Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco
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Obra Arquitectónica  |  (edificio)
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La Iglesia de San Francisco es la obra más extraordinaria de Quito. Se localiza en el centro histórico, en la calle Cuenca 477 y Sucre. Al frente una plaza, con su mismo nombre, la convierte en una obra arquitectónica imponente.
Descripción
Tipo:edificio
Localización:Ecuador
Uso inicial:Basílica
Uso actual:Basílica

Iglesia de San Francisco (Ecuador). Es un edificio católico que se yergue en medio del centro histórico de la ciudad de Quito, frente a la plaza del mismo nombre.

Historia

La imponente estructura ostenta el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de los centros históricos de toda América. Conocido como "el La imponente estructura ostenta el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de los centros históricos de toda América, y por ello es conocido como "el Escorial del Nuevo Mundo".

San Francisco es, además, una joya de la arquitectura continental por su amalgama de diferentes estilos armoniosamente combinados a lo largo de sus más de 150 años de construcción.

En el Quito prehispánico los actuales terrenos de la iglesia y convento de San Francisco fueron ocupados por el palacio real del Inca Huayna Cápac, ante el avance de los ejércitos comandados por los españoles desde el sur y la imposibilidad de defender la ciudad el general indígena Rumiñahui dispuso la destrucción total de la misma. En el incendio de la ciudad el palacio fue destruido y sepultado bajo una enorme cantidad de escombros y basura. Uno de los soldados de Rumiñahui fue el bisabuelo del indígena Cantuña, el cual como testigo ocular de los sucesos tenía pleno conocimiento de lo que se hallaba enterrado en el lugar. La construcción de la iglesia y convento de San Francisco inició alrededor del año 1537, apenas tres años después de la fundación española de la ciudad, con la terminación de un templo provisional que se mantuvo hasta 1550, cuando se inició la construcción del edificio actual y que fue culminado hacia 1680. Aunque el edificio fue oficialmente inaugurado en el año 1705.

El Cabildo de recién creada villa de San Francisco de Quito, en virtud del ordenamiento físico de la ciudad, en principio señaló a los franciscanos un área de terreno que equivalía a dos manzanas, cada una de 220 pies de longitud. Sin embargo en 1538, tras adjudicaciones sucesivas del mismo Cabildo, alcanzó una superficie de más de tres hectáreas. En 1533, sus límites, tanto al norte como al sur, coincidían con los de la Plaza de San Francisco, con lo que el solar quedaba frente con frente a la Plaza, sin excederse a ninguno de sus costados (hacia el occidente debió llegar hasta el actual coristado).

Cuando en 1537 fray Jodoco Ricke solicitó al Cabildo la entrega, por un lado, de unas tierras para los indios yanaconas que servían al Convento y, por otro lado, un pedazo más de tierra para éste, que se deduce que iba desde el coristado hasta la actual calle Imbabura. En 1538 el solar se extendió hacia el norte; es decir, desde el Claustro Principal hasta las actuales dependencias de la policía; en esta ocasión, fray Pedro Gosseal solicitó a los «señores del Cabildo le hagan merced de un pedazo de tierra para huerta para metello (por meterlo) en la casa de san francisco porque haze un giron la tierra e porque vaya derecho». Una calle de oriente a occidente, que conservaba el ritmo de la cuadrícula de damero y prolongación de la actual calle Sucre, dividía el Convento de la huerta; esta calle debió haberse cerrado definitivamente a mediados del siglo XVII, a propósito de la construcción de los dos Claustros contiguos al Principal.

Construcción

«Con todo lo que he invertido en su iglesia, y en las torres que sobresalen en la ciudad, debería verlas desde aquí» fue la primera expresión de Carlos V, Rey de España, para hablar del conjunto monacal y clerical de San Francisco que estaba financiando en la novel villa de Quito, en tierras del Nuevo Mundo. Inmediatamente después, en tono muy orgulloso, declaró aquella célebre frase de que en sus imperios jamás se ponía el sol.

Primera etapa: Comprende un período de quince años: entre 1535, con la construcción de la iglesia y residencia provisional de los religiosos, y mediados de la década de 1650, con la construcción de la casi docena de claustros adyacentes al principal. Este es considerado el periodo constructivo más importante del complejo.

