José Eustaquio Palacios
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José Eustaquio Palacios. Fue un escritor Colombiano de los más representativos del Siglo XIX, además autor de poemas y sonetos, e impuso su reflexión sobre la gramática y literatura Castellana. También fue importante su aporte en elementos de Literatura Española.
Biografía
Nació en Roldanillo Valle del Cauca el 17 de febrero de 1830. María Rosa Quintero Príncipe, su madre, fue descendiente de un capitán de Francisco Pizarro que participó heroicamente en la conquista del Tahuantinsuyo inca. Juan José Palacios, su padre, provenía de un linaje que se remontaba a los primeros españoles que pisaron América y uno de ellos, el bisabuelo de José Eustaquio, acompañó a Sebastián de Belalcázar en la fundación de Santiago de Cali. Fue bautizado el 17 de septiembre, por el cura Aguirre, y fueron los padrinos Santiago Aguirre, sobrino del cura, y Ramona Palacios, su tía.
Pasó sus primeros años de 1833 a 1835, como todos los niños, jugando, aunque nunca fue un niño alegre, pues el temperamento melancólico lo dominaba, y aunque sus padres fueron muy pobres nada le faltó en sus primeros años de vida. José Eustaquio y sus siete hermanos se criaron en el campo, criando cerdos y los fines de semana bajaban al pueblo y visitaban la Iglesia de San José o la Concepción.
Como todos los jóvenes de su época, le inculcaron la veneración a la Virgen de Chiquinquirá y desde pequeño su padre lo instruyó a la usanza de la época, en la fe católica y repasos del Manual de Urbanidad de Carreño, que el muchacho buscaba refugio en las otras lecturas que llegaban los días que visitaba la Hacienda La Negra, propiedad de Santiago Palacios, su tío. Su juventud coincidió con las guerras intestinas y en esos años turbios de la patria, la pujante familia acabó sumida en una nobleza venida a menos. La leyenda dice que siendo un niño, Eustaquio luego de hacer un mandado a su tía recibió unas monedas, que otro niño en su lugar los hubiera gastado en cocadas, pero que el novel escritor gastó en la compra de un cuaderno.
En 1844 el joven José Eustaquio, tal fue su nombre de pila, ingresó al convento de San Francisco de Cali en cuyos claustros recibió cátedras de gramática y latín, aritmética, geografía e historia. Durante aquel tiempo sobresalió por su clara inteligencia y porque tuvo una especial predisposición para el aprendizaje de la lengua latina.
Desde joven se inclinó por el oficio de seminarista. En 1848 viajó a Bogotá en compañía de Fray Mariano Bernal, y continuó sus estudios en el Convento Máximo de San Francisco. En un momento crítico de su vida, declinó la posibilidad del sacerdocio y prefirió regresar a Popayán a culminar sus estudios de abogado.
En 1856, se casó y por cinco años se dedicó a su familia y a sus incursiones literarias, pero en 1863, presionado por sus amigos y seguidores, llegó a la presidencia del Cabildo Municipal de Cali.
Pensamientos y Obra
En 1866, decide hacer un alto en el camino y ejerce la docencia. Como rector del Colegio Santa Librada, fue profesor de español, latín, italiano, geografía y filosofía. En una imprenta de su propiedad imprimió sus primeras obras, una serie de cartillas educativas. Los títulos "Oraciones Latinas", "Lecciones de Literatura" y "Gramática Castellana", tuvieron gran éxito y se reeditaron en varios países latinoamericanos.
Durante muchos años escribió un largo poema épico que vio la luz en 1874, con el nombre Esneda o amor de madre y con el cual obtuvo un premio en el diario La Estrella de Chile. En 1878 lanza el semanario 'El Ferrocarril del Cauca', al que le dedica los mejores años de su vida. Allí se turnaba redactando noticias, haciendo las reseñas literarias, produciendo esquelas mortuorias, corrigiendo columnas de opinión y especialmente configurando sus extensas notas relacionadas con la comunidad educativa que tanto prestigio le dio a su pluma.
'El Alférez Real' se publica en 1886. La novela retrata la época tomando como excusa una historia de amor entre doña Inés y Daniel, un joven huérfano sin abolengo. Con un lenguaje muy erudito y barroco, tiene por mérito mezclar las crónicas de indias y la tradición latina, aunque con el tiempo, ciertas posturas merecen hoy una revisión histórica, en especial la apreciación de Palacios acerca de la esclavitud.
Muerte
El martes 6 de febrero de 1898, después de una cena, sufre un desmayo y en la caída golpea su cabeza. Al poco tiempo muere. Sus restos descansaron en el convento de La Merced para posteriormente ser exhumadas y guardadas en el convento de San Joaquín.
