Proceso afectivo (Psicología)

Alteraciones de la conciencia
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Concepto:La alegría, la tristeza, la cólera, el miedo, son distintos estados afectivos y, por lo tanto, diferentes formas de sentir provocadas por los objetos situaciones, fenómenos, personas, etc. con los cuales se relaciona e interactúa el hombre en su actividad cotidiana.

Proceso afectivo El hombre reacciona de formas muy disímiles frente a lo que le rodea e incluso frente a sus propias acciones. Por otra parte, ante un mismo objeto, estas reacciones afectivas son generalmente muy variadas entre las diferentes personas, mientras que unas se alegran, algunas se entristecen, otras sienten miedo y otras, admiración.

Afectivo

La alegría, la tristeza, la cólera, el miedo, son distintos estados afectivos y, por lo tanto, diferentes formas de sentir provocadas por los objetos situaciones, fenómenos, personas, etc. con los cuales se relaciona e interactúa el hombre en su actividad cotidiana. La enfermedad, por ejemplo, está descrita en la literatura médica, pero en los enfermos hay una gran variedad, tanto con respecto a sus síntomas particulares, como en sus formas de reaccionar afectivamente frente a la enfermedad, el personal que lo atiende y el tratamiento.

Base fisiológica del proceso afectivo

El proceso afectivo, al igual que cualquier fenómeno psíquico, surge sobre la base de la actividad del cerebro frente a las variaciones del medio social. La información que llega a la corteza cerebral, a partir de la estimulación de los receptores, origina en esta un proceso de excitación que se generaliza en distintos centros subcorticales y llega desde allí, por vía aferente, a los diversos órganos del cuerpo, tales como glándulas, músculos, corazón, estómago, etc. Esto provoca diferentes reacciones como aumento de adrenalina en sangre, taquicardia, contracción muscular, enrojecimiento de la cara, sudación y otras muchas manifestaciones fisiológicas que suelen acontecer durante la afectividad y que se relacionan, por supuesto, con la intensidad y la significación que tiene el estímulo para el sujeto concreto. Se conoce que en el proceso emocional desempeñan un importantísimo papel los centros subcorticales y, en especial, el sistema hipotálamo-límbico y la formación reticular.
Por tensiones emocionales, se pueden producir estados de hipertensión arterial, asma bronquial, distintas afecciones de la piel, etc. Existe una gran variedad de entidades médicas conocidas como funcionales por el médico internista, las cuales tienen en su base estados emocionales mantenidos. Se les da ese nombre porque en ellas no se evidencian afecciones en órganos ni aparatos, sino que se trata del funcionamiento inadecuado de estos.
Un ejemplo de lo anteriormente explicado se puede encontrar en el llamado síndrome de adaptación, descrito por Selye en 1956 ante el estrés o tensión emocional. Dicho síndrome se caracteriza por un cuadro de reacción de la médula suprarrenal, y la actividad posterior de la corteza suprarrenal, debido a la estimulación provocada por la hormona de la hipófisis anterior. Esto tiene lugar ante una alarma, y sirve de respuesta emergente al organismo para resistir la tensión y responder más enérgicamente frente al estímulo externo que desencadenó el proceso. Cuando este estado de emergencia se mantiene o se prolonga demasiado, se produce el agotamiento neuroendrocrino con graves consecuencias para la salud del individuo.

Estados afectivos

Los estados afectivos reflejan la relación que existe entre las necesidades y motivaciones, los deseos y aspiraciones del hombre, por una parte, y por otra los objetos y fenómenos que lo rodean y satisfacen o impiden la satisfacción de sus necesidades.
Los procesos afectivos expresan el valor, el significado y la importancia que las cosas adquieren para el individuo. Estos valores se forman a lo largo de la vida personal como consecuencia de las experiencias y el aprendizaje social del hombre, de acuerdo con su ideología y su personalidad.
La afectividad influye, penetra, se difunde por toda la vida psíquica del sujeto y tiñe con un rico colorido la totalidad del campo de la conciencia humana. Cualquier proceso intelectual o volitivo se desarrolla, necesariamente, sobre un fondo de sentimientos, los cuales constituyen, sin lugar a duda, los aspectos más profundos de la conciencia, los más difíciles de verbalizar totalmente, los más dinámicos y motivadores de la conducta y el pensamiento.
Las cualidades de la vida afectiva pueden variar incesantemente. De este modo, se modifica la intensidad y aun el carácter peculiar del sentimiento total; pero la vida afectiva jamás desaparece, pues es el reflejo en el cerebro humano de sus relaciones vitales, de las relaciones de cada hombre en particular con sus peculiaridades y deseos, con los objetos y fenómenos del medio en que vive, objetos y fenómenos del medio social tienen para cada hombre específico un valor determinado, un significado.

