Juan Antonio Márquez Fraga

Revisión del 11:23 3 dic 2010 de Cárdenas3 jc (discusión | contribuciones) (De sus compañeros)
Juan Antonio Márquez Fraga
Información sobre la plantilla
Juan-Antonio-Márquez-Fraga.jpg
Nacimiento11 de febrero de 1941
Ciego de Ávila, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1 de diciembre de 1962
Guáimaro, Cuba
Causa de la muerteHerido de muerte en cumplimiento del deber
PadresEvelio Márquez Veitía y Eloísa Fraga Lago


Juan Antonio Márquez Fraga. Su existencia física fue breve frisaba apenas los 22 años cuando dejó de existir. No obstante, su trayectoria política era amplia y meritoria.

Síntesis biográfica

Procedencia

Nacido el 11 de febrero de 1941 en Ciego de Ávila, en la calle 2 entre Joaquín de Agüero y Chicho Valdés, reparto Vista Alegre. Hijo de Evelio Márquez Veitía y Eloísa Fraga Lago, de procedencia social obrera.

Estudios

Los primeros estudios los realizó en el colegio Champagnat, de los Hermanos Maristas, hoy centro escolar “Álvarez Mola”.

Cuando apenas había terminado el sexto grado le pediría a su padre que lo sacara de allí, pues su forma de ser chocaba con el sistema de privilegios imperante en dicha escuela, ya que solo las medallas y los reconocimientos se les conferían a quienes los pagaban. Por ello, antes de concluir la primaria, lo trasladaron a la escuela “Enrique José Varona”, cuyo director era el educador marxista Oscar Gómez Casteli, ya fallecido. De dicha escuela pasó al Instituto de Segunda Enseñanza de Ciego de Ávila, con brillantes notas y donde conoció a muchos jóvenes revolucionarios.

Personalidad

Juan Antonio desde niño dio muestras de un temperamento rebelde, no concebía ciertos prejuicios de la época, entre ellos la práctica racista. Su mejor amigo era un niño negro, no obstante al tabú que esto representaba en la vida provinciana.

El medio familiar desempeñó un importante papel en la formación del carácter de Juan Antonio, la abuela, de origen norteamericano, renegaba con frecuencia de las injusticias del modo de vida estadounidense. El padre, pequeño comerciante miembro del Partido Auténtico, rompió con este al poco tiempo de la toma de posesión del presidente Grau y se unió al ortodoxo desde su fundación en Ciego de Ávila. Gustaba de la música y el deporte, en este último se destacó practicando pesas y béisbol. Llegó a integrar la Federación Atlética Nacional Amateur lnter-Institutos.

Solidaridad con la causa

El 10 de marzo de 1952, el dictador [[Fulgencio Batista] y otros servidores del imperialismo consumaron el golpe militar reaccionario que concitó la repulsa de todo el pueblo.

La familia Márquez-Fraga se opuso desde los primeros momentos al régimen anticonstitucional que impuso el dictador Fulgencio Batista tras su golpe de Estado del 10 de marzo y cuando se realizó el asalto al cuartel Moncada estuvo entre los que se solidarizaron con el joven abogado Fidel Castro y sus compañeros.

Actividad revolucionaria

A partir de 1955, la casa de Bembeta No. 75 devino centro de reuniones clandestinas con vistas a la organización del M-26-7. Participaban en ellas: Ñico López, Cándido González, Pedro Martínez Brito y otros. Adolescente aún, Juan Antonio conoció en sus interioridades estas experiencias conspirativas. En el instituto, se vinculaba con Jesús Suárez Gayol y otros estudiantes que coincidían en la idea de oponerse en forma violenta a la tiranía batistiana.

Participación en actos

El 6 de diciembre de 1955 figuró entre los jóvenes que exhortaron a la población avileña a través de Radio Cuba para que asistiera al acto de apoyo a los obreros azucareros, quienes iniciarían la huelga al día siguiente.

El grupo lidereado por Suárez Gayol integrado por Martínez Brito, Ricardo Pérez Alemán, Roberto Rivas Fraja, Juan Antonio Márquez y otros, irrumpió en el parque “Martí” lanzando sillas y quemando neumáticos en las calles del pueblo. Los agentes de la dictadura arremetieron contra os jóvenes con sus palos, pero estos se reagruparon y frente al hotel Sevilla desplegaron una bandera cubana. Suárez Gayol lanzaba ardientes arengas desde un sillón de limpiabotas. Ya en retirada, Márquez y Roberto Rivas dieron muestras de valentía al reavivar, cara a cara con los policías, el fuego de unas gomas.

Clandestino

El desembarco del Granma amedrentó más a las fuerzas gobernantes, que incrementaron sus actos criminales. Trataban de contener con sangre la rebeldía generalizada.

