Trematodiasis de transmisión alimentaria

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Trematodiasis de transmisión alimentaria
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Trematodiasis de transmisión alimentaria: Se producen después de comer pescado crudo o poco cocido, crustáceos o verduras contaminadas con huevos de gusanos trematodos. Estas infecciones son más comunes en el este de Asia y en Sudamérica.

Origen

La trematodiasis de transmisión alimentaria se origina, sobre todo, tras el consumo de pescado crudo (sushi, pescado ligeramente salado o fermentado, en escabeche y ahumado) u otro alimento de agua dulce infectado crudo o en mal estado. Pero la causa también puede ser la contaminación cruzada durante la manipulación de alimentos. Por este motivo, una de las medidas de prevención consiste en adoptar hábitos de higiene adecuados. La profilaxis consiste en cultivar verduras en aguas libres de contaminación fecal animal, evitar la ingesta de verduras crudas o filtrar el agua de bebida. En el caso del pescado, la medida más útil pasa por realizar una cocción adecuada antes de consumir.

Síntomas

Los síntomas de trematodiasis de transmisión alimentaria son muy variados, pero destaca la afectación del aparato digestivo (especialmente el hígado) y el aparato respiratorio. Otro tipo de trematodos infectan al ser humano a través del aparato urinario o de la piel. Aunque los síntomas pueden ser leves (diarreas o malestar general), pueden complicarse gravemente y producir alteraciones sistémicas importantes.

  • La parasitosis aguda por Opisthorchis spp o Clonorchis sinensis puede ser asintomática en infecciones leves, pero pueden aparecer síntomas clínicos como fiebre o dolor en el cuadrante superior derecho cuando hay altas cargas parasitarias debido a la obstrucción de la vesícula biliar por el gusano. La parasitosis crónica por O. viverrini o C. sinensis resultante de episodios prolongados de reinfestación a lo largo del tiempo puede ser muy grave, ya que se presenta con inflamación crónica que provoca fibrosis de los conductos y la destrucción del parénquima hepático adyacente. Estos cambios pueden provocar un colangiocarcinoma, es decir, un cáncer de las vías biliares grave y a menudo letal. Por esta razón, tanto O. viverrini como C. sinensis están clasificados como agentes carcinógenos. Los datos sobre parasitosis crónicas por O. felineus son escasos, y este parásito no está clasificado como agente carcinógeno.
  • La fascioliasis consiste en un período de incubación asintomático tras la ingesta del parásito que luego seguido de una fase clínica aguda y crónica. La fase aguda de la parasitosis por Fasciola comienza cuando los gusanos inmaduros penetran en la pared intestinal y el peritoneo y luego perforan la superficie hepática y se desplazan hacia los conductos biliares. Este proceso provoca la destrucción de las células hepáticas y causa sangrado interno. Los síntomas pueden incluir fiebre, náuseas, hinchazón del hígado, erupciones cutáneas y dolor abdominal intenso. La fase crónica comienza cuando los gusanos llegan a los conductos biliares, maduran y comienzan a producir huevos. Estos óvulos se liberan en la bilis y luego llegan al intestino antes de ser evacuados en las heces
  • Las primeras etapas de la paragonimiasis pueden ser asintomáticas. Una vez que los gusanos alcanzan los pulmones, los síntomas pueden ser significativos e incluir una tos crónica con esputo sanguinolento, dolor torácico, disnea y fiebre, y pueden provocar complicaciones como derrame pleural y neumotórax. Los síntomas y signos pueden confundirse con los de la tuberculosis, y deben considerarse en los pacientes con presunta tuberculosis que no responden al tratamiento. La paragonimiasis ectópica también es frecuente, sobre todo la paragonimiasis cerebral. Los síntomas asociados con este tipo de paragonimiasis son: dolores de cabeza, discapacidad visual, convulsiones epilépticas y hemorragia cerebral.

Diagnóstico

Las trematodiasis alimentarias se diagnostican en función del cuadro clínico, los antecedentes de factores de riesgo relevantes (consumo de pescado y crustáceos crudos, plantas de agua dulce sin cocinar), la detección de eosinofilia y hallazgos típicos en la exploración por ultrasonido, la tomografía computarizada (TC) o las imágenes obtenidas mediante resonancia magnética (RM). La confirmación del diagnóstico se realiza mediante diferentes técnicas.

  • Técnicas parasitológicas de detección de huevos en muestras de heces para la clonorquiasis, la opistorquiasis y la fascioliasis, y microscopía directa de frotis de esputo para la paragonimiasis. Estas son las técnicas más utilizadas y tienen baja sensibilidad cuando la parasitosis es leve, pero son precisas si los microscopistas están bien capacitados, aunque puede resultar difícil diferenciar morfológicamente los huevos. Se recomienda preparar dos frotis con el método Kato-Katz.
  • Técnicas inmunológicas para detectar anticuerpos específicos del parásito en muestras de suero o antígenos específicos del parásito en muestras de suero o heces. Estas técnicas pueden ser más sensibles, pero la detección de anticuerpos no distingue entre infecciones actuales, recientes y pasadas. Puede haber algunas reacciones cruzadas con antígenos de otros trematodos.
  • Las técnicas moleculares como la reacción en cadena de la polimerasa también pueden ser de alguna utilidad y actualmente se encuentran en etapas experimentales.

Tratamiento, prevención y control

El control de las trematodiasis de transmisión alimentaria tiene como objetivo reducir el riesgo de infestación y controlar la morbilidad conexa. Debe utilizarse un enfoque integrado de «Una salud» que vincule los ámbitos de la sanidad animal, la sanidad humana y el medio ambiente. Deben aplicarse intervenciones como la información, la educación y la comunicación sobre prácticas alimentarias seguras, la mejora del saneamiento y medidas veterinarias de salud pública para reducir las tasas de transmisión y el riesgo de infección.

Recomendaciones

Las trematodiasis de transmisión alimentaria tienen un importante impacto económico añadido, que está vinculado a las pérdidas en las industrias ganaderas y acuícolas debido a la disminución de la productividad de los animales, así como a las restricciones a las exportaciones y a la reducción de la demanda de los consumidores.

Fuentes