Miguel Companioni
Sumario
Síntesis bibliográfica
El 29 de julio de 1881 nace en Sancti Spíritus Miguel Rafael Companioni Gómez, bautizado el 24 de octubre de este propio año en la Parroquia San Ignacio de Loyola del poblado de Banao. Su padre fue capitán del Ejército Libertador en la Guerra de Independencia. Companioni Trabajó de joven en diversos oficios, como telegrafista de su pueblo natal, panadero, y comerciante de medicamentos.
Enfermedad que no impidió su desarrollo como músico.
A los 11 años de edad pierde la vista y es entonces cuando emprende por la música. En 1911 viaja a New York para una evaluación de sus ojos, y el diagnóstico fue que nunca llegaría a recuperar la visión y es allí entonces donde comienzan sus estudios en la música.
Sus primeros comienzos
A la temprana edad de 11 años comienza su afición por la música. En 1902 comienza a estudiar la guitarra, convirtiéndose años más tarde en un excelente ejecutante de este instrumento. Hizo estudios de piano, contrabajo, violín y flauta con excelentes resultados. A los doce años su afición por la música lo llevó a sacar melodías de moda con una filarmónica, y después comenzó clases de guitarra, instrumento que llegó a dominar y pudo tener algunos alumnos
Obras de mayor transcendencia
Gravo obras reconocidísimas, no solo en nuestro país, pues trascendieron nuestras fronteras: “Mujer Perjura”, “Elena”, “Herminia”, “Esther”, “Rosalba” "la Fe", "La Lira rota", "Amelia", "Alelí", "Por que latió mi corazón" y otras, entre muchas otras.
Diferentes áreas de la música donde trabajo
Laboró como pianistas en salas de cines y teatros. Trabajó con una orquesta en bailes y fiestas de su zona natal. Fue fundador de los coros de clave en Sancti Spíritus y director de estas tradicionales agrupaciones. Se destacó en la dirección de los coros Pascuales espirituanos, para los que compuso obras musicales y claves. La Sociedad de autores de Cuba lo destacó con una medalla por cincuenta años de actividad creativa.
Su muerte
EL 21 de febrero de 1965 en la provincia La Habana, a la edad de 84 años desaparece físicamente. Miguelito, como cariñosamente se le conocía, después de una larga vida de triunfos entre guitarras, pianos y orquestas, a las cuales dirigió y encausó, nos legó al morir más de 300 obras musicales, las cuales atesoramos en nuestro rico patrimonio cultural que siguen escuchándose hasta nuestros días. Por lo que significó su obra y relevancia de su trayectoria es que la Casa de la Trova de nuestra ciudad lleva su prestigioso nombre pero siempre manteniéndose y defendiéndose nuestros valores trovadorescos, los cuales forman parte hoy de nuestro patrimonio musical, donde se siguen cantando las obras de los grandes de la trova espirituana, que marcaron y pusieron un sello muy particular a la trova espirituana, reconocida no solo en el país sino que las mismas han trascendido nuestras fronteras.
Fuente