Cualidades básicas de los estados afectivos

Teniendo en cuenta la infinita variedad de situaciones que existen y en las que la persona puede verse envuelta socialmente, podría parecer quizás algo imposible pretender analizar las cualidades generales que pueden poseer los diferentes estados afectivos, determinados necesariamente por las situaciones específicas en que cada persona se encuentra, por su experiencia anterior y su personalidad.
Sin embargo, es posible destacar las siguientes cualidades básicas de los estados afectivos si se considera la relación de ellos con la satisfacción o insatisfacción de las necesidades, los deseos y las aspiraciones del sujeto.

ESTADOS AFECTIVOS POSITIVOS Y NEGATIVOS

Se consideran estados afectivos positivos aquellos que reflejan la satisfacción de las necesidades del hombre, y estados afectivos negativos, cuando expresan su insatisfacción. A continuación se exponen algunos ejemplos de estados afectivos positivos y negativos.

  1. El estudiante, que tras un gran esfuerzo intelectual, aprueba un examen difícil, evidencia un estado afectivo de alegría, de felicidad, que varía en intensidad según el esfuerzo realizado y la preocupación que dicha prueba causara previamente en él. Su estado afectivo puede ser clasificado indiscutiblemente como positivo, pues expresa la satisfacción que le produce el cumplimiento de sus deseos mediante su esfuerzo personal.
  2. En esa misma situación, otro estudiante, que suspenda el examen, sufre un estado afectivo negativo, que puede variar igualmente en intensidad desde la tristeza hasta la desesperación o la angustia, lo cual depende, por supuesto, del esfuerzo realizado y de la significación que el estudiante atribuya a dicho suspenso. El estado afectivo refleja, en este caso, la insatisfacción-frustración de los intereses y necesidades del joven estudiante.
  3. El joven enamorado, que es correspondido en su afecto, experimenta un estado afectivo positivo que lo puede llevar desde la alegría hasta el éxtasis de felicidad, según la importancia y el valor que para él tenga ese éxito. El joven, que no es correspondido amorosamente, sufre un estado afectivo negativo que varía igualmente en intensidad según lo que dicho fracaso represente en su vida personal.

Las experiencias del ser humano suelen ser extraordinariamente complejas, y reflejan estados afectivos que no siempre pueden ser reducidos, de forma simple, a la satisfacción o insatisfacción de una necesidad específica. En estos casos, el estado afectivo se clasifica de dual o ambivalente.

Estado afectivo dual o ambivalente

Son estados complejos en los que la satisfacción y la insatisfacción coexisten simultáneamente en contraposición polar. De este modo, la afectividad se mueve en ellos del placer al dolor, de la excitación a la calma, de lo agradable a lo desagradable, del amor al odio, o viceversa. A continuación se describen dos ejemplos de estas complejas modalidades afectivas.

  1. Un estudiante de biología, que tiene que realizar la vivisección de un animal para estudiar la fisiología del aparato digestivo, afectivamente se encuentra motivado por el deseo de aprender, y al mismo tiempo le puede resultar penoso realizar dicha operación, por lo que su estado afectivo es dual.
  2. Una joven se encuentra entusiasmada ante la idea de participar en un trabajo investigativo que requiere su presencia durante varios meses en un lugar apartado, pero que resulta de gran importancia para su formación profesional. La joven afectivamente se mueve entre la alegría de dicha posibilidad y la pena de tener que separarse de su esposo e hijo pequeño durante esa etapa de su trabajo. En ambos casos nos encontramos ante estados afectivos ambivalentes o duales.

Sorpresa

En ocasiones, el hombre sufre un estado afectivo de orientación primaria o indeterminación afectiva frente a un objeto desconocido e incomprendido por él. Cuando el hombre se enfrenta con algo que no sabe cómo relacionar con sus necesidades básicas, es decir, desconoce si resultará beneficioso o dañino a su persona, se produce un estado afectivo llamado sorpresa, que se caracteriza por ser poco estable y asociarse al interés, la curiosidad y el asombro.
Esta cualidad afectiva de sorpresa tiende a derivar hacia estados afectivos positivos o negativos en cuanto se relaciona el objeto en cuestión que lo provoca, con la satisfacción o insatisfacción de nuestras necesidades.
Un ejemplo de sorpresa es cuando un sujeto con muy poca cultura médica entra en la consulta de un médico, donde se encuentra, además del esperado escritorio con sus sillas, un equipo de ultrasonido. La primera impresión del paciente es de sorpresa, pues no sabe la relación que dicho aparato puede tener con sus necesidades de salud; no sabe, además, si resulta doloroso o molesto para él entrar en relación con dicho equipo. La curiosidad y el asombro cederán rápidamente ante cualquier explicación del médico que resuelva el desconocimiento del paciente con respecto a su relación específica con el instrumento.

Fuentes

Nuñez de Villavicencio. Psicologia de La salud. Ciudad de La Habana , 2 0 0 1. Ed. Ciências Médicas. Formato PDF
Colectivo de autores. Proceso afectivo. Ciudad de La Habana , 2001. Ed. Ciencias Médicas. Formato PDF