José Ingenieros

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== INTRODUCCION
José Ingenieros fue uno de los principales introductores de la psicología en Argentina. Su pensamiento estuvo enmarcado en la corriente positivista, aunque desarrolló una original tesis por la cual no negaba la posibilidad metafísica.


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BIOGRAFIA

José Ingenieros (1877-1925),filósofo y psicólogo argentino. Nacido en Buenos Aires, cursó estudios de Medicina en la universidad de su ciudad natal, centro en el cual comenzó su carrera docente en 1904 como profesor de Psicología Experimental. Fue uno de los introductores de la psicología en su país, participando del positivismo imperante en la época y erigiéndose, quizá, en la última gran figura de esta corriente de pensamiento tan enraizada durante el siglo XIX. Escribió, entre otras muchas obras, Simulación de la locura en la lucha por la vida (1903), adscrita a la intensa corriente darwinista vigente en la Argentina de aquel momento, Psicología genética (1911), y El hombre mediocre (1913), su obra más importante en el campo de la psicología social, en la que describía al hombre moldeado por el medio, sin ideales ni individualidad. En uno de sus trabajos más originales, Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía (1918), desarrolló una versión particular del positivismo que hacía posible la metafísica. Afirmaba que es posible reconocer, en toda forma de experiencia, un “residuo experiencial” que es cognoscible, aunque no tenga un carácter trascendental. Este residuo, que resulta accesible al conocimiento y a la experiencia humana, es el objeto de una nueva metafísica, distinta a la ciencia positiva.
Fue miembro del Partido Socialista Obrero Argentino, fundado por Juan Bautista Justo, y defendió la idea de que la lucha de clases era una de las manifestaciones de la lucha por la vida. Durante algún tiempo defendió cierto tipo de biologismo social. Falleció en 1925 en Buenos Aires.

DESARROLLO

José Ingenieros indagó acerca de la condición humana y a través de una concepción humanista ante todo, trató de transformar al hombre o al menos darle algún indicio, alguna pista, para abrir las disímiles sendas del cambio hacia una sociedad mejor en la cual prevaleciesen los valores verdaderos de los individuos, donde el mérito fuese proporcional a la responsabilidad de cada quien para concebir el bienestar y, por encima de todo, la dinámica renovación de la sociedad en aras de una justicia social visible.
Toda su obra fue concebida para fundar el espíritu del optimismo en la juventud no solo de su tiempo, sino de todos los tiempos.

Por tal motivo, sus libros se convirtieron en obligada consulta para muchas generaciones de jóvenes, inconformes con el conservadurismo imperante4 bajo diversas circunstancias y países, que exigían un pensamiento laico, renovador y crítico de la moralidad anquilosada y la injusticia social prevalecientes en muchas sociedades de distintas épocas. Escribió:
“Toda juventud es inquieta. El impulso hacia lo mejor solo puede esperarse de ella: jamás de los enmohecidos y de los seniles. Y solo es juventud de la sana e iluminada, la que mira al frente y no a la espalda; nunca los decrépitos de pocos años, prematuramente domesticados por las supersticiones del pasado; lo que en ellos parece primavera es tibieza otoñal, ilusión de aurora que es ya un apagamiento de crepúsculo. Solo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir; por eso en los caracteres excelentes puede resistir sobre el apeñuscarse de los años. ”

Concebía a la cultura con una clara función desalienadora y pregonaba a todas voces que esta permitía al hombre controlar sus condiciones de vida.

El hombre mediocre es un retrato agudo de todo aquello que ensombrecen la existencia de los caracteres excepcionales y dan freno, o al menos entorpecen, la mayoría de los cambios que podrían conducir hacia el desarrollo de un mundo mejor. Es un libro en el cual se critica la rutina, la vulgaridad, la envidia, el vicio, la deshonestidad, en fin la mediocridad, y sirve como pretexto para enaltecer el cultivo de los valores morales, de los ideales que impulsan el progreso de la humanidad.
Su profunda confianza en el perfeccionamiento humano a través de la profundización de los ideales. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor.

Evidentemente él si supo distinguir. Su obra en general se inscribe entre los grandes logros del pensamiento filosófico latinoamericano del siglo XX. Muchos afirman que incluso trascendió el ámbito académico y se convirtió en una herramienta ideológica más, que contribuyó al nacimiento de ideas renovadoras y nutritivas de varias generaciones decididas a cambiar el destino de los pueblos de nuestra América.

Una gran ventaja que la que contó Ingenieros para indagar sobre la naturaleza humana en su corta vida fue haber cursado estudios de Medicina en su Argentina natal, y dedicarse a los estudios de Psicología y Psiquiatría con las herramientas que le ofrecía el desarrollo de las ciencias al nacer el siglo XX.

FUENTE

Biblioteca de ConsultaMicrosoft Encarta
Revista Somos Jóvenes. ISSN 0864-0564