Mario Adelfo Guerra Landestoy

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Mario Adelfo Guerra Landestoy
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Nacimiento4 de febrero de 1921
Trinidad, Sancti Spíritus
Fallecimiento27 de noviembre de 1957
PadresRosa Landestoy Benítez y Esteban Guerra Valdivia

Mario Adelfo Guerra Landestoy (1921-1957). Combatiente del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, asesinado por la tiranía batistiana.

Biografía

Nació el día 4 de febrero del año 1921, en una amplia casona de tipo colonial en la calle Desengaño entre Jesús María y Carmen, en la ciudad de Trinidad. Fueron sus padres Rosa Landestoy Benítez y Esteban Guerra Valdivia, de esta unión nacieron once hijos, 7 hembras y cuatro varones, Mario era el más pequeño y muy pronto comienza para él los sinsabores de la vida al quedar huérfano de padre a los cuatro meses.

Su padre había continuado la tradición familiar y era un laborioso y competente tabaquero, su madre lo colmó de amor y cariño; sus hermanos hicieron otro tanto. Si bien la situación socioeconómica de Trinidad en aquellos años era en extremo difícil, su hogar respiraba solvencia económica y ello compensaba la ausencia del progenitor.

Independiente a los mimos familiares, fue educado, a través del ejemplo, en altos valores morales, en el amor al trabajo, la responsabilidad y patriotismo, muy bien asimilados por él y con apego como siempre se condujo por la vida.

Su infancia transcurrió radiante de dicha y felicidad, hizo lo que todo niño a esta edad, sin saltos ni olvidos innecesarios y supo corresponder con el cariño familiar recibido. Era inquieto pero muy sensible ante el dolor de los demás, su vocación solidaria se recompensaba con buenas amistades.

Llegado el momento, inicia el Kindergarten con la profesora Carmen Cadalso que lo contagia con su alegría y sensibilidad. Sus estudios primarios los realiza en el Centro Escolar No. 1, Convento, dirigido por el destacado pedagogo Carlos Zerquera, allí tiene como maestros a Ana Valle, Rafael Aparicio, Don Antonio Mora, entre otros.

Por su temperamento activo rechazaba el ocio y siempre se interesaba por el trabajo útil, aunque no tenía apremios económicos, lo veía como un deber moral y forjador de la personalidad, por ello, en el tiempo libre y durante las vacaciones aceptaba los trabajos que se le presentaban.

Fue un apasionado de la buena música, practicó la pintura y era ferviente lector de aventuras y policiacos, las obras de Martí las devorabas y releía. El cine lo fascinaba y era su habitual asistencia, no se perdía ninguna película que entrara a Trinidad. Sus gustos se extendían al baile, béisbol y los animales. Estaba dispuesto a cualquier acción de superación lo cual le propició amplia cultura.

Contrario a lo que se esperaba, no continuó la tradición de tabaqueros de la familia Guerra y se inclina por el oficio de zapatero, se convierte en un experto cortador y modelista con gran destreza; transita por varios talleres, tales como, La Defensa, Juan Gándara y la de Julio Turiño e hijos.

Las numerosas fábricas de calzado eran pequeñas y expuesta a feroz competencia, mientras la solvencia de los trinitarios estaba quebrantada. Ante tal situación, con 25 años cumplido, se lanza con un grupo de zapateros a probar suerte y recala en el poblado habanero de Aguacate, poco tiempo duró su estancia allí, la añoranza por su querido pueblo más el deseo familiar lo hizo regresar.

Comienza a trabajar en la conocida fábrica de Juan Gándara Bandrich, sita en Rosario, esquina a Gloria, pero un serio percance de salud casi le arrebata la vida. Como consecuencia de una constante corriente de aire de un ventilador en su espalda, le provoca una grave neumonía que requirió vencer una delicada intervención quirúrgica practicada por los eminentes doctores Ricardo Núñez Portuondo y Pepito Lastra, fue la primera de su tipo en Cuba y fue presenciadas por cirujanos cubanos y de otros países.

