Avetoro común
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Avetoro común. Es pariente de garzas y martinetes, y tiene el mismo color del carrizo en invierno, así que puede pasar muy desapercibido. Cuando se siente amenazado, abre sus alas y eriza su plumaje, para parecer mucho mayor.
Descripción
Es un ave que presenta 75 cm de longitud, algo más de 1m de envergadura y algo más de un kilo de peso,plumaje pardo densamente moteado y listado con castaño oscuro y negro; patas y dedos verdes. Es un autentico especialista en el arte del camuflaje en humedales.
Hábitat
El hábitat típico de esta singular ave son las lagunas, marismas, los campos de juncales con aguas poco profundas y las masas densas de carrizo. Fuera de la época reproductora se le puede observar en una mayor diversidad de hábitats, como arrozales o pastizales graveras.
Alimentación
Le gustan las grandes extensiones de carrizo, donde encuentra ratas de agua, ratones, tritones, peces,ranas, cangrejos americanos, numerosos insectos y material vegetal, sin despreciar el introducir dentro de su menú diario a pájaros jóvenes de especies pequeñas e incluso huevos.
Nidificación
La hembra construye un desordenado montón de juncos y otro material, normalmente en agua con espesa vegetación; puesta, de abril a mayo, de 4 a 6 huevos oliváceos; incubación, alrededor de 25 días, por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido a las 3 semanas, volando tras unas 8 semanas.
Amenazas
Las principales amenazas a que se enfrenta el avetoro son la pérdida de su hábitat (envejecimiento y excesivo crecimiento de las masas de carrizo, transformación agrícola, extracción de áridos, colmatación...), la contaminación con pesticidas y metales pesados y la turbidez del agua. A estas amenazas se suman la actividad cinegética ilegal, las molestias derivadas por actividades recreativas, la destrucción de puestas y polladas por ratas, zorros o jabalíes, la colisión con tendidos eléctricos o atropellos.
Curiosidades
El avetoro es el protagonista de una curiosa leyenda ampurdanesa, según la cual, en un mal año para las cosechas, los campesinos decidieron juntar todo el grano y repartirlo, para ayudar así entre todos a los que se habían quedado sin nada. Un egoísta que no estaba de acuerdo con el trato entró por la noche en el molino, cargó su carreta con el trigo de la comunidad y huyó a través de las ciénagas para no ser visto. Pero la carreta se atascó y se hundió lentamente en el lodo hasta desaparecer. La leyenda dice que desde entonces, el espíritu de aquellos desafortunados bueyes se manifiesta cada primavera en forma de un mugido misterioso que surge de la espesura de las ciénagas. Y este mugido no es nada más que el profundo canto del avetoro, conocido también como bou o toro en el Ampurdán.
