Asentamientos en El Caney (Santiago de Cuba)

Asentamientos en El Caney
Información sobre la plantilla
Localidad de Cuba
EntidadLocalidad
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaSantiago de Cuba
 • MunicipioSantiago de Cuba
 • Fundación1515
Procedencia.JPG
Distrito El Caney

Asentamientos (El Caney. Santiago de Cuba). Los asentamientos que existieron en la localidad de El Caney se podían encontraban en las diferentes zonas de nuestra localidad como: La Batea, Los Pinos y San Fernando del Pozo que eran de tipo Protoarcaico, los de la Finca de Melo y el El Viso eran Agricultores; y Santa Teresa los Ciboneyes, se hallaron asentamientos franceses, en las estribaciones de la Sierra Maestra al este y oeste de Santiago de Cubaen la zona de (Villalón – en El Caney y La Gran Piedra).

Historia

La historia de nuestra cultura, necesariamente tiene que comenzar por el estudio de las comunidades aborígenes que a lo largo de seis mil años poblaron el archipiélago. En un proceso de asentamiento que permitió la convivencia en estas tierras de diversos grupos humanos con diferente estadío de desarrollo cultural.

Estos grupos han recibido diversas clasificaciones y nombres, los grupos de menor desarrollo, confinados a los manglares y cayos de la región más occidental; siboneyes o ciboneyes, hombres de cultura mesolítica, asentados en la región centro occidental , en la época de la Conquista y con un desarrollo cultural superior a los anteriores y los taínos, de más reciente establecimiento en Cuba y entre los cuales se distinguen dos grupos: los subtaínos, de más temprana llegada al archipiélago cubano y más expandidos (centro y oriente de la isla grande) y los taínos con mayor desarrollo cultural, los últimos en arribar al territorio (sur del extremo oriental de la isla, actual provincia de Guantánamo).

Se han encontrado evidencias de la existencia de comunidades indígenas que poblaron el territorio del Caney con una antigüedad aproximada de 1 000 años a.n.e; como son San Fernando del Pozo, La Batea, Los Pinos. En épocas posteriores también vivieron aquí otros grupos más desarrollados como los que se han denominado con los nombres Finca de Melo, Vivero de Santa Teresa, El Viso, muestra de esto es la tumba del cacique (Marcos Rodríguez), ubicada en la iglesia de El Caney.

Los Protoarcaico: esta cultura se remonta entre los 8 mil y los 10 mil años, proto significa más antiguo y arcaico llegó hace 8 mil años y 5 mil años, ya se encontraba en Cuba el hombre primitivo que vino del norte, la Florida, las Bahamas a Cuba del resto del Caribe)).

Clasificación

  • Recolectores – cazadores – pescadores: se les denominaba ciboneyes, en investigaciones realizadas y en el análisis realizado a los objetos encontrados arrojó que ya vivían en ese lugar 2 000 a.n.e, además de ser los habitantes más antiguos y fueron también los que se mantuvieron más tiempo en la isla, se puede afirmar que los ciboneyes habitaron en Cuba más de 3 500 años, aspecto guayabo blanco, cayo redondo y taínos.
  • Agricultores - ceramistas: fueron los que alcanzaron el nivel de desarrollo cultural más elevado practicaban la agricultura y la confección de objetos de barros, son de origen Arauco.

Instrumentos de trabajo

Conchas, piedras, canoas, botes de madera, redes, hilos, palos con pinchos.

Aspecto físico

Hombres de estatura mediana, piel de color chocolate amarillenta, ojos oscuros, cabellos negros, pelos lacios finos y sin rizar, hablar cadencioso (como sin cantaran) y frente muy ancha.

Vestidos y adornos

Andaban totalmente desnudos, solo las mujeres cazadas usaban pequeñas faldas de algodón llamadas “naguas”, sus cuerpos estaban cubiertos con plumas y piedras, fajas con incrustaciones de piedras de cuarcita y conchas talladas, collares confeccionados con vertebras de pescados, de cuencas de cuarcita, de conchas de caracol, pendientes de piedras y finamente tallados, usaban idolillos (amuletos protectores de tipo religioso).

Instrumentos musicales

Silbatos, flautas, tambores de madera, fotuto de cobo, maracas y el tintineo de los collares de caracoles de oliva.

Danza

Areito: se celebraba por diversos motivos, era una ceremonia colectiva en la que toda la comunidad se pone en función de agradar a los espíritus, celebración larga y compleja en la que la literatura oral en forma de declamaciones poéticas, historias místicas y las canciones, la danza con una complicada coreografía y en el que los danzantes llevan una rica ornamentación y el cuerpo lleno de dibujos, rostros con máscaras, vistosos adornos de cabeza (plumas atadas con cinta de algodón, orejeras y colgantes) y pulseras.

