El príncipe (libro de 1513)

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El príncipe
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Redactado por Nicolás Maquiavelo (1469-1527) en 1513, cuando se hallaba en el ostracismo a causa del triunfante retorno al poder de los Médicis
Título originalEl príncipe
Autor(a)(es)(as)Nicolás Maquiavelo
Editorial:Alianza Editorial
GéneroTratado
Edición2010
Primera edición1532
ISBN978-842-066-423-1
PaísBandera de España España

El príncipe. Tratado de teoría política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513, mientras este se encontraba encarcelado en San Casiano por la acusación de haber conspirado en contra de los Médici. El libro fue dedicado a Lorenzo II de Médici, duque de Urbino, en respuesta a dicha acusación, a modo de regalo. Se trata de la obra de mayor renombre de este autor, aquel por la cual se acuñaron el sustantivo maquiavelismo y el adjetivo maquiavélico.

Sinopsis

El Príncipe es un texto histórico-circunstancial de asesoramiento político, escrito por el florentino Nicolás Maquiavelo - Niccolo Machiavelli (1469-1527) en Italia el año 1513 y dedicado a Lorenzo de Médici, gobernante en ese momento de Italia. Se supone que Fernando el Católico y Cesar Borgia sirvieron de inspiración para el modelo que propone. El texto trata sobre temas políticos, que durante el Renacimiento se dieron bajo un género literario concreto, Las Utopías, en las que bajo la forma de descripciones de Estados ideales, se contienen alusiones a estados concretos y teorías políticas importantes. El fragmento de El Príncipe, nos muestra las cualidades que el gobernante de este Estado "Ideal" debe tener a juicio de su autor. Debe ser una persona amoral, indiferente entre el bien y el mal, debe estar por encima de ambos. En este "sistema político" por el que aboga Maquiavelo, se ha olvidado por completo la ética y la política que predicaron Platón y Aristóteles, ahora un hombre bueno, moral y honrado no puede, según el autor, ser un buen político. Resumiendo, todo el texto se basa en un único principio: "El fin justifica los medios".

Marco histórico

Es en la Florencia de los Médicis, cuya ciudad sufre sucesivas crisis, donde alumbra una conciencia política apoyada por “El Príncipe”. Son los comienzos de la Revolución Renacentista (transito de la Edad Media a la Edad Moderna), de cuyas bases surge posteriormente el modelo capitalista de organización de la economía. La fe en la razón y en el progreso se empieza a convertirse en alternativa a la fe cristiana y la parusía que había venido manteniendo en la Edad Media.

En esos momentos, Italia se encuentra invadida por fuerzas extranjeras (España y Francia), lo que hace que el autor refleje en esta obra, sentimientos de liberación nacional y la búsqueda de una unidad política, de las que su patria carece. La lucha contra la tiranía y el triunfo de la libertad impulsaran el desarrollo del pensamiento y el apoyo a la cultura, haciendo posible una valoración política de lo tradicional y providencialista. Son exponentes de esta época y con similar fin en sus obras: Lorenzo Bruni y Francesco Guicciardini; servidores también del Estado y con un amplio conocimiento práctico y teórico de la política, la economía y la sociedad en la que viven.

Argumento

En esta obra se plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médici, el cual para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de “El Príncipe”. Los cambios que propuso son extraídos de la observación y se deberían basar en realidades.

El autor, intuye que los valores y la moral tradicionales no se ajustan a la cambiante e inestable Europa renacentista. Por eso muestra al gobernante: “el arte de conquistar el poder”, al que identifica como el Estado. Es este arte la política del gobernante, y ha de estar exento de toda norma. El bien común radica en el poder y en la fuerza del estado, y no es subordinable en ningún caso a fines particulares (por muy sublimes que se consideren). Así el Estado podrá articular las relaciones sociales, garantizando que los hombres vivan en libertad a través de sus leyes. Solo así se logra el bien común, y todo lo que atente contra él puede ser rechazado, siendo cualquier medio lícito.

Resumen de la obra

En esta parte de su obra, Maquiavelo trata sobre los principados mixtos, viene a ser aquel que no es enteramente nuevo y posee un miembro añadido a un principado antiguo ya poseído, éste se asemeja mucho a los principados nuevos, tiene casi las mismas dificultades para conservar el poder. Los principados mixtos consisten en que los hombres, aficionados a mudar de señor, con la loca y errada esperanza de mejorar su suerte, se arman contra el que los gobernaba y ponen en su puesto a otro, no tardando en convencerse, por la experiencia, de que su condición ha empeorado. Ello proviene de la necesidad natural, en que el nuevo príncipe se encuentra, de ofender a sus nuevos súbditos, ya con tropas, ya con una infinidad de otros procedimientos molestos, que el acto de su nueva adquisición llevaba consigo. Se consideran varias estrategias para conservar este principado: la primera, eliminar el linaje del príncipe anterior y no alterar las leyes ni aumentar los impuestos. Asimismo, Maquiavelo aclara que los principados mixtos son los mejores en todo sentido.

