Ataque de apnea

Ataque de apnea
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Niño con rabieta.

Ataque de apnea. Es un ataque que se presenta en niños menores de 4 años de edad y que está íntimamente relacionado con las rabietas.

Etapa en que se presenta

Puede presentarse en cualquier momento entre el año y los tres años de edad, aunque en la gran mayoría de los casos comienzan en los dieciocho primeros meses, siendo desconocidos después de los cuatros años. En sus formas menores y más suaves son bastante corrientes; mientras que en las formas más graves, que se asocian con convulsiones importantes, son muy raros.

Hipócrates, describió un ataque como:

"...El comienzo puede deberse a algún misterioso terror, al miedo producido por alguien que grita o a que en medio del llanto el niño no es capaz de recuperar rápidamente su respiración, como sucede a menudo, cuando alguna de estas cosas le sucede, su cuerpo se enfría de repente, no puede hablar, no es capaz de respirar, el cerebro se tensa y la circulación se detiene..."

Causas

La causa habitual es la rabia, la frustración, el castigo o un esfuerzo realizado por el niño para hacer lo que quiere. Puede ser un juguete que otro niño le ha arrebatado o su incapacidad por obtener el juguete que está en manos de otro niño. Puede deberse a la insistencia de los padres porque retire sus juguetes, o su negativa a que haga algo que el niño desea extraordinariamente.

Importancia

Es importante observar que el ataque puede deberse al dolor producido por una caída, o a un golpe, o al miedo. Los ataques repetidos son más comunes en los niños que no son cuidados o tratados correctamente, aunque yo no iría tan lejos como Hinman y Dickey, que los consideran principalmente un trastorno de orden emocional sintomático de una profunda inseguridad.

La personalidad del niño es importante, de modo que algunos tienen dicho ataque con mucha más facilidad que otros, aunque se enfrenten con pequeñas frustraciones o entren en conflictos suaves con sus padres.

Se ha dicho que los monos domesticados pueden sufrir convulsiones con ataques de apnea cuando se los pone dentro de jaulas. Es erróneo considerarlos voluntarios y, por tanto, como problemas de conducta.

Síntomas

Durante el ataque el niño lanza dos o tres gritos agudos y a continuación sostiene la respiración en la espiración. En los casos más benignos, la apnea dura de cinco a diez segundos, el niño se pone azulado y a continuación se recobra.

En los casos algo más graves dura unos cinco segundos más, el niño se pone marcadamente cianótico y llega a perder el conocimiento, apareciendo pálido y sin poderse tener en pie. Puede caerse, emite un ligero grito, seguido por un llanto más vigoroso, y después de unos momentos de confusión, vuelve a la normalidad.

Si la apnea se prolonga durante más de treinta segundos, el niño presenta una rigidez generalizada y tiene unas cuantas convulsiones imposibles de distinguir de las ocasionadas por la epilepsia. Durante los ataques hay una bradicardia acusada. Puede que sólo se presente un ataque en toda la vida o, por lo contrario, que éstos recidiven con frecuencia.

Si no se aplica tratamiento alguno, tiende a presentarse cada vez con menos frecuencia, desapareciendo por completo hacia el cuarto año de vida. Si se debe a dolor, tiene menos probabilidades de repetirse que si se debe a problemas de la conducta, a menos que se cree un excesivo ambiente de tensión, en cuyo caso puede repetirse con más frecuencia por haberse transformado en un medio de atraer la atención de los demás.

Estudios realizados

Livinsgtone, estudió 242 casos, de ellos, 87 tenían uno o más ataques al día y 33 tenían menos de uno al mes. En todos los casos, excepto en tres, los ataques desaparecieron antes de los cinco años, y en los restantes, antes de los seis. Los electroencefalogramas fueron normales.

Bridge y Sharpey Schafer, discutieron el mecanismo de los ataques de apnea. Estos últimos autores, describieron ataques similares en niños escolares y adultos provocados voluntariamente, llegaron a la conclusión de que la presión de la sangre era causada por el enorme aumento de la presión intratorácica, debida a su vez a la detención de la respiración en el momento de respirar.

Sharpey Schafer, aclaró, entre otros efectos, que el aumento exagerado de la ventilación aumenta a su vez el flujo de sangre en los músculos, así como la resistencia vascular en el cerebro. El sostenimiento de la respiración, en el momento de la espiración (apnea) produce una caída mayor que la normal en la presión de la sangre cerebral, y como la resistencia vascular cerebral se encuentra aumentada, se provoca un descenso considerable en el flujo sanguíneo en el cerebro.

Fuentes