Reflejando al Maestro” y otras acciones comunitarias. El 16 de julio de 1961 José “Pepín” Naranjo propone aprobar el Decreto por el cual la Plaza Cívica José Martí se re-denominaría Plaza de la Revolución José Martí por Resolución; ya se puede referir este topónimo, cuando ya despegaba y hasta hoy, centro de la vida política del país como Organismo de Dirección Central, sede del Comité Central del PCC en el Palacio de la Revolución, y de las principales manifestaciones sobre todo políticas como en 1960 y 1962, la I y II Declaración de La Habana, también artísticas como los Conciertos por la Paz en el siglo XXI, e incluso religiosas con las Misas Gigantes de los Papas Juan Pablo en 1998 y Benedicto XVI en 2012 (cuando la Virgen de la Caridad del Cobre recorrió Cuba y varias comunidades de este municipio), que le bastarán para ganarse su condición de Monumento Nacional. Tal complejo urbano y máxima representatividad internacional, impuso rápidamente su sello distintivo en su barriada inmediata frente a las mucho más tradicionales precedentes, sobre todo al sur suroeste (reparto Hidalgo) por su interés estratégico, político y militar, con altos edificios de micro-brigadas con sus parques y otros servicios para militares y afines (y otros) de todo el país con sus familias, proceso que en el aledaño Nuevo Vedado y otros, fue más puntual en sus zonas menos urbanizadas (para otro paisaje urbano como el sur del reparto Kohly y La Dionisia), a veces con colaboración de España, Canadá y otros países; a las casonas abandonadas fueron los que tenían más responsabilidad, lo que modificará la movilidad social contra tal homogeneidad, además de las necesidades de las nuevas generaciones que crecen y requieren su propio hogar; la Dirección nacional de la policía, Ministerios como el de Transporte y el de Agricultura, más reciente el hotel Bella Habana en Independencia y Conill (topónimo heredado de una importante familia vedadista con terrenos en el previo Nuevo Vedado). Muchos extra-comunitarios reconocen más al Nuevo Vedado, y en su vecino norteño San Antonio reconocen más a La Timba por populismo y prejuicios anti-religiosos, contra tanto patrimonio local. De 1961 es el teatro Guiñol en el Focsa, y el teatro Mella (antes cine Rody), luego con su galería Tina Modotti; y de 1966 en 17 y M data el restaurante ambientado inglés El Conejito, “taberna de montaña”, con el trago “Enroque” y recetas a base de conejos. En 1967 se fijaba Nuevo Vedado de Avenida 26 al río y de 37 a Norte y Sur; el sur era Kohly de 27 a Norte y Sur, y de 28 al río; Alturas del Vedado incluía la Avenida Kohly curvada hasta 26; La Rosa era de 26 a 47 y de Santa Ana a 41; Alturas de Ayestarán era de Tulipán a Santa Ana y de 47 a Sur; Zoológico de Avenida del Zoológico hacia 38 y río. En paralelo, la Avenida Antonio Soto iba por el Bosque y su rotonda a Puentes Grandes al sur, y al norte por Avenida del Zoológico a 38 y Avenida del Río o del Bosque; la calle 42 iba al Zoológico por la Avenida del Bosque, 40 y 38. Entre la Avenida Antonio Soto y 38, de sur a norte, las callecitas eran Sur, Marte y Nueva; otra callecita llamada Julio bordeaba el río al sur allende la Avenida del Zoológico como Avenida del Río hacia Puentes Grandes. Tal (y más) era su diversidad y consecuente riqueza comunitaria, todo lo cual no era sino una parte del seccional Vedado. Allende el puente de 23 (ya hoy municipio Playa), al sur era el Parque y Alturas del Río, y más al sur el reparto Kohly (de Playa). Por el café que sembraban en la periferia capitalina (1970) nace Radio Cordón de La Habana, que desde 1973-1974 será Radio Metropolitana en el edificio homónimo de Avenida 26 y 41 hasta el 8 de diciembre de 1993, cuando por las carencias del “Período Especial”, se trasladó al rampero edificio Focsa para acercarla a las otras emisoras habaneras y atenderlas mejor. Iniciando los años 70 el cine Ámbar (en 15 y 14) fue abandonado