Campaña de La Reforma

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Campaña de La Reforma
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Parte de Guerra Necesaria
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Máximo Gómez y sus tropas en la Campaña de La Reforma.
Fecha 1897 - 1898
Lugar Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Beligerantes
Ejército Libertador Bandera de Cuba Bandera del Imperio Español Imperio Español
Comandantes
Máximo Gómez Valeriano Weyler
Fuerzas en combate
4 000 50 000
Bajas
108 soldados 25 000 soldados (muertos, heridos y repatriados por enfermedad)

Campaña de La Reforma. Fue una de la grandes campañas militares llevadas a cabo por las fuerzas insurrectas cubanas que formaban parte del Ejército Libertador contras las fuerzas coloniales españolas que gobernaban la Capitanía General de Cuba, siendo el sanguinario militar Valeriano Weyler el hombre fuerte de los ibéricos.

La campaña de La Reforma se desarrolló entre enero de 1897 y abril de 1898 durante la denominada Guerra Necesaria. Tuvo por escenario la zona comprendida entre los ríos Jatibonico del Norte y del Sur por el oeste, y la Trocha de Júcaro a Morón al este, al este del actual territorio de la provincia de Sancti Spíritus, en lo que en aquellos años se denominaba provincia de Las Villas. La selección de este territorio como teatro principal de operaciones –que conocía muy bien desde la Guerra de los Diez Años– reflejó la gran capacidad táctica del Mayor General Máximo Gómez, pues reunía las condiciones necesarias para el tipo de lucha que concibió –irregular–; una zona llana con bosques, pastos y aguadas para operar con la caballería; así como pocos poblados y medios de comunicación.

Objetivos de la campaña

Esta campaña militar buscaba cumplir dos objetivos principales por parte de las fuerzas independentistas cubanas.

  • Atraer hacia sí, fuertes contingentes de tropas españolas, sobre todo sacarlas de Pinar del Río, La Habana y Matanzas, donde había una grana concentración de las mismas, con el fin de disminuir la presión enemiga sobre los patriotas de occidente.
  • Librar en el territorio de Las Villas una guerra de desgaste en las tropas españolas poco a poco, pero de manera constante, el cansancio y las enfermedades del trópico, muerto, heridos y pérdidas materiales.

Desarrollo de la Campaña

Como se lo propuso Gómez en su genial estrategia, el jefe español Weyler extrajo de las provincias occidentales numerosas fuerzas a tal punto que acumuló en las zonas de Jatibonico, Sancti Spíritus y Remedios 33 batallones, de los 124 que en total tenía la isla. Más de 50 000 soldados españoles se enfrentaron al Generalísimo durante esta campaña; las huestes mambisas a sus órdenes no pasaban de los 4000 hombres.

Dada la desigualdad en la correlación de fuerzas, Gómez no podía ofrecer batallas frontales. Siguió entonces la táctica de dividir sus huestes en pequeños grupos guerrilleros, los cuales hostilizaban constantemente a los españoles. Los combates sólo se emprendían cuando las condiciones lo permitían o se hacían necesarios.

Se colocaban parejas de combatientes a caballo, en los caminos que partían de los campamentos y poblados donde estaba asentado el enemigo. Al salir las columnas españolas eran tiroteadas por las parejas mambisas que luego se retiraban a todo golpe para informar al jefe superior a cerca de la dirección que tomaban dichas fuerzas, su cantidad, tipo y número de armamentos, etc.

Rápidamente se preparaban emboscadas de infantería y caballería en los lugares por donde pasaría el enemigo. Los ataques eran sorpresivos y relampagueantes. En la mayoría de los casos se causaban varias bajas, sin tener que lamentar pérdidas de la parte cubana.

Muchas veces un grupo mambí se hacia perseguir hasta hacer caer al enemigo en las emboscadas previamente preparadas. Los españoles extenuados y desalentados por las caminatas de decenas de kilómetros en una persecución inútil, con heridos que eran trasladados en camillas, agotadas sus provisiones, terminaban por retirarse cada vez más impotentes y desmoralizados.

Acciones militares

La campaña de La Reforma se desarrolló entre enero de 1897 y principios de 1898, al este del territorio espirituano, tuvo por escenario la zona comprendida entre los ríos Jatibonico del Norte y del Sur por el oeste, y la Trocha de Júcaro a Morón al este. La selección de este territorio como teatro principal de operaciones –que conocía muy bien desde la Guerra de los Diez Años– reflejó la gran capacidad táctica del general Máximo Gómez, pues reunía las condiciones necesarias para el tipo de lucha que concibió –irregular–; una zona llana con bosques, pastos y aguadas para operar con la caballería; así como pocos poblados y medios de comunicación.

