Memorial de la Paz en Hiroshima (Cúpula de Genbaku)

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Memorial de la Paz en Hiroshima (Cúpula de Gembaku)
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
Memorial de la Paz en Hiroshima (Cúpula de Gembaku).jpg
Coordenadas34°23′44″N 132°27′13″E
PaísPlantilla:Japan
TipoCultural
Criterios(vi)
RegiónAsia y Oceanía
Año de inscripción[[1996]] (? sesión)
Lugar de celebraciónA orillas del río Motoyasu

En la ciudad de Hiroshima (Japón), se localiza un edificio que ha estado parcialmente en ruinas desde 1945. ¿Por qué no ha sido reconstruido en todos estos años?

Originalmente, este edificio de tres pisos, terminado en 1915, era una sala de exhibiciones para el fomento industrial. Sin embargo, el 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, eso cambió. La primera bomba atómica estalló muy cerca del edificio a 550 metros (1.800 pies) de altura. Todos los que estaban allí murieron en el acto, pero la estructura, de ladrillo y cemento, quedó en pie.

El edificio no se restauró y se convirtió en un símbolo cruel y violento “de la fuerza más destructiva creada por el hombre en toda su historia”, dice un artículo de la UNESCO. * Se le conoce como el Memorial de la Paz de Hiroshima, y en 1996 se añadió a la Lista del Patrimonio Mundial.

Lamentablemente, ni siquiera monumentos desgarradores como este han podido detener las guerras, muchas de las cuales se deben a la codicia, el nacionalismo, el racismo y el odio religioso. ¿Quiere decir eso que siempre habrá guerras?

La Biblia responde con un rotundo no. Salmo 46:9 dice que Dios “quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego”. Eso significa que pronto eliminará las guerras “hasta la extremidad de la tierra”. Además, él reemplazará a todos los gobiernos de la Tierra con un gobierno mundial: el Reino de Dios, el cual está a cargo de Jesucristo, el “Rey de reyes” (Revelación [Apocalipsis] 11:15; 19:16).

Cuando eso suceda, no harán falta monumentos para recordar que las guerras son una locura. Como dice Isaías 65:17: “Las cosas anteriores [es decir, los sufrimientos] no serán recordadas, ni subirán al corazón”.

Pensamiento

En el cenotafio del parque memorial de Hiroshima hay escrita una sencilla frase, intencionadamente ambigua: “dejemos descansar en paz a las almas, para que la maldad no se repita”. Su autor no quiso aclarar qué no se debía repetir, si la guerra o la explosión de la primera bomba atómica sobre población civil de la historia de la humanidad. Esta despolitización del suceso es oportuna ante la multitud de debates que han rodeado la tragedia de Hiroshima. Entonces y hoy, historiadores del mundo no se ponen de acuerdo sobre la pertinencia del lanzamiento de la bomba: sobre el tiempo de guerra que acortó o no, sobre las víctimas que evitó o no, sobre las intenciones de EEUU de utilizar Hiroshima como campo de pruebas o no. Lo que es innegable es que Hiroshima fue objeto del más súbito ataque contra población civil que ha ocurrido jamás. El 6 de agosto de 1945, a las 8:16AM, el Enola Gay pilotado por Paul Tibbets dejó caer a Little Boy, matando instantáneamente a 70.000 personas y destrozando el 70% de la ciudad. Una adelfa, la primera flor que apareció tras este momento, es el símbolo de Hiroshima. Tanto como la esquelética cúpula del Memorial de la Paz.

Sin embargo, hoy su simbolismo es muy distinto. Todo cambió aquel 6 de agosto. Japón estaba en guerra con EEUU y era parte del eje. Hiroshima albergaba entonces la segunda armada general y la armada general Chugoku, además de la marina en el puerto. No habían sido atacados como otras ciudades, pero estaban preparados para ello. No para Little Boy. Sumando los muertos por los efectos de la radiación se estima que fallecieron unas 160.000 personas, algo menos de la mitad de la población. Después de la bomba de Nagasaki llegó la rendición de Japón y la ocupación estadounidense, que procuró ocultar todo lo relacionado con la bomba. La ciudad tuvo que levantarse sin mucha ayuda y se reconstruyó paulatinamente. El hipocentro, asolado en su totalidad salvo la cúpula de Jan Letzel, sirvió para crear el parque memorial de la paz. Con el paso de las décadas, Hiroshima ha forjado su imagen como símbolo de paz, contrarrestando así el recuerdo de la destrucción. Su alcalde lidera la asociación de alcaldes por la paz y la ciudad es la primera a la hora de pedir la eliminación de todas las bombas atómicas del mundo.

Diseñador del parque Kenzo Tange en lo que fue el corazón residencial y comercial de Hiroshima. En su interior podremos ver multitud de monumentos y edificios simbólicos: el monumento a la paz de los niños, la casa del descanso, diversos museos, la llama que no se apagará hasta que no haya bombas atómicas, las campanas de la paz, el montículo donde descansan 70.000 cuerpos, etc. El edificio de la cúpula de la bomba A o Genbaku fue el único superviviente a pesar de estar a pocos metros del hipocentro. De hecho, gracias a ello: la bomba tenía que caer sobre el puente Aioi, pero lo hizo sobre el hospital Shima. Estando tan cerca, afectó al edificio verticalmente, lo que preservó sus cimientos. Se planificó su derribo, pero desde 1966 es un edificio protegido. Solo se ha reforzado su estabilidad. El resto está igual que en el momento de la explosión.

Hiroshima es hoy de nuevo una pujante ciudad industrial con más de un millón de habitantes. Tiene aeropuerto y múltiples conexiones de tren. Más de un millón de visitantes llegan al memorial cada año, ya sea para dar un paseo o asistir a alguna de las muchas ceremonias. La central de todas ellas ocurre cada 6 agosto. Bajo una heladora solemnidad se recuerda a las víctimas y se guarda un minuto de silencio a la hora exacta. Más alegre es el festival de las flores, entre el 3 y el 5 de mayo. Es además mejor época para ir, pues en primavera y otoño la ciudad tiene menos lluvias. Además del memorial se pueden uno acercar al reconstruido castillo de Hiroshima, que cayó con la bomba, o al precioso santuario de Itsukushima, a pocas paradas de tren.

Fuentes