Hotel Dos Hermanos (Batabanó)


 
























































































                                                                 























































Dos Hermanos” (hotel)

















El hotel “Dos Hermanos “es una célebre y bella obra arquitectónica de la localidad de Surgidero de Batabanó, construida con múltiples maderas preciosas.







































                                                  La inauguración.

























Abre sus puertas por primera vez desde su construcción, en el año 1889, siendo los dueños del mismo, los Hermanos peninsulares, José María y Joaquín Valdés, quienes alegóricamente a su parentesco, le pusieron ese nombre.                    

                            

                                                 Breve descripción























Sólo tenía dos pisos y en sus inicios, el hotel contaba con un café y el salón- restaurante en los bajos, mientras que el piso superior se destinaba al hospedaje. 

















Hacia 1914, el inmueble sufrió algunas transformaciones, pero no fue hasta la segunda década del siglo que adquirió la fisonomía semejante a la que mantuvo hasta su final.

Una coincidencia








































Por obra de la casualidad, esa transformaciones la emprendieron otros dos hermanos españoles: Cinesio y Ciro Moas, quienes lo compraron a los Valdés y disponen su total remodelación reinaugurándolo más espacioso y elegante, con una atractiva fachada de inspiración colonial. 

















Se desconoce a cuanto ascendió el monto de esta inversión, pero los Moas podían darse estos lujos: Cinesio era propietario de un banco de ahorro y crédito, contiguo al hotel.

Reapertura
























En su nuevo estilo, el edificio ganó otras dos plantas e importantes reformas en su estructura. La más significativa fue la del último piso, donde se instaló el Roof Garden, cuya traducción literal significa "jardín en el techo", fruto de los carpinteros locales y una verdadera joya de la ebanistería nacional, enriquecía sus pisos, techos y paredes con más de 50 variedades de maderas preciosas cubanas, agrupadas en atractivos diseños: un bar, dos amplios salones y terrazas abalconadas.

















Este hotel, sobrevivió a todos los demás que existieron. Después de año 19l59 fue cerrado dos veces por reparaciones. En esas oportunidades su mobiliario original desapareció, así como objetos de madera y cerámica que adornaban sus paredes. 

Contaba con un taburete labrado en un gran tronco de roble, con un peso superior a las 7 arrobas y que constituía la admiración de los turistas y un reto para probar fuerzas; era una hermosa y singular talla.
























En 1980 recibió una reparación general, que lo dejó listo para una nueva explotación. 

Nacido en la época más activa del tráfico marítimo comercial en el Caribe y valioso elemento arquitectónico del Municipio.






































                                              Un Poco de su Historia

















Este prestigioso hotel, orgullo de la localidad, acogió a grandes personajes de la Historia, como lo fue nuestro querido José Martí y Evangelina Cossío, quienes fueron sus huéspedes en distintas fechas.



















Por el desfilaron muchos de los más famosos artistas de Cuba: Benny Moré, Rosa Fornés y Dámaso Pérez Prado por nombrar a alguno de ellos, quienes dejaron grabados la huella de su maravilloso arte. También lo frecuentó el actor norteamericano Errol Flynn quien se hospedara junto a su esposa Lily Lamita.

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                                                     Extraordinario mirador.
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Desde sus terrazas se divisaba sin contratiempos los cayos del Sur de La Habana, detalle este que atraía a todas las personas que lo visitaban y uno de los motivos por lo que fue tan célebre en toda la provincia.

















Era un espectáculo impresionante que nadie quería perder porque en esa parte del inmueble se destacaba, desde las alturas, todo el pueblo de Surgidero y el aire fresco que corría ahí, era todo un baño de salitre, azufre y olor a algas marinas. 

Voces que se escuchaban a lo lejos, traídas por la brisa, le daba un toque carismático de misteriosas leyendas mitológicas, de almas que vagaban por la costa, del espíritu de Juventino Rosas, quien tanto adoró ese mar cargado de sufridas historias populares.
















En sus salones y habitaciones se percibía el espíritu de toda una majestuosa obra arquitectónica.

Se trataba del único hotel de madera que tenía La Habana, con más de un siglo de existencia, y sin dudas una joya patrimonial del pueblo de Surgidero. 

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                                                          La desaparición.
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Lamentablemente este coloso del pueblo había comenzado a hundirse por características de la zona pantanosa de Surgidero y como la inversión para su rescate era tan alta, imposible de emprender, por la situación económica del país, como consecuencia del “bloqueo” que Estados Unidos de América contra Cuba, un día triste del año 1989, voló en mil pedazos la edificación a causa de la demolición y junto con él un pedazo de nuestra Historia.







































                                                                     Fuente:  

Multimedia " Una ventana al mar "


Mención Infoclub 2009

Autor: Lidia Bárbara Vadell Rivero.
Coolaboradora de la Historia Local de
Surgidero de Bataban













ó.