hasta el deterioro como almacén y luego rescatado hasta hoy como Comisión de Desarrollo de la Escultura Monumental y Ambiental (Codema), fundada por Rita Longa. De los 73 mártires de Barbados (octubre de 1976) de la tripulación, esgrimistas, etcétera, muchos residían, laboraban o tenían otros vínculos con el municipio. El discurso de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución, de donde el pueblo custodió el cortejo fúnebre a la necrópolis Colón, y sobre todo el crimen en sí, ha sido de los que más han conmocionado a Cuba y a todo el orbe. Con la nueva dpa y consecuentemente, el nacimiento de las nuevas provincias y municipios, incluido este en 1976, cada uno subordinado a los Órganos del Poder Popular, se estructura también todo el sistema institucional que en cada sector, le seria subordinado a cada localidad (básicamente municipio, provincia y nación), como por ejemplo, la Dirección Municipal de Cultura (en adelante, Dmc). De inmediato se seleccionó la tercera semana de marzo para la Semana de Cultura de este municipio, en homenaje a la Sociedad Cultural “Nuestro Tiempo” fundada con marcado carácter progresista el 21 de marzo de 1951, pero que ya en 1953 se había asentado en estas comunidades, hasta disolverse en 1960. El 21 de junio de 1977 la Casa de Cultura (Calzada y 8) inicia las instituciones culturales de subordinación municipal, que entre otros tantos aportes, en 1979 inició el Festival (hoy Internacional) Jazz´Plaza (14 de febrero) y el Grupo de Teatro Olga Alonso, escuela para tantos actores trascendentes; del 10 al 13 de mayo de 1979, celebrando el natalicio del músico Adolfo Guzmán, se funda la Escuela Elemental de Música Adolfo Guzmán para educandos desfasados, única de este tipo en el occidente cubano (la otra radica en Santiago de Cuba). El 19 de julio de 1977 se funda el Centro de Estudios Martianos en la Biblioteca Nacional, desde 1982 en Calzada y 4, donde había vivido el hijo de Martí. El 18 de julio de 1978 se crea el Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Música Cubana (G entre 23 y 21); y el 16 de noviembre de 1979 se proclama la Habana Vieja como Monumento Nacional incluido su sistema militar, lo que incluyó en este municipio, al Torreón de la Chorrera y al Castillo del Príncipe. La tradicional Sociedad Cultural y Deportiva del (vecino reparto) Príncipe desde 1978 se llamó Sociedad XI Festival por tal Festival de la Juventud y los Estudiantes ese año en Cuba, pero en su local (el antiguo prostíbulo en 39 entre Paseo y 2) el 4 de abril de 1980 (aniversario de la Ujc y de los pioneros) se crea la Casa de Cultura Comunal “Roberto Branly” (poeta con su viuda aún en El Vedado) pugnando la sede; la Sociedad llegó a 1990 con su venta de bebida y saladitos acompañando sus maratónicos torneos de dominó como identidad barrial, y la “Branly” enfrentaba los prejuicios en su histórico Patio de María (Gattorno), primera peña de rock cubano, pionera en la lucha contra el sida desde la cultura y con su proyecto Tatuarte, que trascendió a otros contextos cubanos y de otros países. El rock también fue desplazado, y tras un mal tiempo, albergó a los damnificados, pasando con la plaza Los Payasos a 35 y 6 (La Portuguesa). Los sucesos de la Embajada de Perú (en el vecino municipio Playa) y la consecuente emigración masiva mediante El Mariel (hoy provincia Artemisa), propició el primer desfile de las Milicias de Tropas Territoriales (Mtt) con las primeras Milicias Estudiantiles Universitarias, y que la marcha de los trabajadores por el 1 de mayo de 1980 deviniera la primera Marcha del Pueblo Combatiente de la Plaza a la Embajada de Estados Unidos, además de como el resto de Cuba, escenario de los polémicos “actos de repudio” en clima tenso y febril, no así durante los “balseros” (1994) aunque sí ha habido confrontaciones puntuales por ejemplo, con las Damas de Blanco de fines del siglo XX al siglo XXI. Desde el 13 de noviembre