El propósito de las primeras acciones desarrolladas por Gómez era llamar la atención del enemigo, sobre todo de Weyler, para obligarlo a mover hacia Las Villas las fuerzas que tenía sobre Matanzas, La Habana y Pinar del Río; para lo cual contaba con el apoyo decisivo de las fuerzas del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador de Las Villas y sobre todo con las de la Primera División con sus tres Brigadas: Sancti Spiritus, Remedios y Trinidad. En este marco se inscriben entre otras, acciones como: combate contra columna española acampada en Marroquí que fue obligada a retirarse hacia San Felipe el 2 de enero, por fuerzas del Cuartel General del General en Jefe, unido a la Brigada de Sancti Spiritus, donde resultó herido el brigadier José Miguel Gómez, jefe de la misma. En su retirada esta columna cae en la emboscada preparada por el comandante Jesús Pérez de las fuerzas del general Carrillo, jefe del Cuarto Cuerpo.

El día 3 de enero las fuerzas españolas de Mayajigua son hostilizadas por el teniente Manuel Crespo, de la Brigada de Remedios; el día 11 por orden del general Pedro Díaz, jefe de la Primera División, el comandante Nápoles batió durante 4 horas a las fuerzas enemigas entre Remate y Pedro Barba, obligándolas a retirarse con considerables bajas; por otra parte el comandante Jiménez de las fuerzas de la Brigada de Sancti Spiritus, batió una guerrilla enemiga en Santa Rosa y Las Palmas, entre los días 11 y 17 ocasionándoles bajas.

En la zona de Yaguajay el jefe de la Brigada de Remedios, José González Planas, con fuerzas a su mando hizo caer al enemigo en tres emboscadas consecutivas provocándoles 9 muertos y 61 heridos, según parte de los españoles; así mismo se reporta fuego por parte de esta fuerza contra guerrillas de Yaguajay los días 12, 13, 24 y 31 de enero.

El día 27 de este mes se inicia el sitio al poblado de Arroyo Blanco, que se extiende hasta el día 2 de febrero; este poblado cuenta con 14 fuertes y 300 soldados. En el mismo participan fuerzas combinadas de los generales Máximo Gómez, Francisco Carrillo y José Miguel Gómez. Durante estos días el poblado fue atacado en dos ocasiones, no obstante, no pudo ser tomado, porque se reciben refuerzos de dos columnas españolas, que procedentes de la Trocha y Taguasco vinieron en auxilio de los españoles. Estas columnas fueron interceptadas por las fuerzas cubanas y sostienen un reñido combate en Juan Criollo, el 1 de febrero de 1897.

Por estos días –30 de enero– Gómez recibe en su campamento de Arroyo Blanco la visita de un periodista del Herald de Nueva York, que lo entrevista por el rumor que circula de que él está dispuesto a aceptar la autonomía como solución al conflicto; su posición al respecto es muy clara[1]:

Pelearemos por la independencia absoluta: así se ha dicho y firmado en nuestra constitución y se dice y se afirma á diario y con sangre en los campos de batalla.

Esta acción de Arroyo Blanco obedece a que este lugar es un sitio estratégico para los españoles, punto medio entre Sancti Spiritus y la Trocha; protegido por numerosos fuertes y fortines, llegó a tener 16 fuertes y una guarnición de 400 soldados, es el poblado mayor de todo ese territorio y punto de concentración de las columnas españolas en su paso desde y hacia la Trocha.

De ahí que esta acción se considere como el inicio de la campaña de La Reforma; pues es una de las razones que obligan a Weyler a trasladarse hacia esta región. Por otra parte Máximo Gómez a través de cartas, distintos documentos, rumores, etc. hizo creer al mando español que se llevaría a cabo una segunda invasión a occidente.

Sin dudas Gómez había cumplido los objetivos de su plan táctico; el mando español envió para Las Villas 33 batallones y 40 escuadrones que operaban en el occidente; con lo que contribuyó a aliviar la presión militar sobre ese territorio; incluso el propio Weyler trasladó su cuartel general para Sancti Spiritus, arribando a esta ciudad el 16 de febrero de 1897.

