Jardín Botánico de Edimburgo

Jardín Botánico de Edimburgo
Información sobre la plantilla
Institución con sede en Bandera del Reino Unido Reino Unido
Kew Gardens.jpg
Es un jardín donde abundan especies y variedades. Consta de 28 hectáreas de terreno y cada una de las zonas está dedicada a un tipo de vegetación.
Fundación:1670
País:Bandera del Reino Unido Reino Unido

El Real Jardín Botánico de Edimburgo. (Royal Botanic Garden). Constituye un centro experimental y de conservación de la naturaleza. El jardín consta de 28 hectáreas de terreno y cada una de las zonas está dedicada a un tipo de vegetación, aunque todas están especialmente cuidadas. Entre las zonas que tienen más éxito entre los visitantes destacan el Jardín Chino, el Jardín Conmemorativo de la Reina Madre, el Jardín Abolado, o el Jardín de la Roca.

Ubicación

Jardín Botánico de Edimburgo se encuentra en el nº20A de Inverleith Row, Edimburgo, Escocia, EH3 5LR Reino Unido 55°57′56.17″N 3°12′23.98″O. Está abierto todos los días. El acceso al jardín botánico es gratis.

Antecedentes históricos

El Real Jardín Botánico de Edimburgo, capital de Escocia, es el segundo en antigüedad de Gran Bretaña, después del de Oxford, fundado en 1621. Tuvo su origen en 1670, cuando únicamente era una pequeña extensión dedicada al cultivo de plantas medicinales. Su primitivo emplazamiento ha ido modificándose hasta los terrenos que ocupa en la actualidad, que son mucho más amplios. Las colecciones de plantas y árboles han ido siendo trasladadas, a veces con gran dificultad. En 1820, William Mc Nab, encargado de supervisar las operaciones de traslado, inventó una máquina de trasplantar árboles y, gracias a sus buenos oficios, la mayoría de ellos enraizaron sin dificultad en los nuevos terrenos.

En 1889, el jardín pasó a depender absolutamente de la Corona, que hasta entonces había subvencionado sólo en parte su mantenimiento. En esa época conoció un gran desarrollo, pues se comenzó la construcción del jardín de rocalla y de una nueva serie de invernaderos. Se convirtió en un importante centro de investigaciones botánicas y taxonómicas, especializado en la flora de China y del Himalaya.

Las expediciones botánicas que organizó George Forrest desde 1904 a 1932, fruto de las cuales fueron los 40.000 especímenes vegetales vivos o desecados que se obtuvieron, supusieron una enorme aportación en este sentido. El interés por la flora asiática se ha seguido manteniendo en Edimburgo, que dispone de importantes colecciones, entre las que destacan las de rododendros (Rhododendron) y primaveras (Primula).

Este lugar cuenta, además, con tres filiales: Benmore, Logan y Dawyck, que pueden visitarse durante los meses de verano. En Edimburgo, el Real Jardín Botánico está abierto todo el año, excepto el día de Año Nuevo.

El Jardín

Es un jardín donde abundan especies y variedades de Erica, Calluna y Daboecia se encuentran dispuestas del modo más favorable para que puedan apreciarse sus floraciones. Gracias a una cuidadosa selección que escalona las floraciones, el jardín de brezos ofrece un maravilloso espectáculo de colores a lo largo de casi todo el año. El jardín de rocalla es contiguo al anterior. Se remodeló entre 1908 y 1914 utilizando rocas de conglomerados y areniscas seleccionadas. Entre las rocas crecen las plantas adaptadas a este tipo de hábitat, que muy a menudo se confunden con las plantas alpinas o de alta montaña (éstas pueden encontrarse en un invernadero alpino), cubriéndolas en muchos casos por su porte rampante. Pueden verse coníferas y rododendros enanos, arbustos trepadores y plantas herbáceas, en inmensa variedad de color y forma.

El jardín silvestre o forestal tiene una disposición muy poco formal, a imitación de un bosque. Los grupos de árboles están separados por praderas y aquí y allá están diseminados arbustos de hortensias (Hydrangea) y camelias (Camellia), que ocupan el lugar equivalente al sotobosque. Entre las especies arbóreas de interés para el visitante, están las sequoias gigantes (Sequoiadendron giganteum), las sequoias rojas (Sequoia sempervirens) y las piceas de Brewer]] (Picea breweriana), así como diversas especies de magnolios. No faltan los rododendros, tan abundantes y variados en todo el jardín.