de 1982 hasta fines de siglo, y desde 13 y 8, el Museo Histórico Municipal sistematizó estos estudios y logró la difícil cultura de museo en El Carmelo y para todo el municipio y visitantes. Del 25 de julio de 1983 es el Monumento del escultor Delarra a los esposos estadounidenses Julius y Ethel Rosenberg (víctimas de la Guerra Fría en 1953), único en el mundo, en Zapata entre Paseo y A. En Territorial y General Suárez, el 4 de febrero de 1986 se funda e instala aquí el Combinado Poligráfico Granma, con los principales órganos de prensa escrita nacionales (Granma, Juventud Rebelde, DDT) y provinciales (Tribuna de La Habana, Trabajadores), y la empresa de periódicos Granma (fábrica y redacción) con más de 400 trabajadores, aun con los legendarios linotipos que se irán sustituyendo por las nuevas tecnologías. La galería 23 y 12 fue inaugurada por el entonces Ministro de Cultura Dr. Armando Hart Dávalos el 17 de abril de 1981 diagonal al Icaic, para exponer los afiches de cine durante los Festivales Internacionales de cine y otras necesidades cinematográficas, aunque no exclusivamente. Durante años se identificó por el concurso y Salón Plaza, luego del Fondo Cubano de Bienes Culturales comerciando artes visuales, como hacía la galería Habana en Línea y F. Ya en 1988 se hace efectivo el Parque Metropolitano de La Habana para proteger la cuenca (sueño de 1912 y aprobado en 1963), con dificultades en 1991 por el llamado “Periodo Especial” (Fornés, 1995; en Couceiro, 2006). El 24 de enero de 1997, se declara el sitio natural Bosque de La Habana y río Almendares (contra su contaminación, como el foco insalubre de 1989 en calle 37), el único reconocido en el área, que se extiende a otros municipios y provincia. Es cuando se traslada el Centro (hoy Instituto) Cubano de Investigaciones de la Cultura “Juan Marinello” a un edificio en La Pera; en 1989 en M y 23, fondo del hotel Habana Libre, comienzan las tres primeras salas de video en Cuba, mientras el cine Acapulco en Nuevo Vedado asume la Sala de Video municipal por asociados, y el cine Yara comienza como Centro Cultural Cinematográfico Yara con sus tres salas de video y su galería del humor “Juan David”. En 1986 el Ministerio de Cultura comenzó a inducir los Estudios Culturales para que la promoción cultural en Cuba se enrumbara según las ciencias, de donde aportó el Sistema de programas y proyectos culturales y los Simposios Territoriales de Estudios Culturales (en adelante, Stec) en lo que este municipio fue feliz ejemplo al país y a los restantes sectores, que comenzó en 1989, distinguido por su concepto inclusivo y sistémico de cultura; se ganó considerarse desde entonces y contra todo pronóstico, como la Actividad central de la Semana de Cultura, cuyo jueves se dedicaría a las ciencias; y por su carácter itinerante de sus 23 eventos entre 1989 y 2015, que halló sede en más de un centenar de todo tipo de instituciones y en sus casas, solares, edificios, parques y calles de decenas de comunidades muy distintas (en cada evento se solía sesionar en varias comunidades aledañas) de todas las barriadas que ya se habían detectado en el municipio, atendidos siempre por cada comunidad que se incorporaba activa con sus propios trabajos, mostrando la riqueza de tanta diversidad. Comenzó bienal, y reclamándose anual, desde 1998 el orientado Fórum Municipal de Ciencia y Técnica de la Cultura -en adelante, Fmctc- se sistematizó como adecuada alternativa, desde 2007 un mismo evento. Se distinguían sobre todo, porque cada uno era la aplicación práctica de investigaciones previas, desde la comunidad seleccionada hasta el enorme abanico de valores raigales o de identidad en todas y cada una de ellas, con el más inclusivo concepto de cultura y en la lucha por mejorar, por lo que fue reconocido pionero ambientalista, contra la homofobia, y al incluir como cultura al deporte, culinaria, militar, etcétera. Todos y cada uno ha tenido