Industria azucarera cubana

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La industria azucarera constituyó históricamente el sector principal de Cuba, tal y como sucede con muchos de los países de la región caribeña. Ello se explica entre otras razones, por su peso decisivo en la dinámica reproductiva del país, así como en la definición del patrón histórico de inserción internacional de la economía cubana.


Sin embargo, desde la introducción en la Isla, hace 400 años, la caña de azúcar fue promovida desde adentro, por gente del país que vivían en la mayor pobreza y buscaban ansiosamente nuevas fuentes de bienestar y prosperidad.


La invasión del sector por inversionistas norteamericanos, ocurrió a partir de la Primera Guerra Mundial, pasando a representar la industria azucarera en manos de propietarios norteamericanos, del 39% en 1914, al 60% sólo 10 años después.


En el año 1959 había 29 centrales que sus propietarios eran norteamericanos, lo que significaba la tercera parte de la capacidad industrial del país.


Desde el propio inicio del Triunfo de La Revolución, se trazó una estrategia de diversificación de la agricultura, teniendo como uno de los objetivos fundamentales reducir la dependencia monopodructiva del azúcar. Sin embargo, por más de treinta años, esta industria ocupó el liderazgo en la estrategia de desarrollo económico de la Revolución.


Esta condición la preservó de forma incompartida hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado, en que se decidió desarrollar intensivamente el turismo y propiciar el fomento de la industria farmacéutica y de la biotecnología.


Esta decisión acentuó la política de diversificación y se decide reducir las áreas sembradas de caña de azúcar y a la vez la producción azucarera.


A partir de 1962 y hasta la década de 1990, la producción azucarera registró importantes crecimientos, los rendimientos agrícolas se duplicaron, desempeñando un papel significativo el aseguramiento de los insumos productivos agrícolas e industrial y toda una serie de medidas que estimularon a los productores de la agroindustria, desde 1962 hasta principio de la década de los noventas.


A finales de la década de los sesenta se realizaron grandes esfuerzos inversionistas, para lograr una producción de 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, con vistas a cubrir demandas del ex mercado socialista. El volumen de producción proyectado no se alcanzó, aunque se logró el mayor nivel de producción de azúcar para un año, hasta el presente, muy por encima de las 8 millones de toneladas.


La agroindustria azucarera tuvo el efecto multiplicador para la economía cubana, particularmente para el sector industrial. A finales de la década de los ochenta y principio de los noventa, esta agroindustria aportaba el 14% de la producción mecánica del país, por otro lado generaba producciones de la industria mecánica con destino a la agroindustria en un 20% de dicha industria, de igual forma un 13% de la industria básica, un 8% de la industria ligera.


Exportación y mercado:

Hasta 1960 el principal mercado para el azúcar cubano era Estados Unidos, que se basaba en un sistema de cuotas, que utilizaban para presionar a sus suministradores. En ese año, Cuba realizó la ultima exportación de azúcar a los Estados Unidos, en un volumen de 1.9 millones de toneladas, momento en que Estados Unidos aplica una de las primeras sanciones económicas al suspender el beneficio que propiciaba la cuota preferencial para la venta del azúcar cubano.


Como respuesta a la sanción de la administración norteamericana, además de las políticas para la diversificación económica, la antigua Unión Soviética decide asumir dicha cuota y compra el azúcar producido en Cuba a precios beneficiosos para el país y además apoyó mediante la exportación de maquinaria agrícola, insumos, entre otros; necesarias para la mecanización agroindustrial.


La crisis económica de los años noventa, motivada por la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista, principal mercado del azúcar cubano y abastecedor de maquinarias e insumos agrícolas, impactó desfavorablemente a la agroindustria azucarera cubana trayendo como consecuencia la falta de aseguramientos fundamentales, la pérdida de un mercado seguro y a precios preferenciales originando pérdidas significativas en los niveles de ingresos por exportación, afectando la capacidad financiera del país; y la necesidad de comercializar el azúcar en el mercado libre fuera de los mercados preferenciales.


Por este motivo, ya desde el inicio de la zafra 1993-94 se transformaron las Empresas Estatales agrícolas cañeras en Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC), con una escala productiva similar a las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA).


Para 1995 se produce un pico de descenso productivo, pero ya para la zafra 1995-1996 se observó un repunte, al alcanzar 4,4 millones de toneladas de azúcar crudo. No obstante, la recuperación del sector no fue completa y para final de los noventa la producción de azúcar se encontraba por debajo de los 4 millones de toneladas. Ya en esta década, a esta situación se unió una baja importante de los precios del azúcar en el mercado internacional.


Redimensionamiento de la industria azucarera.

El 1 de septiembre de 2002 se inició un redimensionamiento del sector con el propósito de aumentar los rendimientos y la productividad azucarera, renunciando a los altos niveles de producción de antes de la década de los 90 por la producción necesaria según demanda, logrando así mayores niveles de eficiencia.


El programa de reestructuración de la agroindustria azucarera contempla dentro de sus objetivos tres misiones fundamentales:


  • Ser competitivos y eficientes en la producción de caña de azúcar y del azúcar.
  • Producir alimentos, mediante la diversificación agrícola e industrial.
  • Desarrollar una agricultura sostenible, apoyada en el conocimiento del capital humano existente.
El eje central de este programa fue su importante contenido humano, ya que no se dejó desamparada a ninguna familia cuya economía dependía de la producción azucarera y su cultura y valores fueron cultivados alrededor de los bateyes que rodeaban el central.


Muestra de este esfuerzo fue el éxito de la tarea Álvaro Reynoso, que permitió la capacitación de los obreros azucareros no imprescindibles en las labores de zafra, para su reorientación en nuevas tareas agrícolas. Con ello, el programa de redimensionamiento de esta industria no tuvo que lamentar ni un solo desempleado, ni un solo desalojado, ni una sola familia abandonada a su suerte.


Como parte de este proceso, se redujeron las capacidades instaladas hasta el año 2001, quedando en pleno funcionamiento 71 centrales dedicados a la producción de azúcar y 14 centrales dedicadas a la producción de mieles. Otro aspecto importante de este programa, fue la reconversión de tierras a la producción de alimentos y otros productos.


Aunque producción azucarera dejó de ser la primera industria nacional, repotenciada por la diversificación de otros sectores económicos de acuerdo con la tendencia mundial y por la propia agricultura, ésta constituye un importante patrimonio cultural de nuestro país, que debe preservarse para la presente y futuras generaciones. También queda como reto el continuo aumento de sus rendimientos productivos y recuperar plazas en el mercado internacional del azúcar a partir de nuevos espacios como es la producción de azúcar ecológica, opción en la cual nuestro país podría tener ventajas comparativas, dada la vasta experiencia y alta calificación de los trabajadores del sector.


Ver también

Fuentes

  • Marquetti Nodarse, Hiram. Los retos de la recuperación de la industria azucarera cubana. Centro de Estudio de la Economía Cubana.Universidad de La Habana, 2001.
  • Nova González, Armando. Redimensionamiento y diversificación de la agroindustria azucarera cubana. Centro de Estudio de la Economía Cubana.Universidad de La Habana, 2004.
  • Foto digital.