La misma se convirtió en un campamento y un estercolero, los cuerpos de caballería acamparon en las plazas públicas, las matanzas de animales para suministro de las tropas se hacían en las plazas y calles, lo que provocó la queja de los vecinos y según Marcos García él se personó ante Weyler por la suciedad y falta de higiene y éste ordenó que los sacrificios se hicieran en el matadero.

Gómez, para realizar esta campaña, organizó sus fuerzas y contó con unos 600 hombres fundamentalmente de caballería, cuyo centro era el Regimiento de Caballería Expedicionario; pero por lo general operó aproximadamente con unos 400 efectivos y contó con el apoyo valioso de la primera y segunda Brigadas de la Primera División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador; pues estas fuerzas se ven tanto operando en ocasiones junto a Gómez en La Reforma, como hostigando constantemente a las fuerzas españolas que se movían por este territorio, colindante con la misma. Esto sin dudas favorecía los planes de Gómez y constituía una ayuda de apreciable valor.

No obstante, la correlación de fuerzas que favorecía a los españoles, tanto en hombres como en medios de guerra; determinó los procedimientos tácticos que se emplearon durante esta campaña; que responden a una guerra irregular y que se basan fundamentalmente en dos factores: uno, el dominio casi perfecto de Gómez del territorio que constituía el teatro principal de operaciones, por el cual se movía con gran facilidad, a veces sin consultar los mapas o a sus magníficos prácticos; el otro, el gran conocimiento de las costumbres, usos y procedimientos del poderoso enemigo al cual se enfrentaba.

En estos primeros meses –febrero-mayo de 1897–, coincidiendo con la campaña de La Reforma, se producen en el territorio espirituano una serie de acciones que reflejan la situación de la guerra en la zona; entre otras se pueden señalar: ataque por las fuerzas del brigadier José Miguel Gómez y el coronel José R. Legón a una columna de más de 2 mil hombres de infantería, artillería y caballería, obligándola a refugiarse en Alonso Sánchez; durante la primera quincena de febrero, fuerzas de la Brigada de Trinidad incendian los cañaverales del valle de San Luis en los ingenios Buena Vista y Altunaga, queman una goleta española en el río Agabama, y el general Pedro Díaz, jefe de la Primera División con fuerzas de dichas Brigadas toma e incendia el poblado de San Pedro donde obtienen gran cantidad de armas; a fines de este mes el general Francisco Carrillo se mueve por el territorio: por Piñero, Caonao a Jenjibral, Itabo, Arroyo Frío, Jusepe y de ahí a La Reforma.

Weyler informa al Ministro de la Guerra en telegrama del día 2 de marzo[1]:

He situado fuerzas en Chambas, Arroyo Blanco, Guayacanes, Chorrera, Mayajigua, Yaguajay, Viana y Caballería (...) un total de 38 batallones y 4 regimientos de caballería operan en un radio de cuatro leguas, acampando en el círculo así formado.

A esta concentración de fuerzas hay que sumarles los guerrilleros y el Cuerpo de Voluntarios; unos 20 mil hombres más aproximadamente. Unido a esto, se puede señalar que el sistema de fortificaciones de la ciudad de Sancti Spiritus, iniciado desde los años anteriores, se incrementa a partir de 1897, planteando que se podían utilizar para dichos trabajos a los reconcentrados y a los que se reconcentren. Se dispone con toda urgencia[2]:

(...) se tapien todas las bocacalles de la población en el final de las mismas que dan al campo, a excepción de la salida por el puente de piedra situado junto al teatro (...) las tapias no deben bajar de dos y medio metros de altura.

Como se aprecia el temor a un posible ataque de las fuerzas cubanas a la ciudad, unido a la cercanía de esta plaza al territorio de La Reforma, y que de la misma partían y regresaban muchas de las columnas que salían a combatir a las fuerzas insurrectas, llevó a incrementar los trabajos de fortificación y crear un sistema defensivo que ofrecía seguridad, compuesto por[3]:

20 bocacalles tapiadas, 8 casas aspilleradas, 7 inmuebles acondicionados con un fin protector, 18 trincheras, 4 cuarteles, 1 fuerte y 5 fortines. En su totalidad fueron 73, de ellas 53 pasajeras o de campaña y 20 permanentes.

