Identidad Cultural Cubana

Identidad Cultural Cubana
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La identidad cultural cubana es un sistema dinámico, de síntesis de culturas

Identidad cultural cubana

La prioridad de estudiar la identidad cultural se fundamenta en otros motivos

  • La cultura es ahora un componente de la nacionalidad, sin embargo, históricamente existió antes. Aunque hoy forme parte de una unidad sociológica mayor, su génesis fue mucho más remota (fenómeno del criollismo) que el estado nacional y así la identidad nacional se nutre y tiene un apoyo esencial en la identidad cultural (éste es el caso de los hebreos, por ejemplo).
  • De lo anterior se deduce otra cuestión (política e ideológica) de gran importancia: la identidad cultural puede ser erosionada paulatinamente y, a la larga, llevar a un cuestionamiento de la propia creación o supervivencia del estado nacional (un claro ejemplo es el de Puerto Rico).
  • Éste no es sólo un problema de Cuba, sino, en primera instancia, de todo el Tercer Mundo (véase al respecto la corriente ideológica de la negritud, iniciada en la década de 1930, que planteó el problema de la identidad y el autorreconocimiento ante el poder colonial); pero aún cuando tal concepto es de la mayor importancia en el ámbito de esas sociedades dependientes, también puede ser relevante para algunos países del Primer Mundo donde conviven comunidades de diverso carácter cultural (Bélgica, Canadá, España).
  • La crisis contemporánea de identidades que alcanza un nivel mundial, sustentada a nivel teórico por el llamado pensamiento posmoderno y ejemplificada en los sistemas sociales, en sus variantes más llamativas, por la caída del paradigma del socialismo real europeo, el resurgimiento de la xenofobia en algunos sectores de la población (Alemania, Suecia) y los fundamentalismos religiosos (Irán, Argelia, la India).


No debemos pasar por alto entonces que la revolución, significando un paso de avance en la historia del país, tuvo también resultados contradictorios para la identidad cultural, debido a la adopción del modelo del socialismo real en la década de 1970, que resultó una versión de la ideología revolucionaria ajena y poco práctica. Ello significó el abandono de valores y tradiciones nacionales (revolucionarias o no), que debieron ser readecuadas según los intereses del proyecto político y no simplemente rechazado.

Basten dos ejemplos, que por su complejidad merecen ser estudiados aparte, para ilustrar lo antes dicho:

  • Comenzando por el método de Makarenko, la pedagogía soviética sustituyó paulatinamente la larga tradición educativa cubana (Varela, Luz, Varona).
  • El llamado ateísmo científico puso en tela de juicio las manifestaciones más originales de la religiosidad popular del cubano, a pesar de ser ella una de las expresiones de la cultura de resistencia contra el colonialismo, el neocolonialismo y la discriminación social y racial.

Ahora, sumidos en la crisis de identidad social que nos toca, agudizada por el persistente enfrentamiento con los Estados Unidos, buscamos la enmienda de éstos y otros yerros que afectaron el proyecto nacional revolucionario. Pero la salida no la encontraremos en un sencillo retorno a los valores utilizables del ayer; una comprensión cabal de la identidad cultural cubana debe partir del estudio de lo que Juan Pérez de la Riva llamó «el verdadero pueblo cubano», y la dinámica de su desarrollo desde hoy hacia el pasado.

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Identidad cultural e identidad nacional

La identidad cultural de una comunidad humana es la forma en que dicha comunidad asume, de forma consciente (con un discurso racional o como vivencia cotidiana), toda manifestación o expresión de su ser espiritual y material, creado durante su devenir histórico, hállese o no organizada como nación o estado. Visto así, es comprensible que precisemos estudiar la dinámica de lo nacional y lo cultural, en su interrelación dialéctica.

Cultura no es subconjunto de nación. Por el contrario, cultura pudiera ser una categoría de mayor extensión que nación. Son dos conceptos que denotan realidades sociales con un acontecer histórico distinto, cuya definición particular la establece la evolución concreta de la sociedad de que se trate. Puesto que la cultura surge con el hombre entendido como ser social, ella precede históricamente a la nación: el Cantar de Mío Cid es previo a la toma de Granada por Fernando e Isabel.

La nación es un hecho de cultura entre otros, pero la cultura no depende del hecho nacional por sí solo, sino de otros factores extrapolíticos: especialmente aquellos vinculados a la psicología social y la etnicidad.

Entonces, puede haber una tipología de las relaciones entre cultura y nación:

  • Cultura sin nación (esquimales, bororos, etc.);
  • Varias culturas en un estado nacional (España, México, etc.);
  • Una cultura dividida entre varios estados nacionales (País Vasco, China, algunas etnias africanas);
  • Una cultura en una sola nación (Cuba).

Aun en el último caso, una misma cultura no es inalterable en el tiempo, ni homogénea por completo en cuanto a sus elementos característicos.

Nación no es idéntico a estado nacional: nosotros tuvimos durante la segunda mitad del siglo XIX una entidad nacional que peleó durante treinta años para convertirse en estado nacional. Nación como concepto está vinculada a una acción política (más o menos estructurada), en tanto la cultura no necesariamente depende de la política, aunque se vincula con y puede estar permeada por ella o, incluso, ser su vía de expresión.


De tal forma podríamos convenir en que:

  • La nación es creada por un acto político, voluntario y consciente;
  • Mientras que la cultura surge necesariamente de la relación espontánea entre los hombres, que deviene social-humana, pues como ya se dijo: «el hombre no tiene naturaleza, sino cultura.


Identidad cultural ytransculturación

Las influencias internas y externas (sociales, económicas, culturales) pueden actuar de tres maneras sobre la identidad cultural: desarrollándola o consolidándola, conservándola, debilitándola o haciéndola desaparecer. Nuestro interés es desarrollarla, que es la forma creativa de conservarla.

La identidad cultural cubana es un sistema dinámico, de síntesis de culturas. Ella se resuelve teóricamente estableciendo su equivalencia con el proceso de transculturación material y espiritual de las etnias que fueron conformando la población de la isla y que actualmente se evidencia en un proceso similar a partir de la confrontación de nuestra cultura con otras. 2

El fenómeno de la formación y existencia de la identidad cultural cubana se decide mediante la localización y caracterización de neoculturaciones, o sea, de síntesis de culturas, que, vistas de conjunto, están asociadas a la permanencia de una correlación de fuerzas estable, de la población, desde un punto de vista demográfico y socioclasista. Sólo son factores de desarrollo y, por tanto, de consolidación de la identidad cultural cubana, aquellos elementos de síntesis de histórica precedente. Tal coherencia significa que los cambios producidos en ella son consecuencia lógica, no abrupta, de la propia situación anterior.

El proceso de desarrollo de la identidad cultural cubana ha convertido en influencia interna de la cultura del país hacia el extranjero, lo que previamente fue influencia desde el exterior, pero ahora transformada. Este proceso de recepción y emisión de patrones culturales, estimulado por nuestra singular posición geográfica, queda esquematizado en el Esquema No. 1. En él se evidencia cómo a tenor de tal ubicación «en el fiel de América» nuestra cultura siempre ha tenido un carácter cosmopolita; de ahí que la identidad cultural cubana pueda interpretarse como un sistema social abierto en interacción con otros sistemas y, a la vez, interactuando internamente. Esas interrelaciones permanentes dan por resultado un proceso de transculturación.


Fuentes