Valle del Qadisha

Creación de «Ouadi Qadisha o Valle Santo y bosque de los cedros de Dios (Horsh Arz el-Rab)»
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
Site 0850 0004-500-333-20151104123506.jpg
PaísPlantilla:Líbano
Criterios(iii)(iv)
N.° identificación850
RegiónEstados árabes
Año de inscripción[[2012]] (? sesión)
Fecha de celebración1998 (XXII sesión)
Lugar de celebraciónZona central: 1720.2000 Ha

Uadi o Ouadi Qadisha (en español Valle del Qadisha), conocido como Valle Santo es un valle del Líbano identificado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. En él abundan monasterios cristianos maronitas únicos en Oriente Medio.Fue admás el escenario de uno de los primeros y más importantes asentamientos monásticos cristianos del mundo. Sus monasterios –antiquísimos en gran parte– se yerguen espectaculares en medio de un paisaje accidentado. En sus cercanías se encuentran los vestigios del gran bosque de cedros del Líbano, sumamente apreciados en la Antigüedad para la construcción de grandes edificios religiosos.

Dioses y cedros

Los primeros cristianos no lo tuvieron fácil. Rodeados de gobernantes hostiles ante la nueva religión, buscaron refugio en distintos lugares. El valle de Qadisha en el actual norte del Líbano, era ideal para ello. Se trata de un profundo valle de 35 kilómetros marcado por el río Qadisha, río sagrado para los arameos y santo para los cristianos. El Qadisha discurre por debajo del monte al-Makmal. Este monte alberga un bosque de cedros testigos de una época en la que este legendario árbol dominaba el país.

Cuevas

El valle alberga, además, multitud de cuevas donde los primeros cristianos encontraron un lugar ideal para meditar y para refugiarse. Es tal la tranquilidad y retiro que se respira, que santos sufíes compartieron lugar en su momento. Con el tiempo, las cuevas dejaron paso a los monasterios de piedra, que se encuentran entre los más antiguos del mundo cristiano. Pertenecen principalmente a los maronitas, una rama del cristianismo adherida al catolicismo, pero con sus propias normas. En el siglo XVII, el valle atrajo a intelectuales y artistas por su visión piadosa de la vida. Más de mil cuevas horadan el Valle Santo en distintos puntos. Algunas como la de Aassi fueron utilizadas mucho tiempo antes de los cristianos, en el Paleolítico. Fue en el primer milenio cuando progresivamente los cristianos llegaron al valle. Cultivaban en terrazas y meditaban en cuevas. Comunidades de antioquenos, melquitas, nestorianos, armenios y etíopes se hicieron un hueco en el Valle Santo. Por encima de ellos gobernaron los maronitas, que hoy suponen el 22% de la población libanesa. Llegaron en el siglo VII perseguidos por otras comunidades cristianas y los primeros musulmanes. En el siglo X se intensificó su presencia tras ser expulsados del monasterio de Maron. Lo hacen principalmente en el monasterio de Qannubin, que se convierte en el centro de valle. El origen de este monasterio no está claro por falta de trabajo arqueológico, pero lo relevante es que el patriarcado maronita se estableció aquí definitivamente en el siglo XV. Antes, Qannubin había resistido ataques constantes, sobre todo de los mamelucos. Estos musulmanes intentaron en vano conquistar el Valle Santo para avanzar hacia Trípoli, donde les esperaban los Cruzados.

Un toque de su História

La historia del cedro viene de muy atrás. La madera de este árbol ha sido apreciada por muchas civilizaciones. Fue utilizada en los templos de Jerusalén, aparece en la epopeya de Gilgamesh y es nombrado 103 veces en la Biblia. Para entender la influencia del cedro en el Líbano solo hay que mirar su bandera, donde se encuentra presente. Ya en el siglo VI su deforestación empezó a ser un problema, pero se siguió utilizando incluso en las primeras vías del tren. En 1876, la conciencia sobre su escasez creció y se amuralló una zona en lo alto de Valle Santo para proteger a los retoños del ganado. Actualmente hay 375 ejemplares. Algunos de ellos tienen más de mil años y dos tienen más de 3.000. Los más grandes tienen 35 metros de altura y 14 de ancho. El Valle Santo se encuentra entre las ciudades de Bcharri y Tourza, siendo la primera la más preparada para el turismo. Para llegar a ella hay que ir a Trípoli. Desde aquí, una carretera serpenteante nos lleva a la parte superior del valle. Hay muchas rutas de trekking por la base del valle en las que se visitan monasterios. La señalización no es la mejor y es conveniente llevar guía. También es posible visitar el bosque de los cedros, que está a 1.900 metros de altitud. Eso sí, por su elevado nivel de protección lo de hacerlo con guía aquí es obligatorio. El Valle Santo es bonito en cualquier momento del año, pero en invierno suele nevar y los paisajes son inigualables. El único pero es el exceso de construcciones que ha habido en las últimas décadas, aunque afortunadamente la situación parece estar más controlada.

Monasterios cristianos

El Uadi Qadisha es el sitio donde se sitúan algunas de las comunidades monásticas más antiguas de Oriente Próximo. Las cuevas naturales del valle, que estaban dispersas y eran de difícil acceso, proporcionaban a los monjes y eremitas las condiciones de aislamiento suficientes para vivir la devoción, soledad y contemplación cristiana. Muchas de las cuevas e irregularidades en los precipicios eran adaptadas como viviendas o celdas individuales y capillas, y los monasterios y otros edificios fueron posteriomente excavados en las caras de los precipicios del valle. Algunos tienen frescos en su interior o fachadas labradas en piedra. Junto a las cuevas, se construían terrazas para que los eremitas cultivaran cereales, vides u olivos. Si bien hay numerosos monasterios en el valle, hay varios complejos monásticos principales:

  1. Monasterio de Nuestra Señora de Qannubin
  2. Monasterio de San Antonio de Qozhaya
  3. Monasterio de Mar Sarkis
  4. Monasterio de Mar Lishaa

Fuentes