Se desconoce quiénes levantaron los planos originales del complejo, aunque la hipótesis más aceptada es que fueron enviados desde España, basados en el estudio topográfico de Ricke y Gosseal. Puede también suponerse perfectamente que vinieron de España arquitectos para la construcción del monasterio franciscano, arquitectos que conociendo prácticamente el terreno, supieron aprovechar de su inclinación, para el trazo y ejecución de aquella admirable grada y hermoso pretil, sobre el cual, se ostenta la artística y severa fachada de la iglesia. Aunque también hay quienes apoyan la teoría de que fueron Ricke y Gosseal quienes hicieron todo el trabajo desde el inicio al final.

Sin embargo se conserva el nombre de fray Antonio Rodríguez, natural de Quito, y gran arquitecto que floreció a mediados del siglo XVII, como autor que fue de una gran parte del convento y de otra joya de la arquitectura colonial quiteña: el templo de Santa Clara. Se conserva también, entre los papeles del archivo del convento, una memoria manuscrita de 1632 en la que se habla de Jorge de la Cruz y su hijo Francisco, que trabajaron en la construcción del templo durante la primera época, es decir, la de fray Jodoco Ricke; por cuyos servicios éste les dio, de acuerdo con el cabildo, unos terrenos de las canteras para arriba hacia el Pichincha. En dicha Memoria se especifican algunas de las obras que aquellos obreros trabajaron: «(...) por paga de la hechura de esta iglesia y capilla mayor y coro de San Francisco, porque el convento no tiene con qué pagarles se les da posesión legal de los terrenos sobre las canteras y hacia la montaña del Pichincha(...)»

Arquitectura

Si se hace un análisis puntual de su ambiente arquitectónico, se va a notar que en San Francisco pervivió la tipología clásica de los monasterios medievales. En esto la distribución espacial partía de la iglesia, su eje rector, y desde allí se abrían las galerías claustrales en donde normalmente se distribuían las celdas, el refectorio, la sala capitular, la bodega y el locutorio. La forma definitiva era el patio cuadrangular, con sus respectivas cuatro pandas o galerías; contribuyendo, las principales, a denominar su panda respectiva: panda de la sala capitular, panda del refectorio, panda de conversos, panda del mandatum.

La iglesia, en el caso de San Francisco, constituye igualmente el centro de ese orden. A partir de ella se proyectan las cuatro galerías claustrales, todas del mismo tamaño, en las que se han conservado por lo menos dos elementos de los monasterios de la Edad Media: el refectorio y el dormitorio. Sin embargo, no se ha destinado ninguna panda a la sala capitular, que en San Francisco nunca existió. En realidad no se puede conocer con exactitud qué otras dependencias se distribuyeron alrededor de las cuatro crujías claustrales y dónde estuvieron localizadas, sin embargo, y de acuerdo a fray Fernando de Cozar, para época más tardía (1647) en el Claustro estaban la Sala De Profundis, el Refectorio, la biblioteca junto a las aulas de arte y teología, la Portería y una pequeña iglesia con sacristía. La galería adyacente de la iglesia, el mandatum, debió haber tenido bancas para lectura en atención a las normas antiguas de organización espacial.

Pero igualmente, la compleja red de dependencias que se organizó a su interior recreó un microcosmos propio y autosuficiente, similar al de los monasterios medievales. Como en estos, en San Francisco, a más de las dependencias básicas tenemos las dedicadas a salud, educación, oficios, huerta e inclusive una cárcel (para mantener la estricta disciplina conventual). La cocina, la enfermería y la botica funcionaban en el Claustro de Servicios.

El conjunto arquitectónico de San Francisco de Quito estuvo necesariamente ligado a su entorno urbano. Existen tres espacios que definieron las relaciones con el mundo exterior:

  • La plaza, que era un espacio netamente urbano, perfectamente demarcado, que conectó a través de varias actividades (tianguez, doctrina, mercado, abastecimiento de agua) a los religiosos y a los civiles.
  • El Atrio, que fue el que sin dejar de cumplir funciones urbanas, tuvo características mucho más sagradas que la plaza. Éste, al menos durante los siglos XVI y XVII, fue lugar de enterramiento del común del pueblo. Este espacio está precedido por una escalera mitad cóncava y mitad convexa, inspirada en un diseño de Bramante según unos13 y de Bernini según otros.7
  • La iglesia y capillas, que eran lugares propiamente sagrados.

Ubicación

Se encuentra ubicada al extremo sur del atrio, y que está dedicada a la veneración de la Virgen de los Dolores y de San Lucas, el evangelista.

Fuentes

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