No obstante todas estas medidas tomadas por el mando español, más las acciones emprendidas por el propio Weyler con sus fuerzas; no pudieron frenar la actividad de las fuerzas cubanas en este territorio; lo anterior se demuestra, entre otras con las siguientes acciones: fuerzas del Regimiento de Caballería Volante de Taguasco, bajo las órdenes de los capitanes Serpa y Clavero emboscan y atacan tres columnas españolas en tránsito entre Sancti Spiritus y Arroyo Blanco el día 5 de marzo; entre los días 8 y 9 las fuerzas bajo el mando del general Máximo Gómez sostienen reñido combate en Santa Teresa con fuerza española de unos mil hombres. En esta acción participa el regimiento Martí de la Brigada de Sancti Spiritus, los que por órdenes de Gómez emboscan a dicha columna en el camino de Santa Teresa a Arroyo Blanco, castigándola duramente; por otra parte el general Pedro Díaz, jefe de la Primera División del Cuarto Cuerpo con 150 hombres de la infantería de Trinidad y Remedios, batió por medio de emboscadas y trincheras a una columna española de 800 hombres que se dirigía de Mayajigua a Yaguajay, obligándola a retirarse y hostilizándola durante todo el trayecto –16 de marzo–.

En la zona de Sancti Spiritus se produce un constante hostigamiento a las columnas españolas que desde Sancti Spiritus, San Felipe, Cristales, San Agustín, Marroquí, entran y salen del poblado de Arroyo Blanco, en esto participan las fuerzas de los escuadrones y regimientos de la Brigada de Sancti Spiritus al mando del brigadier José Miguel Gómez.

En la primera quincena de abril fuerzas del Regimiento de Caballería Volante de Taguasco y del Regimiento Honorato, pertenecientes a la Brigada de Sancti Spiritus, hostilizan al enemigo en Siguaney, camino hacia Cabaiguán, camino de Santa Cruz, La Fragua, el Guayo, el camino y la sabana de Tuinucú y la zona de Trilladeras.

El 17 de abril fuerzas del cuartel general de Máximo Gómez hostilizaron a más de 5 mil españoles que permanecieron acampados por espacio de ocho días en La Reforma; después regresan a Sancti Spiritus. Durante el resto del mes continúa el constante tiroteo y ataque sobre las columnas que se mueven por la zona por fuerzas de la Brigada de Sancti Spiritus y de Remedios, mientras que en La Reforma lo hacía el Regimiento Expedicionario al mando del teniente coronel Armando Sánchez.

Durante el mes de mayo continúan intensamente las acciones de este tipo: el 3 de mayo en La Reforma u a fuerte columna española de las tres armas es detenida por fuerzas del cuartel general del Ejército Libertador bajo el mando de Máximo Gómez.

Desde los primeros días del mes hay un fuerte movimiento de columnas españolas por el territorio, coincidiendo con el regreso de Weyler a Sancti Spiritus; éstas son hostilizadas constantemente, aunque sin atacarlas directamente por falta de parque. En su nota del día 8 de mayo al General en Jefe del Ejército Libertador, el coronel José R. Legón, jefe del Regimiento de Caballería Volante de Taguasco dice:

tengo aquí toda España y siento no tener con qué hacerle daño suficiente.

En lo que resta del mes continúa el fuerte movimiento de fuerzas españolas y el hostigamiento de las mismas por las fuerzas cubanas, prueba de lo anterior –según los datos que han podido ser localizados– es el hecho de que durante el mes de mayo se produjeron 52 acciones de diversa índole en 28 de los 31 días del mes.

Los meses que van entre mayo a octubre de 1897, coinciden con la temporada de lluvia en el país, uno de los factores muy bien aprovechado por Gómez de acuerdo a la estrategia a seguir, dado el tipo de guerra que se había planteado; recuérdese su célebre frase de que junio, julio y agosto eran sus tres mejores generales. Su objetivo, entonces, era provocar el mayor desgaste posible en las fuerzas españolas; pues el calor sofocante, las intensas lluvias, las plagas y las enfermedades que de ellas se derivan, inutilizaban una considerable cantidad de soldados españoles que tenían que permanecer en los hospitales de recuperación, donde incluso, muchos fallecían.

Unido a ello se aprecia una intensificación de las actividades de las fuerzas cubanas. El tipo de acciones que se realiza durante esta etapa presenta las mismas características ya señaladas; persiguen en lo fundamental el hostigamiento constante contra columnas españolas acampadas o en movimiento; así como contra posiciones españolas importantes de la zona. Estas acciones tienen como propósito continuar desgastando a las fuerzas enemigas. También incide en los tipos de éstas, la escasez de parque, de lo cual se lamentan constantemente, tanto el general en jefe Máximo Gómez, como el jefe de la Primera División, José Miguel Gómez.

