La esposa e hijos del pintor

La esposa e hijos del pintor
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Datos Generales
Autor(es):Víctor Manzano y Mejorada
Año:1864 - 1865
País:Bandera de España España
Datos de la Pintura o dibujo
Técnica:Óleo Lienzo
Dimensiones:160 X 112 cm
Localización:Museo del Prado(No expuesto)

La esposa e hijos del pintor. Es un Óleo sobre lienzo pintado por Víctor Manzano y Mejorada en entre los años 1864 - 1865.

Historia

En 1864, un año antes de que la epidemia de cólera segara la vida de Víctor Manzano a los treinta y cuatro años, éste pintó uno de los cuadros más tiernos de su esposa y sus hijos en el interior de su residencia en la madrileña calle del Progreso.

La obra

De cuerpo entero, sentada en una butaca y ataviada con un vestido de raso gris aparece la imagen de Adela Pastor, hija de Luis María Pastor, reconocido tratadista económico que ocupó la cartera de Hacienda en el gobierno de Lersundi en 1853, fue director general de la Deuda Pública en 1856 y diputado a Cortes en varias legislaturas, además de senador vitalicio desde 1863 hasta 1872. Casó Adela con Víctor Manzano el 3 de enero de 1860 y fruto de su matrimonio fueron los dos hijos que aparecen en el retrato.

Sentadito en el regazo de su madre está el hijo menor, Carlos, nacido hacia 1862, que llegaría a ser un discreto pintor, escasamente reconocido, discípulo de Miguel Jadraque y Alejandro Ferrant, y que presentó con asiduidad obras de género, paisaje y retrato a las exposiciones nacionales desde 1890 hasta 1936. Fue también copista ocasional del Museo del Prado, institución a la que, junto con su esposa, otorgaría en testamento este retrato colectivo y otros individuales de la prole del pintor, además de su propio autorretrato. De pie y apoyado en las rodillas de su madre, el hijo mayor, Fernando, nacido hacia 1860, que llegaría a ser músico y compositor del género chico, trabajando junto al maestro Chapí en los libretos de las zarzuelas Las doce y media y sereno y El mismo demonio que se estrenaron en Madrid en 1890 y 1891, respectivamente.

Como es de suponer por su prematura muerte, es relativamente escasa la producción pictórica de Manzano, y si bien la mayor parte de su pintura reconocida son composiciones de carácter o ambientación histórica muy al gusto de la época que le tocó vivir, es en el retrato donde se explaya con la naturalidad y la delicadeza que la cercanía familiar o de amistad le sugieren.

Esta escena doméstica, alejada de las poses convencionales y en un plano muy próximo, parece captada en el sosiego del hogar, en un momento de dedicación materna al ocio infantil, sugerido a través del juguete que arrastra con un cordón el niño mayor. La naturalidad de la figura de la madre, de perfil, con el pie izquierdo apoyado en un escabel para asentar el cuerpo del pequeño en sus rodillas, con la mirada en sus hijos, ajena en cierta medida al protagonismo del retrato, refuerza el rol protector de su maternidad y contrasta con la actitud infantil de los niños. Éstos posan de frente sintiéndose elementos imprescindibles de una escena tomada en el ámbito íntimo del salón de su casa, ambientado con la chimenea de mármol al fondo sobre la que descansa un vaciado del Dioniso Capitolino, modelo de época adrianea asociado a la fertilidad, que fue muy utilizado para decorar las residencias de la burguesía isabelina y que quizás fuera un recuerdo del período de aprendizaje del pintor en Roma. Por otra parte, la indumentaria que portan los tres corresponde también al estatus social que disfrutó la familia Manzano y siguiendo los dictados de la moda, el niño mayor luce el traje escocés de falda de pliegues a cuadros, que se impuso, para varones de corta edad, primero en Inglaterra, después en Francia y a mediados de los años sesenta en España. Igualmente el vestido femenino de falda voluminosa de raso o seda y de amplio frunce en colores grises y negros, con adornos superpuestos de alamares fue un modelo que se propagó entre las clases acomodadas de la sociedad de esta década. Concebido para ser presentado en la Exposición Nacional de 1864, en cuyo catálogo aparece reflejado con el número 227, sin embargo no participó en la misma ya que según Mélida, su biógrafo personal, el cuadro no estuvo acabado en diciembre, fecha de presentación del certamen. En 1865 lo terminaría y quedó, inédito, entre las pertenencias familiares del pintor.

Fuente