Diferencia entre revisiones de «Isabel Victoria Ulled»

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Debido a su ardua y hermosa labor como ser humano, una calle del pueblo del pueblo de Florencia[http://www.ecured.cu/index.php/Florencia], lleva hoy su nombre. De su padre, el capitán del Ejército Libertador Don Francisco Victoria, heredó firmeza de carácter y espíritu de lucha, y de su madre Zelmira Ulled, la manera de hacer que el amor brillara esplendorosamente en todas sus acciones, aunque éstas tuvieran que chocar con ideas opuestas e intenciones encontradas.  
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Debido a su ardua y hermosa labor como ser humano, una calle del pueblo de Florencia[http://www.ecured.cu/index.php/Florencia], lleva hoy su nombre. De su padre, el capitán del Ejército Libertador Don Francisco Victoria, heredó firmeza de carácter y espíritu de lucha, y de su madre Zelmira Ulled, la manera de hacer que el amor brillara esplendorosamente en todas sus acciones, aunque éstas tuvieran que chocar con ideas opuestas e intenciones encontradas.  
 
   
 
   
 
== Síntesis biográfica ==
 
== Síntesis biográfica ==

Revisión del 15:36 17 may 2014

Isabel Victoria Ulled. "Benefactora como hay pocas".
Información sobre la plantilla
Isabel ECURED.jpg

Isabel Victoria Ulled. "Benefactora como hay pocas".

Debido a su ardua y hermosa labor como ser humano, una calle del pueblo de Florencia[1], lleva hoy su nombre. De su padre, el capitán del Ejército Libertador Don Francisco Victoria, heredó firmeza de carácter y espíritu de lucha, y de su madre Zelmira Ulled, la manera de hacer que el amor brillara esplendorosamente en todas sus acciones, aunque éstas tuvieran que chocar con ideas opuestas e intenciones encontradas.

Síntesis biográfica

Infancia

Comienza a actuar en Florencia como maestra y enseguida organizó la Escuela Pública, la escuela del pueblo, imprimiéndole el dinamismo de su personalidad y haciéndola un modelo de organización y eficiencia. Sacó la escuela a la calle y le dice a ese pueblo que es de él. Funda la Asociación de Padres, Vecinos y Maestros. La pone en función del servicio. Se construyen varias aulas, se compra equipo que hace falta y se erige el Rincón Martiano por su iniciativa y bajo su dirección. El pueblo acude a las fiestas populares[2] para levantar fondos y aportar los recursos materiales que hacen falta. Otros dan donativos y nunca falta el de ella. El pueblo entonces puso su nombre en la lista de mentores y la voz pública comienza a decir: “Isabel es una benefactora como hay pocas”. Y mientras trabajaba para la mente y el cuerpo de su pueblo que eran, básicamente, los niños, no se olvida del espíritu de estos, porque ella creía que la educación debía ser integral. Va en busca del Ministro del Evangelio y encuentra al Sacerdote y al hombre del pueblo, el Ven. Ramón César Moreno, donde le propone comenzar una escuela dominical asesorada por él, para continuar así con el legado que desarrollaba en Camagüey[3]. Él iba los sábados y ella los domingos.

Juventud

Corría el año 1930 y, de ahí en adelante, entre ambos, van cimentando, sobre bases sólidas, una iglesia que se proyecta hacia el progreso del hombre en lo espiritual y que ofrece también soluciones para los problemas de la vida diaria. El 18 de febrero de 1933, el Obispo Hiram Richard Hulse, de grata recordación par la iglesia en Cuba, confirmó la primera clase presentada por Isabel bajo la dirección del Ministro, y así nació la Iglesia Episcopal de Florencia. Por estos días el amor toca las puertas de su corazón y une su vida al Dr. Roberto Pérez de Alejo, donde concede la preciosa herencia de sus hijos, Héctor, Georgina y Virginia. Su esposo la comprendía como nadie más y era su más atento y fiel colaborador. Siempre al frente, como una mujer de las razas guerreras de los tiempos heroicos, se le ve asistiendo y tomando partes en los grandes eventos de la iglesia nacional. Organiza los jóvenes en sociedad. Funda la Rama Auxiliar de Mujeres. Ofrece veladas donde campea el arte y el buen gusto y le pone un fondo de religión cristiana, empeñada en aumentar los caudales culturales y espirituales del pueblo. Y, cuando por un lado, con la labor de la escuela, y por otro con la de la iglesia, ve que ésta necesita ya su casa propia, se lanza a laborar para dar al pueblo un templo cristiano. Habla, explica, pide. Da su dinero. La ayuda el Obispo, Alexander Hugo Blankingship, alentándola y aportando fondos de la iglesia; además de la generosa colaboración de su esposo, a él le debe gran parte de lo que se logró. La Rama Auxiliar de Mujeres y la Sociedad de Jóvenes siguen a su mentora. Y años después de aquel de los inicios, el maestro de obras le entregó la llave del nuevo templo.

Muerte

Las cosas marchaban bien. La idea de la Consagración del templo llenaba el corazón de Isabel, y se hacían los preparativos y se escogía la fecha para consagrarlo, cuando éste, atosigado por un mal repentino, le falló por primera vez su corazón y finalmente fallece el 23 de noviembre de 1957.

Fuentes

  • Testimonio de sus familiares.
  • Entrevista al Museo de Florencia.