La arriesgada operación se practicó en la Asociación Cubana de Beneficencia, enclavada en la Calzada del Cerro en La Habana y se le extirpó el absceso en el lóbulo central del pulmón derecho. El éxito fue absoluto, jamás presentó problemas pulmonares.

La vida de Mario estuvo muy ligado a otros mártires trinitarios, como son los casos de José Mendoza García, Pepito, y Carlos Echenagusía Peña, pero, sobre todo, hasta en el trabajo estuvo estrechamente vinculado a Francisco Peterssen Domínguez, Paquito, que tenía carácter y costumbre diferentes a Mario, pero que armonizaron fraternalmente, unido por sus ideales de justicia.

Mario vivía cerca de Paquito y visitaba su casa diariamente su la casa, enclavada en Rosario y Chinquinquirá, donde Paquito decía que tenía Un taller para todo, allí los dos fabricaban, cuchillos, cintos, carteras, maletines o se consagraban a materializar algún invento, como lo fue la tapadora de pomos que la registraron como patente industrial. Paquito era el hombre de las ideas mientras Mario era el ejecutor. A esta sociedad se unieron un grupo de amigos como Roberto Gómez, los Vila y Damasito Gómez.

Ambos trabajaban el repujado en cuero, difícil y a la vez bonito arte, el que llegaron a dominar como verdaderos artistas.

Tras muchos sacrificios, Mario monta un taller de tapicería y lo mantiene con buenos resultados hasta sus últimos días; en el periódico Vocero Cívico, órgano de la juventud cívica de Trinidad, se publicita de la siguiente manera: NO ENTREGUE SU TRABAJO DE TAPICERÍA A MANOS INEXPERTAS. Para trabajos artísticos y de garantía vea a MARIO GUERA LANDESTOY. Martí No. 54, Especialidad en Automóviles. Trinidad.

Lucha Revolucionaria

Consecuente con los valores patrióticos inculcado por la familia era anti batistiano de convicción, aún antes del zarpazo del 10 de marzo de 1952, a partir de ese momento se dispuso a combatir la tiranía y entre los más radicales de la juventud trinitaria canaliza sus inquietudes revolucionarias.

Había sido simpatizante del Partido Ortodoxo, que encabezaba Eduardo Chibás, tras el golpe batistiano emerge la figura Fidel, que opta por el único camino posible para alcanzar la verdadera libertad: la lucha armada. Con Fidel se identifica y lo sigue en su empeño libertario.

El régimen inconstitucional era la comidilla diaria de lo más avanzada de la juventud revolucionaria trinitaria, Mario se reunía casi a diario en el café La Ronda con un grupo de jóvenes entre ellos Rafael Hernández Guerra, Julio Rodríguez, Pepito Mendoza, Carlitos Echenagusía Peña, ocasionalmente participaba Paquito Peterssen y algún que otro revolucionario; el centro de los debates giraba alrededor de la solución al problema nacional.

El Vocero Cívico, estaba a la vanguardia en la denuncia del régimen y lo enfrentaba valientemente, lo dirigía Nildo Ramos Arboláez, fundador del M-26-7 en la localidad y tenía como redactores a otros militantes de la misma organización. Esta labor coadyuvó a la toma de conciencia de los jóvenes trinitarios.

Las tertulias conspirativas en la Ronda se hicieron sospechosas para las autoridades y son vigiladas. Ante ello deciden reunirse menos allí y hacerlo con mayor privacidad en los altos de la sociedad El Liceo, actualmente biblioteca Gustavo Izquierdo Tardío. Pepito Mendoza marcha hacia La Habana y luego Carlito hace lo mismo, allí se mantienen combatiendo en las filas del 26. El grupo se desintegra, pero no abandonan sus ideales.

En los albores de 1957, bajo la coordinación de Bienvenido Núñez Pérez, ingresa Mario y otro grupo de combatientes al Movimiento 26 de Julio, e integra la célula de acción y sabotaje bajo el mando de Abelardo Niebla Rodríguez, entre sus integrantes se encuentran Fausto Pelayo Alonso Rodríguez, Pelayito, Clemente Magariño Pereira, Francisco Peterssen Domínguez, Paquito, y Pedro Zerquera Nieblas, compañeros de martirologio.