La casa de Juan Antonio fue allanada en más de una ocasión por personeros del régimen, quienes siempre se interesaban por cualquiera de los dos Márquez” Ambos militaban en el M-2G-7 y participaban en numerosas acciones, sobre todo se destacarían durante la huelga de abril de 1958, cuando se lanzaron a la calle para movilizar a muchos ciudadanos.

A partir de este momento, padre e hijo tuvieron que pasar a la clandestinidad más absoluta, pues eran muy buscados por los esbirros, quienes tenían órdenes de asesinarlos.

Triunfo revolucionario

El triunfo de la Revolución sorprendió a Juan Antonio Márquez en la casa donde se hallaba oculto. De inmediato se puso a las órdenes de los jefes rebeldes que entraron en la ciudad y participó en la organización de la huelga general. Luego fue a trabajar al Departamento de Cartera Dactilar Diplomática del Ministerio de Gobernación, pero su carácter dinámico no se adaptaba a las labores burocráticas y regresó a Ciego de Ávila.

En el instituto de esa ciudad se integró a las milicias en las cuales permaneció hasta su ingreso, como auxiliar, al Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde.

Desempeño

Al fusionarse las milicias estudiantiles con las obreras y campesinas, Juan Antonio pasó a un campo de entrenamiento, donde se destacó por su gran actividad. Figuraba entre los primeros en el escalamiento de sogas, en las prácticas de tiro o en las avanzadas a rastras bajo las alambradas. Concluida esta preparación, fue designado para cumplir misión como auxiliar del Departamento de Seguridad del Estado, en el que realizó guardias, patrullajes, registros y detenciones. Su serenidad y trabajo determinaron que muy pronto fuera nombrado miembro activo del Departamento de Seguridad del Estado, por sus cualidades revolucionarias y personales, fue seleccionado para Integrar la guarnición del G-2, cuando en 1960 este se organizó. Ese mismo año formó parte orgánica del mencionado cuerpo y fue enviado a la escuela “Osvaldo Sánchez” en La Habana, para cursar estudios de la especialidad a la cual pertenecía. En esta escuela permaneció por espacio de 11 meses. Al terminar sus estudios comenzó a realizar actividades propias de la Seguridad del Estado, las que desempeñó cabalmente, no vacilando nunca en arriesgar la vida con tal de llevar a cabo una misión. Más de una vez fue recibido a balazos por los contrarrevolucionarios.

Delegado de la Seguridad del Estado

Por sus méritos, fue designado delegado de la Seguridad del Estado en Guáimaro, función que realzaba cuando murió. Su abnegación y entrega al trabajo, hicieron de él un jefe querido y respetado. De sus condiciones humanas y revolucionarias y su capacidad de dirección.

Criterios

De sus compañeros

Sus compañeros de lucha expresan criterios positivos sobre su persona:

“Márquez se destacaba por su juventud. Era él más joven de todos los jefes de delegaciones, en su mayoría viejos militantes del Partido Socialista Popular.

“Nos reuníamos semanalmente con el entonces jefe de Seguridad en la provincia. Allí informábamos la situación operativa de nuestras respectivas regiones”.

“En aquellos contactos, el jefe nos preguntaba mucho, a Márquez y a mí, acerca de lo publicado en la prensa, casi siempre nos detectaba deficiencias en algún detalle. El trabajo era intenso, y uno a veces ni mirar el periódico podía”.

“Él era rubio, muy fuerte, medía seis pies y pesaba más de 200 libras. Le decíamos El Americano, pero se molestaba y respondía: “Mejor díganme ruso”.

“En las reuniones hablaba lo necesario. Tenía la cualidad de sintetizar bien todas sus ideas: Era disciplinado, medido, no aceptaba nada que no le perteneciera. Juan Antonio Márquez Fraga. Su existencia física fue breve frisaba apenas los 22 años cuando dejó de existir. No obstante, su trayectoria política era amplia y meritoria.

Síntesis biográfica

Procedencia

Nacido el 11 de febrero de 1941 en Ciego de Ávila, en la calle 2 entre Joaquín de Agüero y Chicho Valdés, reparto Vista Alegre. Hijo de Evelio Márquez Veitía y Eloísa Fraga Lago, de procedencia social obrera.

Estudios

Los primeros estudios los realizó en el colegio Champagnat, de los Hermanos Maristas, hoy centro escolar “Álvarez Mola”.

