Corporales de Daroca

Corporales de Daroca
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Corporales de Daroca En Aragón existen varias tradiciones sobre corporales: las de Aniñón, Cimballa y Daroca, en Zaragoza; Fraga, Montearagón y San Juan de la Peña, en Huesca; Aguaviva y Andorra, en Teruel. No obstante, la más conocida es la referente a Daroca, ligada a la reconquista de Chío, en tierras valencianas, en tiempos de Jaime I.

Orígenes

El milagro se sitúa en 1238, en el Puig de Codol, en el valle de Chío, al sur de Valencia; cuando mosén Mateo Martínez, darocense, oficiaba la misa, hubo una alarma, en tanto los aragoneses luchaban con los moros, escondió las formas, dentro de los corporales, en unos matorrales; al recogerlos, las hostias se habían marcado con sangre sobre la tela. La segunda parte de la tradición se refiere al traslado de los corporales que cada tercio, de Teruel, Daroca y Calatayud, pretendía que quedase en su ciudad. Para resolver la pugna se acordó que los corporales, colocados en una arquilla, se cargasen sobre una borrica o mulilla que no había estado en tierras cristianas y se dejase al animal que anduviese a su albur; a su paso ocurrieron numerosos milagros y el viaje terminó extramuros de Daroca, donde, ante la iglesia de San Marcos, la mulilla cayó desplomada, interpretándose así que era voluntad divina que los Corporales quedasen en la ciudad de mosén Mateo.

El prodigio fue difundido de inmediato y actuó con tanta fuerza que se edificó una bella iglesia gótica, y una rica capilla para guardar los corporales en una de las piezas de orfebrería más extraordinarias de las conservadas en Aragón: el relicario de Pere Moragues, costeado por Pedro IV y su esposa Sibila de Forciá. En tiempo de Felipe I (II de Castilla) se amplió la iglesia, aunque contra el parecer del rey. La elección del lugar de depósito, por azar, lo hallamos con frecuencia, así como el animal guiado por designios providenciales.

Bibliografía

  • Beltrán, A.: Introducción al folklore aragonés; Zaragoza, 1979, p. 93.

Fuentes