Bajo esta Coordinación el frente de acción sabotaje tuvo sus mejores resultados, Mario participa en la venta de bonos, reparto de propaganda, riego de tachuelas, levantamiento de rieles del ferrocarril, colocación de bombas caseras, colocación de fósforo vivo como el que se organiza para la quema del balneario en el Ancón. Como el fósforo vivo estaba viejo y en pésimo estado, en vez aparecer el fuego en las primeras horas de la mañana, se retardó el fuego y se produce cuando la playa estaba muy concurrida, lo que ocasiona gran alarma, pero sin consecuencias para los presentes.

Su Tapicería se convierte en un centro conspirativo, allí nacieron muchos revolucionarios, se picaban esténciles para la propaganda, se prepararon inofensivas bombas, pero muy ruidosas, que convencieron a los habitantes de la ciudad de que allí se combatía a la tiranía, al igual que en las montañas del Escambray. Mario tenía una novia llamada Diana Cuesta, y hasta las visitas a ella las limitaba para servir a la causa revolucionaria.

Muerte

En noviembre de 1957 se planifica una gran quema de cañas en el municipio, se acordó por la provincia como fecha inicial el día 13, pero rápidamente vino la contraorden y se quedó a la espera de un nuevo aviso que llega pocos días después fijándola para el 27 del propio mes. Núñez y Abelardo, con la presteza que requería la situación, imparten las instrucciones a los comprometidos con dicha acción y son divididos en tres grupos e integrados de la siguiente manera:

Primer grupo: Victoriano Hernández Tardío, Ramoncito Valverde, Rafael Zerquera Abreu y Abelardo Nieblas Rodríguez, como jefe del grupo. También acordaron incluir a Juan Magdaleno Toledo, conocido por Pitirre, como una forma de comprometer a este elemento que pugnaba por infiltrarse en las filas del 26.

Segundo grupo: Jacobo Balboa, José Vivas, Cheo y Ramón Nieblas, como máximo responsable. Tercer grupo: Mario Guerra Landestoy, Clemente Magariño Pereira, Francisco Peterssen Domínguez, Pedro Zerquera Nieblas y Braulio Guerra Gutiérrez, designado como jefe. Su misión consistía en trasladarse en el automóvil de Pedro Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo que estarían preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Tras culminar los preparativos para la acción, le orientan a Fausto Pelayo que buscara a Pitirre, cuando lo localiza, de forma evasiva plantea que tiene que entregar las papeletas vendidas y la lista de apuntaciones de la llamada Bolita a Pura Calzada, madre de Guillermo Pérez Calzada y amante del capitán Antonio Guerrero; y que volvería al momento; sin embargo, se escondió y no apareció ni en su casa , en cambio, delató el plan a Guillermo Pérez Calzada, secretario del Sindicato Agrícola del Central Trinidad, que a su vez lo informó al capitán Guerrero.

Exceptuando el segundo grupo que haría la acción de forma directa, los demás se reunieron antes de partir en la casa de Pelayito, lugar donde se guardaban distintos materiales incendiarios, entre ellos, fósforo vivo, que previamente habían trasladado desde el bar Maceo, perteneciente a Norberto Rodríguez Cadalso. Allí prepararon el fósforo vivo en caramelos especiales y envasados en pomos.

Estaba ausente Braulio Guerra quien se encontraba enfermo, y quizás por esa razón, no pasaron a recogerlo en el lugar acordado, a pesar de que él se había comprometido a ir de todas maneras. Antes de partir para la misión, en la máquina que guiaba Manolo Magdaleno, se exploró la carretera hasta Puente Azul; al no encontrar inconvenientes regresaron para iniciar la operación.

Pelayito estaba comprometido con la acción, pero a última hora le ordenaron que se quedara en un lugar visible para atenuar las sospechas sobre su persona; además, para que informara la ocurrencia de cualquier anomalía.

