Cosquillas

Cosquillas
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Concepto:Sensación que produce sobre ciertas partes del cuerpo una sucesión rápida de toques ligeros y que provoca involuntariamente la risa.

Las cosquillas constituyen un mecanismo de cohesión social entre compañeros, y favorecen el forjar un entramado de relaciones entre los miembros de una familia y sus amigos. La risa como respuesta a las cosquillas ya se produce en los primeros meses de vida.

Características

En las cosquillas también podría estar el origen de la misma risa humana. La risa, en realidad, responde a las relaciones sociales. La risa es una forma de decir al otro: te entiendo, estamos en sintonía. Por eso reímos con más frecuencia cuando hay gente alrededor y los demás ríen y no cuando estamos solos. (Por eso las risas enlatadas funcionan en las comedias de la tele).

Reímos fundamentalmente porque la risa es una especie de lubricante emocional que une a los padres con sus hijos durante los años más vulnerables del desarrollo. Los padres conectan más rápidamente con sus hijos cuando éstos se ríen. Y los hijos reirán con una frecuencia mucho mayor que cualquier adulto. El juego de hacer cosquillas al bebé, por ejemplo, es una constante en todas las culturas. Y el niño puede reír, incluso, ante la perspectiva de cosquillas.

En los pies también tenemos muchas cosquillas. Sin embargo, el pie derecho siente más cosquillas que el pie izquierdo, en la mayoría de casos, tal y como constataron en los años 1980 científicos italianos. En 1998, dos investigadores de la Universidad de Stirling repitieron el experimento usando un dispositivo que garantizara un estímulo constante: se pegaba en la planta del pie con una varilla de nylon en tres ocasiones a intervalos de un segundo.

Historia

Desde la antigüedad, el tema de las cosquillas fue seriamente considerado por ilustres pensadores. Aristóteles observó que las cosquillas son más intensas cuando las personas son tomadas por sorpresa que cuando se las ven venir. Por esa razón, reflexionó el filósofo griego, nadie puede hacerse cosquillas a sí mismo. En el siglo XVII, Francis Bacon señaló que aun las personas apesadumbradas ríen cuando se les hace cosquillas. Por el contrario, en su libro sobre la expresión de las emociones humanas, Charles Darwin consideró que la risa por cosquillas requiere un estado humorísticamente predispuesto de la mente. Instrumento de tortura en la Edad Media, las cosquillas resultan desagradables para la mayoría de las personas.

Cosquillas suaves y fuertes

A fines del siglo pasado, los psicólogos Stanley Hall y Arthur Allin definieron dos tipos de cosquillas: las suaves y las fuertes.

Un suave roce sobre la piel, por ejemplo con una pluma, produce cosquillas suaves. Este tipo de cosquillas no provoca risa, pero sí un deseo irresistible de frotar o rascar la zona afectada. Prácticamente cualquier parte del cuerpo es sensible a las cosquillas suaves que, a diferencia de las fuertes, pueden ser autoinfligidas.

Para producir cosquillas fuertes se requiere una acción más vigorosa. Este estímulo sólo es efectivo en zonas específicas del cuerpo. La respuesta inmediata varía desde la sonrisa a la carcajada. La psicóloga Christine Harris (Universidad de California en San Diego) determinó experimentalmente que las axilas son las partes del cuerpo más sensibles a las cosquillas fuertes. Le siguen, en orden decreciente de respuesta, la cintura, las costillas, los pies y las rodillas. Estados de la mente para dilucidar si la respuesta a las cosquillas requiere un estado particular de la mente, Harris y su colega Nicholas Christenfeld realizaron un experimento con estudiantes universitarios. Otros investigadores habían determinado que la reacción a un chiste o a una situación jocosa es más intensa si previamente se han escuchado otros chistes o situaciones jocosas. Los psicólogos piensan que se trata de un efecto de precalentamiento del ánimo. Teniendo esto en cuenta, Harris y Christenfeld separaron a los estudiantes en dos grupos. A uno de ellos le hicieron ver una recopilación de escenas graciosas extraídas de películas cómicas. El otro grupo no vio la recopilación. Y todos los estudiantes fueron sometidos a cosquillas. El resultado fue que los integrantes de ambos grupos reaccionaron con igual intensidad a las cosquillas. En otras palabras, el precalentamiento no afectó la respuesta. Para Harris y Christenfeld, este resultado sugiere que la risa por cosquillas no refleja el mismo estado mental que la risa producida por la comedia y el humor.

Los beneficios de las cosquillas en los niños

Las cosquillas además de ser una de las formas preferidas de los padres para jugar con sus hijos, también son beneficiosas para los niños.

El Diccionario de la Real Academia Española define las cosquillas como una sensación desagradable que experimentamos cuando nos tocan ciertas partes del cuerpo y que suele provocar la risa involuntaria.

Sin embargo, a pesar de esta negativa descripción, muchos especialistas médicos las aconsejan como terapia antiestrés y como un medio de conexión entre padres e hijos.

Está científicamente demostrado que las cosquillas estimulan los sentidos del niño, su sociabilidad y su capacidad de expresión. Además, ayudan a ejercitar los músculos, mejoran el sistema inmunológico y fortalecen el corazón.

Existen muchos tipos de cosquillas e infinitas maneras de utilizarlas: muchas mamás hacen cosquillas en los labios a su pequeño recién nacido para que les succione el pezón, otras se las hacen en los pies para que no se duerman mientras comen, algunas despiertan con ellas a sus hijos para que se levanten pronto y no lleguen tarde al colegio.

Más adelante, los padres y las madres hacen cosquillas a sus hijos para liberar tensiones y problemas entre carcajadas, o para hacer las paces. En cualquier caso, siempre recurren a ellas para intentar pasar un buen rato juntos.

Salvo que sean forzadas (ante cualquier muestra de desagrado por parte de los pequeños, hay que dejar de hacerlas), las cosquillas son un ingrediente positivo que favorece la unión familiar y el contacto con los seres queridos, nos ayuda a ser más felices y, según investigaciones recientes, ¡incluso alarga la vida!

Por qué no podemos hacernos cosquillas nosotros mismos

En la capacidad de predicción de nuestro cerebro. El cerebelo, situado en la parte trasera del cerebro, responde a los movimientos motores de nuestro cuerpo y, cuando existe intención de hacer un movimiento, es capaz de predecir cómo será basándose en experiencias anteriores. Sin embargo, no podrá hacerlo cuando otro nos hace las cosquillas, porque siempre se da ese factor sorpresa de no saber dónde nos van a tocar o cómo nos hará sentir.

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