múltiples aportes; baste citar en 1991 (por primera vez con practicantes de disímiles religiones, el coro metodista Shalom originó los Encuentros de Coros y su almuerzo fue el último homenaje a Nitza Villapol con comidas anglocaribeñas, filipinas y greco-rusas de diversas iglesias en el municipio); 1993, el primero fuera de una institución del sistema administrativo de Cultura y el único que no ha sido en marzo por la “tormenta del siglo”, sino el 5 de mayo para revitalizar a un tiempo su día, su centro histórico (contra todo prejuicio reabrió la “iglesia del Derrumbe” de 16 y 15 en desuso salvo para filmar algunas películas) y el topónimo Carmelo contra Chullima (como habían llamado al consejo hasta el Nuevo Vedado), e inspiró revitalizar su publicación colonial El porvenir del Carmelo y su verbena con los bienales Encuentros de Historia e Identidad de mi barrio; el de 1999 logró reunir por única vez todo Puentes Grandes, dividido por la dpa entre cuatro municipios, homenaje al río y al Bosque; el del 2001 nos devolvió el “Elena Ruth” como receta originaria de los Baños del Vedado; el del 2002 permitiría mejorar la dpa del consejo Rampa a ambos lados de 23 hasta San Lázaro; los de 2006 y 2007, demostró las diferencias entre La Timba y San Antonio Chiquito, salvando los valores de cada uno, este último con la única celebración en Cuba de los 50 años de la Vexilologia (estudio de banderas) en el mundo; el del 2008 (único homenaje a la calle 23 y al pre del Vedado), el de 2010 (primera celebración de los 150 años del reparto Vedado), el del 2011 primera celebración del topónimo Plaza de la Revolución…. Hasta el 2019 han continuado estos Stec, aunque sin tanto aporte de cada uno. De los Juegos Panamericanos y del Caribe de 1991 a partir de la Sala de Historia del Deporte Municipal (1989 en el Parque Martí, extendido luego a la Sala del Ajedrez en 21 y 4) donde estaba la recreativa Feria de la Juventud, data la Bolera y Museo Nacional del Deporte. Al parque La Pera desde 1991 le llaman oficialmente Plaza Principado de Asturias, hoy popularmente “parque de la wifi” con una escultura al tema; “barrio La Corea” que ratifica los audiovisuales allí con el proyecto audiovisual de activismo social Palomas, de Lizette Vila, cerca de sus antecesores Trimagen (audiovisuales militares y policiacos), la Dirección Provincial de Cultura La Habana (desde 2010 provincias Mayabeque y Artemisa), la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad, la Academia de Fotografía Cabrales del Valle (que aportaría su Diccionario histórico de la fotografía cubana, publicado por Arista Publishing en Estados Unidos, 2016-2017) y servicios tan tradicionales como La Antigua Chiquita, o en sus límites al hoy municipio Cerro, como El Miño (chorizos), cines (City Hall) y teatros entre milenios como La Cuarta Pared (desde fines de los años 80, pionero al desnudo en escena) y Argos Teatro, de Carlos Cedrán, Premio Nacional de Teatro. Del Stec de 1991 data la revitalización de la Fiesta Patronal San Jerónimo de Puentes Grandes, a partir del debate propiciado por Caridad Moré Cuesta y que luego continuarían Carlos Manuel Ramírez Olivares, Idania Garrido y otros, evitando solamente lo que dañaba a la otredad ecológica, como el torturador puerco encebado, o la cucaña, por la contaminación del río; con mejores y peores momentos, pero felizmente se ha mantenido y enriquecido con los aportes de sus comunitarios en los Stec, como Herminia Emelina Fernández Calderón (1999; detalles en Couceiro, 2019). Del Stec de 1994, María Nélida Arruebarrena y Migdalia Hernández (de la Casa de Cultura Municipal) rescataron la Quema de San Juan (festividad original del Medioevo europeo, 23 al 24 de junio) en Casilda, y en 1999 la presente investigación, dadas las voces en Stec previos de sus comunitarias como Esperanza García y sobre todo voz y liderazgo natural de Eva María García Salazar, la rescató como Noche