Brian Weiss

Brian Weiss
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NombreWeiss, Brian Leslie
Nacimiento6 de noviembre de 1944
ciudad de Nueva York,
estado de Nueva York,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
ResidenciaMiami
Nacionalidadestadounidense
Ciudadaníaestadounidense
Ocupaciónescritor de best-sellers, hipnotizador
Sitio web
http://www.brianweiss.com/‎

Brian Weiss (Nueva York, 6 de noviembre de 1944) es un escritor, psiquiatra e hipnotizador estadounidense que difunde creencias sobre rencarnación, regresión de vidas pasadas, y la supervivencia del alma humana después de la muerte.

Vive en Miami con su familia.[1]

Síntesis biográfica

Graduado en las universidades de Columbia y Yale. Trabajó como profesor en la Universidad de Miami. Trabajó en el área de psiquiatría del Hospital Monte Sinaí, de Miami Beach.

En su trabajo como psiquiatra, experimentó con la persuasión dirigida a pacientes psiquiátricos en estado hipnótico, acerca de supuestas experiencias y recuerdos reprimidos de vidas pasadas ―aunque sean, más posiblemente, ideas plantadas por el propio terapeuta en su sugestionable paciente psiquiátrico en estado de sugestión hipnótica―. Esta seudociencia llevó a Weiss a plantear la existencia de la «terapia regresiva a vidas pasadas».

Pasó mucho tiempo antes de que el autor se armara de valor para publicar sus experiencias, pues temía ser juzgado. Pero su hipótesis no generó polémica en la comunidad científica, ya que no se puede generar ciencia a partir del discurso inducido en personas bajo estado sugestionable bajo hipnosis.

Fue un invitado habitual en programas nacionales de entretenimiento como Oprah, Coast to Coast AM, Larry King Live, y 20/20.

Obras

Críticas contra sus ideas

Sus detractores ―principalmente médicos y científicos como Steven Novella y David Gorski, o escépticos de la categoría de James Randy― han criticado sus creencias por no tener la más mínima base física ni médica.[2]

Es mencionado en la canción «No creo» de la colombiana Shakira.

La conciencia de la muerte es el gran útero de la autocompasión, la mentira, el absurdo y el engaño. Es ahí donde las fuerzas flaquean, la voluntad se desvanece y se disipa la cordura. Cualquier aliento de supervivencia es bienvenido; la más audaz esperanza es alabada y la integridad queda en entredicho. Es el campo de acción del charlatán, el estafador, el inescrupuloso; donde las masas pierden razón y dignidad.
Brian Weiss, como decenas de gurús esotéricos, lo sabe. Ha creado un ejército de espectros sin criterio que siguen sin dudar su palabra, que ha transmitido durante casi veinte años por medio de conferencias, libros y artículos. Es un gurú del neoscurantismo posmodernista por excelencia. [...]
Con base en un discurso fantástico ―que cualquier lector de novelas atento podría desenmascarar como una simple trama de baja factura―, Weiss despliega los típicos pasos de la formación del gurú, del chamán, del sabio de la aldea. En su libro fundacional, Muchas vidas, muchos maestros (editorial Punto de Lectura, 2000), establece que:
• Ha sido un hombre cegado por la ciencia tradicional de nuestro tiempo; que, como otros gurús antes de serlo, ha vivido en el error, la disipación y la inconciencia: «Los años de estudio disciplinado habían adiestrado mi mente para pensar como médico y científico, moldeándome en los senderos estrechos del conservadurismo profesional. Desconfiaba de todo aquello que no se pudiera demostrar según métodos científicos tradicionales» (pág. 10).
• Sin embargo, un acontecimiento terrenal en apariencia fortuito, aunque cósmicamente necesario, lo hizo seguir el camino luminoso de la Verdad: «Entonces conocí a Catherine. Durante dieciocho meses utilicé métodos terapéuticos tradicionales para ayudarla a superar sus síntomas. Como nada parecía causar efecto, intenté la hipnosis. En una serie de estados de trance, Catherine recuperó el recuerdo de “vidas pasadas” que resultaron ser los factores causantes de sus síntomas. También actuó como conducto para la información procedente de “seres espirituales” altamente evolucionados y, a través de ellos, reveló muchos secretos de la vida y de la muerte» (pág. 11).
• Ha sido elegido por poderes superiores para realizar una labor magna en la Tierra: «Nuestra tarea [habla Catherine en trance] consiste en aprender, en llegar a ser como dioses mediante el conocimiento. ¡Es tan poco lo que sabemos! Tú [Weiss, claro está] estás aquí para ser mi maestro. Tengo mucho que aprender. Por el conocimiento nos acercamos a Dios» (pág. 56), y
Él, humildemente, ha seguido el enigmático y poderoso designio: «El conocimiento había llegado por medio de Catherine, y ahora debía pasar a través de mí. Comprendí que, de cuantas consecuencias pudiera sufrir, ninguna sería tan devastadora como no compartir el conocimiento adquirido sobre la inmortalidad y el verdadero sentido de la vida» (pág. 13).
Manuel Guillén[3]

El consenso científico es que la terapia de hipnosis tiene la capacidad de crear «criptomnesia», un efecto en el que la mente hila historias creadas por el subconsciente utilizando la imaginación, información olvidada, y las sugestiones (afirmaciones pronunciadas con firmeza) de Brian Weiss.[4]

A este tipo de conducta, en el mundo escéptico, se la llama «enfermedad del nobel» y consiste, según el diccionario escéptico Skepdic en una aflicción de ciertos receptores de premios Nobel ―generalmente en una etapa tardía de su vida― que les hace abrazar ideas sin base científica, ideas raras o abiertamente estúpidas.[2]

Según las investigaciones de expertos en el tema (Pavesi, Vernette, Thomas, Lutoslawsky, Siwek, Koch, etc.), los pacientes que han vivido estas experiencias hipnóticas son propensos ―consciente o inconscientemente― a novelar. Muchos de los casos afirman que son reencarnaciones de personajes famosos de la Historia y toman muchos elementos de sus creencias anteriores. En cambio las personas sometidas a regresiones hipnóticas pero que no creen en la reencarnación no cuentan historias de ese tipo.
Según Jaime Vélez Correa, «La mayoría de las regresiones se hacen en trance hipnótico; y desde los años cuarenta se viene demostrando que en esas experiencias se producen estados de alta sugestión, en los que el individuo revive las más imposibles y hasta ridículas situaciones, que no pasan de ser fantasías, imaginaciones pueriles, alucinaciones producidas consciente o inconscientemente de acuerdo a sus expectativas... o a la inducción del hipnotizador».
En muchos casos es el mismo hipnotizador quien induce al paciente a fabular sobre vidas anteriores.
Según los estudios del Dr. Kurt E. Koch, con cientos de casos investigados, las regresiones practicadas por psiquiatras reencarnacionistas acarrearon en muchos pacientes serios disturbios y desequilibrios mentales.
Artículo en el diario El Espectador (Montevideo)[5]

Fuentes