Junichiro Tanizaki

Junichiro Tanizaki
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NombreJunichiro Tanizaki
Nacimiento24 de julio de 1886
Tokyo Plantilla:Japón
Fallecimiento30 de julio de 1965
Yugawara, Japón
NacionalidadJaponés

Nació el 24 de julio de 1886 en Tokyo.

Historia

Cursó estudios en la Universidad Imperial de Tokio en 1908, simultaneando con los inicios de su actividad literaria y con una vida de bohemia.

Abandonó los estudios en 1909 y pronto obtendría fama con la obra "Shisei (El tatuador)" publicada en 1910.


En sus primeros relatos cortos como en El tatuador (1910), se evidencia la influencia del simbolismo francés y del escritor Edgar Allan Poe. Hay quien prefiere las ortigas (1929), está considerada como una de sus mejores novelas, narra una relación desgraciada dentro de la cultura japonesa, insiste en Elogio de la sombra (1933). La novela Las hermanas Makioka (1943-1948) también trata sobre la invasión de la vida moderna en los valores tradicionales.

Su obra posterior a la II Guerra Mundial, como La nieve tenue (1947) o Diario de un loco (1961-1962), señala una vuelta al erotismo de sus comienzos.

En 1937 fue designado miembro de la Academia Japonesa de Arte. Recibió en 1947 el Premio Mainichi de Cultura Editorial, y en 1949 fue galardonado con el Premio de la Cultura Asahi y la Medalla del Mérito Cultural.

Junichiro Tanizaki falleció el 30 de julio de 1965 en Yugawara.


Obras seleccionadas

Tatuaje Naomi Arenas movedizas Hay quien prefiere las ortigas Cuentos crueles El elogio de la sombra La nieve tenue La madre del capitán Shigemoto La llave El diario de un viejo loco Historia de la mujer convertida en mono Una confesión La creación El odio El criminal


Inicio de "Shisei (El tatuador)":

Era aquella una época en la que los hombres rendían culto a la noble virtud de la frivolidad, en la que la vida no era la áspera lucha que es hoy. Eran tiempos de ocio, tiempos en que los ingeniosos profesionales podían ganarse la vida sobradamente si conservaban radiante el buen humor de los caballeros ricos o bien nacidos y si cuidaban de que la risa de las damas de la Corte y de las gheisas no se extinguiese nunca. En las novelas románticas, ilustradas, de la época, en el teatro Kabuki, donde los rudo héroes masculinos como Sadakuro y Jiraiya eran transformados en mujeres, en todas partes, la hermosura y la fuerza eran una sola cosa. Las gentes hacían cuanto podían por embellecerse y algunos llegaban a inyectarse pigmentos en su preciosa piel. En el cuerpo de los hombres bailaban alegres dibujos de líneas y colores.

Los visitantes de los barrios de placer de Edo preferían alquilar portadores de palanquín que estuviesen tatuados espléndidamente. Entre los que se adornaban de este modo no sólo se contaban jugadores, bomberos y gente semejante sino miembros de la clase mercantil y hasta samurais. De vez en cuando se celebraban exposiciones y los participantes se desnudaban para mostrar sus afiligranados cuerpos, se los palmoteaban orgullosamente, presumían de la novedad de sus dibujos y criticaban los méritos de los ajenos.

Hubo un joven tatuador excepcionalmente hábil llamado Seikichi. En todas partes se le elogiaba como a un maestro de la talla de Caribun o Yatsuhei y docenas de hombre le habían ofrecido su piel como seda para sus pinceles. Gran parte de las obras que se admiraban en las exposiciones de tatuajes eran suyas. Había quienes podían destacarse más en el sombreado o en el uso de cinabrio, pero Seikichi era famoso por el vigor sin igual y el encanto sensual de su arte.

Fuente

http://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/3938