Cuando apenas había terminado el sexto grado le pediría a su padre que lo sacara de allí, pues su forma de ser chocaba con el sistema de privilegios imperante en dicha escuela, ya que solo las medallas y los reconocimientos se les conferían a quienes los pagaban. Por ello, antes de concluir la primaria, lo trasladaron a la escuela “Enrique José Varona”, cuyo director era el educador marxista Oscar Gómez Casteli, ya fallecido. De dicha escuela pasó al Instituto de Segunda Enseñanza de Ciego de Ávila, con brillantes notas y donde conoció a muchos jóvenes revolucionarios.

Personalidad

Juan Antonio desde niño dio muestras de un temperamento rebelde, no concebía ciertos prejuicios de la época, entre ellos la práctica racista. Su mejor amigo era un niño negro, no obstante al tabú que esto representaba en la vida provinciana.

El medio familiar desempeñó un importante papel en la formación del carácter de Juan Antonio, la abuela, de origen norteamericano, renegaba con frecuencia de las injusticias del modo de vida estadounidense. El padre, pequeño comerciante miembro del Partido Auténtico, rompió con este al poco tiempo de la toma de posesión del presidente Grau y se unió al ortodoxo desde su fundación en Ciego de Ávila.

Gustaba de la música y el deporte, en este último se destacó practicando pesas y béisbol. Llegó a integrar la Federación Atlética Nacional Amateur lnter-Institutos.

Solidaridad con la causa

El 10 de marzo de 1952, el dictador [[Fulgencio Batista] y otros servidores del imperialismo consumaron el golpe militar reaccionario que concitó la repulsa de todo el pueblo.

La familia Márquez-Fraga se opuso desde los primeros momentos al régimen anticonstitucional que impuso el dictador Fulgencio Batista tras su golpe de Estado del 10 de marzo y cuando se realizó el asalto al cuartel Moncada estuvo entre los que se solidarizaron con el joven abogado Fidel Castro y sus compañeros.

Actividad revolucionaria

A partir de 1955, la casa de Bembeta No. 75 devino centro de reuniones clandestinas con vistas a la organización del M-26-7. Participaban en ellas: Ñico López, Cándido González, Pedro Martínez Brito y otros. Adolescente aún, Juan Antonio conoció en sus interioridades estas experiencias conspirativas. En el instituto, se vinculaba con Jesús Suárez Gayol y otros estudiantes que coincidían en la idea de oponerse en forma violenta a la tiranía batistiana.

Participación en actos

El 6 de diciembre de 1955 figuró entre los jóvenes que exhortaron a la población avileña a través de Radio Cuba para que asistiera al acto de apoyo a los obreros azucareros, quienes iniciarían la huelga al día siguiente.

El grupo lidereado por Suárez Gayol integrado por Martínez Brito, Ricardo Pérez Alemán, Roberto Rivas Fraja, Juan Antonio Márquez y otros, irrumpió en el parque “Martí” lanzando sillas y quemando neumáticos en las calles del pueblo. Los agentes de la dictadura arremetieron contra os jóvenes con sus palos, pero estos se reagruparon y frente al hotel Sevilla desplegaron una bandera cubana. Suárez Gayol lanzaba ardientes arengas desde un sillón de limpiabotas. Ya en retirada, Márquez y Roberto Rivas dieron muestras de valentía al reavivar, cara a cara con los policías, el fuego de unas gomas.

Clandestino

El desembarco del Granma amedrentó más a las fuerzas gobernantes, que incrementaron sus actos criminales. Trataban de contener con sangre la rebeldía generalizada.

La casa de Juan Antonio fue allanada en más de una ocasión por personeros del régimen, quienes siempre se interesaban por cualquiera de los dos Márquez” Ambos militaban en el M-2G-7 y participaban en numerosas acciones, sobre todo se destacarían durante la huelga de abril de 1958, cuando se lanzaron a la calle para movilizar a muchos ciudadanos.

A partir de este momento, padre e hijo tuvieron que pasar a la clandestinidad más absoluta, pues eran muy buscados por los esbirros, quienes tenían órdenes de asesinarlos.

Triunfo revolucionario

El triunfo de la Revolución sorprendió a Juan Antonio Márquez en la casa donde se hallaba oculto. De inmediato se puso a las órdenes de los jefes rebeldes que entraron en la ciudad y participó en la organización de la huelga general. Luego fue a trabajar al Departamento de Cartera Dactilar Diplomática del Ministerio de Gobernación, pero su carácter dinámico no se adaptaba a las labores burocráticas y regresó a Ciego de Ávila.

En el instituto de esa ciudad se integró a las milicias en las cuales permaneció hasta su ingreso, como auxiliar, al Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde.

