Manuel de Zequeira y Arango

Manuel de Zequeira y Arango
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NombreManuel de Zequeira y Arango
Nacimiento28 de agosto de 1764
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento19 de abril de 1846
Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónPoeta
Obras destacadasOda a la piña

Manuel de Zequeira y Arango. Poeta, periodista, militar y funcionario público. Es considerado como el primer poeta cubano.

Vida

Nació en el seno de una familia que poseía riquezas y abolengo. Aprendió las primeras letras en su propio hogar. En 1774 ingresó en el Seminario San Carlos, donde fue condiscípulo y amigo de Félix Varela. Allí estudió historia y literatura y se puso en contacto con la cultura latina.

Una gran parte de su existencia la desenvolvió en la vida militar dentro y fuera de Cuba, alcanzando el grado de coronel de infantería.

Este poeta, representante del Neoclasicismo, publicó poemas y ensayos literarios en el Papel Periódico de la Havana desde 1792. Estuvo muy vinculado al gobierno de don Luis de las Casas y a la Sociedad Patriótica. Fue uno de los cubanos que más trabajó para esta Sociedad, (más adelante Real Sociedad Económica de Amigos del País), donde colabora con su amigo el Dr. Tomás Romay.

Es visto como el primer autor de plenitud en la tradición lírica cubana. Su cultivo de la décima, ya para entonces muy popular en la Isla, y de variados temas vernáculos, están en la raíz del proceso de cubanización de la poesía: Oda a la piña.

Su obra

Está considerado como el primer poeta cubano, no en el sentido cronológico (honor reservado a Silvestre de Balboa), sino en el simbólico, por su calidad y vocación líricas, y por el conocimiento consciente de su instrumento poético.

Desde 1780, entró a estudiar la carrera de las armas, sirviendo de cadete en el regimiento de infantería de Soria. La primera edición de las poesías de Zequeira se publicó en Nueva York, por un paisano suyo, con el título Poesías del Coronel D. Manuel de Zequeira y Arango. Esa edición fue hecha por Félix Varela.

Se le denomina también como el primer poeta de vocación mantenida. Recrea la décima dándole un tratamiento más culto, sin perder su gracia natural. Al igual que Rubalcava es un excelente sonetista. En La Ilusión nos da una prueba magistral de su conocimiento del soneto. Asimismo en sus poemas se observa el moroso tratamiento mitológico de nuestra naturaleza, defendiendo la calidad de lo cubano. Los ultimos años de su vida los pasó sumido en estado de locura.

Colaboró con El Aviso de La Habana, El Criticón de La Habana, El mensajero político y económico y literario de La Habana, El Noticioso Mercantil, El Observador Habanero y La Lira de Apolo.

Enlaces externos

Fuentes