Spilocae oleagina

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Repilo del olivo
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SPILOCAEOLEAGINA.jpg
Hongo biotrófico, específico de olivos, que pertenece a la clase Ascomicete. Posee micelio inmerso en la epidermis foliar, conidióforos erumpentes y conidia bicelular pardo oscura.
Agente transmisor:Spilocae Oleagina
Región de origen:Mediterráneo
Forma de propagación:Época de lluvia

Spilocaea oleagina. Enfermedad fungosa conocida con el nombre Repilo del olivo que produce colonias subcuticulares. El daño que ocasiona es la muerte súbita de las ramas pequeñas, defoliación de las ramas y finalmente disminución de la cobertura foliar.

Distribución

El repilo es una enfermedad producida por el hongo Cycloconium oleaginum y está considerada como la micosis del olivo más extendida en todas las regiones de España y en el resto de los países olivareros. La consecuencia más importante la constituye la intensa defoliación del arbolado, con el consiguiente debilitamiento y la disminución de la productividad. Ampliamente distribuido en la región mediterránea, y en las mayores áreas de crecimiento de olivos aceiteros del mundo.

Síntomas

Las especies de olivos productores de aceite son mayoritariamente infectadas. Produce manchas en las hojas (de 2,5 a 12,5 mm de diámetro). Es una enfermedad con síntomas en el haz de las hojas.

Primeramente pasa desapercibido, después aparecen lesiones apenas detectables, más tarde se extienden formando manchas marrón oscuro, circulares, la mayoría de ellas anulares que se vuelven ligeramente aterciopeladas y suelen estar rodeadas por halos concéntricos amarillos o marrón claro.

En el envés puede verse como el nervio central está manchado de negro a trazos discontinuos. El patógeno puede infectar los peciolos de los frutos, provocando la caída de los frutos, también daños directos sobre las drupas.

Las hifas infectivas entran en la hoja mediante penetración y degradación enzimática de la cutícula, después crecen paralelas a la superficie foliar como micelio ramificado subcuticular, hialino, septado.

Las colonias permanecen localizadas en una capa cutinizada de la pared celular hasta que el tejido de la hoja se descompone. Esto provoca la caída prematura de las hojas.

Daños

La consecuencia de esta enfermedad es la gran caída de hojas aun verdes por la afección en la zona del pedúnculo; esto se produce especialmente en la zona baja del árbol, que es la más dañada por la enfermedad.

Puede afectar solamente a la hoja, o también a la zona peduncular del fruto provocando su caída, e incluso al propio fruto, pero este último caso es mucho más raro. Ocasiona muerte súbita de las ramas pequeñas, defoliación de las ramas y finalmente disminución de la cobertura foliar.

Ciclo

Spilocaea oleagina puede crecer a lo largo del año en sus hospedadores perennes. El inóculo para la infección primaria suele venir de las manchas productoras de esporas en las hojas que han pasado el invierno en los árboles.

Los conidios formados en esas manchas pueden ser viables durante varios meses. Cuando se separan de sus conidióforos, sin embargo, los conidios pierden su capacidad de germinación en menos de una semana. Los conidios son normalmente transportados mediante el agua de lluvia. La infección tiene lugar dentro de un amplio rango de temperaturas donde el óptimo está entre 18 - 21°C.

Repilo en hojas de olivo

Veranos cálidos, secos y períodos sin lluvias, son factores que limitan el desarrollo de la enfermedad. Existen períodos principales de infección: durante el otoño e invierno o en primavera y principios de verano o en ambas estaciones, dependiendo de las condiciones locales y del crecimiento estacional de los árboles.

Control

La poda y el control químico previsto son las principales medidas. El control químico incluye la aplicación de fungicidas antes y durante las estaciones principales de infección.

En muchas áreas con clima mediterráneo seco, se recomiendan tres pulverizaciones (al final del invierno, final del verano y finales de otoño). El número y el tiempo de las aplicaciones varían considerablemente de acuerdo con las condiciones locales y estacionales.

Lucha química

Los momentos óptimos de tratamiento corresponden a los dos periodos clásicos del final del verano o principios de otoño y de final de invierno. En variedades sensibles o zonas endémicas, con infecciones de repilo en verano elevado (más del 30-40% de hojas infectadas), es necesario tratar antes que se produzcan lluvias de final de verano o inicio de otoño y repetir este tratamiento en la primavera siguiente.

Si la infección de verano fuera baja (menos del 10% de hojas afectadas), el tratamiento puede demorarse hasta la aparición de nuevas manchas esporuladas en las hojas y con sólo esta aplicación suele ser suficiente para prevenir la enfermedad.

Dado que los tratamientos son preventivos, es necesario mojar con el caldo fungicida muy bien toda la masa foliar del árbol y preferentemente las zonas bajas e interiores, que es donde más frecuentemente se desarrolla la enfermedad.

Productos fungicidas: Caldo Bordelés, Oxicloruro de Cobre (50% Cu), Oxicloruro de Cobre (37,5%) y Zineb (15%) , Oxido cuproso (50% Cu), Captan, Captafol, Ziram, Benomilo (sistémico con propiedades curativas), etc.

Hay algunas medidas que pueden contribuir a la eficacia de la lucha contra el repilo y que conviene tener presentes:

a) No utilizar atomizadores ni sistemas de pulverización que produzcan gotas muy pequeñas. Una presión de trabajo recomendable es la de 40 atmósferas a la salida del tanque.

b) En tratamientos anteriores a la recolección, en otoño, no es aconsejable utilizar productos fungicidas que contengan carbamatos (zineb, maneb, etc), para evitar problemas de residuos en el aceite. El plazo de seguridad en los productos cúpricos es de 15 días.

c) No realizar tratamientos en verano, excepto en zonas muy húmedas, ya que en esta época el hongo está inactivo y conviene ahorrar productos y reducir gastos.

d) Procurar, mediante la poda, formar copas de olivo bien ventiladas.

e) No abusar de los abonos nitrogenados, tanto químicos como orgánicos.

Fuentes