María Antonia González
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María Antonia González. Fue la gran anfitriona de la emigración revolucionaria en México, de aquellos que junto a Fidel Castro marcharon a la nación azteca con el sueño de ser libres o mártires en 1956 y que hallaron en su casa refugio seguro.
Trayectoria revolucionaria
Por aquellos días, en México, ya María Antonia González se había acogido a la condición de emigrante familiar al formalizar su relación con el luchador Dick Medrano y fijar su residencia en ese país. Al principio seguía a su esposo en las giras que realizaba por Norte y Centroamérica, pero con la llegada de su hermano Isidoro, procedente de Cuba, el matrimonio alquiló un apartamento en Emparán 49 entre Edison y Juárez, una vivienda que pronto entraría en la historia de Cuba.
Ñico López y Calixto García, al romper definitivamente con un antiguo compañero de luchas, ya entregado totalmente a juegos politiqueros con el Partido Auténtico, se vieron solos y sin dinero en la capital mexicana. Incluso durante varios días no probaron bocado alguno. Calixto sufría de vahídos y perdía el conocimiento. Isidoro, el hermano de María Antonia González, los encontró en muy mal estado y con el dinero que ganaba diariamente en el Frontón México les pagó un café con leche. Por medio de él conocieron a María Antonia y desde entonces ya más nunca padecieron hambre.