Continúan operando en el territorio las mismas fuerzas a que se ha hecho referencia anteriormente. Algunos ejemplos que ilustran lo anterior son: entre los días 26 de mayo al 1 de junio de 1897 fuerzas del Regimiento de Caballería Volante de Taguasco hostilizan columnas españolas por las zonas de Covadonga, El Majá, Ramón Alto, Ciego Caballo, Vega Grande y San José, mientras que las fuerzas de la Brigada de Sancti Spiritus hostilizan y atacan columna enemigas en El Jíbaro, Laguna de Miguel, Los Negros, Playa Alta, La Sierra, La Crisis y otras, en los meses de junio a octubre.

Por otra parte fuerzas de la Brigada de Remedios hostilizan a fuerzas españolas en Piñero, Jobo Rosado y Jatibonico. También la Brigada de Trinidad sostiene enfrentamientos contra fuerzas enemigas en Taguanabo, Cansavaca, Condado, Caracusey, Sipiabo, Polo Viejo, Cariblanca, etc. todas entre los meses de junio a octubre. Así mismo, fuerzas del cuartel general de Gómez hacen fuego contra el poblado de Cabaiguán y destruyen la línea telegráfica de Placetas a este lugar, los días 7 y 8 de septiembre de 1897, mientras en Sabinal fuerzas del Regimiento Expedicionario sostienen encuentros con el enemigo el 20 de septiembre y lo obligan a retirarse[4].

No puede obviarse que todo este accionar de las fuerzas cubanas tiene lugar en medio de la política de exterminio de Weyler que se aplicaba en el país; pero en el territorio espirituano tiene la particularidad de que el propio Weyler en su propósito de acabar con la revolución se traslada hacia Sancti Spiritus desde febrero de 1897. Desde su llegada, el territorio sufre las consecuencias de su presencia y en tal sentido declaró al Ayuntamiento que venía a responder a la guerra con la guerra y que dejaría el territorio limpio como la palma de la mano[5].

Durante la estancia de sus numerosas fuerzas en la zona, destruyeron fincas, se apropiaron del ganado, incendiaron bohíos, zonas de cultivo; impuso multas al comercio, casi todo peninsular, y cometieron crueldades con personas humildes y pacíficas, tales como el asesinato de dos niños que llevaban comida para su madre enferma en un rancho en Juan Criollo[6]; asesinato del subprefecto de Cucharas, Joaquín Pérez, por el teniente coronel Gabriel Orozco –cubano al servicio de España– y el asesinato del Dr. Hernández –enfermo de tisis en último grado– fusilado delante de su esposa Luz Noriega de Hernández. La feroz represión desatada obligó a muchos campesinos a marchar hacia las ciudades y poblados en condiciones horribles.

En importante señalar que el resumen de reconcentrados en la ciudad de Sancti Spiritus, en diciembre de 1897 asciende a 1 501 mayores de 14 años y 1 716 menores, para un total de 3 217. Sirva como ejemplo que sólo en el barrio San Andrés aparecen reconcentradas 512 personas, alojadas en las calles Gloria, San Telmo, Santa Genoveva, Santa Ursula, San Ignacio, San Eugenio, San Andrés, Santa Brígida, Santa Bárbara, Jesús Nazareno, Nueva, Jesús María, Príncipe, San Alejo, Santa Lucía, San Pedro, Raimundo y Rosario. Llama la atención que en la calle Santa Genoveva se reconcentran 65 personas y en Santa Ursula 90. En esta calle en el número 10, aparecen 37 personas reconcentradas, y en el 26, se registran 32[7].

Estos datos permiten apreciar el grado de hacinamiento y las condiciones infrahumanas de tal procedimiento; lo que provoca enfermedades y epidemias que llevan a la muerte a muchas personas.

Por otra parte, desde la llegada de Weyler, todas las faldas de los montes de Sipiabo, Arriero, Macaguabo, Yayabo, La Sierra, Banao y La Güira, fueron recorridas por guerrilleros cubanos y fuerzas regulares, y como resultado de esto, las prefecturas y subprefecturas, talleres, hospitales, etc. Tuvieron que abandonar sus lugares habituales y trasladarse constantemente hacia otros, tratando de evadir la persecución y ser capturados. Esto, por supuesto, afectó el abastecimiento de las mismas, por lo que ven obligados a alimentarse de jutías, frutas silvestres, corojo y otros recursos naturales.

