Cronología del cine cubano I (1897-1936)

Cronología del cine cubano I (1897-1936)
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Autor(a)(es)(as)Arturo Agramonte y Luciano Castillo
Editorial:Ediciones ICAIC
PaísBandera de Cuba Cuba

Cronología del cine cubano I (1897-1936). Libro de los cineastas cubanos Arturo Agramonte y Luciano Castillo que presenta un resumen cronológico de las actividades cinematográficas que han tenido lugar en Cuba entre los años 1897-1936, dando continuidad a los datos relativos del mundo cinematográfico cubano ya expuestos en obras anteriores. Fue editado por Ediciones ICAIC en 2011.

Ficha bibliográfica

Título: Cronología del cine cubano I (1897-1936)

Autor: Arturo Agramonte, Luciano Castillo

Editorial: Ediciones ICAIC

Año: 2011

Editor: Maricel Bauzá Sánchez

Prólogo: Román Gubern

Páginas: 489

Comentando sobre el libro[1]

En 1966 Arturo Agramonte publicó una preciosa “Cronología del cine cubano”, editada por el ICAIC, y en 2008 María Eulalia Douglas completó aquel trabajo pionero con su “Catálogo del cine cubano (1897-1960)”, publicado por la Cinemateca de Cuba. Y ahora, con el título excesivamente modesto de “Cronología del cine cubano” aparece la apabullante investigación histórica de Agramonte y Luciano Castillo, una exhaustiva indagación que desborda largamente la modestia de su título. Pues nos hallamos, en efecto, ante una monumental investigación hemerográfica y archivística, insólita en el panorama de la historiografía de los cines nacionales.

El cine nació en Francia el mismo año en que murió José Martí y poco después de la desaparición del poeta cubano Julián del Casal (1863-1893), pionero del modernismo.

El cinematógrafo llegó a esa Cuba rica en contrastes culturales, llevado por la empresa Lumière, en vísperas del estallido de la guerra que la emanciparía de España y que en diciembre de 1898 traspasaría su tutela a los Estados Unidos.

El cine se convirtió en Cuba en un temprano espectáculo interclasista, que aunaba el prestigio de su cuna tecnológica francesa y sus contenidos populares. El país ofrecía la vitalidad de sus espectáculos escénicos y de variedades, además luz natural todo el año y variedad de paisajes urbanos, rústicos y marítimos, que los productores norteamericanos no tardaron en aprovechar.

En la competencia entre los empresarios franceses y norteamericanos por dominar las infraestructuras del cine cubano –como el sector de distribución-, muy pronto se impusieron los segundos.

Como se explica en este libro, para los productores independientes rivales de Edison, Cuba (como Florida) fue atisbada como una acogedora alternativa de California, pero el clima húmedo del trópico y el riesgo de fiebres desaconsejaron el proyecto. No obstante hubo una significativa producción norteamericana en la isla a principios de siglo, con títulos tan sorprendentes como In Old Madrid (1911), que dirigió Thomas H. Ince con Mary Pickford y Owen Moore, demostrando la polivalencia geográfica de “lo Spanish”. Al fin y al cabo, Cuba fue pronto percibida como un plató menos conflictivo que el mexicano, sacudido por las convulsiones revolucionarias (1910-17).

El “prologado pionerismo” del cine cubano sufrió una inflexión con la aparición del habanero Ramón Peón, activo desde 1920 y autor de títulos tan cimeros como La Virgen de la Caridad (1930) y de la mítica El romance del palmar (1938), con la carismática actriz Rita Montaner.

Como recuerdan los autores del libro, la creación del Cineclub de La Habana en 1948 marcó un hito en la cultura cinéfila cubana, ventanal abierto a los jóvenes inquietos, como Tomás Gutiérrez Alea, Néstor Almendros o Guillermo Cabrera Infante. Exactamente lo mismo ocurría entonces en la España sometida a la dictadura del general Franco. Y, como fruto de esas nuevas inquietudes, la aparición de El Mégano (1955), de Julio García Espinosa, supuso una inflexión fundamental, una nueva representación de la realidad a través de la cámara, muy influida por las lecciones del neorrealismo italiano. Fue, en cierto modo, la semilla del Nuevo Cine Cubano, que se expandió tras la fundación del ICAIC en 1959 y la vertebración de una política cinematográfica que tuvo a Cesare Zavattini entre sus faros teóricos. Años de ilusiones y esperanzas en los que no todos los proyectos pudieron llegar a buen puerto.

El libro de Agramonte y Castillo –imprescindible y exhaustivo inventario del cine nacional- es también una obra “en construcción” y se clausura en esa epifanía esperanzadora de un nuevo cine en busca de su renovada identidad cultural.

Los autores

Arturo Agramonte (1925-2003). Tuvo una intensa vida dedicada al séptimo arte, se desempeñó como historiador, docente, camarógrafo. Fue uno de los fundadores, en 1960, del Noticiero ICAIC Latinoamericano. Fue miembro fundador de la UNEAC, de la Unión de Periodistas de Cuba y miembro de honor de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica. Fue laureado con la Orden por la Cultura Nacional.

Luciano Castillo (Camagüey, 1955). Crítico de cine y ensayista cubano. Investigador acucioso del cine cubano. Autor de una vasta obra que resulta un sustancial aporte al conocimiento del séptimo arte. Ha promovido del cine a través de los medios de difusión masiva, así como la fundación y fomento de cine-clubes en su ciudad natal. Colabora con la sección En primer plano del portal Cubaliteraria. Con posterioridad, en el 2013, sería nombrado Director de la Cinemateca de Cuba.

Para esta obra realizaron una paciente y laboriosa investigación y cotejo en los archivos de periódicos y revistas de cada época y de entrevistas con personas que han intervenido directa o indirectamente en los hechos mencionados.

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Referencias

Fuentes

  • Datos. Consultado el 10 de octubre de 2023.