Pedro de Viscarra
|
Sumario
Antes de ser gobernador
En ocasiones, en medio de la violencia imperante, tomó las armas. En 1554, participó en la resistencia de los vecinos de León (Nicaragua) contra las incursiones del "aventurero" Juan Gaitán, que se había revelado en Guatemala contra la autoridad real. Durante esa resistencia fue herido gravemente en un brazo. Aparece después en Quito como parte de las fuerzas que se organizaban para combatir al rebelde Hernández Jirón. Fue relator de la Real Audiencia de Guatemala hasta su clausura temporal en 1564. Ese mismo año regresó a España, enviado para hacer antesala frente a las autoridades metropolitanas para pedir la reapertura del tribunal. En su travesía, en Canarias, fue acusado de transportar oro sin declarar, percance que, aparentemente, superó sin problemas.
Por 1572, tras 12 años de trámites, el Consejo de Indias accedió a la reapertura de la Real Audiencia de Guatemala y decidió enviar a Viscarra como Relator de la Real Audiencia de Lima, lo que en la práctica era un ascenso. Se desempeñó en el tribunal limeño hasta que el virrey, en 1590, lo destinó como justicia mayor de Chile.Primer gobierno de Chile
El 30 de julio de 1592 Sotomayor se embarcaba en Valparaíso. Frustrado por los pocos medios con que contaba para emprender la guerra de Arauco, abandaba el mando colonial en sus manos. Se dirigió a Perú en busca de refuerzos, persuadido de que antes de cinco meses estaría de vuelta en Chile con algunos auxilios que le permitieran sacar buen partido de la próxima temporada operaciones: el verano. Dejó como gobernador interino a Viscarra.
En Lima ya esperaba para dirigirse a Chile un nuevo gobernador nombrado por Felipe II de España; el después desafortunado Martín Óñez de Loyola, por lo que el interinato de Viscarra duró apenas dos meses. El 6 de octubre el gobernador propietario era recibido por el cabildo de Santiago.Segundo gobierno de Chile
Se debe acotar que el recién muerto gobernador lo había descrito en una carta como un funcionario honrado, pero tan viejo y achacoso, que los litigantes lograban en los juicios manipularlo sin mayor dificultad. Viscarra dispuso de la inmediata partida de una corta columna de refuerzo a las ciudades del sur, bajo el mando del capitán Alonso Cid Maldonado. Envió al capitán Luis Jufré con mensajes desesperados a Lima, pidiendo socorros. El 12 de enero de 1599, el propio Viscarra partía al sur al mando de alguna tropa. Diez días después llegó a Concepción, donde se dedicó a organizar la resistencia de los diversos fuertes. Partió por tapiar todas las bocacalles de la ciudad. El 7 de abril de 1599, el gobernador Viscarra salió enérgicamente de Concepción al mando de 80 soldados y sorprendió un cercano campamento indígena en Quilacoya, que amenazaba unos lavaderos de oro. Murieron 100 mapuches y 40 fueron hechos prisioneros, mientras que el resto de la tropa indígena huía en desbande. El gobernador ordenó que los prisioneros de Quilacoya fueran marcados en la cara con un hierro al rojo, al tiempo que decretaba que todos los mapuches sorprendidos en posesión de armas fueran convertidos en esclavos. A estas alturas ya habían muerto 200 españoles desde el Desastre de Curalaba. La cifra, que puede parecer menor en el contexto de una guerra, representaba un tercio de todos los colonos de la zona en conflicto. El 17 de abril, Viscarra enviaba su diagnóstico a Lima: "Si se dilata este mes el socorro que de V.E. se espera, está en evidente contingencia rebelarse todos los indios de ambas y de todo el reino y ser necesaria nueva conquista".
El 28 de mayo llegaba a Concepción el nuevo gobernador, Francisco de Quiñónez, enviado por el virrey Luis de Velasco con un refuerzo de 130 hombres. Al día siguiente Quiñonez asumió en propiedad y tomó la dirección de la guerra.