Débora (personaje bíblico)

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Débora
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Título«jueza» (mandataria, y también magistrada judicial)
PredecesorSamgar
SucesorGedeón
CónyugeLapidot

Débora. Personaje bíblico que fue la cuarta persona en ostentar el título de Juez (gobernadora) en Israel y también se desempeño como profetisa de dicho pueblo. A pesar de que el antiguo Israel era un estado netamente de hombres donde la mujer tenía un papel seundario, Débora llegó a ser mandataria de ese país.

Etimología

El nombre Débora tiene origen en el hebreo דְּבֹרָה֙(Deboráh) que significa Abeja. [1] El nombre aparece 10 veces en los libros de Génesis y Jueces identificando a dos personajes bíblicos, la nodriza de Rebeca y la profetiza y cuarta jueza de Israel. Las 10 veces donde ocurre el nombre:

  1. Genesis 35:8
  2. Jueces 4:4
  3. Jueces 4:5
  4. Jueces 4:9
  5. Jueces 4:10
  6. Jueces 4:14
  7. Jueces 5:1
  8. Jueces 5:7
  9. Jueces 5:12
  10. Jueces 5:15[2]

Biografía

Aparece en la lista de los «jueces» de Israel. Los creyentes en la Biblia afirman que debería haber existido hacia el año 1125 a. n. e.).

Según el Libro de los jueces 4, 4 y subsiguientes ejercía sus funciones "bajo la palmera de Débora", entre las aldeas de Ramá y Set-el, y allí era consultada por los israelitas de diversas tribus que deseaban resolver sus disputas, fueran estas disputas demasiado complejas para los jueces locales, o disputas intertribales. Por lo tanto, ejercía funciones de juez en el sentido corriente del término, y no en sentido militar. Probablemente fue el renombre de que gozaba debido a su capacidad jurídica y carismática, lo que llevó a los israelitas a consultarla ante los aprietos en que se encontraban bajo la opresión de Sísara.

Le ordenó a Barac que se lanzara a la guerra contra Sísara como jefe supremo de los israelitas, y ante su insistencia accedió a acompañarlo; el resultado fue la decisiva derrota de Sísara en la batalla de Cisón (Jue. 4.15; 5.19ss).

Se la describe (Jue. 4.4) como mujer de Lapidot (literalmente ‘antorchas’), y como "madre en Israel" (Jue. 5.7). Se ha argumentado que esta última frase significa "metropoli en Israel" (2 S. 20.19), y que se trata de una referencia a la ciudad de Daberat (Jos. 21.28; 1 Cr. 6.72), la moderna Deburiyeh, al pie del monte Tabor en su lado occidental; pero ni el relato ni el poema contienen elementos que nos preparen para la prominencia que súbitamente se le daría en este caso a un lugar tan poco importante.

El canto de Débora (Jue. 5.2–31a) ha sido preservado desde el siglo VI a. n. e. con su lenguaje prácticamente sin modernización, y por lo tanto constituye uno de los pasajes más arcaicos del Antiguo testamento. Evidentemente fue compuesto a la mañana siguiente de la victoria que celebra, y constituye una fuente importante de información sobre las relaciones entre las tribus en srael en esa época. Puede dividirse en ocho secciones: un exordio de alabanza (versículos 2–3); la invocación de Yahvéh (4–5); la desolación bajo los opresores (6–8); la convocación de las tribus (9–18); la batalla de Cisón (19–23); la muerte de Sísara (24–27); la descripción de las expectativas de la madre de Sísara mientras espera su regreso (28–30); y el epílogo (31a). La información precisa sobre lo que provocó la derrota de Sísara la obtenemos del cántico, más bien que del relato en prosa que encontramos en el capítulo 4: un turbión inundó el curso del arroyo Cisón y arrastró los carros de los cananeos (21), provocando la confusión en el ejército y convirtiéndolo en presa fácil de los hombres de Barac.

La gráfica y conmovedora descripción de la madre de Sísara (28ss) confirma para algunos que el cántico fue escrito por una mujer; pero si bien revela una especie de solidaridad, no hay en ella indicios de compasión.

Hay referencias a Débora no sólo en el versículo 12, sino probablemente en el versículo 7 también, donde la palabra hebrea qamtéÆ, que se repite, puede entenderse no como la primera persona del singular corriente ("me levanté") sino como una forma arcaica de la segunda persona del singular ("vos os levantasteis").

Profecía de Débora

Representación fantasiosa de la jueza israelita Débora.

Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim. Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.

Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.

Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?

Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes. Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él.

Y Heber Ceneo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y había plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes. Vinieron, pues, a Sísara las nuevas de que Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor. Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset- goim hasta el arroyo de Cisón. Entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.

Y Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie, mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset-Goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, hasta no quedar ni uno.

Y Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber el Ceneo; porque había paz entre Jabín (rey de tribu de Hazor) y la casa de Heber el Ceneo. Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: «Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor». Y Sísara vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta. Y él le dijo: «Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed». Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.

Y él le dijo: «Estate a la puerta de la tienda; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: “¿Hay aquí alguno?”, tú responderás que no».

Jael, mujer de Heber, esperó que Sísara se durmiera, y tomó una estaca de la tienda, y se le acercó calladamente y, aprovechando que él estaba cargado de sueño y cansado, le apoyó la estaca por la sien, y sosteniendo un mazo de madera en la otra mano, le atravesó el cráneo y la enclavó en la tierra; y así murió Sísara.

Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: «Ven, y te mostraré al varón que tú buscas». Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien.

Así abatió el dios Yahvé aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.

Referencias

Fuentes