de San Juan en Aldecoa, donde también era identidad tradicional y urgía, pues la d.p.a. amenazaba Aldecoa en el concejo Nuevo Vedado-Puentes Grandes, sin ser uno ni otro, aunque ya aportaba la escuela República del Perú y era un reparto mucho más industrializado. Ambos queman el muñeco confeccionado por sus comunitarios (símbolo de irse lo malo) bailándole en ruedo alrededor, pero con sus distinciones (detalles y actualidad en Couceiro, 2018). Aldecoa rescató sus antiguos bailes de salón con el grupo infantil de bailes Los Criollitos de Aldecoa (2000; comenzó femenino pero se rectificó, evitando sexismo) y el Fmctc de 2004 homenajeó por primera vez a Aldecoa, así como al Zoológico y a los Talleres Ferroviarios Ciénaga como su centro histórico local, pero tomó toda Aldecoa, y el Mercadito Comunitario de Ulloa, el Parque Forestal con su Sala de Vídeo y el Aula Ecológica del Parque Metropolitano (donde se clausuró el evento) y la Empresa (Fábrica y Almacenes) “Quintín Banderas”, atendidos por los residentes y trabajadores de Aldecoa. Incorporó una conga con música moderna con un muñecón, tres farolas y dos banderas, una de ellas con el nombre del grupo y la otra con una locomotora pintada en un extremo, símbolo de la primera gran fuente de trabajo local que se instaló y vigente (“Ciénaga”); en lo alto un símbolo romboidal en distintos colores (símbolo que está en el piso del portal de la casa que era la Sociedad de Propietarios de Aldecoa, hoy vivienda), bandera que pedían a las autoridades que se considerara la bandera del barrio. En abril de 2000 se inaugura la Tribuna Antiimperialista José Martí frente a la otrora Embajada de Estados Unidos en Cuba (desde 1952) y en 2006, el Monte de las Banderas; en 2000 se creó la Comisión Nacional Conmemorativa para el Sesquicentenario (150) del Natalicio de Martí el 28 de enero de 2003, ya con el Memorial en la base del obelisco en la Plaza. Desde el 8 de diciembre de 2000 el parque Menocal pasa a ser John Lennon con esta escultura de José Villasoberón, y el inmediato antes club Atelier, “El submarino amarillo”. También en el 2000, desde el Centro de Prevención contra las its (infecciones de transmisión sexual) y vih/sida (27 entre A y B, comienza con el proyecto Hombre-Sexo-Hombre (concebido por las urgencias impuestas contra el sida) el primer ciclo de cine de educación sexual contra la homofobia, que pronto se extiende triunfal por todo el país; en 21 y 8 se establece el Centro Nacional de Educación Sexual, en 19 y 18 un taller de creación por personas con discapacidades; ya una tradición importante es la escuela de educación especial “Cheché Alfonso”. Por deterioro del local y cuestionarse su representatividad y valores, el Museo Municipal de 13 y 8, en 2001 se había fusionado con el Museo Máximo Gómez (fundado en 1986) en la Quinta de los Molinos, para desaparecer poco después. De 2002 es el Jardín Vienés Johann Strauss en Línea de G a F, se logra un programa al Vedado en el espacio de televisión Catálogo Cubano, comienzan la revista 23 y C de la Escuela de Artes Plásticas en esa esquina, y la Vigilia Poética por Isis Leyva y Mariluz Samper Zamora en el parque “Víctor Hugo” (21 y H), esperando el Día Mundial de la Poesía, a lo que en 2008 sumarán la Ópera de la Calle de Ulises Aquino; en el 2003, entre los reivindicados como agentes del Gobierno cubano se reconoce a Manuel David Orrio del Rosario en el Consejo Príncipe; la primavera del 2003 amenazaba abortar con el clima bélico mundial, pero el 12 de abril del 2003 la Uneac llama a crear un Frente Antifascista Mundial; se anuncia un cuarto Canal de Televisión y el Parque del Acapulco en El Nuevo Vedado queda rebautizado como El Parque de la Paz, también llamado de los Mártires de África, luego con monumento al líder vietnamita Ho Chi-Minh. En 2008 en el Pabellón Cuba a las calles con sólida repercusión por el Centro Nacional de Educación Sexual liderado por Mariela