Alexia González Barros

Alexia González-Barros González
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Nacimiento7 de marzo de 1976
Madrid, Bandera de España España
Fallecimiento5 de diciembre de 1985
Pamplona, Bandera de España España
Causa de la muerteTumor en la columna
NacionalidadEspañola
PadresFrancisco y Moncha

Alexia González-Barros González. Fue una niña española, cristiana que está en proceso de beatificación. Murió a los 14 años a causa de un Tumor en la Columna vertebral.

Datos Biográficos

Infancia

Alexia González-Barros González nace en Madrid, el día 7 de marzo de 1971, en el seno de una familia cristiana, hija de Francisco y Moncha era más pequeña de los siete hermanos, dos de los cuales habían fallecido antes de que ella naciera. Fue educada en un clima de libertad, cariño y alegría.

Cursa estudios, desde los cuatro años hasta el momento de la enfermedad, en el colegio Jesús Maestro, de la compañía de Santa Teresa de Jesús, santa a la que profesaba una gran devoción.

Hace la Primera Comunión en Roma el día 8 de mayo de 1979 en la Cripta de la Iglesia Prelaticia de Santa María de la Paz, donde reposaban entonces los restos mortales del Fundador del Opus Dei, de quien era muy devota y cuyas enseñanzas fueron la base y el firme soporte de la formación espiritual. Puede decirse que fue un ejemplo de lo que monseñor Escrivá de Balaguer predicó toda la vida: la llamada universal a la santidad. En la audiencia papal del 9 de mayo de 1979, Alexia se acerca a su Santidad Juan Pablo II y recibe del Santo Padre la señal de la cruz y un beso en la frente.

Vivió comontantas chicas de esta edad: estudiaba, hacía planes con las amigas, veraneaba con la familia y los abuelos. En uno de esos viajes familiares, peregrinó con los padres y hermanos a Tierra Santa. Estuvo en Belén, donde se cumplió una de sus grandes ilusiones.

Ilusiones: besar el lugar donde nació Jesús.

Era una chica normal, con los mismos gustos y aficiones que sus compañeras de clase

Hasta el momento de su enfermedad, su vida es como la de cualquier otra chica de su edad: el colegio, sus amigas, sus aficiones (cine, deporte, lectura, música), su vida familiar. Quienes la conocieron ponen de relieve su buen carácter, su alegría, la importancia que daba a la amistad y su profunda fe. También hablan del cariño que sentía por sus padres y hermanos y de cuánto agradecía la formación que había recibido de ellos.

Destaca en Alexia la devoción a su ángel de la guarda, al que trató siempre con una gran confianza, hasta el punto de ponerle nombre, porque no quería "llamarle Custodio como todo el mundo". Decide llamarle Hugo, porque, según afirmaba, "es un nombre perfecto para un custodio". A partir de entonces, se sabe que lo invoca con frecuencia, y durante su enfermedad comenta a los que la rodean lo mucho que Hugo su Ángel de la guarda, la acompaña y ayuda.

Desde muy pequeña -y por propia iniciativa- cada vez que hacía una genuflexión ante el sagrario, decía: "Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras". Este deseo sincero le permite afrontar con espíritu cristiano la dura enfermedad que irrumpe en su vida.

Los que la conocieron coinciden: Alexia tenía un temperamento alegre y extrovertido, y un carácter decidido y resuelto. Era, al mismo tiempo, cariñosa y dulce; y muy buena amiga de sus amigas.

En lo humano fue una niña, y luego una adolescente, sencilla y espontánea, que sabía reconocer sus defectos y se esforzaba por superarlos.

Estaba muy unida a su madre, con la que tenía gran confianza, y con su padre, del que aprendió muchas virtudes humanas y cristianas.

Enfermedad

El día 4 de febrero de 1985, cuando aún no había cumplido 14 años, se le declara un tumor canceroso en las cervicales que, en poco tiempo, la deja paralítica. Sufre una ininterrumpida cadena de dolorosos tratamientos que hacen de los diez meses de su enfermedad un duro calvario.

Desde el primer momento aceptó plenamente su enfermedad ofreciendo su sufrimiento, sus limitaciones físicas, por la Iglesia, por el Papa y por los demás, consciente de tener entre sus manos un tesoro que administró con total generosidad hasta la propia renuncia: Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme, pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras. Su fortaleza, paz y alegría fueron constantes a lo largo de su enfermedad, como compendio de su fe, esperanza y amor, virtudes vividas ejemplarmente hasta el final de su vida, con dos últimas palabras dichas una y otra vez: más y sí. Más, para que le siguieran hablando de Dios y Sí, para asentir a lo que había sido su frase repetida constantemente desde muy niña : Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras.

Fallecimiento

Durante diez meses, sufre cuatro operaciones, una de ellas de diecisiete horas, soporta molestos aparatos ortopédicos, agotadoras sesiones de rehabilitación, tratamientos de radioterapia y quimioterapia, un importante dolor físico y la permanente inmovilidad. A pesar de todo esto, Alexia no pierde la paz y la alegría, y así ofrece su alma al Señor, "muy feliz, de verdad, de verdad, muy feliz", en la Clínica Universitaria de Navarra el 5 de diciembre de 1985.

Proceso de Beatificación

Mientras tanto, su fama de santidad iba creciendo entre personas de todo tipo. Uno de los grandes impulsores de su causa fue un religioso claretiano.

La Causa de Beatificación de Alexia fue introducida en la diócesis de Madrid el 14 de abril de 1993 y fue clausurada solemnemente el 1 de junio de 1994.

Su Causa fue abierta en Roma el 30 de junio.

El 11 de noviembre de ese mismo año se otorgó el Decreto de validez por la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, ante la cual se presentó la Positio el día 8 de mayo del Año Jubilar 2000.

Véase también

Fuentes