El primer grupo fue trasladado en máquina por Manolo Magdaleno hasta la loma del Puerto, desde allí se internaron a pie por diversas colonias hasta terminar en la de San Isidro.

El segundo grupo, que se ocultaba cerca del objetivo, cumplió su misión al quemar las cañas de la costa, específicamente en la colonia Rabo de Zorra.

Mientras el tercer grupo, debía trasladarse en el automóvil de Pedrito Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Por la presunta delación de Pitirre, fueron apresados los cuatros combatientes en Manaca Iznaga y conducidos al Cuartel 39 de la Guardia Rural.

Según Caridad Ferrer Legón, viuda de Pelayito, él se había sentado en un puente cerca de su casa; al transcurrir el tiempo, los policías Tápanes y Monzón llegan al bar Trinidad e indagan sobre su paradero, como escucha la interrogante se acerca y le pregunta lo que deseaban; entonces Tápanes le responde que el capitán Guerrero quería verlo en el cuartel.

Un grupo de testimoniantes afirman que Pelayito se encontraba dentro del bar, y de allí se lo llevan sin que mediara la fuerza. Su viuda es de la opinión de que su compañero nunca sospechó el peligro, al contrario, pensó que el capitán Guerrero le iba a pedir algún favor, como había sucedidos en otras ocasiones. Su noble corazón le hizo pecar de incauto y no relaciona la sospechosa actitud de Pitirre con el deseo del capitán Guerrero de localizarlo a esa hora de la noche, en el preciso momento en que se ejecutaba la mayor acción de sabotaje del Movimiento. Lo cierto es que lo detienen y lo trasladan, primero para la policía, y luego hacia el cuartel, donde ya estaban los restantes detenidos.

En ese siniestro lugar, fueron salvajemente torturados hasta arrancarles las vidas; pero no pudieron sacarle ni la más mínima confesión. Los asesinos, temerosos, trataron de eludir la responsabilidad y deciden colgar los cuerpos exánimes de los combatientes en distintos puntos de la carretera que conduce a Sancti Spíritus. El cadáver de Mario apareció en el callejón de La Güira, colgado a un pequeño y endeble árbol que no permitía la verticalidad de su organismo, sus rodillas reposaban en el suelo. Solo contaba con 36 años de edad.

Al día siguiente su cadáver fue recogido por sus hermanos Guillermo y Oscar que lo trasladaron a la casa materna donde fue tendido y velado. Por allí desfilaron gran cantidad de personas, pese a las cuantiosas medidas represivas que se tomaron durante todo el día y la noche en que transitaban por las calles trinitarias las odiosas patrullas de la Guardia Rural y de la Policía. Los mortuorios de sus otros compañeros resultaron tan concurridos como el de Mario y los entierros, pese a que también se hizo manifiesta la intimidación de la fuerza de la dictadura, constituyeron una verdadera demostración de condolencia de parte de todas las clases de la sociedad que estaban realmente conmovida ante aquel quíntuple crimen.

Cuando triunfó la justicia revolucionaria, los culpables que pudieron ser localizados son juzgados y recibieron la condena que merecían, algunos habían abandonado el país, mientras otros, estaban prófugos de la justicia.

Hoy Mario es un símbolo para la juventud trinitaria, su memoria se inmortaliza de muchas maneras, entre ellas, una calle lleva su nombre y se les erigió un monumento a los cincos combatientes asesinados frente al Partido Municipal, donde cada 27 de noviembre se le tributan merecido homenaje.

La historia se repetía 86 años después del vil asesinato de los ocho estudiantes de medicina a manos del colonialismo español, esta vez, por un nuevo colonialismo al servicio del imperio yanqui. El luto y terror se apoderaba del pueblo trinitario que compungido contemplaba tamaña masacre.

Fuentes

  • Cornelio Manso, Roberto Félix: Folleto de Consulta para Fortalecer el Conocimiento sobre las Victimas del Bandidísimo en Cuba. Centro Universitario de Sancti Spíritus, 2010
  • Pereira Perera, José Fidel. Diccionario biográfico de Trinidad. Inédito.