Cementerio de ropa

Cementerio de Ropa
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Concepto:Zona del desierto de Atacama que sirve de basurero a la ropa que desechan empresas de la moda y el comercio.

Cementerio de ropa. Zona del desierto de Atacama, Chile, donde se aloja un basurero clandestino de prendas que se compran, visten y botan en Estados Unidos, Europa y Asia. Estos desechos textiles tardan unos 200 años en desintegrarse.

Origen

Chile ha sido durante mucho tiempo un punto de almacenamiento de ropa usada y sin vender, fabricada en China o Bangladesh y transportada a través de Europa, Asia o Estados Unidos, para revender a toda América Latina. Siendo el primer importador de ropa usada en América Latina. Desde hace cerca de 40 años existe un comercio sólido de “ropa americana” en tiendas a lo largo del país, que se abastecen de fardos comprados por zona franca en el norte del país provenientes de Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia.

Características

Algunas prendas conservan aún su etiqueta

Cada año llegan a Chile alrededor de 59.000 toneladas de ropa usada y nueva, sin vender, de todo el mundo. Es ropa comprada en metrópolis como Berlín o Los Ángeles, antes de ser desechada. Al menos 39.000 toneladas terminan como basura escondida desierto adentro en la zona de Alto Hospicio, en el norte de Chile, uno de los destinos finales de ropa “de segunda mano” o de temporadas pasadas de cadenas de moda rápida. En esa zona de importadores e impuestos preferenciales, los comerciantes del resto del país seleccionan las prendas para sus tiendas y lo que sobra no puede salir por la aduana de esta región de poco más de 300.000 habitantes, formando enormes cementerios de ropa en el desierto de Atacama.

Sobre el paisaje desértico hay manchas de todo tipo de basura, y muchas son de ropa, carteras y zapatos. Coloridas colinas se alzan en el desolado paisaje. Son pelotones que crecen a medida que unas 59.000 toneladas anuales entran por la zona franca del puerto de Iquique, a 1.800 km de Santiago de Chile.

En los basurales textiles de este desierto chileno es posible tropezar con una bandera de Estados Unidos, un par de faldas abrillantadas, ver un muro de pantalones con etiquetas e incluso pisar una colección de suéters con los motivos navideños tan populares en las fiestas de diciembre en Londres o Nueva York.

Daño medioambiental

Bajo tierra hay más prendas tapadas con ayuda de camiones municipales, en un intento por evitar incendios muy tóxicos por los químicos y telas sintéticas que la componen. La ropa enterrada o a la vista también desprende contaminantes al aire y hacia las capas de agua subterráneas propias del ecosistema del desierto.

Según la Organización para las Naciones Unidas ONU, la industria textil es la segunda más contaminante del planeta, provoca el 10 % de las emisiones de carbono y el 20 % de las aguas residuales. Por ejemplo, un jean consume para ser producido 7 500 litros de agua, más de lo que una persona bebe en siete años.

El consumo desmedido y fugaz de ropa, con cadenas capaces de sacar más de 50 temporadas de nuevos productos por año, ha hecho crecer de manera exponencial los desechos textiles en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse. La ropa no es biodegradable y tiene productos químicos, por eso no se acepta en los vertederos municipales según asevera EcoFibra, una firma de economía circular, con una planta de producción en Alto Hospicio de paneles con aislante térmico en base a esta ropa desechable.

Fuentes