Julia Ward Howe

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Julia Howe
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Fue una célebre abolicionista y activista, defensora de los derechos de las mujeres en el contexto sociopolítico propio de la sociedad norteamericana de mediados del siglo XIX.
NombreJulia Ward Howe
Nacimiento27 de mayo de 1819
Nueva York, Nueva York, Bandera de los Estados Unidos de América
Fallecimiento17 de octubre de 1910
Portsmouth, Rhode Island, Bandera de los Estados Unidos de América
Nacionalidadestadounidense
OcupaciónEscritora
CónyugeSamuel Gridley Howe (m. 1843)
HijosLaura E. Richards, Maud Howe Elliott, Florence Hall
PadresPadre: Samuel Ward
PremiosPrimera mujer elegida para la Academia de las Artes y las letras.

Julia Ward Howe . Abolicionista, a favor del sufragio femenino, conferencista y autora de varios libros, la norteamericana Julia Howe es uno de esos personajes un tanto olvidados que se detuvo en Cuba y sobre ella escribió. Su libro A Trip to Cuba (Un viaje a Cuba), se publicó en Boston en 1860 y se nutría de una serie de artículos previamente publicados en Atlantic Monthly, lo cual nos revela la faceta periodística de su autora.

Síntesis biográfica

Julia Ward nació el 27 de mayo de 1819 en Nueva York. Hija de Samuel Ward, un banquero de éxito de Wall Street, apenas conoció a su madre, Julia de Rush Cutler. Poeta y madre de siete hijos, murió en 1824 al dar a luz al último de ellos.

Samuel se hizo cargo de sus hijos, algo que no siempre fue fácil. Julia, una niña inteligente y ávida de conocimientos, buscó allí donde pudo la manera de ampliar su saber. Los libros que su hermano Sam trajo de Europa sirvieron para formar a Julia en unas ideas liberales que contrastaban con el puritanismo calvinista de su padre al que siempre quiso y respetó.

Tras la muerte de su padre en 1839, ella y dos de sus hermanas se fueron a vivir con Sam y su esposa Emily Astor quien las introdujo en la sociedad neoyorkina.

En abril de 1843 Julia conoció a Samuel Gridley Howe, un médico con ideas liberales como ella, defensor del abolicionismo y del derecho a la educación de personas desfavorecidas. Pero si Julia creía que las ideas igualitarias de su marido iban a reflejarse también en su matrimonio se equivocó de lleno. Aplicando una doble moral, Samuel obligó a su esposa a recluirse en su casa y ejercer el papel de esposa y madre sumida y callada, sin ideas ni opiniones ni actividad pública de ningún tipo. Veinte años mayor que ella, Samuel llegó incluso a controlar todo el capital que había heredado Julia, a pesar de las protestas de la familia de su esposa.

Recluida en Boston, alejada de sus hermanos, los sentimientos de Julia se sumieron entonces en una lucha interna entre el amor a su marido y sus cinco hijos y la sensación de injusticia que se cernía sobre ella y muchas otras mujeres en su misma situación. Y como ya hiciera estando en casa de su padre, Julia no se resignó y continuó con su formación autodidacta y la escritura en secreto de un libro de poesía.

El matrimonio zarpó de Nueva York y llegó a La Habana en el vapor Karnak. Además de la capital, visitó la ciudad de Matanzas y el entonces poblado de San Antonio de los Baños, renombrado por las virtudes de sus aguas medicinales.

Los comentarios que Julia Howe expresa en su libro son de interés. Resultan evidentes sus críticas a las autoridades españolas, a la esclavitud lógicamente, y hasta a los cubanos mismos en ocasiones. Se conoce que conversó con el educador cubano José de la Luz y Caballero, que visitó la Universidad, el café La Dominica, se detuvo en ingenios y cafetales, y opinó acerbamente sobre las condiciones de alojamiento y comodidades de los hoteles habaneros.

Fue una viajera observadora y dejó apuntes muy positivos: “De las grandes sumas de dinero que el gobierno recibe a través de impuestos directos e indirectos poco o nada revierte al pueblo en forma de mejoras. El gobierno no hace caminos, ni establece escuelas, ni reforma a los criminales, ni extiende su fuerte brazo para impedir las ofensas de una juventud ignorante y depravada. Los caminos, por consiguiente, son pocos y peligrosos, siendo posible atravesar una gran parte de la Isla tan solo a caballo. Poca o ninguna instrucción se ofrece a los niños de las clases más pobres, y las prisiones son abominables por la suciedad, la desnudez y todos los tipos de desórdenes”.

Desde entonces, y hasta su muerte en 1910, Julia Ward trabajó de manera incansable en favor de los derechos de las mujeres. Escribió una biografía sobre la periodista feminista Margaret Fuller, informes y ensayos sobre las injusticias sociales e incluso libros de viaje. Su obra escrita le valió llegar a ser la primera mujer elegida para formar parte de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.

En los Estados Unidos en 1870, Julia Ward Howe, escribió " El Himno de la Batalla de la República," se dedicó a establecer un Día de las Madres para promover la paz. Howe consagró la celebración a la erradicación de la guerra y organizó las fiestas en Boston durante muchos años. Entre sus múltiples reivindicaciones, defendió siempre la importancia de las mujeres en su papel de madres, como garantes de los valores humanos y transmisoras de las virtudes fundamentales de los hombres. Su defensa de las madres se vio materializada años después de su muerte. El 9 de mayo de 1914 el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson firmó una resolución del Congreso en la que se establecía el segundo domingo de mayo como Día de las Madres.

Cuando Julia Ward falleció el 17 de octubre de 1910, fueron muchos miles de personas las que asistieron a su funeral, rindiendo homenaje a una de las mujeres que más luchó en favor de los derechos femeninos en los últimos años del siglo XIX.

Murió a los 91 años, el 17 de octubre de 1910.

Fuente