Aristeo

Aristeo
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Deidad
Religión o MitologíaMitología griega
País o región de origenGrecia Antigua

Aristeo . Hijo de Apolo y de la ninfa Cirene, que lo engendró en el lugar en que más tarde se alzó la ciudad que llevaría su nombre. Aristeo fue criado por las Ninfas, que le enseñaron a hacer leche cuajada, a criar abejas y a cultivar el olivo y la viña, oficios que más tarde Aristeo enseñó a los hombres. Se decía que inventó un método para extraer el aceite de los olivos y que fue el primero en mezclar el agua con la miel para obtener el hidromiel. Enseñó también a fabricar con la miel aromas y bálsamos contra las picaduras de insectos venenosos y a embalsamar los cadáveres. Amante de los viajes, Aristeo llegó hasta Tesalia, donde apacentó los rebaños de las Musas. De allí pasó luego a Beocia, donde se casó con Autónoe, una de las hijas de Cadmo, que le dio un hijo llamado Acteón. Después de la muerte de este, devorado por los perros como castigo por haber contemplado a Ártemis mientras se bañaba, Aristeo se dirigió a Arcadia y luego a Ceos, isla del Egeo, donde aconsejó a los habitantes sobre la manera de remediar una carestía que asolaba el país, y por último a Sicilia, Cerdeña y Tracia. Allí se enamoró de la ninfa Eurídice, y la persiguió con sus requerimientos amorosos. Sin embargo, la ninfa, que estaba a punto de casarse con Orfeo, no quería escucharle y un día, cuando intentaba huir del fogoso pretendiente, al atravesar un prado no vio una víbora, que la mordió, causándole la muerte. Las compañeras de la ninfa mataron, para vengarse, a todas las abejas de Aristeo, que, aconsejado por Proteo, tuvo que llevar a cabo numerosos y abundantes sacrificios para aplacar el espíritu de Eurídice. Inmoló cuatro toros y cuatro yeguas negras, y de las víctimas brotaron enjambres de abejas que le permitieron reconstruir sus colmenas. Un día Aristeo se desvaneció para reaparecer más tarde, según Heródoto, en Cízico, ocultándose de nuevo. Trescientos años después se supo que vivía en Metaponto, donde indujo a los habitantes a erigirle una estatua junto a la de Apolo. Según Plutarco, Aristeo poseyó el don de recuperar a voluntad su propia alma, que, al abandonar el cuerpo, tomaba la figura de un ciervo. El culto de Aristeo se difundió sobre todo en Sicilia, entre los pastores. Júpiter lo colocó entre las constelaciones, donde constituye el signo de Acuario.

Fuentes

Enciclopedia de la mitología. Escobedo, J. C. - 2011