Cultivos

Cultivaban yuca, ñame, ají, malanga y maíz, comían tamarindos y albaricoques no así los mangos porque estos son originarios de la India, como dato curioso: Colón le decía calabaza a la Güira.
También se dedicaban a la pesca, en el mar o en agua dulce por varios procedimientos, la recolección de crustáceos y moluscos y la caza, practicada con arco y flecha o con dardos y propulsores, fueron importantes complementos para la subsistencia.

Conquista y colonización

Al producirse la conquista y colonización de la Isla de Cuba y con ello la fundación de la Villa de Santiago de Cuba en 1515, la región que ocupaba El Caney estaba poblada por aborígenes que se dedicaban a la agricultura y la cerámica.

Con la llegada de los conquistadores españoles a la isla y al darse cuenta los indios de las pretensiones y maltratos que les ocasionaban, se dispersaron en pequeñas tribus que estaban formadas en las costas, unos vagando por ásperos montes, otros viviendo de la inclemencia de otros y los menos acobardados se quedaron a convivir con los nuevos señores de la tierra.
Estos primeros pobladores del Caney fueron esclavizados por los españoles, se les obligó a la realización de grandes cargas físicas con una deficiente alimentación, y horribles condiciones de vida, situación que produjo la muerte casi masiva de estos fundadores.

A pesar del latrocinio sobrevivieron y estos, sus descendientes y otras tribus de zonas cercanas fueron reconcentrados en El Caney, en 1779 se produjo un levantamiento de los descendientes de indios en El Caney, lo que constituyó una temprana muestra de rebeldía ante la explotación colonial española y además demostró que los indios no se habían exterminado.

Este último es corroborado, además, por la existencia de descendientes de indios que viven en la actualidad en El Caney y son conscientes de ello por la memoria histórica de bisabuelos, abuelos y padres y los rasgos físicos correspondientes.

La mano de obra india fue sustituida por la de hombres y mujeres africanos, esclavizados, los que fueron utilizados en la agricultura e industria cañera, en decenas de trapiches e ingenios como los nombrados Caney y San Juan, de este territorio y en los cafetales franceses de las montañas caneyenses y otras zonas orientales.

Otros asentamientos

La Ruinas de los Cafetales Franceses situadas al sudeste de Cuba, en las estribaciones de la Sierra Maestra al este y oeste de Santiago de Cuba (Villalón – en El Caney, La Gran Piedra.) y la región de Guantánamo, levantadas en los comienzos del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, representan el testimonio más valioso de la lucha del ser humano frente a la naturaleza (en particular de los colonos franceses y haitianos), de su quehacer agroindustrial, de las genuinas expresiones culturales que allí vieron la luz, del esfuerzo, sudor y sangre de los africanos esclavizados que fomentaron la riqueza de aquellos amos.

Al incuestionable valor histórico, arquitectónico y arqueológico se incorpora el paisaje, representado por una naturaleza paradisíaca que se interrelaciona con la obra humana. Lo que destaca es la adecuada y perfecta interpretación, en la que el colono ha hecho sabio uso de ríos, arroyos y manantiales, de la accidentada topografía, de bosques y frutales para satisfacer las necesidades industriales y enriquecer su espiritualidad.

La inmigración de miles de colonos franceses y francohaitianos con sus esclavos africanos y criollos procedentes de Saint–Domingue a inicios del siglo XIX generó una exuberante interrelación cultural con la población hispánica y criolla de la región Suroriental de la Isla de Cuba. Estas migraciones desde Francia y otras partes del mundo, se prolongaron a lo largo de todo el siglo XIX. Se aportaron nuevas manifestaciones culturales, cuya trascendencia llega hasta nuestros días. La literatura, la danza, la gastronomía, la música y la religión cruzaron las fronteras de los testimonios arquitectónicos para proyectarse en la cultura universal, y particularmente del Caribe.

Los Cafetales franceses de Oriente son inmuebles vinculados a la producción y ruinas que denotan una intensa vida cultural. En el caso de los esclavos africanos, francohaitianos y descendientes, hay documentos y estudios que testifican la presencia de los bailes y la música de Tumba Francesa en la periferia de Santiago de Cuba como El Caney, Palenque, Cauto, Socorro, La Maya, Hongolosongo, Solí, Ente Arriba, Ramón de Las Yaguas, Songo, La Tontina, El Carmen, Villalón, La Lisa y La Cubana. En todas ellas se bailó Tumba Francesa antes de 1895.

Fuentes