Desempeño

Al fusionarse las milicias estudiantiles con las obreras y campesinas, Juan Antonio pasó a un campo de entrenamiento, donde se destacó por su gran actividad. Figuraba entre los primeros en el escalamiento de sogas, en las prácticas de tiro o en las avanzadas a rastras bajo las alambradas. Concluida esta preparación, fue designado para cumplir misión como auxiliar del Departamento de Seguridad del Estado, en el que realizó guardias, patrullajes, registros y detenciones. Su serenidad y trabajo determinaron que muy pronto fuera nombrado miembro activo del Departamento de Seguridad del Estado, por sus cualidades revolucionarias y personales, fue seleccionado para Integrar la guarnición del G-2, cuando en 1960 este se organizó. Ese mismo año formó parte orgánica del mencionado cuerpo y fue enviado a la escuela “Osvaldo Sánchez” en La Habana, para cursar estudios de la especialidad a la cual pertenecía. En esta escuela permaneció por espacio de 11 meses. Al terminar sus estudios comenzó a realizar actividades propias de la Seguridad del Estado, las que desempeñó cabalmente, no vacilando nunca en arriesgar la vida con tal de llevar a cabo una misión. Más de una vez fue recibido a balazos por los contrarrevolucionarios.

Delegado de la Seguridad del Estado

Por sus méritos, fue designado delegado de la Seguridad del Estado en Guáimaro, función que realzaba cuando murió. Su abnegación y entrega al trabajo, hicieron de él un jefe querido y respetado. De sus condiciones humanas y revolucionarias y su capacidad de dirección.

Criterios

De sus compañeros

Sus compañeros de lucha expresan criterios positivos sobre su persona: 

“Márquez se destacaba por su juventud. Era él más joven de todos los jefes de delegaciones, en su mayoría viejos militantes del Partido Socialista Popular.

“Nos reuníamos semanalmente con el entonces jefe de Seguridad en la provincia. Allí informábamos la situación operativa de nuestras respectivas regiones”.

“En aquellos contactos, el jefe nos preguntaba mucho, a Márquez y a mí, acerca de lo publicado en la prensa, casi siempre nos detectaba deficiencias en algún detalle. El trabajo era intenso, y uno a veces ni mirar el periódico podía”.

“Él era rubio, muy fuerte, medía seis pies y pesaba más de 200 libras. Le decíamos El Americano, pero se molestaba y respondía: “Mejor díganme ruso”.

“En las reuniones hablaba lo necesario. Tenía la cualidad de sintetizar bien todas sus ideas: Era disciplinado, medido, no a


“Siempre que se discutía algo valoraba el contenido de cada una de sus palabras. Velaba por no herir la sensibilidad de los compañeros.

“En lo personal, se mostraba atento y receptivo ante las indicaciones y sugerencias de los superiores. Antes de cada 1 reunión semanal se preparaba con esmero para contestarlo todo bien. Todos éramos soldados. Ese era el grado que ostentaba cuando murió.”

De su madre

Como combatiente, Juan Antonio Márquez era muy discreto y reservado. La madre, Elvira Fraga, decía que él nunca hablaba de las misiones que cumplía. “Horas antes de su caída, recordaba su madre, había recibido un mensaje en la casa donde le informaban, según se pudo conocer después, que un bandido peligroso había cruzado los límites de la provincia por Guáimaro. Solo les dijo que se iba a trabajar y salió de prisa.”

Sucesos que provocan su muerte

El bandido Roberto Castro fue ubicado en Guáimaro y a Márquez se le ordenó detenerlo. Ya en la región, ultimó todos los detalles. Ahora solo faltaba la señal.

El día anterior, el joven miembro de la Seguridad había trabajado intensamente; incluso, en una carretera de Guáimaro, había sido víctima de un atentado del que salió ileso.

A las 3:00 a.m. del 1 de diciembre de 1962, llegó el aviso. Márquez dormía pesadamente. Sus compañeros salieron hacia el punto indicado sin llamarlo, pero algo se olvidó y regresaron. Entonces despertó.

De inmediato, asumió el mando del grupo. La casa fue rodeada, Márquez decidió entrar. Al tocar a la puerta, la abuela del delincuente lo recibió y negó la presencia de su nieto. Mas la información era fidedigna.

Sin abandonar su actitud caballerosa y sin perder la serenidad, Márquez penetró en el inmueble. Llevaba una pistola calibre 45, que no tuvo oportunidad de utilizar. El bandido, aprovechando la oscuridad de la noche, lo hirió de muerte. Su compañero de acción, el cabo Miguel Hernández Pérez, tratando de socorrerlo, entra en forma rápida pero lamentablemente también es herido de muerte. No obstante su gravedad, logra eliminar al asesino contrarrevolucionario. Mueren así dos aguerridos combatientes del Ministerio del Interior.

Bibliografía

  • Mártires del MININT (Tomo I) Semblanzas biográficas. 1990. Editorial Política.

Fuente

  • Biblioteca Municipal José Antonio Echeverría