También esta situación perjudicó a las fuerzas cubanas que estaban sobre las armas, pues se afecta su base de sustentación a través del sistema de prefecturas, pero además, por el estado de ruinas en que quedan los campos y la escasez de animales que también fueron recogidos.

No sólo fue la política de reconcentración, la única arma utilizada por Weyler para neutralizar a las fuerzas cubanas; también utilizó otros procedimientos como por ejemplo, proclamas, en las que llamaba a abandonar la lucha, ofreciendo amplio perdón para todos los que se presentaran, indicando que se entregarían raciones, viviendas y trabajo; tal es el caso de la emitida desde Sancti Spíritus el 3 de julio de 1897, donde además trataba de desvirtuar la realidad existente, planteando que la insurrección en las provincias orientales estaba dominada.

No obstante, todo ello, las fuerzas cubanas en este territorio se mantuvieron activas, en pie de lucha y contribuyeron al fracaso de Weyler en su empeño de acabar con la revolución.

Un criterio acertado acerca del verdadero significado de Weyler y su política, es el que ofrece el patriota espirituano Raimundo Sánchez Valdivia en su diario de operaciones[8]:

(...) qué lleva a su patria el hombre en quien cifró el Gobierno Español su confianza? El desprestigio ante sus conciudadanos, la execración de los cubanos y la reprobación del mundo civilizado, esto en el orden moral; los restos de un ejército de más de doscientos mil hombres sacrificados inútilmente, la deuda de unos cuantos millones de pesos gastados al tesoro nacional, las cuentas pendientes con los industriales y comerciantes de esta Isla y la responsabilidad histórica de la ruina y devastación de las riquezas públicas, esto en el orden material.

Ante las difíciles condiciones que se le crearon al campo insurrecto durante el año 1897, el Ejército Libertador y las autoridades civiles del distrito de Sancti Spiritus aplican una serie de medidas para garantizar el abastecimiento del ejército y los hospitales de campaña; por ejemplo, se orienta elaborar azúcar en los trapiches instalados en Itabo, Jobo Rosado y Remedios, por orden de Máximo Gómez, para atender las necesidades de los heridos y enfermos del distrito; establecer impuestos sobre la cosecha de café; exigencia a los campesinos, de la tercera parte del tabaco cosechado, crear zonas de cultivos y acopiar sudaderas, aparejos, cinchas, serones, sombreros, etc. Se toman además otras medidas que tienden a preservar el orden establecido, hacen cumplir las leyes de la República en Armas y orientan a militares y civiles el cumplimiento de sus deberes.

Ya desde mediados de 1897 –junio– se puede apreciar que el gobierno norteamericano comienza a involucrarse en el problema cubano, envían nota de protesta a España, donde la presiona por el tipo de guerra “incivilizada” e “inhumana” que se está llevando a cabo en Cuba; pero en realidad lo que está preparando es el camino para la intervención en el conflicto hispano-cubano.

Por otra parte el fracaso evidente de Weyler con su política de exterminio, sangre y fuego; unido a las presiones del gobierno de los Estados Unidos, obligan a España a un cambio de política con relación a la guerra de Cuba, como último intento por preservar esta posición y la sustitución de Weyler a finales de octubre de 1897, por Ramón Blanco.

Ante la situación que se crea a fines de este año, la posición de las fuerzas cubanas es clara y precisa; lo que queda expresado en la proclama del general en jefe Máximo Gómez al Ejército Libertador el 8 de noviembre de 1897, desde La Reforma, donde expone entre otras cosas[9]:

(...) el sustituto del sanguinario Weyler, el General Ramón Blanco, (...) viene a imponer nuevos rumbos á esta guerra (...) En cuanto á nuestros propósitos ellos están bien definidos y proclamados ante el mundo. La independencia del País, Cuba para los cubanos. La América para los americanos. Las esperanzas de España para dominarnos son esperanzas muertas yá, y el General Blanco representa su postrer y último esfuerzo.

También José Miguel Gómez, jefe de la Brigada de Sancti Spiritus, se hace eco de este llamado y en una proclama dirigida a sus hombres, llama a mantener la lucha contra España, por la independencia definitiva y valora la llegada del general Blanco, como expresión de la derrota de Weyler.