De allí se pasa al jardín de turba, llamado así porque está dedicado a especies que sólo prosperan en medios de acusada acidez. Los bloques de turba, colocados en forma de terrazas, tienen un pH de 4 o menos, lo que da idea del valor de esta colección de arbustos y herbáceas, cultivados en condiciones que raramente se ven reproducidas en la naturaleza. Es posible contemplar maravillosos ejemplares de Trillium, orquídeas como Dactylorrhiza y arbustos como la chaura (Gaultheria) o Pernettya.

El arboreto es la zona más amplia del jardín y está dedicado a los árboles y arbustos. Contiene, entre otros, valiosos especímenes procedentes del Himalaya, China occidental y Norteamérica. Una de las colecciones más completas es la dedicada al género Quercus (al que pertenecen los robles y encinas). También pueden verse muchas especies y variedades de manzanos (Malus), serbales (Sorbus), arces (Acer), tilos (Tilia), álamos (Populus), etc.

Entre los árboles más interesantes, hay que destacar a Tetracentron sinense, procedente de China y Birmania, que presenta un curioso y geométrico aspecto, pues cada rama agrupa muchas ramillas que sólo producen una hoja cada una.

Desde el arboreto se llega al paseo de los rododendros, uno de los orgullos de este de este Jardín Botánico. Allí puede contemplarse un verdadero despliegue de colores en casi todas las épocas del año, pues las floraciones se escalonan. Además de ser una colección bellísima y botánicamente muy completa, estos rododendros cumplen aquí una función: la de proporcionar sombra y abrigo a muchas especies de plantas herbáceas, entre ellas una colección de peonías (Paeonia), que sólo incluye especies silvestres y ningún híbrido cultivar.

También pueden contemplarse soberbios ejemplares de bambú (Arundinaria), Rodgersia, Sophora, Cotoneaster, etc. En el centro del paseo existe un salón de té donde puede hacerse una parada para tomar un refresco o una infusión. Luego se alcanza una zona llamada "copse" (corrupción de coppice, soto, bosquecillo). Rodeada por setos protectores de coníferas y acebos, engloba plantaciones de arbustos, arbolillos y árboles. Pueden verse ejemplares de rododendros, Eucryphia, Nothofagus, Araucaria, etc. A un lado de esta zona se encuentra el jardín de demostraciones, dedicado a plantas herbáceas perennes. Frente al bosquecillo se alza una serie de edificios, dedicados al cultivo y exhibición de plantas que requieren condiciones especiales debido a su origen.

La casa nº 1 está dedicada a los cactos y crasas. Los ejemplares están colocados por su procedencia geográfica, y es curioso observar aquí la confirmación de lo que los biólogos llaman "evolución convergente": es el desarrollo de similares características en especies no emparentadas y geográficamente muy distantes. El ejemplo más asombroso lo constituyen los cactos columnares de América y las euforbias de África.

La casa nº 2 contiene plantas acuáticas de países cálidos, que se agrupan en torno a un estanque. También se han dispuesto, en las zonas más secas, cactos y crasas que requieren mayor humedad que la que les proporciona la casa nº 1, como Selenicereus (reina de la noche) e Hylocereus. Las plantas de clima cálido se encuentran en la casa nº 3: Acacia, Eucalipto, Cobaea, etc. Desde aquí puede pasarse a la casa nº 4, consagrada a las acuáticas tropicales, con un estanque y acuarios con peces de agua fría y templada.

La casa nº 5 exhibe helechos de las más diversas procedencias. La nº 6 está dedicada a las Cicadáceas y a las orquídeas. En un edificio aparte, se encuentran las plantas tropicales de rocalla y de turba. Los invernaderos de Palmáceas y plantas alpinas merecen una especial atención, así como la Sala de Exhibiciones, donada por un benefactor anónimo. Inaugurada en 1970, presenta exposiciones dedicadas a ilustrar diversos aspectos de la vida de las plantas.

Es inexcusable una visita a la pradera de las azaleas. Pertenecen éstas al género Rhododendron, pero se distinguen de los rododendros típicos en que poseen flores con 5-10 estambres y hojas generalmente caducas y sin escamas. El estanque se encuentra muy cerca y en él pueden admirarse nenúfares (Nuphar), espadañas (Typha) y otras plantas semiacuáticas, helechos, arbustos y árboles que lo rodean.

Finalmente, haremos referencia al valioso herbario y a la importante biblioteca, que acoge a más de 75.000 volúmenes. Son el complemento indispensable para la investigación científica de un jardín como el Botánico de Edimburgo.

Fuente