Maquiavelo aconseja a los príncipes que deben ser amados y temidos simultáneamente. Pero como estas relaciones raramente existen al mismo tiempo, aclara que es preferible ser temido que amado. Fundamenta su pensamiento en que en el momento de una revolución, el pueblo puede que se olvide del amor, pero el temor siempre lo perseguirá. En consecuencia, si un soberano es temido hay menos posibilidades de que sea destronado. Además Maquiavelo aconseja que sobre todas las cosas uno siempre debe evitar ser odiado, ya que en esa situación nada impedirá que termine destronado. Para evitar ser odiado el príncipe nunca debe interferir con los bienes de sus súbditos ni con sus esposas, ya que argumenta que un subordinado olvida más rápido la muerte de su padre que la pérdida de sus riquezas.

El sentido contextual de Nicolás Maquiavelo respecto de ser "amado" y/o "temido", radica primordialmente en que debe haber un punto equidistante entre una y otra; toda vez que si bien es cierto un príncipe, entendiéndose no como tal, sino como la cabeza de un Estado, debe ser clemente y al mismo tiempo hacerse temer, en cierta manera, para mantener la firmeza del territorio que gobierna, no así si se pasa de temeridad pues será aborrecido, y no ser del todo indulgente, pues esto desencadena desorden y posteriormente la destrucción del Estado.

Autoritarismo o liberalismo

Los pensamientos de Maquiavelo sobre este tema fueron asignados a un capítulo entero en El príncipe. Él pensaba que es mejor ser autoritario, ya que cuando se es clemente o liberal se le da libertad tanto a las personas como a los hechos. Hechos tales como lo son las masacres y matanzas afectan a toda la población. En cambio cuando uno es autoritario evita los hechos que afectan a toda la población, y en vez sólo ejecuta a unas personas, para mantener el orden y el autoritarismo. Además, estas ejecuciones sólo afectan a unos pocos individuos.

Aquí, Maquiavelo nos dice que un príncipe siempre se debe preocupar por estas cuestiones y debe tener en cuenta que una postura neutral ante los problemas es en muchos casos una postura desventajosa y solamente retrasa los mismos. Nada que ver con su homónimo el arte de la guerra de Sun Tzu.

El Príncipe es el producto de una idea capital que lo informa en todos sus aspectos. Maquiavelo no había echado por la borda todo vestigio de la ética discernible en los Discorsi. En el último capítulo de El Príncipe, titulado Exhortación a liberar Italia de las manos de los bárbaros, proclama con apasionada sinceridad lo que constituye la idea rectora y motivante de la obra: Italia debe hallar su gobernante y sacudir el yugo extranjero.

Escribe: espero que algún príncipe... siguiendo estas normas mías, consiga enseñorearse de toda Italia y hacer de ella un país grande, compacto y rico como los otros que ahora predominan en Europa. El historiador objetivo se convierte ahora en un inflamado patriota que propugna la unidad de Italia. Al pesimismo y la carencia de escrúpulos han venido a suplantar de pronto la esperanza y aun la fe.

Para aceptar el papel de padre de la patria propone a Lorenzo de Médicis, duque de Urbino: vana exhortación, pues Lorenzo no pasaba de ser una figura secundaria que no ofrecía la menor esperanza.

  • No es, por tanto, necesario a un príncipe poseer todas las cualidades anteriormente mencionadas, pero es muy necesario que parezca tenerlas. E incluso me atreveré a decir que si las tiene y si las observa siempre son perjudiciales, pero si aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, integro, devoto y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria. Y si se ha de tener en cuenta que un príncipe, y especialmente un príncipe nuevo, no puede observar todas aquellas cosas por las cuales los hombres son tenidos por buenos pues a menudo se ve obligado, para conservar su Estado, a actuar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad, contra la religión. Por eso necesita tener un ánimo dispuesto a moverse según le exigen los vientos y las variaciones de la forma y, como ya dije anteriormente, a no alejarse del bien, si puede, pero a saber entrar en el mal si se ve obligado.
  • Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se deberá vivir, que quien deja a una lado lo que se hace por lo que de debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad.

Datos del autor

Nicolás Maquiavelo, autor del tratado

Nicolás Maquiavelo. Nació en Florencia en 1469, fue jurista, diplomático, político y escritor. Desempeña diversas embajadas hasta 1512 cuando con el regreso de los Médici al señorío de la ciudad, comienza una época de persecuciones contra él, que terminan en encarcelamiento (lo que intensifica su obra), tormento y destierro por sospecha de conspiración política. Un año después, en el retiro escribe “El Príncipe”.

Maquiavelo vivió algún tiempo en la corte del duque Valentinois, y en ella pudo ver muchos hechos y actitudes que aprovecho para la composición de su libro. Es autor además de Discursos sobre las Décadas de Tito Libio, Anales de Italia, Vida de Castruccio, Arte de la Guerra, Historia de Florencia (inconclusa), La Mandrágora (comedia), Clizia (comedia), Comedia en prosa (sin título), Belfegor (novela).

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Fuente

  • Maquiavelo, Nicolás. El príncipe. España : Alianza Editorial. 2010. 176 págs. ISBN 978-842-066-423-1
  • Artículo: Argumento del tema. Disponible en: Rincondelvago. Consultado el 17 de diciembre de 2015.
  • Artículo: Resumen del tema. Disponible en: Casadellibro. Consultado el 17 de diciembre de 2015.
  • Artículo: Datos biográficos del autor. Disponible en: Mgar. Consultado el 17 de diciembre de 2015.