Parque nacional de Peneda-Gerês

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Parque nacional Peneda-Gerês
Información sobre la plantilla
Institución con sede en Bandera de la República Portuguesa Portugal
Parquenacilpeneda.jpg
Fundación:8 de mayo de 1971
Tipo de unidad:Parque nacional
País:Bandera de la República Portuguesa Portugal
Dirección:Situado en el noroeste de Portugal

El Parque nacional Peneda-Gerês se creó el 8 de mayo de 1971 debido a su interés científico nacional e internacional, con objeto de proteger el suelo, el agua, la flora, la fauna y el paisaje y preservar al mismo tiempo su valor para los recursos naturales y humanos existentes. Otros objetivos del parque son el turismo y la educación.

Descripción

En el extremo noroeste de Portugal, entre el Alto Miño y Trás-os-Montes, la Sierra de Peneda, junto con la sierra de Gerês, constituyen la única área protegida portuguesa declarada Parque Nacional. Es una zona donde la actividad humana se integra de forma armoniosa en la Naturaleza, preservando valores y tradiciones muy antiguas presentes en las aldeas comunitarias de Pitões das Júnias y Tourém. Se extiende por los municipios de Melgaço, Arcos de Valdevez, Ponte da Barca, Terras de Bouro y Montalegre. Tiene un área de 702,9 km², de los cuales 52,75 km² son propiedad pública, 194,38 km² propiedad privada y los restantes 455,77 km² son bien comunal.

El parque comprende una cordillera de montañas: Laboreiro, Peneda, Soajo, Amarela, Gerês y Pisco; que forman una barrera entre las llanuras de la costa en el oeste y las mesetas en el este. Los montes más altos son el Nevosa (1545 m) y el Sobreiro (1538 m), que se encuentra en la frontera con Galicia, por lo que estas montañas se extienden por Galicia en la zona que se llama Xurés o Xerés.

Una importante particularidad del paisaje es la constante presencia del agua. Son muy comunes los arroyos y las cascadas en las laderas de los montes y el parque está atravesado por varios ríos, a saber: el Cávado, el Lima, el Homem, el Rabagão, el Laboreiro y el Arado. Existen embalses en la mayoría de ellos: Alto Rabagão, Paradela, Caniçada, Vilarinho da Furnas y Lindoso.

Los pocos pueblos de las tierras altas están situados junto a terrenos de siembra. Los bancales, utilizados para aprovechar al máximo los escasos terrenos, junto con las casitas tradicionales de paredes de granito y tejados típicos, moldean un paisaje donde se nota la indeleble, pero a la vez armoniosa, mano del hombre en algunas de las aldeas más aisladas, como Pitões das Júnias o Ermida.

Las tierras altas tienen una temperatura media de unos 10 °C, variando entre los 4 y los 14 °C. Las precipitaciones son de 2500 mm/año, con más de 130 días de lluvia al año. La nieve suele caer en invierno. Los valles de los ríos Homem y Cávado gozan de un clima bastante más suave, con temperaturas entre los 8 y los 20 °C y una media de 14 °C. La precipitación aquí es de 900 mm y unos 100 días de lluvia al año.

Flora y fauna

Una vegetación exuberante con distintos tonos de verdes cubre las sierras, destacando un bosque de acebos, único a nivel nacional, y especies endémicas como el lirio de Gerês, brezo, aliagas, retamas y enebro, que alegran los campos con sus tonos azul-violáceos. Los terrenos, muy montañosos, son cruzados por ríos y riberas que corren rápidamente y se precipitan en cascadas, encontrando la placidez en las albuferas de embalses como la Caniçada, Vilarinho das Furnas o Portela do Homem. Los paisajes son deslumbrantes.

Los ejemplares más comunes son las variedades de roble (Quercus robur, Quercus pyrenaica, roble portugués), loro, acebo, madroños y abedules. Además podemos encontrar junto a los ríos tejos y abedules. Algunos bosques, como el de Albergaria y Cabril se conservan muy bien.

Al acercarnos a las cimas de las montañas la vegetación se hace más escasa. Esto se debe a que el clima es más duro y a que hay más presencia del hombre desde mediados del siglo XX. El maíz es el producto más importante de la agricultura local.

Encontramos en el parque un corzo (símbolo del Parque) o su depredador, el lobo ibérico. También son comunes los “garranos”, pequeños caballos salvajes que corren libremente por los montes. Probablemente, también encuentre bueyes de raza barrosa y perros de Castro Laboreiro, de pelo oscuro que, al ritmo de las estaciones, guardan los rebaños, haga frío o calor.

Turismo y educación

El parque trata de animar el turismo y de controlarlo al mismo tiempo, ya que la naturaleza del parque no resistiría una entrada masiva de turistas. Según esto, hay seis pequeños sitios de acampada y varias rutas de senderismo señalizadas, lo cual hace que sea bastante fácil encontrar la mayor parte de los lugares interesantes, como los castros de Castro Laboreiro y Calcedónia o el monasterio de Pitôes das Júnias. La ruta de Mézio es una de las más recomendadas para observar algunas de las bellezas locales.

Los lugares más visitados son los que se hallan más cerca de las principales carreteras. Muchos son emblemas de la religiosidad de los portugueses del norte, como por ejemplo los santuarios Nossa Senhora da Peneda, São Bento da Porta Aberta y Bom Jesus do Monte. Otros, en cambio, albergan hórreos, tradicionales construidos de granito y/o madera, como el conjunto de Soajo y Lindoso, conocidos como espigueiros (del portugués espiga) o canastros. Quizás las dos atracciones más conocidas y por ende visitadas son las numerosas cascadas, en especial la que hay cerca de la antigua estación fronteriza de Portela do Homem y la del pueblo Vilarinho das Furnas, cada vez que la presa del lugar contiene poca agua. Además, la cercana Universidade do Minho colabora en varios estudios científicos y en investigaciones geológicas y biológicas.

Fuente