A pesar de que cuando el general Ramón Blanco llega a Cuba ya se está maniobrando por parte del gobierno español para un cambio de política con relación a la Isla; éste no renunció al principio de tratar de sofocar la revolución y mantuvo la misma línea de su antecesor, por lo que centró su atención en tratar de cercar a Gómez en La Reforma; estrechando aún más el círculo sobre éste.

Gómez comprendió esta situación desde el principio y así lo expresa, señalando que Blanco tenía como propósitos fundamentales la realización de la zafra y hacer desaparecer a los principales jefes cubanos. Por lo tanto la posición sigue siendo la misma; es decir, proseguir la guerra hasta lograr aniquilar al ejército español. De ahí que se pueda apreciar que se mantienen los mismos tipos de acciones que se han visto hasta el momento. Prueba de ello lo constituyen las siguientes acciones: fuerzas del Cuartel General del Ejército Libertador sostienen fuego contra fuerzas enemigas en Corral Nuevo –1 de noviembre– y en Las Delicias, donde fueron sorprendidos por la avanzada de una columna española que penetró hasta cerca del campamento, pero lograr deternerla y retirarse. El día 6 de noviembre sostienen un encuentro en Los Hondones con una fuerte columna de más de mil hombres de las tres armas, obligándolas a retirarse. Esta misma fuerza el día 30 en el Ocujal, camino de Río Grande a Jicotea, cargó contra una columna española con resultados positivos.

Por otra parte, el 3 de diciembre, fuerzas combinadas de las Brigadas de Remedios y Sancti Spiritus, bajo el mando del general Carrillo, jefe del Cuarto Cuerpo, sostuvieron reñido combate en Las Delicias contra columna española, destrozando su caballería.

En un constante accionar el regimiento Honorato de la Brigada de Sancti Spiritus, sostuvo encuentros con fuerzas españolas en La Ceiba, camino de Taguasco; en el camino de Sancti Spiritus a Puerto Príncipe y en el poblado de El Jíbaro, los días 8, 10, 14, 16, 24 y 27 de enero de 1898. En tanto, fuerzas de la Brigada de Trinidad hostilizan una lancha cañonera española que reconocía las costas y una columna que recorría las mismas, los días 23 y 24 de enero.

La campaña de La Reforma, que tuvo por escenario parte del territorio espirituano se extendió hasta principios de 1898 y significó un duro golpe para el poder español. La forma en que Gómez concibió la misma llevó al aniquilamiento de las fuerzas españolas; las que se vieron sometidas al hostigamiento constante, largas marchas y contramarchas, los rigores del clima: sol, lluvia, plagas de insectos, etc. apenas se les permitía descansar y se les obligaba a pernoctar en lugares donde no podían reparar el sueño, o se les tiroteaba durante toda la noche. Como consecuencia de todo ello se afectó grandemente su capacidad combativa, víctimas del cansancio, el clima y las enfermedades. Ello obligó al mando español en el período 1897-1898 a tener que aumentar grandemente el número de camas en sus hospitales y clínicas; en el territorio espirituano se incrementaron 2 850 camas con relación al período 1895-1896[10].

En la campaña de La Reforma brilló la capacidad táctica de Gómez, que lo ratifica como un gran estratega militar en este tipo de guerra; por sus resultados, ésta a pesar de que se define como una campaña defensiva, se convirtió en una de las mayores ofensivas. Es necesario precisar que durante todo el desarrollo de la misma, Gómez pudo contar con el eficaz apoyo de las fuerzas de la Primera División y fundamentalmente con las de la Brigada de Sancti Spiritus.

Resultados

Los objetivos que se había propuesto Gómez a iniciar la Campaña de la reforma fueron plenamente cumplidos. Como resultado de las operaciones en aquellos 16 meses, los mambises sufrieron muy pocas bajas, 108 en total. Los españoles por su parte tuvieron 25 000 entre soldados muertos, heridos y repatriados por enfermedad. Las cifras por sí solas demostraron la aplastante victoria cubana.

El Generalísimo evidenció una vez más, sus dotes de verdadero maestro de la lucha guerrillera. Cumpliendo el acuerdo de Jimaguayú, se efectuó en octubre de 1897 otra Asamblea de Representantes de las fuerzas independentistas, que aprobó la Constitución de la Yaya llamada así por el lugar donde se efectuó la reunión.

Referencias

Fuentes