Castro Espín, se festeja por primera vez en Cuba el Día Mundial contra la homofobia, que se mantendrá cada 17 de mayo abriendo paso el Estado a sus llamados “clubes gay” desde el club “Las Vegas”; numerosas opciones a la creatividad abre la nueva política para los cuentapropistas incluso sindicalizados con profundo impacto en cada comunidad, el antiguo club Atelier devino El submarino amarillo, Zapata ilumina sus noches de Paseo a 26 por colaboración vietnamita, y desde la primavera de México mediante Venezuela, se aportan los “Dinosaurios en el Parque” Almendares. Desde el VI Congreso del PCC (2011) los Lineamientos de la Política Económica y Social revolucionan toda Cuba al liberarse la venta de casas y automóviles y viajar al extranjero sin la “tarjeta blanca” (permiso del gobierno cubano) y aún en la carestía y apuntando a no perder patrimonio, en 2012 se declara La Rampa (de 25 a 21 y de J a Malecón), Monumento Nacional; surgen en 2013, la Fábrica de Arte Cubano con X Alfonso en El Cocinero, el espacio teatral El Ciervo Encantado (11 y 20), Baby Lores en El Jardín (Línea y C) y el Coro Nacional en 15 y 6 en 2015, año que en julio, se re-abre la legación diplomática de Estados Unidos en Cuba (cuyo Presidente Barak Obama, su esposa Michelle e hijas visitan Cuba y en concreto, este municipio), intercambian prisioneros (en Cuba se reciben “los Cinco Héroes”) y se restablecen relaciones, para una relativa distensión que tanto necesitaba un mundo tan tenso. Comunidades metropolitanas y cosmopolitas por tradición, actualmente con la compra-venta de casas se han atomizado más aún en focos comunitarios y negocios cuentapropistas, entre otras tantas instituciones que multiplicarían este breve bosquejo que introduce (no más) el complejo entramado de comunidades de alto valor patrimonial con que nos enriquecen. El 25 de noviembre de 2016 fallece Fidel Castro Ruz; el pueblo acude a la Plaza de la Revolución a despedir su cuerpo, y también a las resanes calles por donde iba la caravana fúnebre para enterrarlo en Santiago de Cuba, seguido por una semana de duelo. A fines de ese mismo año 2016 bajo el nuevo presidente de Estados Unidos Donald Trump, totalmente contrario a la política de Obama en su acercamiento a Cuba, comenzó a acusar al gobierno de Cuba de ataques sónicos que estaban sufriendo en sus casas o habitaciones de hotel unas dos docenas de personas relacionadas con su Embajada en la Rampa costera (incluidos algunos diplomáticos canadienses), lo que lo llevó en septiembre de 2017, a retirar de aquí todo su personal no esencial (la mitad) y sus familias, dificultando mucho más los trámites en que tanto se había avanzado. Las universidades de Berkeley (California) y de Lincoln (británica) concluyeron que solo era zumbido de grillos antillanos, de la especie Anurogryllus celerinictus. En 2017 con la bailarina Alicia Alonso por su padre veterinario, en 15 y 12 (Dirección provincial de Sanidad Animal) abren las salas que con la museóloga Dayamí Cabrera conducirán el 14 de diciembre de 2019 al Museo Nacional de Veterinaria, tercero en el mundo de su tipo. En 2018, del 13 de agosto al 15 de noviembre, como en toda Cuba (mientras la Uneac organizaba su IX Congreso para 29-30 de junio de 2019), en todas estas calles y entidades se debatió la nueva Constitución que se proclamaría el 19 de abril de 2019, proceso que continúa y aun para noviembre de 2020, se anuncia la tradicionalmente tan reclamada Ley de Protección a todos los animales. A la sazón desde el 22 de marzo de 2020 Cuba lucha denodadamente contra el covid-19 desde el 4 de abril, El Carmelo es la primera comunidad cubana en cuarentena durante casi dos semanas; luego, el municipio y algunas de sus comunidades fueron preocupación pero ya la 3era. fase (octubre), nos aleja cada vez más de esta pandemia que tanto amenaza aún a toda la Humanidad.

Fuentes

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